Yo te llevo desde niño muy adentro te he encontrado en el pájaro y la flor, en la lluvia, en la tierra y el silencio, y en mis sueños cada noche estabas tú.
Desde entonces, quiero darte siempre gracias porque puedo darme cuenta de tu amor, beberé de tu cuerpo y de tu sangre, y por siempre te daré mi corazón.
Como no creer en Dios si me ha dado los hijos y la vida. Como no creer en Dios si me ha dado la mujer querida.
Como no creer en Dios si lo siento en mi pecho a cada instante en la risa de un niño por la calle o en la tierna caricia de una madre.