Hebreos 1:3: “El cual (Jesús), siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su (Padre) poder... se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Este pasaje hace una clara distinción entre el Padre Dios y el Hijo. En el mismo verso 3 se dice que Cristo está sentado “a la diestra de la Majestad”, o como Pedro dice: “A la diestra de Dios” (1 Pedro 3:22). También Pablo habló en Efesios 1:17 de Dios como “el Dios de nuestro Señor Jesucristo.” Semejante lenguaje como éste, el cual abunda en la Escritura, no armoniza para nada con la doctrina de la Trinidad, o de la Deidad de Cristo.
Con el fin de obtener una visión práctica del verso en cuestión (v.3), el cual ha sido difícil de comprender, el lector haría bien en colocar entre paréntesis a la palabra “siendo”. Luego veremos que Jesús es el representante de Dios reflejando Su gloria, la imagen de su Persona (no “Personas”) o sustancia.
Según la Biblia, la “autoridad” y el “poder” manifestado por Cristo le fue delegado a él por el Padre como se pueden ver en los siguientes textos: Mateo 28:18; Juan 5:19,36; 8:28; 12:49; 14:10; Hechos 2:22; 2 Corintios 13:4.
Las palabras que él habla, y la vida que ahora él vive, son por el poder (dinamis) de Dios (2 Corintios 13:4). Cuando Cristo dijo: “Todo poder me ha sido dado” (Mateo 28:18), él usó una palabra griega diferente (exousia), que significa “privilegio” o “autoridad”.
Ahora bien, si aceptamos que la imagen de Cristo con la de Su Padre es una sola, o la misma, en el sentido literal de la palabra, haciéndolo a él igual a Su Padre; entonces nosotros, quienes “seremos hechos conforme a la imagen de Su Hijo” (Romanos 8:29), seremos parte de la Deidad, e iguales a Dios y a Cristo. A Través de la imagen Cristo, nosotros absorberemos la imagen de Dios Padre.
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