Efesios 4:30: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios...”
Los Trinitarios suelen usar este texto para “probar” que al Espíritu Santo se le puede contristar o entristecer. Afirman que si se entristece es porque tiene sentimientos, y si tiene sentimientos, entonces es una persona.
Pero si este razonamiento es correcto, entonces el corazón de David era una persona individual, aparte de él. Fijémonos lo que dice 1 Samuel 24:5: “Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl.” Pues bien, notemos que “el corazón de David” se turbó o se conmovió o se alteró porque había cortado la orilla del manto de Saúl. ¿Acaso diremos que el corazón de David es una persona por el hecho que se conmovió o se turbó? Nótese que sólo una persona puede conmoverse o turbarse por algún hecho crucial. Pero, ¿prueba ello que el corazón de David es una personalidad pensante e independiente de David? De igual modo, el Espíritu de Dios puede ser entristecido, sin que esto signifique que el Espíritu Santo sea una persona aparte de Dios. Es una forma de hablar Hebrea. El corazón es una parte de la persona, en este caso de David. Así, el corazón de David no era David mismo obviamente, sino parte de su ser. De igual modo, el Espíritu Santo de Dios, sale de Dios y es parte de Su esencia, pero no es Dios mismo.
Ahora bien, quien en realidad se turbó o conmovió no fue el órgano de David llamado corazón, sino el mismo David, representado por su corazón. Y en el caso del Espíritu Santo de Dios, el que se contristó realmente no fue el Espíritu Santo de Dios, sino Dios mismo que está representado por su Espíritu Santo. Rechazar al Espíritu Santo es rechazar a Dios Padre quien lo envía. Pero el Espíritu Santo, como el poder y la voluntad de Dios, no es una persona en sí misma.
También en el Salmo 51:17 leemos que el corazón puede ser contristado o sentir pesar de haber ofendido a Dios. Dice el Salmista David, lo que sigue: “...Al corazón CONTRITO y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” Es decir, el corazón puede sentir pena por haber faltado a Dios. No obstante ello no quiere decir que el corazón sea una persona con sentimientos.