LA HISTORIA
Desde el 29 de noviembre de 1932 al 3 de enero de 1933, cinco niños fueron testigos de las apariciones de la Virgen María, en la ciudad de Beauraing, a 20 kilómetros de Dinant, Bélgica.
Había acabado la Primera Guerra Mundial y el mundo atravesaba la Gran Depresión. Pronto llegaría una Segunda Guerra Mundial con sus millones de muertos y heridos.
Entre tanto, la Virgen se aparece más de 30 veces a Gilberte y Andree Degeimbre, Gilberte, Fernande y Alberto Voison. Todos ellos entre los 9 y 15 años.
Vieron a la Virgen sobre el puente toda iluminada y con un gran corazón de oro. Al principio nada les dijo y nadie les creyó. Pero María fue transmitiéndoles un fervor enorme y un deseo de oración muy intensa. Al final habló y les dijo la necesidad de orar, de ser buenas personas y que Ella se encargaría de convertir a los pecadores.
Poco tiempo después el matrimonio Voison, pertenecientes al Partido Socialista y alejados de la fe católica, se convirtieron, recibiendo de nuevo los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión.
Miles de personas acudían a la Santa Misa y a rezar el rosario con fervor. Pronto las apariciones de Beauraing se convirtieron en el centro de peregrinaciones más importante de Europa Central.
El último mensaje que nos dejó la Virgen en la persona de Fernande, fue la necesidad de sacrificarse por Ella y por su Hijo Jesucristo. Pocos años después de las apariciones, Hitler invadió Bélgica y Beauriang se convirtió en el foco de la esperanza cristiana para los belgas y gran parte de europeos.
En las dificultades y situaciones extremas, María nos enseña su Amor y la exigencia del sacrificio para llevar una vida cristiana auténtica y plena.
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