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Carlos Mugica (1930-1974), cuyo nombre completo era Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, fue un sacerdote argentino vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares de la Argentina de las décadas de 1960 y 1970. La mayor parte de su labor comunitaria tomó lugar en la Villa 31, que extraoficialmente lleva su nombre. Fue el fundador de la parroquia Cristo Obrero.
[editar] Primeros años
Nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Fue hijo de Adolfo Mugica —fundador del Partido Conservador por el cual fue diputado durante el período 1938-1942 y Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Arturo Frondizi en 1961— y de Carmen Echagüe —hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires— era uno de los siete hijos que tuvo el matrimonio.[1] En 1954 comenzó a trabajar fervientemente en la asistencia de familias empobrecidas desde la parroquia de Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Buenos Aires, sintiéndose progresivamente cercano al movimiento político denominado peronismo y algunas ideas de Ernesto Che Guevara y de Mao Zedong.[cita requerida]
[editar] Militancia
Además de su tarea pastoral en la entonces llamada Villa del Puerto que entonces ocupaba los terrenos linderos al ferrocarril que rodeaban el edificio de depósito del Correo, en la década del 60 Mugica era asesor espiritual de la Juventud Estudiantil Católica del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Juventud Universitaria Católica de la Facultad de Medicina. En 1964 la JEC del Buenos Aires tomó fuerza con el ingreso de Carlos Gustavo Ramus, que llegó a ser su Presidente, incorporando a Mario Eduardo Firmenich entre otros. Años más tarde, bajo la dirección de Fernando Abal Medina, éstos fundarían la célula primigenia de la organización armada Montoneros. A su vez integraron a compañeros de lo que luego sería la promoción 1967, como el "Tala" Ventura y Miguel Talento, que ya en la Universidad conducirían la Juventud Universitaria Peronista, rama universitaria de la Tendencia Revolucionaria de la Juventud Peronista, y la conducción de Montoneros.
Mugica formó a esos jóvenes en la cosmovisión de Pierre Teilhard de Chardin y en la doctrina del compromiso con el mundo de Emmanuel Mounier, Yves Congar y Michel Quoist, teólogos de cabecera de las nuevas generaciones. Fiel a su concepción evangélica, Mugica jamás apoyó la lucha armada y siempre sostuvo arduas discusiones sobre ese punto con los jóvenes que orientaba.[cita requerida] A diferencia de otros sacerdotes tercermundistas que dejaron la sotana por aquellos años y esbozaron una justificación teológica de la violencia revolucionaria pretendiendo asimilarla a un fenómeno natural e inevitable, Mugica quedó como una de las pocas voces que no se sumaron al coro de la guerrilla, entre ellos, el padre Carbone, asesor nacional de la JEC.
En 1973, publicó un libro llamado Peronismo y Cristianismo, que consistía en un compilado de distintos artículos de Mugica en los últimos años escritos para diversos medios gráficos. [cita requerida] Fiel discípula en su tarea pastoral y compañera inseparable de esos años fue Lucía Cullen, desaparecida poco antes del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Prácticamente solo y consecuente con su militancia no violenta, Mugica acompañó a la gente de la villa del puerto en su éxodo a los complejos habitacionales que les cedieron para continuar con su tarea.[cita requerida]
[editar] Crítica a Montoneros
Ya entrada la década del 70, Mugica toma una postura abiertamente crítica hacia Montoneros, marcando un creciente distanciamiento con su cúpula dirigente. El 7 de diciembre de 1973, el padre Carlos Mugica expresó públicamente al respecto:
Como dice la
Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los
arados.
[cita requerida]
[editar] Su asesinato
Carlos Mugica, fotografiado en la iglesia San Francisco Solano, poco antes de su muerte en 1974.
Debido a su "opción por los pobres" concretada en una activa militancia social y por su independencia política recibió críticas de todos los sectores y varias amenazas de muerte y diversos ataques e intentos de matarlo. El 11 de mayo de 1974 fue emboscado cuando se disponía a subir a su automóvil Renault 4 azul estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano de la calle Zelada 4771 en el barrio porteño de Villa Luro donde acababa de celebrar misa.
En los días posteriores se plantearon dos hipótesis acerca de quiénes habían ejecutado el crimen. Algunas versiones, que según Martín De Biase[2] marcaban la tendencia mayoritaria en ese momento, señalaban a la organización Montoneros y se apoyaban en las diferencias políticas que se sabía existían entre ellos. La organización difundió de inmediato un comunicado, publicado en los periódicos del 13 de mayo de 1974, en el cual reconocía que había tales diferencias pero negaba la autoría del hecho e imputaba el mismo a "las bandas armadas de derecha". Desde las páginas del periódico El Caudillo, claramente enrolado en la posición de López Rega, se insistió posteriormente en esa versión y poco después el propio Ministro de Bienestar Social bautizaba Presbítero Carlos Mugica un barrio recién construido en Ciudadela.
La tumba del padre Mugica en la parroquia Cristo Obrero.
Con el tiempo, la opinión mayoritaria se inclinó por imputar el crimen a la organización de derecha Alianza Anticomunista Argentina (La Triple A), orientada por el mencionado ministro.[2] Según algunas versiones de testigos, el autor del hecho fue un individuo con bigotes, quien se cree que era Rodolfo Eduardo Almirón, cabecilla de dicha organización, baleándolo con varios disparos con una ametralladora Ingram MAC-10 que le afectaron seriamente el abdomen y el tórax, falleciendo a los pocos minutos al ser trasladado a un hospital cercano. Ese modelo de arma fue el frecuentemente utilizado en atentados por la Triple A. Según Miguel Bonasso, al conocerse la muerte del dirigente peronista, Arturo Sampay le dijo:
"el asesinato del padre Mugica es la respuesta de Perón al retiro de ustedes en la Plaza. Es una operación maquiavélica, destinada a que los militantes de la Tendencia se maten entre sí. Demasiado inteligente para que se le haya ocurrido al animal de López Rega"
[3]
Es considerado por sus seguidores como un ejemplo de coherencia entre las ideas y la acción, y de fortaleza de fe, la cual trabajaba constantemente, instando a quienes le rodeaban a no claudicar e insistir en la oración y la entrega a Dios. Actualmente la tumba del Padre Mugica se encuentra en la capilla Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro.
Creó varias oraciones propias. Entre ellas se cuentan:
“Señor, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.
Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz.”
[4]
[editar] Referencias
- De Biase, Martín (1998). Entre dos fuegos. Vida y asesinato del padre Mugica. Buenos Aires. Ediciones de la Flor. ISBN 950-515-236-1.
http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Mugica