Marcos cap. 9: v 33 al v 37
Llegaron a Cafarnaún y, una vez en casa, Jesús les preguntó: ¿Que venían
discutiendo por el camino? Ellos se quedaron callados, porque habían discutido
entre si cuál era el más importante de todos.
Entonces se sentó, llamó a los Doce y les dijo: Si alguno quiere ser el
primero, que se haga el último de todos y el servidor de todos. Y, tomando a un
niño, lo puso entre ellos, lo estrechó entre sus brazos y les dijo: El que
recibe a un niño como éste en mi Nombre, a mi me recibe; y el que me recibe, no
me recibe a mi, sino al que me envió.
ENSAYO:
Quienes estén tratando de guardar y enseñar a cumplir la Palabra de Jesús, no
deberá de enfrascarse en discusiones inútiles para saber quién es el indicado
en la comisión de transmitir la
Buena Nueva del Reino de Dios en los lugares en que nos
reunimos para escucharla, reflexionarla y meditarla, ya que la autoridad que
Jesús delega en sus seguidores es notoria, porque es una autoridad basada en el
servicio a los demás y de ninguna manera el servirse de los demás para
intereses muy particulares invocando el Nombre de Jesús o el Nombre de Dios.
Esa autoridad Jesús la otorga a todo aquel que quiera servir de acuerdo a su
enseñanza para que llegue a todos esos corazones, que en razón de querer
conocerla, han estado tratando de hacer a un lado todo conocimiento en general
para dejar su mente limpia, libre y dispuesta, como la de un niño para
recibirla en el Nombre de Jesús sin adulteraciones de ninguna especie, y, el que
recibe a un niño como éste y le enseña a guardar y cumplir la enseñanza de
Jesús como la voluntad de Dios, recibe a Jesús, y el que él lo recibe, recibe a
Dios que lo envió.