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General: Guerra con Roma y la Caida del Templo (Simon Eleazar)
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De: BARILOCHENSE6999  (message original) Envoyé: 23/01/2012 01:12

Guerra con Roma y la Caída del Templo [298]

 


Introduccion

 

El profeta Daniel profetiza sobre las Setenta Semanas de Años que cubren el período a partir de la orden de construcción del Templo en Jerusalén hasta su destrucción en el 70 AD. La historia se relata en el papel La Señal de Jonás y la Hisatoria de la Reconstrucción del Templo [013].

 

Daniel 9:25-27 “Entiende y comprende; desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y setenta y dos semanas; plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos.. 26: Y después de las sesenta y dos semanas, será suprimido un mesías, y no será de él; y destruirá la ciudad del santuario el pueblo de un príncipe que vendrá .Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados. 27: El concertará con muchos una firme alianza durante una semana; y durante la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la oblación; hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador." (Biblia Jerusalén)


Sabemos que el primer ungido era Nehemías, gobernador de Judá, que construyó los muros y proveyó al Templo con Esdras el escriba. Eso fue en el reinado de Artajerjes II. Esdras murió en 323 AC, el mismo año que Alejandro Magno, y el canon fue copilado y cerrado alrededor del 321.

 

El fin de las siguientes sesenta y dos semanas de años vieron a otro ungido cortado y ese fue Santiago, Obispo de Jerusalén y hermano de Jesucristo. Después del martirio de Santiago en Jerusalén, la Iglesia estuvo a cargo de Simón  (Simón José) el primo de Jesucristo e hijo de María y Clofas. María era la hermana de Maryam (Miriam), la madre de Cristo.

 

Simón se hizo cargo de la iglesia y huyeron a Pella, habiendo sido advertidos por el texto del profeta Daniel. La Iglesia pasaba grandes penurias y generalmente era sustentada por las Iglesias  en Asia Menor.

 

El texto en Daniel dice que el príncipe que vendrá concertará con muchos una firme alianza durante una semana; y por la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Prosigue diciendo que sobre el ala de la abominación vendrá uno que hace desolación hasta que el fin decretado sea vertido sobre el desolador. La última sentencia cubre una gran cantidad de tiempo y no se relaciona con las setenta semanas  de años, si no más bien hasta la destrucción del sistema referido.

 

La semana de años a la que se refiere es desde el 62 hasta el 69 AD y el último año es el 70 AD.

 

La culminación era al final de los 490 años o Setenta Semanas de Años. Antes de la Pascua en 70 AD, según informes el 1 Abib, el ejército romano sitió a Jerusalén. Esto era el Año Nuevo. También era exactamente en el fin de .los "Cuarenta Años de Arrepentimiento" dados a Judá desde la Pascua del 30AD.


La última semana de años  eran los siete años que conducían a este día. En ese tiempo la iglesia huyó a Pella al comienzo de la semana, después de la muerte de Santiago. En la mitad de esa semana (o período sabático), toda una serie de problemas le acontecieron a Judea. Las dos facciones de judíos se apoderaron de la Ciudad de David y del Monte del Templo, y comenzaron a guerrear el uno con el otro desde estas fortalezas. Josefo registra los desastres. El dice que los romanos no les hicieron peores cosas que las que se hicieron entre ellos mismos.


Emile Schürer (History of the Jewish People in the Age of Jesus Christ( Historia del Pueblo Judío en los Tiempos de Cristo), Vols. 1–3, T &T Clark, Rev. ed. 1987) relata una historia detallada y este papel está basado en los relatos de Schürer y Flavio Josefo.

 

El procurador de Judea en ese momento era Gesio Floro (64-66 AD). Era el más vil de los procuradores romanos, y a Josefo le faltan palabras para describir la vileza de su administración. Albino fue catalogado como un  “hombre justo”comparado con él. Albino había conducido sus actos infames en secreto más Floro los exhibía en público, y no satisfecho con el robo a individuos, “el saqueó a ciudades enteras y arruinó a comunidades enteras. Siempre que los delincuentes accedieran a compartir su botín con él, podían seguir adelante sin problema alguno” (Schürer, Vol. 1. p. 470, citando a Josefo, Wars of the Jews(Guerras de los Judíos) (B. J.). ii. 14, 2; and Antiq, xx 11, 1). Schürer considera que la situación era más allá de lo soportable y que sólo sería necesaria una chispa para que la explosión que la siguiese fuese de una fuerza elemental.

 

Floro hasta entonces se había contentado con robarle al pueblo, pero en la mitad de la semana de años Floro robó a la tesorería del Templo en Jerusalén diecisiete talentos. Esto provocó una revuelta. Algunos chistosos tuvieron la idea de pasar una canasta para recolectar donaciones para el pobre Floro, y Floro decidió castigarlos por su burla. Un gran número de ciudadanos, incluso caballeros romanos de nacimiento judío, fueron apresados al azar, flagelados y crucificados. Por casualidad la Reina Berenice estaba en Jerusalén en ese tiempo, pero ni siquiera ella pudo frenar al procurador y sus soldados. Este hecho ocurrió el 16 Artemesio, or Iyyar del 66 AD.

 

Esta fecha es importante para todo estudiante de la Biblia. 16 Iyyar (o Iyar) es el 16to día del segundo mes y es el día después del cual debía ser tomada la segunda Pascua, y la última oportunidad de arrepentimiento y la protección de la Pascua ése año. La Pascua es tomada desde  la Cena del Señor en el 14 Abib – o de Iyyar para la segunda Pascua–fuera de las puertas de nuestras casas hasta el 15to, cuando después de la noche de la Pascua el 15 de Iyyar, a los fieles arrepentidos les es permitido volver a sus tiendas por el resto del día santo y la Fiesta de los Panes sin Levadura. El 16to por lo tanto comienza al atardecer de ese día (Deut. 16:5-7). Dios permitió este periodo de la Segunda Pascua para arrepentimiento y luego soltó los perros de la guerra.


Al día siguiente, Floro mandó a los ciudadanos que saludaran a dos cohortes de tropas en su camino de regreso desde Cesarea. Las tropas fueron saludadas, pero el saludo fue ignorado por las tropas por órdenes de Floro. Los ciudadanos comenzaron a abuchear a Floro por lo cuál los soldados comenzaron a masacrar a los ciudadanos. Entraron de vuelta a la ciudad pero una fiera batalla callejera se desencadenó entonces, y muchos fueron masacrados El pueblo logró llegar al monte del Templo y cortar la conexión al Fuerte de Antonia. Floro se retiró a Cesarea dejando una cohorte en Jerusalén dejando a los dirigentes de la ciudad como responsables por el orden.

 

Historial de Agripa y Berenice y la  duración de la Guerra

 

Agripa II fue criado y educado en Roma. Claudio le prometió el reino de su tío Herodes de Calcis en el Líbano alrededor del 56 AD, y el mismo encargo de nombrar el Sumo Sacerdote del Templo que había ejercido su tío. El probablemente permaneció en Roma y no se fue al Líbano hasta el 52 AD, de acuerdo a Schürer (ibid. p. 472). En el  53 AD, a cambio de devolver el pequeño reino de Calcis, le fue garantizado el mucho mas grande reino de la tetrarquía de Filipi que consistía de Batanea, Traconitia, y Gaulanitia, la tetrarquía de Lysanius (Abila) así como también Varus. Después de la muerte de Claudio(d. 54), Nerón agrandó este territorio aún más agregándole, partes importantes de Galilea y Perea, a saber las ciudades de  Tiberías y Tariquea con sus distritos circundantes, y la ciudad de Julius con sus catorce villorrios vecinales (ibid. p. 472-3).

 

En el tiempo de la rebelión, Agripa estaba en Alejandría y volvió apresuradamente a Jerusalén. Su hermana, con quién vivía, después de la muerte de su esposo (el tío de él de Calcis), era una mujer intolerante y disoluta y madre de dos. Ella se casó con el Rey Polemón de Cilicia, exigiéndole someterse a la circuncisión, pero ella pronto volvió con su hermano. Ella estaba en Jerusalén en el tiempo de la rebelión, como resultado de un voto de Nazareo de todas las cosas (rf. Schürer, ibid. p. 474-5).

 

Agripa y Berenice tenían curiosidad por ver y escuchar a Pablo (Hech. 25:22 en ad.). Sus comentarios en Hechos 26:28 indican a Schürer que estaba libre de fanatismos y de cualquier compromiso en cuestiones religiosas. Lo significativo era que Santiago había sido  ejecutado en Jerusalén y era un testimonio del Reino. Tenemos registrado que Agripa escuchó a Pablo en persona. Santiago fue muerto cerca del 62 AD al final de las 69 semanas de años. Pablo fue decapitado en Roma en el 66 AD. De este modo, después del martirio de dos testigos de Dios, uno en Jerusalén el otro en Roma, Dios castiga al sistema.

 

Agripa había ido a Egipto a presentar sus respetos al Prefecto de Egipto, Tiberio Julio Alexander. Agripa retornó rápidamente y él y su hermana hicieron cuanto pudieron para evitar la revuelta. Se aliaron con la parte pacifista y desde entonces en adelante estuvieron incondicionalmente del lado  romano, y perdieron varias ciudades como resultado. El y sus tropas estaban en la comitiva de Cestius Gallus en la malhadada expedición contra Jerusalén. El pudo recuperar su territorio alrededor de 67 AD después que los romanos recuperaron el norte de Palestina.

 

Nerón murió el 9 Junio 68 AD. (Sabemos que ambos Pablo, y más tarde Pedro fue martirizado durante el reinado de Nerón). Entonces, Tito y Agripa se encaminaron a rendir su respeto al nuevo Emperador Galba, pero en el camino les llegaron nuevas del asesinato de Galba el 15 Enero  del 69 AD.

 

Tito volvió con su padre, mientras Vespasiano y Agripa se dirigieron a Roma. Después de la elección de Vespasiano como emperador por las Legiones egipcias y sirias en Julio del 69 AD él retornó para rendir homenaje por orden de Berenice, quién era una gran admiradora del grupo de Flavio. Desde entonces Agripa estaba continuamente en la compañía de Tito a quién Vespasiano había confiado la conducción de la guerra .después de la caída de Jerusalén, Tito patrocinó juegos magníficos en la capital de Agripa, Cesarea Filipi. La capital de Agripa era el centro del jolgorio romano a la caída del pueblo judío. 

 

Después de la guerra, sus tierras fueron extendidas, y Josefo observa que Arcea en el norte del Líbano, lo cuál es el noreste de Trípolis, estaba en el reino de Agripa (B. J. vii, 5, 1, ver n.p. 37 de Schürer, Vol. 1, p. 478). Josefo no los mencionó en Guerras (B.J. iii, 3, 5), presumiblemente porque aún no le habían sido asignadas, y Schürer sostiene esta posición (ibid., p. 478).

 

Después de la guerra, en 75 AD, Agripa y Berenice arriban a Roma y allí Berenice reinicia la relación  que tuvo con Tito en Palestina. La reina judía vivió con Tito en la Palatina mientras Agripa era favorecido con el rango de pretor. Se esperaba que contrajeran matrimonio, pero la reacción en contra en Roma fue tan fuerte que Tito se vio forzado a despedirla.

 

El jubileo era en 77 AD. La destrucción fue completada en Jerusalén en 70 AD y los romanos habían consolidado todo el poder hacia el séptimo sábado del 76 AD, antes del Jubileo en 77 AD.

 

Después de la muerte de Vespasiano, Berenice retornó a Roma el 23 de Junio 79AD, pero Tito, como emperador, la ignoró. Schürer piensa que ella se volvió a Palestina, pero poco es lo que se sabe de ella  después de ese tiempo.

 

El reino de Agripa y sus dominios extendidos duraron hasta el 85 o 86 AD, cuando él fue privado de las colonias judías. Josefo nota, cuando escribe Antiguedades (xvii, 2, 2 (28)),que estas no eran ya parte de sus dominios. El parece haber reinado por lo menos hasta el reinado de Domiciano. Schürer considera que él murió en 92/93 AD y que Photius con su data de 100 AD es poco confiable (op. cit. p. 481).  Sin hijos, al morir, su reino fue incorporado a la provincia de Siria.

 

La guerra con Roma duró desde el 66 AD hasta cerca del 74 AD, pero las profecías están relacionadas con la destrucción del Templo y la remoción del sistema físico, el cuál finalizó en 70 AD.

 

La Conducción de la Guerra

 

Agripa frecuentemente hizo uso del derecho de nombrar a los Sumo Sacerdotes, y depuso y nombró Sumo Sacerdotes hasta el estallido de la rebelión en el 66 AD.

 

Al retornar de Alejandría a causa de la rebelión en el 66 AD, Agripa reunió al pueblo en el Xystus, el cuál era una cuadra descubierta del Palacio de los Hasmoneos donde él vivía. El intentó que el pueblo restableciera el orden y se sometiera al odiado Florus, pero esa fue la última gota. El pueblo lo rechazó con burlas y enojo y él se volvió a su reino.

 

Entonces los rebeldes ocuparon la Masada también, el famoso fuerte adyacente al Mar de Sal en el sur (ahora el Mar Muerto).

 

El clima de rebelión era intenso.

 

A instigación de Eleazar el hijo de Ananías el Sumo Sacerdote, el sacrificio diario para el emperador fue suspendido y no se aceptaron más sacrificios de parte de los Gentiles. Esto fue una revocación  de la oración hecha a Dios por Salomón en la inauguración del Templo, y de hecho, un quebrantamiento del pacto entre Israel y Dios relativo a los Gentiles. Este aspecto se cubre en el papel Reinado de los Reyes Parte III: Salomón y la Llave de David [282C] Y habría de tener consecuencias extensivas

 

Esta suspensión de los sacrificios para el emperador era el equivalente a una abierta declaración de rebelión en contra de Roma. Toda la persuasión de los líderes, Sacerdotes en Jefe y Fariseos, fallaron.


El partido de paz, que consistía de sacerdotes en Jefe, Fariseos notables y Hasmoneos, esto es los relacionados con la Casa de los Herodianos vieron que habían fracasado. Ellos recurrieron a la fuerza y apelaron al Rey Agripa por ayuda. El mandó un destacamento de caballería de 3,000 bajo Darío y Filipo, y con la ayuda de estos ganaron el control de la Ciudad Alta mientras los Rebeldes retuvieron el control del Monte del Templo y la Ciudad Baja. No obstante, las fuerzas del rey se vieron forzadas a evacuar la Ciudad Alta, y en venganza los rebeldes prendieron fuego al Palacio de Ananías el Sumo Sacerdote, y el de  Agripa y Berenice. Algunos días más tarde en Lous o Ab, o sea. Julio/Agosto, los rebeldes capturaron el Fuerte de Antonia y pusieron sitio hasta el Palacio Superior de Herodes donde las tropas del partido de paz habían tomado refugio.

 

La resistencia era imposible y a las fuerzas de Agripa les fue dado un salvo conducto. Las cohortes Romanas escaparon a las tres torres fortificadas del Palacio de Herodes (Hippicus, Phasael y Mariamne). El resto del palacio fue quemado el 6 Gorpiaeus  (Elul). Al día siguiente, El Sumo Sacerdote Ananías fue apresado en su escondite y asesinado. La cohorte Romana en las tres torres fue forzada a rendirse. A las tropas se les prometió salvo conducto. Sin embargo, cuando depusieron sus armas, fueron asesinados hasta el último hombre (Schürer, pp. 486-487).

 

Jerusalén era así victoriosa. En las otras ciudades de Judea y Galilea se desarrollaban batallas sangrientas. Donde prevalecían los judíos ellos mataban a los gentiles, y donde prevalecían los gentiles ellos mataban a los judíos. Josefo dice que los efectos de la revuelta en Palestina se sintió tan lejos como en Alejandría (B.J. ii, 18, 1-8 (457-98); ver también Schürer, p. 487).

 

El Contra Ataque

 

Luego de una larga demora supuestamente en preparaciones, Cestius Gallus, gobernador de Siria, entró a Judea para terminar con la revuelta.

 

La fuerza consistía de la Legión 12da y dos mil hombres seleccionados de otras legiones, seis cohortes y cuatro alas de caballería junto a un gran número de auxiliares provistos por obligación por reyes amigos, incluido Agripa.

 

Las fuerzas de Gallus partieron desde  Alejandría por camino de Ptolemais, Cesarea, Antipatris, y Lydda. Ellos arribaron a Lydda en la Fiesta de Tabernáculos en Tishri. De allí marcharon a  Jerusalén vía Beth Horon, y arribaron a Gibeon, a cincuenta estadios de Jerusalén (ibid.).

 

Los judíos atacaron el campamento en Beth Horon y los romanos estuvieron en gran peligro pero eventualmente repelieron a los judíos.

 

Gallus luego se aproximó a Jerusalén  acampando sobre Mt. Scopus, cerca de siete estadios de Jerusalén, el 26 de Tishri. Cuatro días más tarde, el 30 de Tishri (Hyperberetaeus), el ocupó el suburbio norteño de Bezetha sin resistencia, y lo quemó.

 

Luego atacó el Monte del Templo pero fracasó y se retiró. Josefo no se explica porqué hizo esto. Probablemente estaba falto de equipo y hombres para iniciar un sitio.

 

El se retiró, y en un barranco próximo a Beth Horon, los judíos lo rodearon completamente y lo atacaron con tal vehemencia que pusieron su tropa en fuga. Para poder escapar con el núcleo de sus fuerzas a Antioquía, se vio forzado a abandonar su equipamiento de guerra el cuál fue utilizado más tarde por los judíos.

 

Preparación para el Asalto Principal Romano

 

Los vencedores volvieron a Jerusalén en el 8 Dius, o Marcheshvan.

 

El partido de paz ahora capituló completamente y se unió a los rebeldes.  Comenzó entonces la preparación metódica del inevitable contra ataque de los romanos. La asamblea popular en el Templo eligió a Joseph ben Gorion, y al Supremo Sacerdote Ananus, para comandar la defensa de Jerusalén.

 

Jesus ben Sapphias y Eleazar ben Ananias (ambos del linaje del Sumo Sacerdocio) fueron enviados a Idumea para comandar su defensa. Prácticamente cada una de las super-arquías, o áreas en las cuales Judea estaba dividida, recibieron su propio comandante. Josephus ben Matthias, el futuro historiador, fue asignado para comandar Galilea.

 

Esta fue una comandancia dificultosa, ya que el ataque romano indudablemente arribaría allí primero con la mayor fuerza de ataque romana contra  ciudadanos mal entrenados. La comandancia reflejaba la prominente posición de Josefo en la sociedad aristocrática de Judea. Aunque sin entrenamiento para esto, el emprendió la tarea con entusiasmo.

 

Él organizó el gobierno en Galilea de acuerdo al modelo del Sanedrín, con un concilio de setenta para tratar los asuntos legales serios y los casos capitales.

 

Un concilio de siete fue nombrado en cada ciudad para tratar las disputas menores.

 

Él iba a destruir el Palacio de Tiberias, pero los rebeldes ya se habían encargado de esa tarea. Fortificó a todas las ciudades principales de Galilea haciéndolas mas o menos defendibles. Las ciudades eran Jotapata, Tarichea, Tiberias, Sepphoris, Gischala, Mt. Tabor, y Gamala en Gaulanitis y muchos lugares menores. El enroló a  100,000 hombres y los entrenó en el modelo romano.

 

La preparación para la guerra, segura y sólida de Josefo, era opuesta por Juan Giscalla, un vehemente anti-romano en Galilea.

 

Josefo no estaba convencido de una oposición total, y en Tariquea, donde Josefo estaba acuartelado, hubo una revuelta seria después de que se descubrió que él había reclamado botín de jóvenes en el poblado de  Dabarita, quienes se lo habían quitado a Agripa.

 

El resentimiento y desconfianza contra Josefo se desarrollaron en revuelta abierta. La vida de Josefo se vio amenazada y sólo por astucia y auto humillación  logró el desviar el peligro Más tarde en Tiberías se vio forzado a huir de asesinos enviados a matarlo por Juan de Giscalla.

 

Al final, Juan de Giscalla logró la revocación del nombramiento de Josefo, y para este propósito fue mandada a Galilea una fuerza de 2,500 bajo cuatro dignatarios. Sin embargo, Josefo pudo rescindir el decreto y hacerlos arrestar y retornar a sus casas, a los cuatro dignatarios.

 

Los habitantes de Tiberías, quienes continuaban rebelándose, fueron dominados por la fuerza. La ciudad unos días más tarde  desertó en favor de Agripa y de los romanos, y fueron nuevamente dominados por un ardid. De acuerdo a Josefo, la ciudad era una población mixta y algunos apoyaban la revuelta y otros apoyaban a Agripa y a los romanos (B. J. ii, 21, 8-10 y Vita 32-34; 66-68).

 

Jerusalén utilizó el tiempo intermedio para entrenar a los jóvenes en el uso y construcción  de armas y en amasar provisiones y pertrechos para resistir un sitio. Para Pascua del 67 AD la ciudad estaba a punto de sufrir su segundo y  más serio ataque.

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De: BARILOCHENSE6999 Envoyé: 23/01/2012 01:13

Segunda Ofensiva Romana del 67 AD

 

Neron estaba en Achaea cuando le llegaron las nuevas sobre la derrota de Cestius Gallus. Él transfirió el comando de supresión de la revuelta judía al experimentado Vespasiano. El derrotado Gallus murió poco tiempo mas tarde.

 

El aprovisionamiento para la campaña se hizo durante el invierno.

 

Vespasiano marchó a Antioquía y formó su ejército allí, y mandó a su hijo Tito a  Alejandría para traerle la 15ta Legión estacionada allí

 

Tan pronto como posible, al término del invierno, él marchó a Ptolemais donde calculaba esperar a Tito, pero antes que Tito arribara llegaron emisarios desde Sepphoris en Galilea y pidieron una guarnición romana. Vespasiano inmediatamente marchó 6,000 tropas bajo Placidus para guarnecer a Sepphoris. Sin asestar un sólo golpe los romanos conquistaron uno de los lugares más importantes y mejor fortificados en Galilea.

 

Con el arribo de Tito, el ejército ahora al mando de Vespasiano ,consistía de tres Legiones completas: las Legiones 5ta, 10ma y 15ta ;veinte y tres cohortes auxiliares, seis alas de caballería, y los auxiliares provistos por los Reyes Agripa, Antíoco de Commagene, Soemus de Emesa, y Malchis II de Nabatea, en total alrededor de 60,000 hombres.

 

Vespasiano partió de Ptolemais y acampó en el límite de Galilea.

 

 Las tropas judías al mando de Josefo habían acampado en Garis, 20 estadios de Sepphoris para esperar a los romanos (Vita 71 (395)).

 

El coraje de las tropas judías se esfumó aún antes de la aparición de los romanos, y se dispersaron. Las tierras bajas de Galilea cayeron en poder de los romanos sin siquiera desenvainar una espada.

 

Josefo se vio forzado a retirarse a Tiberías. Vespasiano ahora simplemente tenía que vencer los fuertes uno por uno.

 

Josefo mandó a pedir a Jerusalén, un ejército de la misma calidad del romano. El pedido fue demasiado tarde.

 

La parte principal del ejército de Josefo ocupó Jotapata. Josefo dijo que los romanos tendrían que, construir la ruta para hacer cruzar a la caballería, lo cuál hicieron entre el 17 el 21 Iyyar. Josefo supuestamente llegó allí el 21 de Artemesius (Iyyar) del 67AD. (este tiempo era al final del periodo de la segunda Pascua en lo que sería la sección de los Panes sin Levadura). Vespasiano llegó a la ciudad en el atardecer del siguiente día. Josefo dice que el sitio duró 47 días (B.J. iii, 7, 33 y 8, 9 y finalizó el 1 de Panemus (B.J. iii, 7, 36).

 

Josefo es sumamente claro en cuanto a que la ciudad cayó el 1 Panemus. También es claro en que el sitio duró 47 días. También afirma que las obras viales fueron llevadas a cabo cuatro días antes de su arribo el 21 Iyyar. Por lo tanto, la guardia de avanzada romana para el sitio tiene que haber arribado el 14 Iyyar o sea nuevamente a tiempo para la Segunda Pascua. Una vez construida la ruta la maquinaria de sitio podía ser movida avanzando con el cuerpo principal de Vespasiano. La importancia del uso de la Segunda Pascua en Iyyar para ambas operaciones principales no debería pasar desapercibido para ningún estudiante bíblico. Dios está permitiendo el desenvolvimiento de esta situación para tratar con Judá.

 

La ciudad de Jotapata fue tomada en la Luna Nueva de Tammuz en el 67 AD. Había sido una ciudad amurallada en Israel desde los días de Josué (rf. Misná, Arak. 9:6).

 

El primer asalto fue repelido. Los romanos entonces comenzaron el sitio. Josefo lo describe en gran detalle en Guerras de los Judíos.

 

Al final, no obstante el uso de la astucia de mandar personas de noche cubiertas en cueros de animales para traer provisiones, y el uso de aceite hirviendo y fenogreco para hacer resbaladizas las maquinarias de sitio y puentes y meterse bajo la armadura de los soldados , y la constante y bravía resistencia, la ciudad cayó. Las valientes salidas en este sitio llegaron a ver incluso a Vespasiano mismo herido. La ciudad fue traicionada por un desertor, quién reveló a los romanos el real estado de fatiga.  La guardia matutina a duras penas podía mantenerse despierta. Tito y una pequeña fuerza entraron sigilosamente y asesinaron a  los guardias y  la ciudad no pudo repeler a sus atacantes una vez estos adentro.

 

Los hombres fueron muertos y muchos se ocultaron en cuevas. Fueron asesinados por los romanos o se suicidaron. Josefo registra que él sobrevivió, supuestamente por haber sacado la suerte de ser el último en su cueva a suicidarse, y luego se rindió. El actuó como un profeta y esto fue confirmado por otros testigos que él en verdad había predicho cuanto duraría el sitio. Josefo predijo que Vespasiano asumiría al trono, y por esa razón se lo trató con mayor consideración.

 

Los romanos mataron a todos los hombres salvo algunos cautivos y dejaron con vida a unos pocos niños y algunas mujeres como esclavos. Arrasaron la ciudad. Josefo fue dejado con vida para registrar los eventos. La ciudad fue redescubierta en 1847 por E. G. Schultz en Jefat al norte de Sepphoris.

 

En el 4 Panemus, Vespasiano marchó a Cesarea por el camino a Ptolemais donde permitió al ejército tomar un descanso  mientras él iba a  Agripa en Cesarea Philippi. Ellos tuvieron festividades allí por veinte días. Luego a Tito se le ordenó que trajera las Legiones de Cesarea Marítima y ellos marcharon sobre Tiberias. La ciudad se rindió  y fue tratada con consideración a causa de Agripa.

 

Ellos marcharon sobre Tarichea. Una osada carga por Tito tomó la ciudad a los comienzos de Gorpiaeus o Elul.

 

Las Nuevas Lunas y Segundas Pascuas forman eventos de tiempo importantes en esta guerra. Dios le está hablando a Judá y este no está escuchando.

 

Así, en Galilea, sólo Gischala y Mte. Tabor (Itabyrion) permanecían bajo los rebeldes quienes también tenían a la importante y fuertemente  fortificada  Gamala en Gaulanitis.

 

Los romanos, acto seguido atacaron Gamala, al principio parecía que habían tenido éxito y entraron en la ciudad. Sin embargo, el contra ataque fue  tan determinado y cruento que los romanos se retiraron con grandes pérdidas y se requirió toda la autoridad de Vespasiano para restaurar el orden y la moral (Schürer, ibid., p. 495).

 

El 23 Tishri (Hyperberetaeus), Gamala finalmente  cae. Mte Tabor también había sido tomada por un destacamento enviado allí durante el sitio a Gamala. 

 

Tito fue enviado a Gischala con un destacamento de caballería de 1,000. La ciudad se rindió a  Tito el segundo día. Juan y sus Zelotes habían escapado y huido a Jerusalén la noche anterior.

 

Vespasiano llevó al ejército a cuarteles de invierno. El y las Legiones  5ta y 15ta acamparon en Cesarea. La 10ma estaba estacionada en  Scythopolis.

 

Por lo tanto, para el invierno del 67 AD, toda Palestina del norte estaba en manos de los romanos.

 

La Guerra Civil del 67 AD

 

Los líderes de los rebeldes en primera instancia fueron los líderes que habían estado poco comprometidos o parte del partido de paz. Los fieramente nacionalistas, llamados Zelotes, los culpaban por el desastroso primer año de la guerra. Fueron acusados de no presionar la guerra con suficiente vigor. Ese comentario parece justificado.

 

Los zelotes entonces comenzaron a tomar el control y a desembarazarse de los líderes anteriores. Estos no quisieron abandonar el poder voluntariamente de manera que en el invierno 67-68 AD comenzó la sangrienta guerra civil

 

Juan de Giscalla era el líder de los zelotes. Él se escapó de Tito y se fue con su tropa a Jerusalén alrededor del comienzo de Noviembre.

El reunió a los hombres jóvenes y los estimuló a mayor acción. Los Zelotes refugiados del norte entraban a raudales a Jerusalén como así también refugiados de otras partes. Pronto los Zelotes tenían el control de Jerusalén.

 

Su primera acción fue librarse de todo sospechoso de simpatizar con los romanos Varios de los más prominentes, incluido Antipas de la Casa Herodiana, fueron encarcelados y asesinados en prisión.

 

Otro Sumo Sacerdote fue escogido por suertes, ya que los previos habían pertenecido al partido aristocrático. Esto fue un duro golpe para los Saduceos, y eventualmente vio el surgimiento del sistema rabínico post-Templo de los fariseos.

 

El Sumo Sacerdote elegido fue Phannias, de Apthia (también Phanni, Phanasus, Pinhas). Josefo dice que él no tenía la más mínima comprensión acerca del oficio Sumo Sacerdotal, pero era un hombre del pueblo y eso era lo principal (B. J. iv, 3, 6-8).

 

Las autoridades en Jerusalén, Gorion ben Joseph, Simon ben Gamaliel el Fariseo, y los dos Sumo Sacerdotes, Ananus ben Ananus y  Jesus ben Gamaliel intentaron liberarse de los  Zelotes por la fuerza. Como estaban en minoría fueron forzados al atrio interno delantero del Templo y, como nadie quería avanzar sobre las puertas sagradas, fueron encerrados allí.

 

Los Zelotes enviaron mensajes a los belicosos Idumeos. Estos hijos de Essaú habían sido derrotados por Juan Hyrcanus y convertidos al judaísmo aproximadamente dos siglos y medio antes. Un gran porcentaje de Judea era idumea, tal como lo eran los Hasmoneos mismos.

 

Los idumeos aparecieron ante los muros de Jerusalén pero no se los dejó entrar. Esa noche, una feroz tormenta fue usada por los zelotes como cobertura para abrir las puertas y las fuerzas combinadas comenzaron de  inmediato a robar y asesinar en la ciudad. El gobierno establecido era demasiado débil para resistir y comenzó un reino de terror. Los zelotes dirigieron sus asesinos a las autoridades establecidas, declarándolas pro romanas. El Sumo Sacerdote Ananus y Jesus fueron asesinados.

 

Incluso escenificaron la farsa de juicio para dar credibilidad a los asesinatos, pero la corte reunida para el juicio absolvió al acusado Zacarias ben Baruk, y entonces los zelotes simplemente lo mataron diciendo: “Nosotros también tenemos nuestro voto” (Schürer, ibid., p. 497-498).

 

Para entonces los Idumeos se dieron cuenta de que la tal llamada traición sólo implicaba a ciudadanos honestos .Ellos entonces se retiraron.

 

Los zelotes continuaron su reinado de terror con aun menor impedimento. Ellos mataron a Gorion y la parte del bien hacer, y las autoridades estaban tan intimidadas que ya no había resistencia alguna. Juan de Giscalla fue un tirano en Jerusalén.

 

Protección de la Iglesia en Pella

 

La Iglesia había sido advertida de este trauma a través de Daniel. Antes de la guerra, y después de la muerte de Santiago, bajo Simón primo de Cristo había huido a Pella mucho antes de la Pascua del 66 AD.

 

Eusebio registra desde Josefo (HE III, V-VI) los terribles detalles de las acciones del pueblo en la ciudad. A la Iglesia le había sido ahorrada el horror de los Zelotes y la terrible hambruna que destruyó la ciudad y su estructura moral.

 

Los generales romanos consideraban que Jerusalén debía ser atacada inmediatamente. Con la lucha desarrollándose en la ciudad  esta podía ser tomada fácilmente.

 

Vespasiano consideró que era más sabio dejar que la ciudad diese rienda suelta a sus hostilidades internas, y dejarla que se agotara a sí misma.

 

Dios le había dado 40 años a Jerusalén bajo la Señal de Jonás, y se les daría cada día del tiempo que se les asignó (ver el papel La Señal de Jonás y la Historia de la reconstrucción del Templi [013]).

 

Ellos podían haberse arrepentido, aún hasta en el último instante, y Dios los habría salvado.

 

En lugar de eso, Vespasiano dirigió su atención a Perea, lo cuál era donde estaba ubicada Pella. El área era gentil pero tenía elementos anti-romanos especialmente en la ciudad de Gadara.

 

Gadara había solicitado una guarnición de tropas como protección de estos elementos.

 

Vespasiano marcho hasta allí a marcha forzada desde Cesarea aún antes del comienzo de la primavera. Arribó allí el 4 Dystrus, o Adar del 68 AD y ocupó la ciudad. Luego retornó a Cesarea. Vespasiano dejó un destacamento de infantería de 3,000 y 500 de caballería bajo Placidus, y eso concluyó la subyugación de Perea tan lejos como hasta Machaerus. Esto tuvo el efecto de asegurar que a la Iglesia se la dejó en paz y que no presenció ninguno de los horrendos exterminios que tuvieron lugar en Judea, Galilea e Idumea.

 

Cuando la primavera estaba ya en plena marcha, Vespasiano nuevamente se fue de Cesarea. Su objetivo era subyugar toda la campiña de manera que Jerusalén fuese el último bastión y cuando una vez destruida, toda resistencia se iría con ella.

 

El ocupó Antipatris, capturó Lydda y Jamnia. Envió la 5ta Legión fuera de Emmaeus. Luego llevó a cabo incursiones por toda  Idumea. Girando al norte, camino a Emmaeus, él marchó a través de Samaria a Neapolis (Shechem) vía Corea. Arribó en Corea en el 2 Sivan (Daisius) y luego fue a Jericó. Guarneció a  Jericó y a Adida. Destruyó completamente a Gerasa con un destacamento bajo Lucius Annius.

 

Judea estaba completamente subyugada. Vespasiano podía ahora dirigir su atención a Jerusalén (cf. Schürer, ibid., pp. 498-499). Él volvió a Cesarea e inició las preparaciones, pero la muerte de Nerón el 9 Junio 68 AD lo obligó a una completa revisión de planes. Todo el imperio podía quedar en caos  así que tuvo que dirigir su atención allí. De ese modo Dios intervino en la situación, forzando a Judá a evaluarse a sí misma por todo el período de 40 años.

 

Vespasiano esperó las nuevas, y en el invierno del 68/9 AD llegaron nuevas de que Galba había sido proclamado emperador. El envió a su hijo Tito a Roma para rendir homenaje al nuevo emperador y esperar órdenes. Sin embargo, Tito sólo alcanzo a llegar a Corinto cuando le fue informado del asesinato de Galba el 15 Enero del 69AD.

 

Tito entonces retornó a su padre en Cesarea. Vespasiano continuó jugando el juego de la espera.

 

Segunda Occupación de Judea

 

Los eventos obligaron a Vespasiano a nuevamente ingresar a Judea cuando un Simón Bar-Giora (hijo del prosélito) quien se comportaba de una manera muy similar a Juan de Gischala –ferozmente intolerante y un zelote – comenzó a reunir una banda de seguidores durante el cese de fuego. Él y sus seguidores comenzaron a vagar por el sur de  Palestina robando y pillando en cuanto lugar llegaban.

 

Como langostas, destruían todo a su paso. Después de haber llevado a cabo un ataque sorpresa a Hebrón, se fueron con un valioso botín de pillaje (Schürer, ibid., p. 499 cf B. J. iv, 9, 3-8).

 

Vespasiano fue forzado a actuar. En el 5 Daisius, o Sivan 69 AD, después de todo un año de descanso, él nuevamente marchó a Cesarea. Subyugó los distritos de Gophna y Acrabata y las ciudades de Bethel y Ephraim. Se aproximó a Jerusalén mientras su tribuno Cerealis conquistó y destruyó Hebron, después de que ellos se resistieron. Con la excepción de  Jerusalén, y los tres fuertes de Herodium, Masada y Machaerus, toda Palestina estaba sujeta a Roma (ibid., pp. 499-500).

 

Dos Tiranos en Jerusalén

 

Jerusalén se había cansado en extremo de Juan de Giscala, y en Simón Bar-Giora vieron el medio para librarse de Juan. Así, aún antes de que Vespasiano había subyugado el sur, Simón se dirigió a Jerusalén y fue invitado a entrar a Jerusalén por sugerencia del Sumo Sacerdote, Matías. El entró a Jerusalén en Xanthicus, o Nisan del 69 AD.

 

En lugar de ser liberados de la tiranía de Juan, ellos tenían ahora dos tiranos quienes consideraban como enemigo común a cualquiera con dinero.

 

El Imperio Dividido

 

Dios actuó nuevamente para dar a Jerusalén su periodo de tiempo completo y darle a Judá una oportunidad de ser perdonado.

 

Al retornar Vespasiano de Cesarea, le llegaron nuevas de que las legiones en el oeste   habían proclamado como emperador a Vitelio. Las legiones en el este decidieron que preferían a Vespasiano que al glotón  Vitelio.

 

El 1 Julio 69 AD, Vespasiano fue proclamado emperador en Egipto. Unos días más tarde las legiones Palestinas y Sirias le siguieron los pasos. Antes de mediados de Julio era emperador en todo el este.

 

Vespasiano entonces fue forzado a consolidar su poder y tuvo que dejar para más adelante a los rebeldes judíos. Esta vez sería de acuerdo al propósito y calendario de Dios.

 

Vespasiano recibió embajadas en Berito y fueron a Antioquía. Desde allí envió a Muciano con un ejército, por tierra a Roma, él fue a Alejandría. Durante su permanencia allí le llegaron noticias de que había triunfado en Roma y que Vitelio había sido asesinado el  20 de Diciembre del 69 AD.

 

Permaneció en Alejandría hasta el verano del  70 AD, pero envió a Tito con un ejército a Palestina para ponerle fin a la guerra judía.

 

Jerusalén y los Tiranos

 

En los años intermediarios la situación en Jerusalén había empeorado, como si eso fuese posible.

 

En lugar de dos partidos de tiranos, ahora había tres. Eleazar, hijo de Simón, se había escindido del partido de los zelotes de Juan. Ahora la ciudad esta dividida en tres secciones. Simón dominaba la Ciudad Superior y gran parte de la Ciudad Inferior. Juan dominaba el Monte del Templo, y Eleazar la parte interior del atrio delantero del Templo. Los tres estaban en un conflicto continuo y toda la ciudad era un campo de batalla sin descanso.

 

Antes que permitir que cada uno ganase acceso  a las provisiones de alimentos a expensas del otro, prendían fuego a grandes almacenes de grano en Jerusalén y sumergieron la ciudad en una hambruna. Se aseguraron que la ciudad no podría sobrevivir al inminente sitio de Roma  merced a un conflicto interno insensato y mezquino.

 

Merecían ser pasados por las armas cada uno de ellos, y esa arma pronto descendió sobre ellos en la forma del ejército de Tito.

 

La Caída de Jerusalén

 

El ejército bajo Tito se componía de cuatro legiones. Aparte de las Legiones 5ta, 10ma y 15ta de Vespasiano, él también tenía la Legión 12ma, la cuál había sido la legión en Siria bajo  Cestio que comenzó el primer sitio.

 

Los comandantes de las Legiones de Vespasiano fueron:

Sexto Vettuleno Cerealis 5ta Legion

A. Larcio Lepido Sulpiciano 10ma Legion

M. Tittio Frugi 15ta Legion

Comandante de la 12ma desconocido.

 

El anterior procurador de Judea, Tiberio Iulio Alexander, asistía a Tito.

 

El dio órdenes al resto del ejército para encontrarse con él en Jerusalén y él y el cuerpo principal partieron de Cesarea. La 5ta fue por Emmaus y la 10th fue por el camino de Jericó. Como así también todas las fuerzas, las cuales habían sido reforzadas, Tito tenía consigo 2,000 hombres de Egipto y 3,000 extraídos del ejército sobre el Eufrates.

 

Schürer dice que  Tito  llegó a los muros de Jerusalén pocos días antes de la Pascua del 70 AD (ibid., p. 502); otras autoridades dicen el 1 Abib 70 AD. Esto concuerda con el marco de tiempo. No tiene consecuencia alguna que haya sido el 1 o 13 de Abib. La  Pascua era el juicio de Dios.

 

Tito se había adelantado  con una fuerza de caballería de 600 y se vio en seria amenaza de ser capturado por los judíos, únicamente su propia bravura  lo salvó.

 

La bravura fanática de los judíos era bien respetada por los Romanos. La 10ma Legión arribó y montó el campamento en el Monte de los Olivos. En el proceso fue atacado con tal fiereza que casi sufre la derrota total. La intervención personal de Tito hizo que se mantuviese firme y desbaratar el ataque.

 

La lucha intestina de la ciudad continuaba sin mengua. Con los romanos a las puertas, otra masacre tuvo lugar en la Pascua del 70 AD en Jerusalén. Los hombres de Eleazar abrieron las puertas del primer atrio a los fieles para la Pascua. Los hombres de Juan Gischala usaron esta oportunidad para entrar armas de contrabando y mataron a los hombres de Eleazar y tomaron todo el Monte del Templo. Esta acción volvió la situación al estado de dos partidos, los de Juan y Simón.

 

Schürer da una descripción de la ciudad en el Volumen 1 página 503 y usando también a Josefo (B. J. v 4) del siguiente modo:

“Para comprender el sitio que ahora siguió, es necesario tener una idea general de la distribución de la ciudad. [B. J. v 4] Jerusalén se extendía sobre dos colinas, una mas alta al oeste, y una mas pequeña al este, dividida por una profunda hondonada que corría de norte a sur, la llamada Tyropoeon. Sobre la colina occidental la más grande estaba la alta ciudad, sobre la colina mas pequeña del este, la baja ciudad. La última también es llamada ‘Acra’ porque era aquí que el fuerte de Jerusalén construido por Antíoco Epífanes había estado anteriormente [c.f. Schürer pp. 154-5]  Al norte del Acra estaba el sitio del Templo, cuya extensión había sido agrandado considerablemente por Herodes el Grande. Junto al área del Templo sobre su lado norte estaba el fuerte de Antonia. El lugar del Templo estaba rodeado por sus cuatro lados de una fuerte muralla y así constituía un pequeño fuerte por derecho propio. Las ciudades alta y baja estaban rodeadas por una muralla común la cuál se unía al muro occidental del área del Templo, que iba hacia el oeste, que en una gran curva hacia el sur rodeaba a las ciudades baja y alta, y terminaba finalmente en el rincón sud-este del sitio del Templo. Aún más, la ciudad alta debe haber estado separada de la ciudad baja por un muro de norte a sur a lo largo del Tyropoeon. Porque Tito, cuando ya en posesión de la ciudad baja , aún tuvo que dirigir sus arietes contra los muros de la ciudad alta .Al oeste, sur y este, el muro externo estaba sobre grandes precipicios; solo hacia el norte era el terreno razonablemente parejo. Aquí, había un segundo muro formando una curva hacia el norte y rodeando el antiguo suburbio; y entonces, en un giro hacia el norte aún más amplio, un tercer muro comenzado por Agripa I y solo completado durante la revuelta cuando la necesidad lo demandaba. Este tercer muro encerraba la llamada Nueva Ciudad  o suburbio de Bezeta (el lector recordará que Bezeta fue quemada por los Romanos antes, en la primera acción de Cestio. cf Schürer p. 488) Tal como el trazado mismo de la ciudad demandaba, Tito dirigió su ofensiva contra el lado norte, por lo tanto contra la tercera externa, o primer muro desde el punto de vista de los atacantes .Fue solo entonces, cuando los arietes comenzaron su tarea en tres puntos diferentes, que se terminaron las luchas internas y ambos partidos, los de Juan de Giscala y Simón Bar-Giora, unieron fuerzas. En uno de sus ataques, lucharon con tanto éxito, que solo por la intervención de Tito (quién él mismo mato a doce de los enemigos) que se salvaron las máquinas. [B. J. v 6, 2-5] Después de quince días de trabajo, uno de los poderosos arietes golpeó un agujero en el muro, los Romanos entraron, y el 7 Artemisius (Iyyar, Abril/Mayo) lograron el control del primer muro[cf. Josephus B. J. v,7,2] ”

 

Cinco días después de la captura del primer muro, el segundo muro cedió al ariete romano. Tito entro con una fuerza selecta pero fue repelido por los judíos.

 

Cuatro días más tarde la tomó nuevamente, esta vez permanentemente. Nuevamente tenemos el 12 y 16 Iyyar como fechas decisivas alrededor de la secuencia de la Segunda Pascua.

 

El próximo paso de Tito fue construir dos terraplenes contra la ciudad y dos contra el fuerte de Antonia.

 

Cada una de las cuatro legiones estaba encargada de construir uno de los terraplenes. Simón Bar-Giora mandó defender la ciudad alta y Juan de Giscala mandó defender el fuerte Antonia (B. J. v 9,2).

 

Los romanos entonces le encomendaron a Josefo que llamara a la ciudad a rendirse, sin resultado alguno.

 

El alimento escaseaba y los pobres que iban en busca de alimentos eran capturados y a plena vista de la ciudad crucificados. Algunos fueron mutilados y arreados de vuelta a la ciudad (B. J. v 10, 2-5).

 

Los romanos completaron los terraplenes el 29 Iyyar 70 AD.

 

Los judíos, bajo Juan y Simón, habían estado aprovechando el tiempo propicio hasta la finalización de los terraplenes antes de demolerlos.

 

Juan había cavado un túnel debajo del terraplén contra el Antonia y le prendió fuego a los postes en la hora oportuna. El resultado fue que el túnel colapsó  y el terraplén cayó al fuego y se destruyó. Dos días más tarde Simón Bar-Giora prendió fuego y destruyó el terraplén de la Ciudad Alta (B. J. v 11, 4-6).

 

Tito entonces rodeó la ciudad completamente  con un muro de piedras antes de comenzar nuevos terraplenes. Esto era para impedir que la ciudad pudiese re aprovisionarse para que se rindiese por hambre. Fue completado en el asombroso tiempo de tres días y guardia armada continua impedía escape alguno (B. J. v 12, 1-32)

 

Los horrores de la hambruna descendieron sobre la ciudad tal como Dios había prevenido (Lev. 26:29; Deut. 28:29; Jer. 19:9; Eze. 5:10) y como históricamente registrado (2Re. 6:28-29; Lam. 2:20; 4:10; Bar. 2:3). Maria de Beth-Ezob es una de las registradas como haber comido a su propio hijo (B. J. vi 3, 4; Euseb. HE iii, 6; & Jerome ad Joel 1:9 ff (CCL lxxvi, p. 170; cf. Schürer fn. 102, p. 504).

 

El aceite y vino sagrado del “Recinto de la Casa del Aceite” situado en el rincón sudoeste del Atrio de las Mujeres fue entonces violado para ser usado para propósitos profanos. Este acto criticado por Josefo, es perfectamente comprensible (B. J. v 13, 6).

 

Nuevos terraplenes fueron construidos en veinte y un días y esta vez cuatro fueron construidas contra el Antonia. Esta vez la madera tuvo que ser cargada hasta el sitio por alrededor de 90 estadios (4.5 horas de viaje) ya que el área había sido talado.

 

Juan de Giscala los atacó el 1 Panemus o la Luna Nueva de Tammuz pero el ataque fracasó a causa de la  falta de vigor en la ejecución y estando  los romanos doblemente alertas (B. J. vi 1, 1-3).

 

Los judíos se replegaron y comenzaron los arietes. Al comienzo sin éxito pero más tarde los muros colapsaron espontáneamente, por haber sido dañados tan seriamente. Sin embargo, Juan de Giscala ya había erigido un segundo muro detrás de la sección que estaba dañada y era por lo tanto muy difícil de escalar.

 

El de 3 Panemus (Tammuz) Tito exhortó las tropas a la acción, y un soldado Sirio llamado Sabino y once camaradas escalaron el muro pero Sabino y tres camaradas cayeron (B. J. vi, 1, 3-6). El 5 de Panemus, entre veinte y treinta soldados escalaron el muro de noche y mataron a los primeros centinelas. Tito atacó tan rápido después de ellos que hizo retroceder a los judíos hasta la zona del Templo.

 

Los romanos fueron expulsadas nuevamente pero capturaron el Antonia e inmediatamente se dedicaron a arrasarlo hasta el suelo (B. J. vi 1, 7-8).

 

Los judíos habían sido capaces de mantener los sacrificios de la mañana y la tarde aún cuando habían cesado de sacrificar por los gentiles en el 66 AD al comienzo de la revuelta.


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De: BARILOCHENSE6999 Envoyé: 23/01/2012 01:13

En el 17modía del cuarto mes, Panemus o Tammuz, no había hombres suficientes para continuar el sacrificio y, junto con la penuria de la hambruna, el sacrificio fue suspendido. A pesar de un intento de revivirlo en la revuelta de Bar Kochba, nunca ha sido reintroducido  efectivamente.

 

Dios removió el sacrificio y al Templo físico, ya que se cumplió en el Mesías y la Iglesia. El proceso de matar animales ritualmente será recomenzado en Jerusalén después que el Mesías restaure a Jerusalén, y que el Templo sea reconstruido de acuerdo a la Llave de David (ver también el papel Comentario Sobre Zacarías [297].

 

A Josefo se le ordenó hacer un nuevo llamado  a la rendición, el cuál no produjo resultado alguno.

 

Un nuevo asalto nocturno al Templo falló y a Tito no le quedó otro camino que hacer un asalto masivo  por todos los frentes. 

 

El Templo era virtualmente un fuerte bien construido, que era básicamente una cuadra con muros del grosor de columnatas. El primer  atrio interno también estaba rodeado de muros, y formaba una segunda línea de defensa, después que el atrio externo hubiese caído.

 

Tito comenzó por cuatro terraplenes sobre los muros externos. Esta vez los materiales tuvieron que ser traídos de más de 100 estadios de distancia de Jerusalén.

 

Los judíos no habían estado haraganeando. Ellos hacinaron el muro de columnatas del oeste con material combustible y lo hicieron parecer vacío. Los romanos treparon a las columnatas. Cuando estuvieron arriba los judíos le prendieron fuego. Los romanos no pudieron escapar y murieron calcinados en las llamas (B. J. vi 3, 1-2).

 

Los terraplenes fueron terminados el 8 Ab o Lous. Los arietes fueron llevados al frente y la labor del sitio comenzó. Los muros eran demasiado gruesos y Tito se vio forzado a prender fuego a las puertas para tener acceso al atrio externo. Uno podría preguntarse porque no intentó eso de primeras.

 

Alrededor del 9 Ab Las puertas estaban completamente quemadas. Josefo alega que Tito hizo un concilio de Guerra y que se decidió perdonar al Templo en sí (B. J. vi 4, 3).

 

El 10 Ab los judíos llevaron a cabo dos contra ataques desde el atrio interno del Templo.

 

En el rechazo del segundo ataque, uno de los soldados romanos que había estado ocupado en sofocar el fuego en las columnatas arrojo una fogata dentro del  Templo mismo.

 

Josefo alega que Tito, cuando informado, con toda prisa junto con sus comandantes y tropas intentó salvar el Templo. En el tumulto sus órdenes fueron ignoradas y el fuego se extendió.

 

El, según registros intentó salvar el Templo pero los enfurecidos soldados ignoraron sus órdenes, también arrojaron más leña al fuego. Tito escasamente alcanzó a inspeccionar el interior antes que fuese destruido (B. J. vi 4, 6-7).

 

Josefo da la fecha de la destrucción del Templo el 10 Ab (B. J. vi 4, 5).Sin embargo, la tradición rabínica fija la fecha a los comienzos del 9 Ab (m Taan. 4:6) al atardecer (b Taan. 29a) al finalizar el día del Sabat.

 

La verdad, más probablemente, es que Josefo quería limpiar a Tito del acto de barbarie. Sulpicius Severus (Cron, ii 30, 6-7) da una visión alternativa y Orosius (vii 9, 5-6) también atribuye la destrucción a Tito, mientras Schürer nota que W. Weber sostiene este punto de vista.

 

Schürer nota que Valeton ha criticado la visión falsa de Josefo al no registrar los detalles de la expresa decisión Del Concilio de Guerra de ocupar el Templo y tomarlo por fuerza y destruirlo si fuese necesario. Valeton dijo que una orden de Vespasiano había sido emitida; el Concilio sería por lo tanto superfluo.

 

Las insignias romanas fueron llevadas al Templo y colocadas contra la Puerta del Este. Los soldados le ofrecieron sacrificios.  Josefo registra que Tito fue proclamado Imperador después del gran sacrificio.

 

Los aposentos en el muro del Templo cobijaban a los sacerdotes. Estos fueron obligados a bajar y salir de sus escondites por sed y todos ellos fueron ejecutados.

 

Tito hablo con los judíos quienes lo enfurecieron al tratar de dictar los términos, y ordenó la destrucción de Jerusalén. Los romanos prendieron fuego a los archivos y al Acra, hasta la casa del concilio y el  Ophlas. 

 

La aristocracia volvió a rogarle y le permitió a algunos que fuesen llevados a Roma por seguridad (B. J. vi. 6, 1-3).

 

Josefo relata la intensa barbarie de los rebeldes judíos en la ciudad en este tiempo. Los Celotes habían huido a la Ciudad Alta. La ciudad había sido saqueada  y el botín llevado a la Ciudad Alta y los romanos estaban molestos porque el botín estaba concentrado allí.

 

Los zelotes, demasiado débiles para luchar contra los romanos, permanecían ocultos y mataban a todo aquel que intentara escapar a los romanos. No había parte alguna en la ciudad que no estuviese cubierta de los cuerpos de los muertos por el hambre y el asesinato. Ellos trataban de ocultarse en las cavernas que había debajo de la ciudad y prendieron fuego a más lugares que los romanos mismos. Las personas que huían de las casas encendidas eran muertas por los zelotes sin compasión alguna. Engullían alimentos tomado con su sangre y reñían por los despojos. Josefo dice que él piensa que, que si no hubiesen sido destruidos, ellos habrían comido los cuerpos muertos ellos mismos (B. J. vi  7, 1-3).

 

El 20 Ab Tito dio órdenes de levantar los terraplenes de sitio contra la Ciudad Alta de Mt. Zion.

 

Las cuatro legiones erigieron sus terraplenes en el lado oeste de la ciudad contra el Palacio Real. Los auxiliares y sus relevos levantaron desde el Xystus hasta la torre y el puente que Simón había fortificado contra Juan.

 

Un intento de los Idumeos de desertar acordado con Tito, pero Simón interceptó a los cuatro emisarios en su regreso y los mató y sus lideres puestos en custodia. No obstante, el número de desertores continuó creciendo.

 

Desertaban con sus familias. El precio por esclavos era tan bajo, tenían poco valor ya que los cautivos eran tantos y los compradores eran tan pocos. El sacerdote Jesus hijo de Tebuto obtuvo seguridad de Cesar, y con Phineas el  tesorero entregó una parte del tesoro del Templo incluido candelabros de oro, como así también paños de púrpura y escarlata para los velos y otros objetos de valor. Sin embargo, les fue dado el mismo perdón que a aquellos que desertaban con las manos vacías (B. J. vi 8, 1-3). El oro tomado en pillaje equivalía a la mitad del oro que había en Siria después del sitio.

 

Los terraplenes de sitio estuvieron listos el séptimo día de Elul o Gorpieus en dieciocho días. Muchos habían desertado y estaban ocultos. Los tiranos y las fuerzas que se resistían a los romanos colapsaron por debilidad y terror, y abandonaron las torres que eran en sí mismas demasiado fuertes para ser vencidas por sitio enemigo.

 

Josefo considera que Dios mismo los arrojó de las torres después de todo lo que habían hecho en la ciudad. Inmediatamente huyeron al valle que estaba bajo el Siloam. Contra atacaron a los romanos pero estaban débiles y fueron repelidos por los guardias.

 

Entonces los romanos entraron a la ciudad matando y quemando a todos en esta. Su pillaje se vio obstaculizado por que las alcobas superiores de las casas estaban repletas de cuerpos de los muertos por la hambruna. Al comenzar el 8 de  Elul la ciudad estaba en llamas y completamente en manos romanas (B. J. vi, 8, 4-5).

 

Los sobrevivientes fueron ejecutados, o mandados a las minas o reservados para combates de gladiadores

 

Las minas estaban en Egipto y así la promesa de Dios de mandarlos de vuelta a Egipto por quebrantamiento de Su pacto se cumplió. Los de mejor aspecto y fuertes de los hombres  fueron seleccionados para el triunfo. Juan de Giscala salió de las cuevas por hambre y fue perdonado con prisión de por vida. Simón Bar-Goria, arrestado algo más tarde, fue reservado para el triunfo.

 

Como observáramos en el principio, sólo tres torres del Palacio de Herodes (Hippicus, Phasael y Mariamne) y una parte del muro fue dejado en pié.

 

Tito celebró con recompensas al valor, sacrificios y banquetes festivos.

 

La Secuela de la Guerra desde 71 a 74 AD

 

Tito dejó la 10ma  Legión para guarnecer a Jerusalén.

 

Hizo marchar al resto del ejército a Cesarea Marítima, donde el botín y los prisioneros fueron depositados en custodia segura.

 

Tito entonces fue a Cesarea Philippi, sede de Agripa, donde algunos de los prisioneros fueron forzados a luchar con animales salvajes, o tomar parte de los juegos de gladiadores. Él volvió a Marítima y celebró el cumpleaños de su hermano Domiciano (24 Octubre) con más juegos y el 17 Noviembre en Berytus él celebró del mismo modo el cumpleaños de su padre Vespasiano.

 

Los prisioneros judíos fueron obligados a matarse entre ellos en combates de gladiadores en las ciudades  durante toda la marcha hacia Antioquia. Marcharon a Zeugma sobre el  Eufrates y  vuelta a Antioquía. Luego entonces volvieron a Egipto y licenciaron las legiones en Alejandría (Schürer, Vol.  I, p. 509).

 

Setecientos prisioneros seleccionados y Simón y Juan fueron reservados para el triunfo. Aunque a cada uno de ellos le había sido garantizado un triunfo, Vespasiano, Domiciano y Tito compartían el mismo triunfo en 71 AD. Simón, según una vieja costumbre, fue llevado del triunfo a prisión y luego ejecutado.

 

Entre los trofeos de guerra llevados en el triunfo, los dos objetos de oro del Templo considerados los trofeos mayores (por lo menos para los judíos). Estos eran la Mesa de los Panes de la proposición y el Candelabro de Siete Brazos (B.J. vii 5,5).

 

Vespasiano los puso en el Templo de la Diosa de la  de Paz (Pax) la cuál él había reconstruido pero que mas adelante fuera quemado bajo  Cómodo (Herodiano i 14, 2, cf. Schürer, p. 510, fn. 132).

 

Schürer considera que Geiserico los llevó a Africa después del saqueo de los Vándalos a  Roma en 455 CE y luego fueron transportados a Constantinopla por Belisario, después que este destruyera el imperio vándalo en 534 CE (ibid.).

 

Sojuzgando al Resto de Palestina

 

Palestina aún no estaba sojuzgada del todo aún aunque Jerusalén y que el norte estuviese virtualmente destruido.

 

El fuerte Herodium, Macaerus y la ahora famosa Masada estaban aún en manos de rebeldes.

 

A Lucilius Bassus, el gobernador de Palestina, le fue asignada la tarea de reducirlos.

 

Josefo indica que el sitio y derrota de Herodium fue llevada a cabo sin mucha dificultad (B. J. vii 6, 1). Machaerus llevó más tiempo pero se rindió antes del ataque final tuviese lugar. Machaerus estaba situada en el borde sur de Perea vecino al territorio Nabateo. Es el Khirbet el Mukawer de hoy. Fortificado originalmente por Alexander Janaeo, fue demolido por Gabino (Antiq., xiv 5, 4). Fue refortificado por Herodes el Grande (B. J. vii 6, 2 cf. también Schürer 1, p. 511, n. al pié. 135, re Pliny NH v 16 y su importancia).

 

Un joven de nombre Eleazar se distinguió a sí mismo en la defensa pero fue capturado. Los romanos amenazaron con crucificarlo a la vista del fuerte y este decidió rendirse. Esta fue una reacción extraña, pero el fuerte estaba completamente aislado ahora con la Masada en al sur como el único otro baluarte rebelde, así que talvez fue una decisión prudente (B. J. vii 6, 1-4).

 

Lucilius Bassus murió durante la campaña y a su sucesor Flavio Silva le fue dejada la reducción de la Masada.

 

La Masada (lit. Fuerte de Montaña) fue reducida después de una larga campaña. Los obrajes para el sitio del 73 AD aún son evidentes (ver láminas). Solo pedía ser abordado desde esta única dirección (ver también Strabo xvi 2, 44 y Schürer ibid., n. al pié. 137).

 

La Masada había estado ocupada desde el comienzo de la Guerra cuando los sicarios bajo Eleazar hijo de Yair, quién era un descendiente de Judas el Galileo, la fortificó.

 

El lado hacia el Mar Muerto es un despeñadero que no puede ser abordado por armamento de sitio. Sólo en un lugar de la rampa podía emplearse un ariete, y los defensores ya habían anticipado la brecha y erigido un montículo de madera y tierra, que era de una elasticidad tal que el ariete era inefectivo en su contra (Schürer, ibid.).

 

Los romanos se las arreglaron para destruir este obstáculo por fuego.

 

Eleazar entendió que los romanos inevitablemente los vencerían. Él les aconsejó en una alocución a toda la guarnición que mataran a sus propias familias y luego se mataran entre ellos  (cf. B. J. vii, 8, 6).

 

Esto fue hecho y los romanos penetraron a la fortaleza de la montaña muerta para hallar a toda la guarnición de hombres, mujeres y niños muertos. No les había sido dejada a ellos ninguna carnicería por llevar a cabo.

 

Josefo registra que la Masada tuvo lugar en el 15 Xanthicus, o Abib del 74 AD. Por lo tanto, en el Primer Día Santo de la Pascua toda la guarnición tomó sus propias vidas.

 

El simbolismo es absoluto. En lugar de pasar el Ángel de la Muerte sobre Judá en esta Pascua en el 15 Nisan ellos habían rechazado  a Cristo y al Sacrificio. Al pueblo le fue dado cuarenta años para arrepentirse. Ellos no lo hicieron y la última mitad de la última semana de años vio surgir la guerra. Para el  70 AD el norte había sido reducido. El 10 Ab el Templo había sido destruido. Para la Pascua del 74 CE toda la resistencia en Judea había sido sofocada y toda la nación estaba en dispersión.

 

Lo que fue inexcusable fue que las naciones circundantes aprovecharon la ocasión de la revuelta para alegar motivos de quejas contra los judíos y comenzaron a asesinar judíos en todas partes. En Damasco, los sirios comenzaron la matanza, mas no hubo ciudad siria que no matara a sus habitantes judíos. Damasco degolló a dieciocho mil hombres, mujeres y niños judíos. Egipto mató a más de sesenta mil judíos (B. J. vii, 8, 7).

 

Los judíos eran torturados hasta morir por fuego o en el potro. Algunos eran arrojados a las bestias feroces pero salvados con vida  a medio comer, y luego arrojados nuevamente a las bestias por segunda vez para proveer más burla y mofa a las multitudes (B. J. ibid.). De este modo fueron aún más deshumanizados. Dios tiene directivas específicas sobre estos actos, y Zacarías entre otros cubre estas profecías (ver el papel Comentario sobre Zacarías [297]).

 

Después de la Masada aún había operando un lugar de sacrificio y este estaba en Leontópolis. Vespasiano ordenó su cierre en el 71 AD pero aún ocurría resistencia hasta el 74 AD allí en Alejandría y también en Cyrene. Schürer cita a Josefo (B. J. vii 10, 1-3) afirma que los disturbios en Alejandría condujeron a la clausura del Templo en Leontópolis, el cual había sido construido por el Sumo Sacerdote Onías IV cerca del 160 AC, cumpliendo Isaías 19:18-23. Josefo dice que el Templo estaba en operación allí por tres cientos cuarenta y tres  años (B. J. vii, 10, 4). El dice que Lupus, gobernador de Alejandría, fue allí por órdenes del Cesar  y sacó algunas de las donaciones de allí, y lo cerró. La duración del Templo, según Josefo,  ubica la construcción alrededor del  270-272 AC. Esta fecha es anterior a Onias IV. Por lo tanto debe haber habido alguna base para la existencia de un Templo antes que  Onias IV fuese allí, o Josefo está enteramente errado.

 

Los Sicarios huyeron a Alejandría y, no conformes con haber levantado a Palestina  a  insurrección, incitaron a Alejandría a la revuelta  y mataron a los líderes judíos que se les opusieron. El objeto de rechazo era que se les requería nombrar a César como Señor cuando sólo Dios era el Señor. Los alejandrinos se volvieron en su  contra, como también los tebanos se volvieron en contra de los que huyeron a Tebas  y los entregaron para ser torturados. Josefo relata cuán estoicamente los adultos pero más asombroso aún los niños soportaron la tortura sin confesar a César  como Señor (B. J. vii 10, 1).

 

Los Sicarios, bajo un hombre llamado Jonathan, también fomentó la revuelta en  Cierne entre los pobres y crédulos. Catallus el gobernador de la Pentápolis Libia escuchó sobre el incentivo a los pobres de marchar al desierto bajo Jonathan para ver las señales y milagros que les había prometido. Catallus mandó un cuerpo del ejército, tanto caballería como a pié, y los interceptó. Asesinaron a gran número de los civiles desarmados. Jonathan escapó pero fue recapturado después de una búsqueda intensiva. El entonces culpó a los judíos ricos por sus acciones y Catallus pudo entonces saquear a la población judía. El hizo que los Sicarios falsamente acusaran a los judíos ricos, y tres mil de ellos fueron muertos y sus propiedades fueron agregadas a las ganancias del César. Para evitar la retribución por estos crímenes el entonces hizo que Jonathan y los Sicarios diesen falso testimonio contra los judíos ricos tanto de Alejandría como en Roma, de manera que él extendió la persecución a los judíos a las más prominentes ciudades del Mediterráneo (B. J. vii, 11, 2-3).

 

Catallus fue a Roma, llevando a Jonathan y a sus seguidores con él–todos atados. Él tenía la esperanza de cubrir el crimen pero  Vespasiano condujo una investigación del asunto y exculpó a los judíos acusados por Catallus y Jonathan. Jonathan fue entonces torturado y quemado vivo. Vespasiano no disciplinó a Catallus, pero Catallus enfermó y murió miserablemente después de esto, perturbado en mente y cuerpo. Sus intestinos se corrompieron y fueron extraídos de su cuerpo y murió (B. J. vii, 11, 3-4). Josefo sostiene que esto es un ejemplo de la divina providencia castigando a hombres malvados.

 

Así, las Guerras Judías terminaron en un desastre para Judá, y la nación fue dispersada. Cada intento de restaurar la nación y el Templo físico fue  desbaratado. La Iglesia también fue perseguida pero a partir de este tiempo  existió en el desierto por dos mil años. 

 

La restauración y conversión de Judá está en marcha y este periodo de los Últimos Días  verá la restauración del sistema bajo el Mesías en Jerusalén.



 
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