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7 “DIJO ADONAI: BORRARÉ AL HOMBRE QUE HE CREADO, DE SOBRE LA FAZ DE LA TIERRA” “Él es polvo, traeré sobre él agua y lo diluiré...” (Rashí). Creemos que este comentario de Rashi podría estar basado en Jeremias 18:1 y s.s. “Descendí pues, a la casa del alfarero y he aquí que él hacia su labor sobre las piedras. Empero se deformó la vasija que estaba haciendo con arcilla— en la mano del alfarero —, más él volvió e hizo otra vasija como plugo ante los ojos del alfarero para hacer... ...Pues he aquí cual arcilla en mano de alfarero, así sois vosotros en Mi mano...”
Si bien estas palabras del profeta Jeremías fueron dichas en un contexto histórico nacional del pueblo de Israel, evidentemente, la idea es anterior a dicho contexto, como lo ha entendido también Rashi.
Es claro en todo el contexto que no se está hablando de “ángeles caídos” ni de diablos bajados del cielo… sino de “gente con autoridad” que se rebeló o no quiso seguir mas la ordenes del Creador. Estos son los “malajim” que habla esta carta.
Está claro que los malajim celestiales no “transgreden la voz de SU Creador”, solo los malajim terrenales o sea nosotros..
La palabra Infierno es la que aparece en la mayoría de las traducciones cristianas en este texto. Pero la palabra griega que está detrás de la castellana es “tártaro”. Que implica esta palabra???.. Pues bien esta palabra solo puede ser entendida en el mundo de la mitología griega como ya antes se explico al inicio de este estudio. Solamente aparece 1 sola vez en todos los Escritos de los Primeros Discípulos y ninguna vez en todo el Tana´J, Entonces esto se vuelve un poco complejo ya que estos textos quizás fueron manipulados por la “iglesia romana” hace siglos para tratar de que haya una continuidad en la forma y manera de pensar de sus doctrinas erróneas y de dioses que adoraban todos ellos.
Pero de alguna forma podemos limpiar y dar forma a la idea original que el traductor quiso mostrar atreves de estos textos. Y a la luz de todas las Escrituras Hebreas es que la idea del “tartato” nos muestra: el abismo de tinieblas, abismo, regiones inferiores, obviamente no me refiero a un lugar “físico” sino mas bien espiritual de la persona que está por su “caída” y esto es por dejar al Bore Olam-Creador y seguir su impulso animal, por ser aberrante, por dejar la senda ya trazada.
La siguiente es una posible traducción:
II Carta de Shimon Kefa
“Porque si Elohim no perdonó a los malajim-jueces de autoridad-principes que pecaron, sino que arrojándolos al abismo los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.”
En otras palabras: estos malajim - mensajeros, jueces con rango autoritativo de aquella época y aun puede ser de nuestro tiempo transgredieron al Creador y al hacerlo el mismo Eterno los dejo en sus propios deseos carnales, encadenados en ese “abismo de tinieblas” que toda persona puede “caer” y de esta manera reserva juicio para sí mismo.
Yehuda 1:6
Y a los malajim que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran Día.
Una vez más parece ser que los autores hablan de los mismos acontecimientos narrados en la Torah, para mostrarnos que el justo juicio del Eterno tarde que temprano llega por la falta de amor a su Tora y por buscar los deseos egoístas que lo único que hacen es deformar al ser humano.
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De: spyrebel (Mensaje original) Hay mucha tradicion basada en errores de interpretacion biblica de que hubieron angeles que cayeron y se rebelaron a dios....veremos que esto es un error que no tiene asidero biblico..........
La biblia aclara en 1 corintios 15 como son los cuerpos terrenales y como son los cuerpos celestiales,entre los cuales estan los "angeles" o mensajeros de Dios.......... Corintios deja mas que claro que el cuerpo humano es un cuerpo animal,con tendencia al pecado o CAIDAS,que es un CUERPO CORRUPTIBLE........hasta ahi creo que estamos todos de acuerdo....luego pongo referencias.... pero ¿y que dice corintios de como son los cuerpos CELESTIALES???(entre los cuales estan los angeles) Corintios dice que los cuerpos CELESTIALES NO DAN LUGAR A CORRUPCION,PECADOS NI CAIDAS....SON """"""""""INCORRUPTIBLES"""""""""""""""" imaginense...en 1 corintios 15 v 35 al 49 viene hablando de como resucitaremos los que aceptamos a Yeshua...viene hablando con que cuerpo resucitaremos..... dice que resucitaremos con cuerpo CELESTIAL E INCORRUPTIBLE....IGUAL QUE EL DE LOS ANGELES imaginense.....si hubieron ,segun erroneas teorias, angeles que cayeron......LO MISMO NOS PODRIA PASAR A NOSOTROS UNA VEZ QUE SE NOS DIERA CUERPO CELESTIAL....y a empezar todo de nuevo...................... afortunadamente 1 corintios 15 deja mas que claro que esto NO PUEDE SER ASI....... CUERPO CELESTIAL ES SINONIMO DE INCORRUPTIBILIDAD NO DA LUGAR A CAIDAS.......... versos de comprobacion: v 40: y hay cuerpos celestiales y hay cuerpos terrenales,pero una es la GLORIA de los CELESTIALES y otra es la de los terrenales...v 42.en la resurreccion se siembra en CORRUPCION(cuerpo terrenal) se resucita en INCORRUPCION(cuerpo celestial),se siembra en DESHONRRA(cuerpo terrenal) se resucita en GLORIA(cuerpo celestial) se siembra cuerpo ANIMAL(cuerpo terrenal) se resucita en CUERPO ESPIRITUAL(cuerpo celestial),y hay cuerpo ANIMAL y hay CUERPO CELESTIAL O ESPIRITUAL 46: mas lo espiritual no es lo primero ,sino lo ANIMAL,y asi como hemos traido la imagen del terrenal(adan) traeremos la imagen del celestial(yeshua) en lucas 20 v 35 y 36:porque los que sean tenido por dignos de resurreccion,ni se casan ni se dan en casamiento,porque ya no pueden morir PORQUE SON IGUALES A LOS ANGELES La paga del pecado es la muerte....y si este verso dice que los angeles no mueren ES PORQUE NO PECAN Y NO CAEN se imaginan? tendremos la imagen de yeshua y podemos volver a caer??? no....afortunadamente ni nosotros volveremos a caer ni hubieron angeles con cuerpo INCORRUPTIBLE O CELESTIAL QUE CAYERON [arcoiris]spyrebel[arcoiris] |
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LA MENTIRA SATÁNICA DE QUE EL PADRE ES EL DIOS DE LOS DEMONIOS
Por Tito Martínez
(teólogo bíblico)
El apologista del papismo, Daniel, que publica sus escritos en mi foro de Teología Bíblica, enseña repetidamente que el Dios Padre es el DIOS DE LOS DEMONIOS, es decir, el Dios de los dioses falsos. En este sencillo estudio bíblico voy a pulverizar de una vez por todas esa mentira diabólica enseñada por ese lacayo del poder papal satánico-romano.
Veamos lo que ocurre si enseñamos (como hace ese papista) que el Dios Padre es el Dios de los demonios:
En Éxodo 7:1 el Señor Yawhéh llama "dios" al propio Moisés: "Mira, yo te he constituido DIOS para faraón".
Versión blasfema del papista Daniel:
En Éxodo 15:11 leemos: "¿Quién como tú, oh Yahwéh, entre los DIOSES?".
Versión blasfema del papista Daniel: "¿Quién como tú, oh Yahwéh, entre los DEMONIOS?".
En Deuteronomio 10:17 leemos: "Porque Yahwéh vuestro Dios es Dios de DIOSES y Señor de señores".
Versión blasfema del papista Daniel: "Porque Yahwéh vuestro Dios es Dios de LOS DEMONIOS y Señor de señores".
En Josué 22:22 leemos: "Yahwéh, Dios de los DIOSES, Yahwéh, Dios de los DIOSES".
Versión blasfema del papista Daniel: "Yahwéh, Dios de LOS DEMONIOS, Yahwéh, Dios de LOS DEMONIOS".
En 2 Crónicas 2:5 leemos: "El Dios nuestro es grande sobre todos los DIOSES".
Versión blasfema del papista Daniel: "El Dios nuestro es grande sobre todos los DEMONIOS".
En el Salmo 50:1 leemos: "El Dios de DIOSES, Yahwéh, ha hablado, y convocado la tierra".
Versión blasfema del papista Daniel: "El Dios de DEMONIOS, Yahwéh, ha hablado, y convocado la tierra".
En el Salmo 82:1,6 leemos: "Dios está en la reunión de los DIOSES, en medio de los DIOSES juzga... Yo dije: vosotros sois DIOSES, y todos vosotros hijos del Altísimo". YESHÚA citó estas palabras del salmista, para decir que él es el Hijo de Dios: "34 YESHÚA les respondió: ¿No está escrito en vuestra Ley: Yo dije, dioses sois? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: HIJO DE DIOS SOY?" (Jn.10:34-36).
Versión blasfema del papista Daniel: "Dios está en la reunión de los DEMONIOS, en medio de los DEMONIOS juzga... Yo dije: vosotros sois DEMONIOS, y todos vosotros hijos del Altísimo".
En el Salmo 86:8 leemos: "Oh Señor, ninguno hay como tú entre los DIOSES"
Versión blasfema del papista Daniel: "Oh Señor, ninguno hay como tú entre los DEMONIOS"
En el Salmo 95:3 leemos: "Porque Yahwéh es Dios grande, y Rey grande sobre todos los DIOSES".
Versión blasfema del papista Daniel:
En el Salmo 95:3 leemos: "Alabad al Dios de los DIOSES, Porque para siempre es su misericordia."
Versión blasfema del papista Daniel:
En el Daniel 11:36 leemos: "Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los DIOSES hablará maravillas".
Versión blasfema del papista Daniel: "Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los DEMONIOS hablará maravillas"
Estos blasfemos y anticristianos papistas aun no se han enterado que lo que el Señor niega en su Palabra es la existencia de dioses AJENOS, es decir, dioses FALSOS, hechos por el hombre , y que no son más que ídolos o demonios. Yahwéh prohibió a Israel que adorara a esos dioses ajenos o falsos (Ex.20:3, Dt.11:16,Sal.96:5, Is.37:19, Jer.1:162:11, 7:6,18). El Señor dice que esos dioses ajenos no son dioses, y jamás hemos de adorarlos, ¡pero reconoce la existencia de otros MUCHOS DIOSES: los hijos de Dios! (Salm.82:1,6).
Por consiguiente, en todos esos pasajes bíblicos que hemos estudiado, donde se dice DIOSES, ha de leerse HIJOS DE DIOS. ¡El Dios Padre es el DIOS DE SUS HIJOS!, es decir, el Dios de dioses y el Señor de señores (Dt.10:17). Decir que el Padre es el Dios de los demonios, como enseña ese papista blasfemo, lacayo de una religión satánica disfrazada de "cristiana", es una aberración y una espantosa blasfemia, porque significaría que el Dios Padre sería el principal demonio de todos los demonios, es decir, el jefe de todos los demonios. ¿Es esto lo que creen todos los servidores y lacayos del poder papal?
Tito Martínez
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Alabad al Dios de los DEMONIOS, Porque para siempre es su misericordia."
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Porque Yahwéh es Dios grande, y Rey grande sobre todos los DEMONIOS".
"Mira, yo te he constituido DEMONIO para faraón" |
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6.1 DIOS Y EL MAL
Muchas sectas de la cristiandad, junto a muchas otras religiones, creen que hay un ser o monstruo llamado el Diablo o Satanás, el cual es el causante de los problemas que hay en el mundo y en nuestra vida, y que es responsable de los pecados que nosotros cometemos. La Biblia enseña claramente que Dios es Todopoderoso. En el Estudio 1.4 hemos visto que los ángeles no pueden pecar. Si verdaderamente creemos estas cosas, entonces es imposible que haya un ser sobrenatural actuando en este universo en oposición al Dios Todopoderoso. Si creemos que realmente existe semejante ser, entonces con seguridad estamos poniendo en duda la supremacía del Dios Todopoderoso. Este punto es tan importante que el entendimineto correcto acerca del diablo y satanás debe considerarse como una doctrina vital. En Hebreos 2:14 se nos dice que Jesús destruyó al diablo por medio de su muerte; por lo tanto, a menos que tengamos un entendimiento correcto acerca del diablo, no podemos entender la obra o naturaleza de Jesús.
En el mundo en general, y especialmente en el mundo ‘cristiano’, existe la idea de que las cosas buenas de la vida proceden de Dios y las malas del Diablo o Satanás. Esta no es una idea nueva; ni siquiera es una idea exclusiva del cristianismo apóstata. Por ejemplo, los babilonios creían que habían dos dioses, un dios del bien y de la luz, y un dios del mal y de las tinieblas, y que estos dos estaban trabados en mortal combate. Ciro, el gran rey de Persia, creía precisamente en esto. Por lo tanto, Dios le dijo: "Yo soy Jehová y ninguno más hay... [yo] formo la luz y creo las tinieblas... [yo] hago la paz y creo la adversidad [‘desgracia’ –Biblia de Jerusalén]. Yo Jehová soy el que hago todo esto" (Is. 45:5-7,22). Dios crea la paz y crea el mal, o la desgracia. Dios es el autor, el creador del "mal". En este sentido hay una diferencia entre "mal" y pecado, el cual viene por culpa del hombre y entró en el mundo como resultado del hombre, no de Dios (Ro. 5:12).
Dios dijo a Ciro y al pueblo de Babilonia que "aparte de mí no hay [otro] Dios". La palabra hebrea ‘el’ traducida como Dios significa fundamentalmente ‘fuerza, o fuente de poder’. Dios está diciendo que no hay fuente de poder en existencia aparte de él. Esta es la razón por la cual un verdadero creyente en Dios no puede aceptar la idea de un diablo sobrenatural o demonios.
DIOS: EL CREADOR DE LA ADVERSIDAD
La Biblia abunda en ejemplos de que Dios envía el ‘mal’ a la vida de las personas y a este mundo. Amós 3:6 dice que si hay un mal en una ciudad, Dios lo ha hecho. Si, por ejemplo, hay un terremoto en una ciudad, a menudo se estima que ‘el diablo’ tenía malas intenciones contra esa ciudad, y que había producido la calamidad. Pero el verdadero creyente debe entender que Dios es el responsable de esto. De modo que Miqueas 1:12 dice que "de parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén". En el libro de Job leemos cómo Job, un hombre justo, perdió todo lo que tenía en esta vida. El libro enseña que la experiencia del ‘mal’ en la vida de una persona no es directamente proporcional a su obediencia o desobediencia a Dios. Job reconoció que "Jehová dio, y Jehová quitó" (Job 1:21). El no dice: ‘Jehová dio, y Satanás quitó’. El comentó a su esposa: "¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos [también]?" (Job 2:10). Al final del libro, los amigos lo consuelan de "todo aquel mal que Jehová había traído sobre él" (Job 42:11; compárese con 19:21; 8.4).
Así que Dios, quien controla todas las cosas emplea gente perversa para traer el mal como castigo o sentencia para su pueblo. "Por que el Señor al que ama, disciplina...Si soportáis la disciplina...después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (He. 12:6-11), esto muestra que las pruebas que Dios nos da llevan finalmente a nuestro crecimiento espiritual. Decir que el diablo es un ser que nos obliga a pecar y a ser injustos, es poner a la palabra de Dios contra sí misma, mientras que al mismo tiempo él supuestamente trae problemas a nuestra vida, los cuales nos impulsan a desarrollar "fruto apacible de justicia". La idea popular acerca del diablo enfrenta aquí serios problemas. Especialmente serios en contra de tal idea son los pasajes que hablan de entregar a un hombre a Satanás "a fin de que el espíritu sea salvo", o "para que aprendan a no blasfemar" (1Co. 5:5; 1 Ti. 1:20). Si Satanás es realmente un ser determinado a conseguir que los hombres pequen, y tiene un efecto espíritual negativo en la gente, ¿por qué estos pasajes hablan de ‘Satanás’ de manera positiva? La respuesta yace en el hecho de que un adversario, un ‘satanás’ o dificultad en la vida, puede a menudo producir efectos espírituales positivos en la vida de un creyente.
Si aceptamos que el mal procede de Dios, entonces podemos orar a Dios para que haga algo respecto a los problemas que tenemos, por ejemplo, que los quite. Si Él no lo hace, entonces sabemos que son enviados de Dios para nuestro bien espíritual. Ahora bien, si creemos que hay algún ser maligno llamado el diablo o satanás que causa nuestros problemas, entonces no hay manera de que aprendamos a sobrellevarlos. La discapacidad, las enfermedades, la muerte súbita, o las calamidades, se han de tomar tan solo como mala suerte. Si el diablo es algún ángel poderoso y pecador, entonces él es mucho más poderoso que nosotros, y no tendremos otra elección que sufrir en sus manos. Por contraste, nos consuela que bajo el control de Dios "todas la cosas [en la vida] les ayudan a bien" a los creyentes (Ro. 8:28). Por lo tanto, no hay tal cosa como la "suerte" en la vida de un creyente.
EL ORIGEN DEL PECADO
Debe recalcarse que el pecado procede del interior de nosotros. Es por nuestra culpa que pecamos. Por supuesto, sería estupendo creer que no fue nuestra culpa que hayamos pecado. Podríamos tranquilamente pecar y luego excusarnos con el pensamiento de que en realidad fue culpa del diablo, y que la culpa por nuestro pecado debería recaer completamente sobre él. No es extraño que en casos de conducta extremadamente perversa, la persona culpable haya suplicado misericordia porque dice que estaba poseída por el diablo en esa ocasión y que, por consiguiente, no era responsable de sí misma. Pero, con toda razón, excusas tan débiles son consideradas absolutamente injustificadas, y se dicta sentencia sobre esa persona.
Necesitamos recordar que "la paga del pecado es muerte" (Ro. 6:23); el pecado conduce a la muerte. Si no es nuestra culpa que pequemos, sino que es del diablo, entonces un Dios justo debería castigar al diablo mas bien que a nosotros. Pero el hecho de que seamos juzgados por nuestros pecados muestra que somos nosotros los responsables de nuestros pecados. La idea de que el diablo es una persona específica, fuera de nosotros, más bien que el principio del pecado que está dentro de nosotros, es un intento por evadir la responsabilidad de nuestros pecados. Este es incluso otro ejemplo en que los hombres rehusan adaptarse a lo que la Biblia enseña acerca de la naturaleza del hombre, la cual es fundamentalmente pecadora.
"Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar... porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios... la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre" (Mr. 7:15-23).
La idea de que hay algo pecaminoso fuera de nosotros, que entra en nosotros y nos impulsa a pecar, es incompatible con la clara enseñanza de Jesús en este pasaje. De dentro, del corazón del hombre, proceden todas estas maldades. Es por eso que, al tiempo del diluvio, Dios consideró que "el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud" (Gn. 8:21). Santiago 1:14 nos dice cómo somos tentados: "Cada uno [es el mismo proceso para cada ser humano] es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido". Somos tentados por nuestras propias pasiones, nuestros malos deseos; no por algo fuera de nosotros. Santiago pregunta: "¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones?" (Stg. 4:1). Cada uno de nosotros tiene tentaciones específicas y personales. Por lo tanto, tienen que ser generadas por nuestros propios malos deseos, porque son muy personales. Se ha dicho apropiadamente que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos.
El libro de Romanos trata en gran medida del pecado, su origen, y cómo vencerlo. Es muy significativo que no hay mención del Diablo, y apenas una referencia a Satanás en ese libro; en el contexto donde se habla del origen del pecado, Pablo jamás menciona al Diablo o Satanás. Del mismo modo, ‘el diablo’ es un concepto del Nuevo Testamento. Si hay un ser externo que nos hace pecar, sin duda se mencionaría extensamente en el Antiguo Testamento. Pero hay un silencio muy profundo y significativo acerca de esto. El relato del período de los jueces, o Israel en el desierto, muestra que en aquellos tiempos Israel estaba pecando en gran medida. Pero Dios no les previno acerca de algún ser poderoso o fuerza sobrenatural que podría entrar en ellos para hacerlos pecar. En cambio, los alentó a que recurrieran a su palabra para que no cayeran en los caminos de su propia carne (Dt 27:9-10; Jos. 22:5).
Pablo se lamenta: "Y yo sé que en mí, esto es en mi carne, no mora el bien... Porque no hago el bien que quiero... y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí" (Ro. 7:18-21). Ahora bien, él no culpa de sus pecados a un ser externo llamado el diablo. El identificó a su propia naturaleza maligna como la verdadera fuente del pecado: "Ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley [dentro de mí]: que el mal está en mí [es decir, dentro de mí]". De modo que él dice que la oposición a su espiritualidad procede de algo que él llama "el pecado que mora en mí". El pecado es "el camino de su [del hombre] corazón" (Is. 57:17). Cada persona reflexiva y de mente espiritual llegará a la misma clase de conocimiento de sí mismo. Debería tenerse en cuenta que incluso un cristiano por exelencia, como Pablo, no experimentó un cambio de su naturaleza despues de su conversión, ni quedó en una posición en la cual no podía pecar. El movimiento ‘evangélico’ moderno pretende que ellos están en esa posición, y por consiguiente colocan a Pablo dentro de las filas de los ‘condenados’ debido a lo que dijo en Romanos 7:15-21. Estos versículos han resultado en una importante dificultad para sus pretensiones. David, otro hombre indudablemente justo, también comentó acerca de la constante pecaminosidad de su naturaleza misma: "He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre" (Sal. 51:5).
La Biblia es muy explicíta acerca de la naturaleza fundamentalmente inicua del hombre. Si se reconoce esto, no hay necesidad de inventar un ser imaginario aparte de nuestra naturaleza humana para hacerlo responsable de nuestros pecados. Jer. 17:9 dice que el corazón del hombre es tan desesperadamente inicuo y engañoso que en realidad no podemos reconocer la enorme extensión de su pecaminosidad. Jesús también consideró en Mateo 7:11 la naturaleza humana como fundamentalmente maligna. Eclesiastés 9:3 no pudo ser más claro: "El corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal". Efesios 4:18 explica que la razón de la enemistad natural que el hombre tiene con Dios se debe a "la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón". Es debido a nuestro corazón espiritualmente ciego e ignorante, a nuestro modo de pensar que tenemos dentro de nosotros, por lo que estamos distanciados de Dios. En conformidad con esto, Gálatas 5:19 se refiere a nuestros pecados como "las obras de la carne"; es nuestra propia carne, nuestro propio ser y naturaleza lo que nos impulsa a cometer pecados. Ninguno de estos pasajes expresa que el origen del pecado que está dentro de nosotros se debe a que el diablo lo puso ahí; las tendencias pecaminosas son algo que todos tenemos por naturaleza desde nuestro nacimiento; es una parte fundamental de la estructura humana.
Y aunque el corazón es realmente una fuente de maldad, debemos tratar de controlarlo. No podemos achacar nuestras fallas morales a la perversidad de nuestra naturaleza. "El corazón que maquina pensamientos inicuos" es algo que Dios odia ver en los hombres (Pr. 6:18). Un Israel reprobado se disculpaba a sí mismo diciendo: "Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos iremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón" (Jer. 18:12). Se nos recuerda en este mismo contexto que el corazón es malo (Jer. 17:9). Pero el pecado consiste en asumir que por consiguiente no tenemos necesidad de esforzarnos por autocontrol y que la debilidad de nuestro corazón disculpará nuestros pecados. Debemos reconocer y aun analizar la debilidad de nuestra naturaleza [tal como este capítulo lo intenta] y en la fortaleza de ese conocimiento encontrar algo que la limite. "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (Pr. 4:23). Ananías pudo haber controlado que ‘satanás’ llenara o no su corazón, y fue condenado por no haberlo hecho (Hch. 5:3). Si creemos que un ser llamado ‘satanás’ nos impulsa irresistiblemente a pecar, llenándonos en contra nuestra voluntad del deseo de pecar, entonces estamos cometiendo el mismo error fatal de Israel y Ananías. |
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6.2 EL DIABLO Y SATANÁS
Algunas veces las palabras originales del texto blíblico se han dejado sin traducir. ‘Satanás’ es una variante de la palabra hebrea "satán" que no se tradujo, y que significa ‘adversario’, en tanto que ‘diablo’ es una traducción de la palabra griega ‘diabolos’, que significa mentiroso, enemigo, o falso acusador. ‘Satanás’ ha sido transferido al castellano sin traducir del mismo modo que Armagedón (Ap. 16:16) y Aleluya (Ap. 19:1-6). Si hemos de creer que Satanás o el Diablo es un ser aparte de nosotros, el cual es responsable del pecado, entonces cada vez que encontremos estas palabras en la Biblia, tenemos que creer que se refieren a esta persona maligna. El uso bíblico de estas palabras muestra que se pueden usar como adjetivos comunes para describir a personas comunes. Este hecho hace imposible razonar que las palabras diablo y satanás, tal como se usan en la Biblia, se refieren a una persona o ser inicuo extraordinario, independiente de nosotros.
LA PALABRA ‘SATANÁS’ EN LA BIBLIA
1 Reyes 11:14 consigna que "Jehová suscitó un adversario [la misma palabra hebrea que en otro pasaje se tradujo como "satanás"] a Salomón: Hadad edomita". "Dios también levantó por adversario [otro satanás]... a Rezón... y fue adversario [satanás] de Israel" (1 R. 11:23,25). Esto no significa que Dios levantó una persona sobrenatural o un ángel para que fuera un satanás/adversario de Salomón; él levantó a hombres comunes. Mateo 16:22,23 suministra otro ejemplo: Pedro había estado tratando de disuadir a Jesús de que fuera a Jerusalén a morir en la cruz. Jesús se volvió y le dijo a Pedro: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!... porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres". De modo que a Pedro se le llamó satanás. El relato es claro como el cristal y Cristo no estaba hablando a un ángel o monstruo cuando pronunció estas palabras; él estaba hablando a Pedro.
Como la palabra ‘satanás’ sólo significa un adversario, a una persona buena, incluso a Dios mismo, se le puede llamar ‘satanás’. En esencia, en la palabra misma no hay nada necesariamente pecaminoso. Las connotaciones pecaminosas que tiene la palabra ‘satanás’ se deben en parte al hecho de que nuestra propia naturaleza pecaminosa es nuestro más grande ‘satanás’ o adversario, y también se debe al uso de la palabra en el lenguaje del mundo para referirse a algo relacionado con el pecado. Dios mismo puede ser un satanás para nosotros al traer tribulaciones a nuestra vida, o al interponerse en el camino de un curso de acción equivocado en el que pudiésemos estar empeñados. Pero el hecho de que a Dios se le pueda llamar ‘satanas’ no significa que él sea pecaminoso.
Los libros de Samuel y Crónicas son relatos paralelos de los mismos incidentes, tal como los cuatro evangelios son relatos de los mismos acontecimientos, aunque usando lenguaje diferente. 2 Samuel 24:1 consigna: " Jehová… incitó a David contra ellos [Israel]" para que hiciese un censo de Israel. El relato paralelo en 1 Crónicas 21:1 dice que "Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David" para que hiciese un censo. En un pasaje el incitador es Dios, en el otro es Satanás. La única conclusión es que Dios actuó como un ‘Satanás‘o adversario para David. Lo mismo hizo con Job al llevarle tribulaciones a su vida, de manera que Job dijo de Dios:"Con el poder de tu mano me persigues"(Job 30:21). Lo que básicamente estaba diciendo Job era: "Tú estás actuando como un Satanás contra mi".
LA PALABRA ‘DIABLO’ EN LA BIBLIA
La palabra ‘diablo’ también es una palabra ordinaria y no un nombre propio. Sin embargo, a diferencia de ‘satanás’, siempre se usa en un sentido malo. Jesús dijo:" ¿No os he escogido yo a vosotros los doce [discípulos], y uno de vosotros es diablo? Hablaba de Judas Iscariote" (Jn. 6:70), el cual era un hombre mortal y común. No estaba hablando de un ser personal con cuernos, o de un supuesto "ente espiritual". Aquí la palabra ‘diablo’ sencillamente se refiere a un hombre inicuo. 1 Timoteo 3:11 suministra otro ejemplo. Las esposas de los ancianos de la iglesia no habían de ser "calumniadoras"; aquí la palabra griega original es ‘diabolos’, que es la misma palabra traducida en otros pasajes como ‘diablo’. Así también Pablo advierte a Tito que las ancianas creyentes no deberán ser "calumniadoras" o ‘diablos’ (Ti. 2:3). Y también dijo a Timoteo (2 Ti. 3:1-3) que "en los postreros días... habrá hombres... calumniadores [diablos]". Esto no significa que los seres humanos se convertirán en seres sobrehumanos, sino que serán cada vez más inicuos. Por todo esto debería ser totalmente claro que las palabras ‘diablo’ y ‘satanás’ no se refieren a un ángel caído o a un ser pecaminoso independiente de nosotros. EL PECADO, SATANÁS Y EL DIABLO Las palabras ‘satanás’ y ‘diablo’ se usan figurativamente para describir las tendencias pecaminosas naturales que hay dentro de nosotros, de las cuales hablamos en el estudio 6.1. Estas son nuestro principal ‘satanás’ o adversario. Nuestros deseos son engañosos (Ef. 4:22) y así el diablo o ‘engañador’ es una forma apropiada de describirlos. También son personificados, y como tales se les puede llamar ‘el diablo’-- nuestro enemigo, un calumniador de la verdad. A esto se asemeja nuestro ‘hombre’ natural, el diablo mismo. La conexión entre el diablo y nuestros malos deseos -el pecado dentro de nosotros- queda de manifiesto en varios pasajes: "Así que, por cuanto los hijos [nosotros mismos] participaron de carne y sangre, él [Jesús] también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte [suya] al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo" (He. 2:14). Aquí al diablo se le describe como responsable de la muerte. Pero " la paga del pecado es muerte" (Ro. 6:23). Por lo tanto, el pecado y el diablo deben ser paralelos. En forma similar, Santiago 1: 14 dice que nuestros malos deseos nos tientan, llevandonos a pecar y, por lo tanto, a la muerte; pero Hebreos 2:14 dice que el diablo produce la muerte. El mismo versículo dice que Jesus tuvo nuestra naturaleza a fin de destruir al diablo. Contraste esto con Romanos. 8:3 : "Dios, enviando a su hijo en semejanza de carne de pecado [es decir, en nuestra naturaleza]... condenó al pecado en la carne". Esto muestra que el diablo y las tendencias pecaminosas que están innatas dentro de la naturaleza humana, son efectivamente lo mismo. Es vitalmente importante entender que Jesús fue tentado igual que nosotros. Un entendimiento erróneo de la doctrina del diablo significa que no podemos apreciar correctamente la naturaleza y obra de Jesús. Fue sólo debido a que Jesús tuvo nuestra naturaleza humana –el "diablo" dentro de él – que podemos tener la esperanza de salvación (He. 2:14-18; 4:15). Al vencer los deseos de su propia naturaleza, Jesús pudo destruir al diablo en la cruz (He. 2:14). Si el diablo es un ser personal, entonces ya no más debería existir. Hebreos 9:26 dice que Cristo fue manifestado "por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado". Hebreos 12:14 asocia esto con la declaración de que por medio de su muerte Cristo destruyó al diablo en sí mismo. Por su muerte, Jesús destruyó en perspectiva "el cuerpo del pecado" (Ro. 6:6), es decir, la naturaleza humana con su capacidad de pecar en nuestro cuerpo mismo.
"El que practica el pecado es del diablo" (1 Jn. 3;8), porque el pecado es el resultado de ceder a nuestros propios deseos malos y naturales (St. 1:14,15), a los cuales la Biblia llama "el diablo". "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Jn. 3:8). Si estamos en lo correcto al decir que el diablo es nuestros malos deseos, entonces las obras de nuestros malos deseos, es decir lo que resulta de ellos, son nuestros pecados. Esto se afirma en 1 Juan 3:5: "El [Jesús] apareció para quitar nuestros pecados". Esto confirma que "nuestros pecados" y "las obras del diablo" son lo mismo. Hechos 5:3 proporciona otro ejemplo de esta conexión entre el diablo y nuestros pecados. Pedro dice a Amanías: "¿Por qué llenó Satanás tu corazón?" Luego en el versículo 4 Pedro dice: "¿Por qué pusiste esto en tu corazón?" Concebir algo malo dentro de nuestro corazon es lo msimo que Satanás llene nuestro corazón. Si nosotros concebimos, por ejemplo, un plan pecaminoso, entonces se origina dentro de nosotros. Isaías 59:13 define mentir como "concebir y proferir de corazón palabras de mentira". Si una mujer concibe un hijo, éste no existe fuera de ella; se origina dentro de ella. Santiago 1:14,15 usa la misma figura al describir cómo nuestras pasiones conciben y producen el pecado, el cual produce la muerte. Salmos 109:6 hace un paralelo entre una persona pecadora y un "satanás": "Pon sobre él al impío, y Satanás esté a su diestra", es decir, con autoridad sobre él (compare Sal. 110:1).
PERSONIFICACION
Sin embargo, Ud. puede razonablemente replicar: ‘¡Pero habla como si el diablo fuera una persona!’ Eso es totalmente correcto; Hebreos 2:14 habla del "que tenía el imperio [el poder] de la muerte, esto es, al diablo". Incluso una breve lectura de la Biblia muestra que a menudo usa la personificación –hablando de una idea abstracta como si fuera una persona. De modo que Proverbios 9:1 habla de una mujer llamada "sabiduría" que edifica una casa, y Proverbios 20:1 compara el vino a un escarnecedor, y Rom. 6:23 compara al pecado con un pagador que da la paga de la muerte. Esta característica se discute más ampliamente en la Digresión 5. Nuestro diablo, el "diabolos", a menudo representa nuestros malos deseos. No obstante, uno no puede tener un diabolismo abstracto; los malos deseos que están en el corazón de un hombre no pueden existir separadamente de un hombre; por lo tanto "el diablo" ha sido personificado. A menudo el pecado es personificado como un amo (por ejemplo, Ro. 5:21;6:6,17; 7:13,14). Por consiguiente es comprensible que al "diablo" también se le personifique, en vista de que "el diablo" también se refiere al pecado. De la misma manera, Pablo habla de nosotros como que tenemos dos seres, por decirlo así, dentro de nuestra carne (Ro. 7:15-21): el hombre de la carne, "el diablo", lucha con el hombre del espíritu. No obstante es evidente que no hay dos seres personales literales luchando dentro de nosotros. A esta parte pecadora de nuestra naturaleza se le a personificado como "el malo" (Mt. 6:13) -el diablo de la Biblia. La misma frase griega traducida aquí como "el malo", se ha traducido como ese "perverso" en 1 Corintios 5:13, mostrando que cuando una persona cede al pecado, su lado malo –o sea, él mismo– se convierte en un "malo", o el ‘diablo’. Aun en el Antiguo Testamento el pecado fue personificado como ‘Belial’ (traducido como "impío" en 1 S. 2:12). Realmente ha sido aceptado que ‘diablo’ y ‘satanás’ se usan para personificar al pecado, pues si leemos estas palabras como si siempre se refirieran a un ser literal, entonces tendríamos serias contradicciones. Así "el diablo" es un león (1 P. 5:8), un cazador (2 Ti. 2:26) y una serpiente (Ap. 12:9). No puede ser todas estas cosas. Lo que sea el diablo (y nosotros creemos que se refiere esencialmente al pecado humano) es personificado de varias maneras.
EL ‘DIABLO Y SATANÁS’ EN UN CONTEXTO POLÍTICO
Estas palabras "diablo" y "satanás" se usan también para describir el orden mundial inicuo y pecador en el cual vivimos. A las jerarquías sociales, políticas y seudo-religiosas del genero humano se les puede mencionar como "el diablo". En el Nuevo Testamento, el diablo y satanás a menudo se refieren al poder político y social de los sistemas judío y romano. De modo que leemos que el diablo echará a los creyentes en la cárcel (Ap. 2:10), refiriéndose a las autoridades romanas que encarcelaban a los creyentes. En este mismo contexto leemos que la iglesia en Pérgamo estaba situada donde se hallaba la sede o trono de Satanás – es decir, el lugar de gobierno de una colonia romana en Pérgamo, donde también había un grupo de creyentes. No podemos decir que Satanás mismo, si existe, tenía personalmente un trono en Pérgamo.
El pecado individual se define como una transgresión contra la ley de Dios (1 Jn. 3:4). Pero el pecado expresado colectivamente como una fuerza política y social opuesta a Dios es una fuerza más poderosa que el pecado individual; es este poder colectivo que a veces es personificado como un ser poderoso llamado el diablo. En este sentido, Irán y otras potencias islámicas han llamado a los Estados Unidos "el gran Satanás"—es decir, el gran adversario de su causa, en un sentido político y religioso. Así es como las palabras ‘diablo y satanás’ se usan a menudo en la Biblia.
En conclusión, es probablemente cierto decir que en este tema más que en ninguno otro, es vital basar nuestro entendimiento en un concepto equilibrado de toda la Biblia más bien que construir masivas doctrinas sobre unos pocos versículos que contienen frases llamativas que parecen referirse a las creencias comunes referentes al diablo. El Estudio 6:1 y esta sección recompensarán una nueva lectura cuidadosa y devota. Se sostiene que la posición doctrinal bosquejada aquí es la unica manara de tener un entendimiento razonable de todos los pasajes que se refieren al diablo y a satanás. Esas palabras se pueden usar como nombres comunes, o en algunos pasajes se refieren al pecado que se halla dentro de nuestra propia naturaleza humana. En las digresiones que acompañan a este estudio se consideran algunos de los pasajes más ampliamente mal entendidos que se citan en apoyo de las ideas populares.
Aquellos que tienen problemas para aceptar nuestras conclusiones deberían hacerse las siguientes preguntas: (1) ¿Se personifica al pecado? Claro que sí. (2) ¿Es cierto que la palabra ‘satanás’ se puede usar simplemente como un adjetivo? Sí, así es. Por lo tanto, ¿qué verdadero problema puede haber para aceptar que al pecado se le personifica como a nuestro enemigo o satanás? A menudo al mundo se le personifica en la cartas y evangelio de Juan; ¿qué mejor título para esta personificación que ‘satanás’ o ‘el diablo’? |
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6.3 LOS DEMONIOS
Las dos secciones previas han explicado por qué no creemos que el diablo o satanás sea un ser o monstruo personal. Si aceptamos que no existe semejante ser, entonces se desprende seguramente que los demonios a los cuales se les considera como los siervos del diablo, tampoco existen. Mucha gente parece creer que Dios nos da las cosas buenas de la vida, y que el diablo y sus demonios nos dan las cosas malas, y nos quitan las cosas buenas que Dios nos da.
La Biblia enseña claramente que Dios es la fuente de todo poder (véase el Estudio 6.1), y que él es responsable de las cosas buenas y de las malas de nuestra vida:
"Formo la luz y creo las tinieblas... hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto" (Isaías 45:7).
"De parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén" (Miqueas 1:12).
"¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?" (Amós 3:6).
Por lo tanto, cuando recibimos pruebas, deberíamos aceptar que vienen de Dios, no echarle la culpa a un diablo o demonios. Job fue un hombre que perdió muchas cosas buenas con las cuales Dios le había bendecido, pero él no dijo: "Estos demonios me han quitado todo lo que Dios me dio". Escuchen lo que él dijo :
Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21).
"¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?" (Job 2:10).
Una vez que entendemos que todas las cosas son de Dios, cuando tenemos problemas en la vida podemos orar a Dios para que él los quite, y si él no lo hace, podemos tener la seguridad de que nos los está dando a fin de que desarrollemos nuestro carácter, y que a la larga es para nuestro bien:
"Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él, porque el Señor al que ama [no los demonios] disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos, porque, ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos" (Hebreos 12:5-8).
DIOS: FUENTE DE TODO PODER
Dios es la fuente de todo poder :
"Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí" (Isaías 45:5).
"No hay Dios sino yo. No hay Fuerte [la palabra hebrea para ‘dios’ realmente significa ‘poder’]; no conozco ninguno", dice Dios (Isaías 44:8).
"Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él (Dt. 4:35).
Tales versículos ocurren una y otra vez por toda la Biblia. Como Dios es la fuente de todo poder y el único Dios, por lo tanto él es un Dios celoso como a menudo nos lo recuerda (Ex. 20:5; Dt. 4:24).
Dios se vuelve celoso cuando su pueblo empieza a creer en otros dioses, si le dicen: ‘Tu eres un Dios grandioso, un Dios poderoso, pero en realidad creo que a pesar de eso hay otros dioses fuera de tí, auque no sean tan poderosos como tú’. Es por eso que no podemos creer que hay demonios o un diablo en existencia al igual que el verdadero Dios. Este es precisamente el error que cometió Israel. Gran parte del Antiguo Testamento se ocupa en mostrar cómo Israel desagradó a Dios al creer en otros dioses al mismo tiempo que en él. En la Biblia veremos que los ‘demonios’ en los cuales cree la gente hoy en día son precisamente iguales a aquellos falsos dioses en los cuales creía Israel.
LOS DEMONIOS SON IDOLOS
En 1 Corintios, Pablo explica por qué los cristianos no deberían tener nada que ver con la adoración de ídolos ni creer en tales cosas.
En los tiempos bíblicos la gente creía que los demonios eran dioses menores a los cuales podían adorar para que terminaran los problemas que llegaban a su vida. Por lo tanto, hicieron modelos de demonios que eran igual que ídolos, y los adoraban. Esto explica por qué Pablo usa intercambiablemente las palabras "demonio" e "ídolo" en su carta:
"Lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagaís participes con los demonios... mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró" (1 Co. 10:20,28). Así que ídolos y demonios son efectivamente lo mismo. Note como Pablo dice que ellos sacrificaron "a demonios [ídolos], y no a Dios"—los demonios no eran Dios, y como hay sólo un Dios, se desprende que los demonios no tienen ningún poder en absoluto, no son dioses. Esto se explica con más claridad en 1 Corintios 8:4:
"Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo [equivale a un demonio] nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios". Un ídolo, o un demonio, no tiene existencia en absoluto. Hay sólo un verdadero Dios, o poder, en el mundo. Pablo prosigue (vrs. 5,6):
"Pues aunque haya algunos que se llamen dioses"... (como hay muchos dioses y muchos señores) [tal como la gente cree en muchos tipos de demonios hoy en día —un demonio causa que Ud. pierda su trabajo, otro causa que su esposa lo abandone, etc.], para nosotros [los verdaderos creyentes], sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas [tanto buenas como malas, como hemos visto en las referencias anteriores]".
Más prueba de que la gente de los días del Nuevo Testamento creía que los demonios eran ídolos o ‘dioses’, se halla en Hechos 17:16-18. Aquí se describe como Pablo predicó en Atenas, la cual era una "ciudad entregada a la idolatría", por lo tanto adoraban a muchos ídolos diferentes. Después de escuchar a Pablo predicar el evangelio, la gente decía: "Parece que es predicador de nuevos dioses [demonios]; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurreción". Así que la gente pensaba que "Jesús" y "la resurreción" eran nuevos demonios o ídolos que se les estaba dando a conocer. Si Ud. lee el resto del capítulo, verá como Pablo pasa a enseñar la verdad a esta gente, y en el v.22 él dice: "Sois muy religiosos" [literalmente: dedicados a la adoración de demonios] y él explica cómo Dios no está presente en sus demonios o ídolos. Recuerde que Dios es la única fuente de poder. Si él no está en los demonios, entonces los demonios no tienen ningun poder porque no hay otra fuente de poder en este universo – es decir, no existen.
LOS ‘DEMONIOS’ DEL ANTIGUO TESTAMENTO ERAN IDOLOS
Volviendo al Antiguo Testamento, hay más prueba de que "demonios" es lo mismo que ídolos. Deuteronomio 28:22-28,59-61 predijo que la enfermedad mental sería uno de los castigos por adorar a ídolos o demonios. Esto explica que en el Nuevo Testamento se vinculen a los demonios con las enfermedades mentales. Pero debe observarse que el lenguaje de demonios se vincula con enfermedades, no con el pecado. No leemos de que Cristo haya expulsado demonios de la envidia, asesinato, etc. También debe observarse que la Biblia habla de que la gente tiene un demonio o enfermedad, y no que los demonios causaron la enfermedad. Es significativo que la versión griega del Antiguo Testamento (la Septuaginta) usara la palabra ‘daimonion’ para ‘ídolo’ en Deuteronomio 32:17 y Salmos 106.37; esta es la palabra que ha sido traducida como "demonios" en el Nuevo Testamento. Salmos 106:36-39 describe los errores de Israel y compara a los ídolos de Canaán con los demonios:
"Y [los hijos de Israel] sirvieron a sus ídolos, los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán... Se contaminaron así con sus obras, y se prostituyeron con sus hechos". |
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Queda claramente demostrado que los demonios son sólo otro nombre para ídolos. Dios describe a su adoración de demonios como adoración de "sus obras... sus hechos" porque su creencia en demonios era el resultado de la imaginación humana; los ídolos que ellos crearon eran "sus obras". Así que aquellos que hoy día creen en demonios están creyendo en cosas que han sido imaginadas por hombres, la creación de hombres, más bien que lo que nos ha enseñado Dios.
Deuteronomio 32:15-24 describe la ira de Dios cuando su pueblo cree en demonios: Israel "menospreció la Roca de su salvación. Le despertaron a celos con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones. Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido... que no habían temido vuestros padres... y [Dios ] dijo: Esconderé de ellos mi rostro... porque son una generación perversa, hijos infieles. Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos... Yo amontonaré males sobre ellos".
Así que Dios describe a los demonios como lo mismo que ídolos, abominaciones y vanidades, cosas en las cuales es en vano creer, que no tienen existencia. Creer en demonios muestra una falta de fe en Dios. No es fácil tener fe de que Dios suministra todo, tanto lo bueno como lo malo, en la vida. Es más fácil pensar que las cosas malas vienen de otro, porque una vez que decimos que vienen de Dios, entonces necesitamos tener fe de que Dios los quitará o que finalmente van a ser provechosos para nosotros.
DEMONIOS DEL NUEVO TESTAMENTO
Pero usted puede decir: ¿Qué hay de todos los pasajes en el Nuevo Testamento que claramente hablan de demonios?
Una cosa debemos dejar en claro: la Biblia no puede contradecirse, es la palabra de Dios Todopoderoso. Si se nos dice claramente que es Dios quien nos trae los problemas, y que es él la fuente de todo poder, entonces la Biblia no puede también decirnos que son los demonios (dioses menores opuestos a Dios) quienes nos traen estas cosas. Parece significativo que la palabra ‘demonios’ sólo ocurre cuatro veces en el Antiguo Testamento, y siempre se refiere a la adoración de ídolos, pero ocurre muchas veces en los relatos del evangelio. Sugerimos que esto es porque en la época en que se escribieron los evangelios, era el lenguaje cotidiano decir que cualquier enfermedad que no pudiera ser entendida era culpa de demonios. Si los demonios realmente existen, y son responsables de nuestras enfermedades y problemas, entonces deberíamos leer más acerca de ellos en el Antiguo Testamento. Pero no leemos allí en absoluto acerca de ellos en este contexto.
DEMONIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO
Decir que los demonios eran echados fuera de alguien es decir que eran sanados de una enfermedad mental, o de una enfermedad que no era entendida en esa época. La gente que vivia en el primer siglo tendía a culpar de todo lo que no podían entender a seres imaginarios llamados "demonios". Como la enfermedad mental era difícil de entender con el nivel de conocimiento médico que tenían , la gente se referia a aquellos afligidos como personas ‘poseidas por un demonio’. En los días del Antiguo Testamento, un espíritu maligno o impuro era un lenguaje que se refería a un estado mental perturbado (Jue. 9:23; 1 S. 16:14; 18:10). En los días del Nuevo Testamento, el lenguaje acerca de espìritus malignos y posesión de demonios había llegado a referirse a aquellos que sufrían una enfermedad mental. La asociación entre demonios y enfermedad se muestra en lo siguiente: "Trajeron a él [a Jesús] muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios... para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías [en el Antiguo Testamento], cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias" (Mt. 8:16,17). Así que las enfermedades y dolencias humanas son lo mismo que ser poseído por "demonios" y "espíritus malignos".
La gente pensaba que Jesús estaba loco y decían que esto se debía a que él tenía un demonio: "Demonio tiene, y está fuera de sí" (Jn. 10:20; 7:19,20; 8:52). Por lo tanto, creían que los demonios causaban la locura.
SANANDO A LOS ENFERMOS
Cuando los "endemoniados" eran sanados, se decía que ellos regresaban a su "juicio cabal" (Mr. 5:15; Lc. 8:35). Esto implica que estar "endemoniado" era otra manera de decir que alguien estaba mentalmente mal, es decir, no en su juicio cabal.
Se dice que los "endemoniados" eran "sanados" o "curados" (Mt. 4:24; 12:22; 17:18), implicando que la posesión de demonios es otra manera de describir la enfermedad.
En Lucas 10:9 Jesús dijo a sus 70 apóstoles que salieran y "sanaran a los enfermos", lo que efectivamente hicieron. Cuando regresaron dijeron (v.17): "Aun los demonios se nos sujetan en tu nombre". Una vez más, demonios y enfermedad se describen por igual. Algunas veces los apóstoles sanaban a la gente en el nombre de Jesús, y aquí tenemos un ejemplo de esto (véase también Hch. 3:6; 9:34).
EL LENGUAJE COTIDIANO
Así que vemos que en el Nuevo Testamento era lenguaje cotidiano describir a alguien como poseído por demonios si estaba mentalmente enfermo o tenía una enfermedad que nadie entendía. La creencia cultural contemporánea griega y romana era que los demonios podían poseer a las personas, y por consiguiente crear enfermedades mentales. Aquellos ‘cristianos’ que creen en la existencia de demonios están en realidad diciendo que las creencias paganas contemporáneas en esta área eran perfectamente correctas. La Biblia está escrita en lenguaje que la gente puede entender. Tan sólo porque usa el lenguaje cotidiano, eso no significa que la Biblia o Jesús creían en demonios. De la misma manera en castellano tenemos la palabra ‘lunático’ para describir a alguien que está mentalmente enfermo. Hoy en día usamos esa palabra ‘lunático’ para describir a alguien que está demente, pero no significa que creemos que la demencia es ocasionada por la luna.
Si estas palabras fuesen anotadas y releídas dentro de 2000 años (si Jesús no hubiese regresado) la gente podría pensar que nosotros creemos que la luna causa demencia, pero ellos estarían equivocados porque sólo estamos usando el lenguaje cotidiano, como lo hizo Jesús hace 2000 años atrás. En forma similar, describimos a cierto desorden hereditario como ‘el baile de San Vito’, que no es causado ni por ‘San Vito’ ni es un ‘baile’, sino que al usar el lenguaje cotidiano, lo llamamos ‘el baile de San Vito’. Es evidente que Jesucristo no nació el 25 de diciembre; no obstante, el presente escritor aún usa el término ‘día navideño’ cuando se refiere a ese día, aunque no creo que deberíamos guardar ese día como la celebración del nacimiento de Cristo. Los nombres de algunos días de la semana están basados en la adoración pagana de ídolos: Lunes tiene que ver con la luna; martes, con el planeta marte, etc. Usar estos nombres no significa que compartimos las creencias paganas de aquellos que acuñaron originalmente nuestro idioma. ‘Influenza es asimismo un término de uso común hoy en día. Estrictamente significa ‘influenciado por demonios’. Cuando a Daniel le llamaron ‘Beltsasar’, un nombre que se refiere a un dios pagano, el registro inspirado de Daniel 4:19 lo llama también ‘Beltsasar’, sin señalar que esta palabra reflejaba un concepto falso. Hablo acerca del ´Papa´ como un medio de identificar a alguien, aun cuando yo pienso que es un error creer que realmente él es un ´papa’ o padre (Mt. 23:9).
En los días de Ezequiel había un mito de que la tierra de Israel era responsable de las desventuras de aquellos que la habitaban. Esto no era cierto y sin embargo, Dios razona con Israel usando la idea que entonces era popular. "Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: Comedora de hombres, y matadora de los hijos de tu nación has sido; por tanto [la tierra] no devorarás más hombres... dice Jehová el Señor" (Ez. 36:13,14). Había una creencia pagana común de que el mar era un gran monstruo que deseaba engullir a la tierra. Aunque esto es evidentemente falso, la Biblia a menudo usa esta expresión a fin de ayudar a que sus lectores capten la idea que se está presentando. Véase Job 7:12 (traducción de Moffat); Amós 9:3 (Moffat); Jeremías 5:22; Salmos 89:9; Habacuc 3:10; Mateo 14:24 (texto griego); Marcos 4:37. La mitología asiria llamaba ‘Rahab’ a este rebelde monstruo marino; y este es exactamente el nombre que se daba al monstruo marino de Egipto en Isaías 51:9.
En vista de que la Biblia es inspirada de Dios, es imposible que la Biblia esté tan solo reflejando las influencias paganas que eran comunes en la época en que fue escrita. Debe ser que Dios está concientemente aludiendo a las creencias contemporáneas a fin de mostrar que Él es la fuente final de poder; Él es quien controla al ‘monstruo’ del mar, de manera que este hace la voluntad de Dios. Por lo tanto, Dios corrigió el error fundamental de las creencias de esta gente de que habían fuerzas activas en el mundo que no estaban sujetas al control de Dios; y por lo tanto, eran malas por implicación. Sin embargo, en este caso, la Biblia no se aparta de su camino para refutar la insensatez de creer que hay un monstruo inmenso al acecho en el mar, o que el mar es un monstruo.
Otro ejemplo se halla en la descripción de relámpagos y nubes de tormenta como una "serpiente tortuosa" (Job 26:13; Isaías 27:1). Esto estaba evidentemente aludiendo a la creencia pagana contemporánea de que los relámpagos y formaciones de nubes atemorizantes eran en realidad visiones de una inmensa serpiente. Estos pasajes no exponen la insensatez de semejante idea, ni intentan una explicación científica. En cambio, destacan que Dios controla estas cosas. La actitud de Cristo ante la prevaleciente creencia en demonios es idéntica en este punto; sus milagros claramente demostraron que el poder de Dios era absoluto y completo, no limitado por las supersticiones de hombres referentes a los así llamados ‘demonios’. Aquellos que creen que los relatos del Nuevo Testamento acerca de ‘demonios’ prueban que tales seres verdaderamente existen se ven obligados a aceptar que el mar es realmente un monstruo, y que el relámpago es en realidad una enorme serpiente. Este es sin duda un argumento poderoso; debe haber un reconocimiento de que la Biblia usa el lenguaje cotidiano en el cual está escrita, sin necesariamente apoyar las creencias que forman la base de ese lenguaje. Hemos mostrado que nuestro propio uso del lenguaje es similar. La Biblia hace esto a fin de confirmar la clase de verdades básicas que consideramos en los Estudios 6.1 y 6.2: que Dios es Todopoderoso; él es responsable de nuestras tribulaciones; el pecado procede de dentro de nosotros. Todas estas cosas pueden tener sentido cuando reconocemos la grandeza del poder de Dios para salvar. Los llamados ‘hipercríticos’ están constantemente desenterrando enlaces entre el lenguaje de la Escritura y las creencias y conceptos de las culturas circunvecinas en las cuales la Biblia se inspiró y fue escrita. Estos son comprensibles cuando se entiende que la Biblia usa un lenguaje que puede aludir a creencias locales, pero que lo hace así a fin de destacar que Jehová, el único Dios verdadero, es muchísimo más grande que las pequeñas creencias de hombres las cuales habrían sido conocidas para aquellos que leyeron por primera vez las palabras inspiradas recién salidas de la boca del profeta.
Teniendo esto presente, es sorprendente cuantos ejemplos se pueden hallar en el Nuevo Testamento acerca del lenguaje cotidiano que se usó sin que este haya sido corregido. He aquí algunos ejemplos:
- Los fariseos acusaron a Jesús de hacer milagros por el poder de un dios falso llamado Beelzebú. Jesús dijo: "Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú. ¿Por quién los echan vuestros hijos?" (Mateo 12:27). 2 Reyes 1:2 nos dice claramente que Beelzebú era un dios falso de los filisteos. Jesús no dijo: ‘Tomen en cuenta que 2 Reyes 1:2 dice que Beelzebú es un dios falso, así que la acusación de Uds. no puede ser cierta’. No, él habló como si Beelzebú existiera, por que estaba interesado en hacer llegar su mensaje a la gente a la que él predicaba. Así, de la misma manera Jesús hablaba acerca de echar a los demonios—él no decía "en realidad, ellos no existen", él sencillamente predicaba el evangelio en el lenguaje cotidiano.
- Hechos 16:16-18 contiene las palabras de Lucas, dichas bajo inspiración: "nos salió al encuentro una muchacha que tenía un espíritu de adivinación [texto griego: espíritu de Pitón]". Pitón era el nombre de un Dios falso en el cual creían algunos en el primer siglo, posiblemente era el mismo dios Apolo. Así que Pitón definitivamente no existía, pero Lucas no dice que la muchacha estaba ‘poseída por un espíritu de Pitón el cual, a propósito, no existe’. De la misma manera los relatos del evangelio no dicen que Jesús ‘echaba fuera los demonios que, a propósito, en realidad no existen", Ese es sólo el lenguaje cotidiano para referirse a las enfermedades’.
- Lucas 5:32 consigna a Jesús diciendo a los judíos inicuos: "No he venido a llamar a justos". El estaba infiriendo: ‘No he venido a llamar a aquellos que creen que son justos’. Pero Jesús les hablaba en sus propios términos, aun cuando técnicamente, el estaba usando un lenguaje incorrecto. Lucas 19:20-23 muestra a Jesús usando las palabras incorrectas del hombre de un talento en la parábola con el fin de razonar con él; pero él no corrige las palabras erróneas que usó el hombre.
- La Biblia a menudo habla del sol que ´sale’ y que se ‘pone’; esta es una manera humana de expresarlo, pero no es científicamente correcto. Asimismo se habla de la enfermedad en el lenguaje técnicamente ‘incorrecto’ de ‘demonios’. Hechos 5:3 habla de cómo Ananías engañó al Espíritu Santo. En realidad esto es una imposibilidad, no obstante lo que Ananías pensó hacer se señala como un hecho, aun cuando no lo fue.
- Hay muchos ejemplos bíblicos del lenguaje que se usaba, el cual era comprensible en la época en que fue escrito, pero ahora es desconocido para nosotros, por ejemplo: "Piel por piel" (Job 2:4) aludía a la antigua práctica de comercializar pieles de valor equivalente; a un homosexual se le llama ‘perro’ en Deuteronomio 23:18. El lenguaje acerca de los demonios es otro ejemplo.
- Los judíos de los días de Cristo pensaban que ellos eran justos porque eran descendientes de Abraham. Por lo tanto, Jesús se dirigió a ellos como "justos" (Mt. 9:12,13), y dijo: "Sé que sois descendientes de Abraham" (Jn. 8:37). Pero él no creía que eran justos, como a menudo lo dejaba en claro, y por su razonamiento en Juan 8:39-44 claramente demostró que ellos no eran descendientes de Abraham. Así que Jesús aceptaba las creencias de la gente en su valor nominal, sin contradecirles inmediatamente, pero en cambio demostraba la verdad. Hemos mostrado que este era el enfoque de Dios al tratar con las creencias paganas que eran comunes en la época del Antiguo Testamento. La actitud de Cristo con respecto a los demonios en la época del Nuevo Testamento era la misma; sus milagros de origen divino dejaban perfectamente claro que las enfermedades las causaba Dios, y no otra fuerza, en vista de que era Dios quien tenía el portentoso poder para sanarlas.
- Pablo citó poetas griegos, con el propósito de confundir a aquellos que creían lo que enseñaban los poetas (Ti. 1:12; Hch. 17:28). Lo que estamos sugiriendo está compendiado en la respuesta de Pablo al encontrar un altar dedicado a la adoración "Al Dios no conocido", es decir, cualquier deidad pagana que pudiese existir, pero que la gente de Atenas hubiese pasado por alto. En vez de reprocharlos por su insensatez al creer en esto, Pablo los llevó, desde donde estaban, a creer en el único Dios verdadero, al cual ellos no conocían (Hechos 17:22,23).
- Efesios 2:2 habla del "príncipe de la potestad del aire". Esto alude claramente a los conceptos mitológicos de Zoroastro- la clase de cosas que los lectores de Pablo creyeron en otro tiempo. Pablo dice que en otro tiempo ellos vivieron bajo el "príncipe de la potestad del aire". En el mismo versículo, Pablo define esto como "el espíritu [actitud de la mente] que... opera" en el hombre natural. Previamente ellos habían creido en el concepto pagano de un príncipe espíritual celestial; ahora Pablo destaca que el poder al cual ellos estuvieron formalmente sujetos era el de su propia mente. De este modo se alude y se habla de la idea pagana sin reprocharla específicamente, al mismo tiempo que se muestra la verdad referente al pecado.
-Hechos 28:3-6 describe que una serpiente letal atacó a Pablo enroscándosele en el brazo. La gente que estaba en derredor decidió que Pablo era un homicida, a quien "la justicia no deja vivir". Su entendimiento de la situación era totalmente erróneo. Pero Pablo no les explicó esto en detalle; en cambio hizo un milagro – sacudió la serpiente sin que ésta lo mordiera.
-Los milagros de Jesús expusieron el error de creencias locales, tales como la de los demonios, sin corregirlas expresamente. En Lucas 5:21 los judíos hicieron dos declaraciones falsas: que Jesús era un blasfemo, y que solamente Dios podía perdonar pecados. Jesús no los corrigió verbalmente; en cambio hizo un milagro que probaba la falsedad de esas declaraciones.
- La creencia de Jesús claramente era que las acciones hablaban más fuerte que las palabras. El raramente denunciaba las ideas falsas directamente; así que no refutó la idea de que la ley mosaica era incapaz de ofrecer salvación, pero mostró por sus acciones, tales como sanando en un día de reposo, lo que era la Verdad. Cuando fue injustamente acusado de ser un samaritano, Jesús no lo negó (Jn. 8:48,49, compárese con 4:7-9) aun cuando su linaje judío, como la simiente de Abraham, era vital para el plan divino de salvación (Jn. 4:22).
-Aún cuando los judíos sacaron la conclusión errada (¡deliberadamente!) de que Jesús estaba "haciéndose igual a Dios" (Jn. 5:18), Jesús no lo negó explicitamente; en cambio argumentó poderosamente que sus milagros mostraban que él era un hombre que actuaba en nombre de Dios, y por lo tanto NO era igual a Dios. Los milagros de Jesús también mostraron el error de creer en demonios. El milagro de Cristo de sanar al paralítico en el estanque fue para mostrar la insensatez del mito judío de que en tiempo de pascua un ángel tocaba el agua del estanque de Betesda, transmitiéndole propiedades curativas. Este mito está anotado sin una negación directa de su creencia; el relato del milagro de Cristo es la exposición de su falsedad (Jn. 5:4).
-2 Pedro 2:4 dice que la gente inicua va al Tártaro (traducido como "infierno" en muchas versiones). El Tártaro era un lugar mítico del mundo subterráneo, sin embargo Pedro no corrige esa idea, sino más bien la usa como un símbolo de completa destrucción y castigo del pecado. El uso de Cristo de la palabra Gehena fue similar (véase el Estudio 4:9).
¿ REALMENTE CAUSAN ENFERMEDADES LOS DEMONIOS ?
Todo aquel que cree que existen los demonios tiene que hacerse la siguiente pregunta: "Cuando estoy enfermo. ¿es por causa de los demonios?" Si cree que las referencias del Nuevo Testamento acerca de los demonios se refieren a dioses menores que andan por ahí haciendo mal, entonces tiene que contestar que sí. En ese caso, ¿cómo puede usted explicar el hecho de que muchas enfermedades atribuidas a los demonios ahora pueden sanarse o controlarse con medicamentos? La malaria es un ejemplo clásico. Mucha gente en África creía hasta recientemente que la malaria era causada por demonios, pero ahora sabemos que la malaria puede sanarse con quinina y otros medicamentos. ¿Está usted entonces diciendo que cuando los demonios ven las pequeñas tabletas amarillas bajando por su garganta, se asustan y huyen? Algunas de las enfermedades que Jesús sanó, que se describen como resultado de la posesión de demonios, han sido identificadas como el tétano o la epilepsia, las cuales pueden ser aliviadas con medicamentos.
Un amigo mío procedente de una aldea en las afueras de Kampala, en Uganda. Nos dijo que la gente solía creer que la malaria era causada por demonios, pero una vez que vieron que los medicamentos la controlaban con facilidad, dejaron de culpar a los demonios. Sin embargo, cuando alguien tenía malaria cerebral (que causa una seria enfermedad mental), todavía culpaban a los demonios. Un doctor fue de una ciudad cercana y les ofreció medicamentos como sanidad contra la malaria, pero ellos rehusaron porque dijeron que lo que necesitaban era algo para combatir a los demonios, no a la malaria. El doctor regresó después y dijo: "tengo un medicamento que hará huir a los demonios"; la persona enferma tomó ansiosamente el medicamente, y mejoró. Las segundas tabletas eran exactamente las mismas que las primeras. El doctor no creía en demonios, pero usó el lenguaje cotidiano para que la persona lo entendiera, al igual que el "Gran Médico", el Señor Jesús, de hace 2000 años atrás.
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DIGRESIÓN 17: BRUJERÍA
Esta digresión está escrita en gran medida para satisfacer las necesidades de aquellos que viven en Africa y en otras partes del mundo donde la brujería es una característica común de la vida diaria. Es reconocido por todos los verdaderos estudiantes de la Biblia que recurrir a hechiceros, médicos brujos y similares es incompatible con la posesión de la verdad. Sin embargo, convengo en que los médicos brujos son más baratos y a menudo más accesibles que un doctor profesional, lo que conbinado con su aparente éxito, los hace atractivos. Necesitamos examinar este problema de una manera bíblica y lógica. Esta es la única manera en que Uds. encontraran la fortaleza para resistir la tentación de usar los servicios de estas personas.
LAS PRETENSIONES DE LA BRUJERÍA
En primer lugar, las pretensiones que estos brujos hacen acerca de sus éxitos necesitan ser analizadas. Podemos estar seguros de que hay bastante exageración en las pretensiones que hacen acerca de sus éxitos. Sus sanidades no se hacen nunca a la luz pública, donde todos puedan ver. Si en verdad tuvieran éxito, entonces presumiblemente estarían trabajando en hospitales, y se hallarían en todo el mundo. Tampoco se sabe nunca el estado exacto de salud de aquellos a quienes afirman haber sanado -no queda claro cuánto mejoran realmente.
Aquellos de Uds. que tengan que enfrentar esta tentación deben preguntarse si tienen prueba definitiva de su poder -por ejemplo, ¿ha visto Ud. (no tan sólo haberse enterado) a un hombre que se haya cercenado un brazo en un aserradero, que haya acudido a un brujo y regresar con un brazo nuevo funcionando perfectamente? Esta es la clase de evidencia que necesitamos antes de que podamos darles credibilidad. Deuteronomio 13:1-3 es aún más estricto; a Israel se le enseñó que si un brujo hacía una señal o prodigio que pareciera ser un milagro, de todas maneras no habían de creer en esa persona a menos que hablara verdadera doctrina conforme a la palabra de Dios. Está claro que los médicos brujos no creen la verdad tal como está revelada en la Biblia; por lo tanto no deberíamos ser tentados a darles crédito como si tuvieran verdadero poder, en vista de que todo poder procede de Dios (Ro. 13:1; 1 Co. 8:4-6).
En segundo lugar, el tipo de dolencias con las que ellos tratan es significativo. Ahora se reconoce que nosotros usamos solo cerca del 1% de nuestro poder del cerebro. El resto parece estar más allá de nuestro poder para usarlo conscientemente (sin duda lo haremos en el Reino). Sin darnos cuenta, nuestra mente puede tener un efecto casi físico en nuestro cuerpo. De este modo se ha sabido de psicólogos (aquellos que estudian la mente) que han sanado a gente que sufría de enfermedades de la sangre logrando que ellos imaginen intensamente que su sangre está constituída adecuadamente y que trabaja normalmente. Los doctores admiten que ocasionalmente se producen sanidades que no dependen de la medicina convencional. En forma similar, el tener mucha tensión mental puede producir úlceras estomacales y dolores de cabeza. Relajar la mente o ejercitarla de cierta manera puede hacer que estos malestares desaparezcan. Pero si, por ejemplo, uno de nuestros brazos es cercenado en un aserradero, ningún grado de ejercicio mental puede hacer que se nos restituya. Son solo las dolencias que controla nuestra mente las que los brujos parecen poder afectar. Debido a que no entendemos plenamente como funciona nuestra mente, parece que esta sanidad se debe a algún poder físico que tienen estos brujos. Pero esto no es así; es su influencia en la mente de la gente lo que produce este efecto.
LA FUENTE DE PODER
Sin embargo, todo poder es de Dios. Tanto las cosas buenas como las cosas malas, tales como las enfermedades, las trae él –no los brujos. Este es un tema muy común en la Escritura: Isaías 45:5-7; Miqueas 1:12; Amós 3:6; Exodo 4:11; Deuteronomio 32:39; Job 5:18. Compensará efectuar una cuidadosa lectura de estos pasajes. Se desprende que es a él a quien deberíamos recurrir en oración si estamos enfermos, haciendo todo lo humanamente posible por medio del uso de la medicina convencional para rectificar el problema. Si recurrimos a los médicos brujos estamos recurriendo a la gente que pretende que tiene el control sobre ‘los poderes de las tinieblas’, lo que les permite sanarnos. Pero nosotros sabemos que esos poderes en los cuales ellos creen no exiten. Dios es la fuente de poder. Recurrir a brujos es creer que Dios no es todopoderoso, y que otros poderes, en los que los brujos reclaman influencia, son los que nos traen nuestras enfermedades.
Pensar de esa manera es muy desagradable para Dios. Israel escogió creer en Dios, pero también creía que habían otros poderes que actuaban en nuestra vida, con quienes ellos tenían que tratar por medio de la adoración de ídolos hechos a estos poderes. Esto causó tanta ira a Dios que los desechó como pueblo suyo (Dt. 32:16-24). En lo que a Dios concierne, a menos que tengamos fe completa en él, realmente no estamos creyendo en él en absoluto. Afirmar tener fe en el verdadero Dios de Israel pero aceptar también la existencia de otros poderes separados de Dios, y permitir que un médico brujo trate de influir en esos poderes para que nos dejen en paz, es actuar precisamente como lo hizo Israel en el pasado. La larga y triste historia de la idolatría de Israel está "escrita para nuestro conocimiento". No deberíamos tener participación alguna con aquellos que creen en estos poderes.
"¿Qué comunión [tiene] la luz con las tinieblas?... ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente... Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor... y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas" (2 Co. 6:14-17).
Si realmente hacemos el esfuerzo y sacrificio para separarnos de estas cosas, entonces tenemos la gloriosa seguridad de que realmente somos hijos de Dios mismo. Un padre natural instintivamente cuida de su hijo cuando está enfermo. ¿Es realmente tan difícil concentrar nuestra fe para creer que nuestro Padre Celestial hará aun más que eso?
Es un hecho que los brujos sólo tienen influencia en aquellos que creen en ellos. De manera similar, alguien que ha perdido a un ser querido puede acudir a un medium o brujo y pedirle que vea a la persona fallecida. El medium le dirá que cierre los ojos y que imagine muy claramente el rostro de la persona. El cliente puede fijar su mente en una fotografía de la persona que él puede recordar claramente. Entonces el medium puede leer en la mente del cliente, y con un poco de exageración hablar acerca de la persona en términos realistas, de manera que el cliente queda persuadido que el medium ha visto viva a la persona fallecida. Note que ninguna prueba sólida se da jamás de que la persona está viva. Pero si el cliente rehusa creer u obedecer a la medium, entonces no hay ningún resultado en absoluto.
Los ‘brujos’ que normalmente decían al Faraón y a Nabucodonosor sus sueños no habrían tenido sus puestos de responsabilidad a menos que tuvieran un éxito razonable. Sin duda ellos usaban mucho esta técnica de leer la mente. Sin embargo, cuando Dios intervino en la vida de las personas con las cuales ellos estaban tratando, tal como intervino en la vida del Faraón y Nabucodonosor, entonces ellos perdían este poder. De forma similar, Balac confiaba en los poderes de Balaam para maldecir a la gente –le ofreció grandes compensaciones financieras por sus servicios, diciendo que él sabía por experiencias pasadas que "el que tú maldigas será maldito" (Nm. 22:6). Pero Balaam quien era de alguna forma el equivalente a un médico brujo, descubrió que su capacidad normal había desaparecido cuando trataba con el pueblo de Israel. Evidentemente, tales personas no tenían poder alguno cuando trataban con gente relacionada con el Dios verdadero, sin importar qué fama puedan haber ganado por su éxito cuando trataban con otra gente.
BRUJERÍA EN LA BIBLIA
El significado práctico de esto es que si somos tentados a acudir a un médico brujo, entonces debemos tener fe total en él. No tiene objeto usar los servicios de brujos si sólo esperamos lo mejor; y probablemente ellos tendrán el mismo razonamiento. Poner fe total en tales personas y en la existencia de los poderes que ellos pretenden controlar, significa que tenemos una total falta de fe en el poder absoluto del Dios verdadero. Si realmente creemos en los relatos acerca del Faraón, Balac y Nabucodonosor ya mencionados, entonces no podemos acudir a un brujo con fe de que ellos tendrán algún efecto sobre nosotros. Los ejemplos considerados muestran que los brujos no tienen poder sobre el pueblo de Dios –lo que sabemos que nosotros somos por razón de nuestro llamamiento y bautismo.
La brujería está claramente clasificada por Pablo como una "obra de la carne", en la misma categoría que la "herejía" (doctrina falsa), adulterio y pornografía (Gá. 5:19-21). Él comenta: "Os amonesto, como ya os he dicho antes [es decir, ésta era una parte muy reiterada de la enseñanza de Pablo], que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios". El equivalente de esto bajo la ley de Moisés era el mandato de que todos los brujos, aquellos que practicaban la "adivinación" (otro nombre de la brujería) y aquellos que hacían pasar a sus hijos por el fuego habían de ser matados inmediatamente (Dt. 18:10,11; Ex. 22:18). Aquellos que hacían pasar a sus hijos por el fuego no eran los brujos –los brujos y los líderes idólatras enseñaban que para asegurar la protección contra las fuerzas del mal, los hijos de aquellos que querían protección tenían que ser pasados por el fuego. Así que vemos que tanto los brujos como aquellos que usaban sus servicios habían de ser matados; y bajo el nuevo pacto el castigo por hacer esto mismo es la exclusión del reino de Dios.
Usar la brujería como un medio de mejoramiento personal es algo que Dios no querría que hiciéramos. En cada decisión en que nos vemos enfrentados con nuestra vida en Cristo, tenemos que preguntarnos seriamente: ‘¿Quiere Dios realmente que yo haga esto? ¿Haría yo esto si Jesús estuviera parado junto a mi?’ En vista de la clara condenación de Dios a la brujería, creo que la respuesta es obvia: No, Dios no quiere que recurramos a ella. Samuel define a la brujería como algo relacionado con la "rebelión" (la palabra hebrea implica ‘provocación’) contra la palabra de Dios (1 S. 15:23). Provocar al Todopoderoso, como lo hizo Israel por su creencia en ídolos y brujería (Dt. 32:16-19), es sin duda inconcebible. Dios destaca que él había ordenado a Israel que expulsara a los cananeos debido a su creencia en la brujería, lo cual era aborrecible para él; a pesar de eso, los israelitas se unieron a esa práctica (Dt. 18:9-14). Así también como integrantes del Nuevo Israel de creyentes bautizados, no debemos hacer las cosas de este mundo maligno que nos rodea, de otro modo no podremos heredar eternamente nuestra tierra prometida del reino. Razonar que sólo es el brujo quien la practica, no viene al caso. Si esperamos sentir en nosotros los efectos de la brujería, entonces realmente la estamos utilizando.
Que Dios nos bendiga a todos a medida que caminamos por estos días finales del oscuro mundo gentil hacia su reino de Luz, verdad y gloria.
"Por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos... Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira... Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor... Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. Y el mismo Jesucristo, Señor nuestro, y Dios nuestro Padre , el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra" (2 Ts. 2:10-17).
http://www.biblebasicsonline.com/spanish/06/D17.html |
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¿¿¿Los ángeles que pecaron????
Griega el Tártaro es visto como un lugar del inframundo y también como deidad. El Tártaro era un lugar mucho más profundo que el Hades. Así como el Tártaro, el Hades Griego fue considerado como deidad y un lugar dónde habitaban las almas de los muertos. Más tarde, con los romanos, que siguieron muchas tradiciones de la mitología helénica, aplicaron el concepto de Tártaro al lugar en la que iban las almas pecadoras. El poeta Virgilo describe el lugar como muy inmenso, rodeado del incandescente rió Flegetonte y de grandes murallas que lo hacían inaccesible para el escape. Los pecadores eran castigados allí por sus obras terrenales.
A lo largo de cada escrito de las Escrituras Hebreas conocida como el Tana´J, vemos que no hay mención de “ángeles malos o que desobedecieron al Eterno” como la religión lo ha pintado sino mas bien estos “ángeles” en las Escrituras Hebreas muchas veces se refieren a “mala´j” o “malajim” que lo único que representa es “mensajero o mensajeros” de una noticia(s). y pueden ser tanto “seres inteligentes no de este mundo” así como personas
Cito algunos ejemplos de la palabra “mala´j” en el Tana´j refiriéndose a personas humanas.
Esta es la palabra hebreo para “mala´j”
H4397
מַלְאָךְ malák;
Isaías 30:4 Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes,
וּמַלְאָכָיו =umal´akai
1Samuel 11:9 Y respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de Galaad: Mañana al calentar el sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros y lo anunciaron a los de Jabes, los cuales se alegraron.
לַמַּלְאָכִים =lamal´akjim
2 Crónicas 36:16 Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Elohim, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de YHWH contra su pueblo, y no hubo ya remedio.
בְּמַלְאֲכֵי הָאֱלֹהִים =bemal´akjim haelohim
OTROS EJEMPLOS: 1 REYES: 20.9, ISAIAS 42.19, 1 REYES 22.13, JUECES 6.35
Cabe aclarar ciertos puntos sobre el tema:
1.- no existen malajim-mensajeros celestiales que se revelan ante su Creador
2.- si existen malajim terrenales que se revelan ante su Creador. Los humanos.
3.- no hay un satan o diablo suelto con sus demonios en los aires.
4.- si hay satan que hacen males a Israel y cualquier persona. Nosotros mismo con nuestras acciones.
Comprendiendo estos puntos analicemos el siguiente pasaje:
2Pedro 2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; Reyna Valera 1960
Cuál es el contexto?
De que se habla?
Pues bien, si leemos todo el capítulo 2 de la Segunda Carta de Shimon Kefa nos daremos cuenta que empieza a hablar de los falsos profetas y maestros que han estado entre el pueblo y que estos por su avaricia y vanagloria inducirán a las herejías destructoras que causan disolución entre los clanes y familias de Israel, mismo que esperan su justo juicio.
Y es aquí donde Shimon Kefa conecta lo que está sucediendo en su tiempo y las actitudes de los israelitas con lo que ocurrió siglos pasados según se encuentra registrado en la Tora. Mas sin embargo el verso 4 del capítulo II el cual estamos leyendo no es muy especifico por decirlo así pero por el contexto que el esta describiendo parece ser que nos está relatando el libro de Bereshit-Genesis Capitulo 6:1-3 donde los “hijos de Elohim” toman “hijas de los hombre” y empieza haber ya una depravación y maldad muy grande en aquellas tierras donde el Eterno decide poner fin a toda carne.
- Después habla del mabul-diluvio – no perdono y hubo juicio.
- De la destrucción de Sodoma y Gomorra - no perdono y hubo juicio.
Comentarios de los sabios
2 “VIERON BENÉ ELOHIM A LAS HIJAS DEL HOMBRE QUE ERAN BELLAS Y TOMARON MUJERES PARA ELLOS, DE TODAS LAS QUE PREFERÍAN.” El pasaje comprendido entre los versículos 1 y 4 ha sido motivo de comentarios e interpretaciones controvertidas por parte de los exégetas del Tanaj de todos los tiempos. Se distinguen, sin embargo, dos corrientes: una, la de los que quieren ver en Bené Elohim/hijos de Elohim una suerte de seres celestiales o ángeles, corriente en la que se incluyen algunos sabios del Midrash. Por supuesto, esta interpretación puede encontrar una base linguística, pero queda totalmente fuera del contexto y, lo que es más. se opone a la lógica bíblica de este mismo texto.
Es decir, que si los transgresores del orden ético y moral — pedido por D’s a los hombres — habrían sido ángeles o seres celestiales. ¿Por qué entonces D’s va a derramar su ira sobre la humanidad trayendo sobre ella un diluvio? Dice Abarbanel refutando. La otra corriente, en la cual encontramos a Ibn Hezra, Abarbanel, Luzzatto, entre otros, sostiene que Bené Elohim son seres humanos. En los albores mismos de lo que más tarde será la base de la exegesis bíblica Onkelos traduce בני רברביא - Hijos de nobles-, hijos de personas importantes o hijos de los fuertes.
Hemos visto ya que la palabra Elohim es empleada en el Tanaj con la acepción de jueces. En Salmos 82: 6-7 leemos: “Yo dije: Elohim sois vosotros e hijos del Altísimo sois todos, empero cual hombre moriréis y como cualquier príncipe caeréis.” Vemos aquí un eco de nuestro versículo (Gén. 6:2), es decir, que los hombres en su elevación son llamados Bené Elohim — Bené Helión בני עליון y en su desvío o caída de la dimensión ético-moral son llamados “Adam”, en la acepción de hombre sin importancia especial. Véase en Guía de los Perplejos, Parte I Cap. XIV la opinión de Maimónides a esta interpretación de la palabra Adam. Esta interpretación no está en contradicción, ni con el contexto, ni con la lógica bíblica, en cuanto a la ley de “recompensa y castigo” que rige todo el pensamiento bíblico.
“...Y TOMARON MUJERES PARA ELLOS, DE TODAS LAS QUE PREFERÍAN...” Rambán ha entendido que estamos frente a un caso de perversión sexual donde: ‘Los hombres tomaban a las mujeres en contra de la voluntad de las mismas — y la Torah lo relata como injusticia — amen de posesionarse de mujeres desposadas.” Esta perversión irá en aumento hasta que D’s traiga el diluvio sobre la humanidad. Cabe extraer la conclusión, de acuerdo a Rambán, de que existe un derecho natural, que el hombre creado por D’s debe respetar, aún si este derecho natural, como su nombre lo indica, no es una legislación escrita. Esta es una de las implicancias del hecho de haber sido creados Betselem Elohim בצלם אלוהים, es decir, con una dimensión ética nata en el ser humano.
3 “DIJO ADONAI: NO CONTENDERÁ ETERNAMENTE MI ESPÍRITU POR CAUSA DEL HOMBRE, PORQUE ES CARNE, SERÁN, PUES, SUS DÍAS. CIENTO VEINTE AÑOS.” Aparentemente la Torah está presentando aquí un dilema entre Midat hadín y Midat Harahamim
מידת הדין- מידת הרחמים— el atributo de la Justicia Divina y el atributo de la Misericordia Divina. El hombre compuesto de espíritu y materia tenía, en este momento de la historia, una fuerte tendencia a lo material. D’s a través de Midat harahamim מידת הרחמים persevera, dando una oportunidad más al hombre. En este caso hay una decisión: La humanidad tendrá un plazo de ciento veinte años para un cambio de actitud.
“SERAN SUS DIAS CIENTO VIENTE ANOS”
Este se refiere a los días de la humanidad y no a los del individuo en particular, para tratar de reparar el daño causado. Esta as la opinión de Onkelos, Ibn Hezra y Seforno, entre otros.
4 “LOS NEFILIM ESTABAN EN LA TIERRA EN AQUELLOS DÍAS Y TAMBIÉN DESPUÉS DE ESTO...ELLOS ERAN LOS HÉROES DE ANTAÑO, HOMBRES DE RENOMBRE.” Nos hemos abstenido de traducir la palabra nefilim, pues la mera traducción no conduce a una compresión de este vocablo. La palabra deriva de la raíz hebrea Nafol נפל caer— cosa que ha dado base a varios comentarios que creemos pertenecen al reino de la alegoría más que a la interpretación literal. Esta palabra figura sólo en dos oportunidades: en este capítulo y en números 13:33 cuando los exploradores que Moisés envía para reconocer la tierra de Quenahan, informan respecto de hombres de gran estatura, mencionando especialmente a los hijos de Hanak, que eran los nefilim. Seguramente de allí surge la traducción de Nefilim como gigantes. Podríamos concluir pues, que los Nefilim habían adquirido renombre por su origen antediluviano y su persistencia hasta por lo menos la época de Moisés.
5 "Y VIÓ ADONAI QUE GRANDE ERA LA MALDAD DEL HOMBRE SOBRE LA TIERRA, Y QUE TODO IMPULSO DEL PENSAMIENTO DE SU CORAZÓN ERA ÚNICAMENTE EL MAL, TODO EL TIEMPO.” “Vió Elohim todo cuanto había hecho y he aquí que era muy bueno...” (Génesis 1:31). Entre estos dos versículos están encuadradas las diez generaciones habidas entre Adam y Noah que no han podido vivir y desarrollarse de acuerdo a la voluntad de Su creador. La Creación ha sido vista por D’s como “muy buena” en el inicio de la misma, mientras que diez generaciones más tarde predomina el mal creado por el hombre. Por lo tanto y de acuerdo al pensamiento bíblico el hombre jamás podrá desvirtuar la finalidad de D’s al crear nuestro mundo. El hombre fue creado, de acuerdo a los sabios del Talmud, con el atributo de la Misericordia de D’s מידת הרחמים, que es la Providencia de D’s por sus creaturas, pero cuando el hombre, por su conducta arbitraria y destructiva, rechaza esa Providencia y esa Misericordia, entonces, D’s rige al mundo con מידת הדין que es el atributo de la Justicia, con el rigor que ello implica. Abarbanel destaca el hecho que “grande era la maldad del hombre sobre la tierra” lo que quiere decir que el mal se había extendido por doquier el hombre hollaba con sus pies la tierra que D’s habla creado para él. Cuando el mal llega a esos límites y desbordes no es posible revertirlo, tal como se puede reeducar y hacer retornar hacia D’s a un individuo cuando se desvía de Su camino. No obstante la Torah no dice que el corazón del hombre es malo sino que el impulso del corazón del hombre era malo todo el tiempo, o sea que si bien la Torah acepta la naturaleza del hombre y sus impulsos, no tolera que estos impulsos sean predominantes todo el tiempo.
6 “LAMENTOSE ADONAI POR HABER CREADO AL HOMBRE SOBRE LA TIERRA Y SE ENTRISTECIÓ.” La terminología antropomórfica es notoria en este versículo y ha despertado el comentario de todos los sabios de Israel que interpretan la Toráh. Veremos así que Onkelos, en su Targum, traduce libremente este versículo, sin atenerse a su rigor lingüístico. Rabbi Ishmahel, en el Talmud, nos enseña que la Torah habla en el idioma del hombre.
Abarbanel, basándose en el Midrash, señala que, así como se le atribuye regocijo a D’s por haber creado el mundo: “sea la Gloria de D’s eterna, regocíjese Adonai con Su creación” (Salmos 104:31) indicando que la sensación de regocijo de la cual habla el salmista implica el permanente cuidado de D’s hacia el hombre, y, del mismo modo señala la tristeza de D’s, lo que, en términos antropomórficos, marca la interrupción de la afluencia del cuidado y providencia de D’s por el hombre.
7 “DIJO ADONAI: BORRARÉ AL HOMBRE QUE HE CREADO, DE SOBRE LA FAZ DE LA TIERRA” “Él es polvo, traeré sobre él agua y lo diluiré...” (Rashí). Creemos que este comentario de Rashi podría estar basado en Jeremias 18:1 y s.s. “Descendí pues, a la casa del alfarero y he aquí que él hacia su labor sobre las piedras. Empero se deformó la vasija que estaba haciendo con arcilla— en la mano del alfarero —, más él volvió e hizo otra vasija como plugo ante los ojos del alfarero para hacer... ...Pues he aquí cual arcilla en mano de alfarero, así sois vosotros en Mi mano...”
Si bien estas palabras del profeta Jeremías fueron dichas en un contexto histórico nacional del pueblo de Israel, evidentemente, la idea es anterior a dicho contexto, como lo ha entendido también Rashi.
Es claro en todo el contexto que no se está hablando de “ángeles caídos” ni de diablos bajados del cielo… sino de “gente con autoridad” que se rebeló o no quiso seguir mas la ordenes del Creador. Estos son los “malajim” que habla esta carta.
Está claro que los malajim celestiales no “transgreden la voz de SU Creador”, solo los malajim terrenales o sea nosotros..
La palabra Infierno es la que aparece en la mayoría de las traducciones cristianas en este texto. Pero la palabra griega que está detrás de la castellana es “tártaro”. Que implica esta palabra???.. Pues bien esta palabra solo puede ser entendida en el mundo de la mitología griega como ya antes se explico al inicio de este estudio. Solamente aparece 1 sola vez en todos los Escritos de los Primeros Discípulos y ninguna vez en todo el Tana´J, Entonces esto se vuelve un poco complejo ya que estos textos quizás fueron manipulados por la “iglesia romana” hace siglos para tratar de que haya una continuidad en la forma y manera de pensar de sus doctrinas erróneas y de dioses que adoraban todos ellos.
Pero de alguna forma podemos limpiar y dar forma a la idea original que el traductor quiso mostrar atreves de estos textos. Y a la luz de todas las Escrituras Hebreas es que la idea del “tartato” nos muestra: el abismo de tinieblas, abismo, regiones inferiores, obviamente no me refiero a un lugar “físico” sino mas bien espiritual de la persona que está por su “caída” y esto es por dejar al Bore Olam-Creador y seguir su impulso animal, por ser aberrante, por dejar la senda ya trazada.
La siguiente es una posible traducción:
II Carta de Shimon Kefa
“Porque si Elohim no perdonó a los malajim-jueces de autoridad-principes que pecaron, sino que arrojándolos al abismo los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.”
En otras palabras: estos malajim - mensajeros, jueces con rango autoritativo de aquella época y aun puede ser de nuestro tiempo transgredieron al Creador y al hacerlo el mismo Eterno los dejo en sus propios deseos carnales, encadenados en ese “abismo de tinieblas” que toda persona puede “caer” y de esta manera reserva juicio para sí mismo.
Yehuda 1:6
Y a los malajim que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran Día.
Una vez más parece ser que los autores hablan de los mismos acontecimientos narrados en la Torah, para mostrarnos que el justo juicio del Eterno tarde que temprano llega por la falta de amor a su Tora y por buscar los deseos egoístas que lo único que hacen es deformar al ser humano. |
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La Enseñanza Bíblica Acerca de la Tentación
Hace casi 100 años que un autor desconocido escribió las siguientes líneas para acompañarlas a un dibujo de su "Su Majestad Satánica ":
"Helo aquí, con cuernos y pezuña,
los párrocos lo llaman el diablo:
ellos nos dicen que vive en un sofocante lugar,
donde fantasmas y duendes están de juerga.
"Dicen que tiene una cola muy larga,
y lleva un tridente,
y que algunas veces sale de su sofocante lugar,
para vagar por la tierra.
"Dicen que puede asumir con facilidad
el aspecto de un brillante ángel,
y entonces, para variar, toma la forma
de un león rugiente en la noche.
"Que tiene poder para actuar y comportarse como le plazca,
estar en cincuenta lugares al instante;
y que para cumplir sus malignos designios,
puede ser tan sagaz como un sabio, o como un zopenco".
En el presente, la mayoría de las personas ya no conciben al diablo de esa manera. Pero aún hay muchos que creen que existe el diablo, que posee un inmenso poder para el mal (algunos dicen que es un ángel caído), y que está tratando constantemente de destruir la obra de Dios entre los hombres y mujeres. Dicen que es el diablo el que susurra secretamente en nuestro oído y nos tienta hacia el mal.
Por supuesto, surgen verdaderas dificultades al aceptar semejante idea. Para empezar, si el diablo era un ángel verdadero, ¿Cómo es que llegó a rebelarse contra Dios? ¿Y por qué permite Dios que un ser sobrenatural destruya su obra en la tierra? En todo caso, ¿dónde está el diablo en este momento? ¿Y cómo puede actuar?
¿Dónde puede encontrarse la respuesta?
Una cosa está clara: esta es una pregunta religiosa. Así que si hemos de resolver el asunto, debemos acudir a la Biblia, la única gran fuente de todo lo que sabemos acerca de Dios y Jesucristo. ¿Adónde más iría Ud. para encontrar una respuesta seria a semejante pregunta?
Ahora bien, la Biblia ciertamente contiene varias alusiones al diablo y a Satanás. Así que acudamos a la Biblia. Pero dejemos una cosa clara desde el principio: debemos hacer todo esfuerzo por entender lo que los escritores bíblicos quisieron decir con las expresiones "diablo" y "Satanás". Es muy fácil, a medida que leemos los versículos bíblicos, que demos a los términos diablo y Satanás el significado que nosotros queremos. Y si ese significado no es el mismo que le dieron los escritores bíblicos, entonces ¡estamos cambiando su verdadero sentido!
Muchos de nosotros hemos tenido la experiencia de discutir con otros el tema del diablo y Satanás, y nos hemos dado cuenta de que la discusión no parece llevarnos a ninguna parte. Y la razón es clara: cuando se leen los pasajes bíblicos acerca del diablo y Satanás, diferentes lectores entienden su significado en un sentido diferente. La conclusión es clara: si hemos de llegar a la verdad acerca del diablo y Satanás, debemos averiguar qué quisieron decir los escritores bíblicos cuando usaron esos términos. No es bueno confiar en nuestro propio entendimiento o en el de otras personas. Debemos saber qué entendieron los escritores inspirados de la palabra de Dios acerca de este importante tema.
En una breve obra como esta, no podemos examinar todos los versículos de la Biblia que se refieren al diablo y a Satanás. Pero lo que verdaderamente necesitamos es una especie de llave--un entendimiento básico de lo que significan estos términos. Armados con esto, deberíamos poder desentrañar bastantes pasajes bíblicos.
Primero, Satanás.
Para encontrar la llave vital es importante empezar con el Antiguo Testamento, y no con el Nuevo. Para la oídos modernos esto puede parecer extraño, pero recuerde que el Antiguo Testamento se escribió primero, muchos siglos antes que el Nuevo. Y en vista de que realmente ambos forman una sola revelación de Dios, los escritores del Nuevo Testamento conocían el Antiguo Testamento muy bien en verdad. Lo citaban y usaban sus términos; y entre los términos que usaban estaba está Satanás. (En realidad, el término "diablo" ocurre muy rara vez en el Antiguo Testamento, y ahí se usa de manera diferente a como se usa en el Nuevo).
Así que empecemos con Satanás, el término del Antiguo Testamento. ¿Qué significa la palabra "Satanás"? No es difícil averiguarlo. Tome el caso de Balaam, que vivió en los días en que los hijos de Israel andaban errantes por el desierto. Él era un profeta al cual le había dicho Dios que no fuera a cierta misión contratado para maldecir a los israelitas. Pero él deseaba el dinero que se le había ofrecido como premio, así que fue. Montado en un asno, de pronto encontró que un ángel bloqueaba su camino: "Y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario [o enemigo] suyo" (Números 22:22). La palabra para adversario en hebreo es satan (de la cual procede nuestro término "Satanás"), y eso es precisamente lo que significa. Note dos cosas: satan aquí es una palabra corriente, que significa adversario o enemigo, y no es el nombre de una persona. La palabra ocurre de nuevo sólo diez versículos más adelante: el ángel dijo a Balaam: "He aquí yo he salido para resistirte" (v. 32), literalmente, "para ser un adversario tuyo". Esta es la primera vez que aparece la palabra satan en el relato hebreo. Note que este satan es un ángel bueno, "el ángel de Jehová", el cual está haciendo lo que quiere Dios, ¡y no un ser maligno!
Si miramos en una concordancia bíblica la manera en que se usa la palabra satan en el Antiguo Testamento, descubriremos que significa un adversario y un enemigo. Por ejemplo: "¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? [satanases] (2 Samuel 19:22). Y así en media docena de otros casos, donde la alusión es por lo general a hombres.
Satanás en el libro de Job
Aquí tenemos uno de los casos que con más frecuencia se cita en toda la Biblia. Los primeros versículos del capítulo uno describen a Job, que vive en la tierra de Uz, un hombre temeroso de Dios, que tenía muchas posesiones. Entonces, el versículo 6:
"Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás".
'¡Ahí está', dirán algunos, 'Satanás estaba en el cielo entre los ángeles! ¡Él debe ser un ser sobrenatural! Pero recordemos nuestra regla vital: Debemos entender los términos bíblicos en un sentido bíblico. Por ejemplo, los "hijos de Dios"; es cierto que una vez en Job (38:7), se usa este término en relación con los ángeles; pero en la Biblia en conjunto a menudo se usa con respecto a hombres y mujeres que verdaderamente adoran a Dios en contraste con aquellos que no lo hacen. Dios lo usó refiriéndose a Israel por medio del profeta Isaías:
"Trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre" (Isaías 43:6-7).
Así en el Nuevo Testamento, el apóstol Juan, refiriéndose a los creyentes en Cristo, escribió: "Amados, ahora somos hijos de Dios" (1 Juan 3:2). Así que no es necesario que los "hijos de Dios" entre los cuales vino "Satanás" (en el capítulo 1 de Job) sean ángeles del cielo; podrían ser personas de la tierra.
Pero, ¿cómo podrían estar ellos "presentes delante de Jehová", si no estaban en el cielo? De nuevo, l Biblia misma nos da la respuesta. A Moisés y a Josué se les dijo que se presentaran en el "tabernáculo de reunión", donde Dios nombraría a Josué como el nuevo líder de Israel (Deuteronomio 31:14-15). Muchos años después, Josué reunió a todos los ancianos de las tribus de Israel en Siquem donde "se presentaron delante de Dios" (Josué 24:1). Tiempo después, Samuel, a su vez, dijo a Israel: "Presentaos delante de Jehová" (1 Samuel 10:19). en el Nuevo testamento se dice que María, la madre de Jesús, poco después del nacimiento de su hijo, fue al templo de Jerusalén "para presentarle al Señor [...] para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor" (Lucas 2:22-24). Entonces, los "hijos de Dios", que se mencionan en el libro de Job, que "vinieron a presentarse delante de Jehová" habían ido juntos a adorar a Dios en el lugar correspondiente, y, por supuesto, en presencia del sacerdote designado en aquel tiempo. Este es un caso de adoración en la tierra, no en el cielo.
Pero, ¿qué puede decirse de "Satanás", que vino entre ellos? Aquí los traductores realmente no nos han jugado limpio, porque el idioma hebreo dice "el adversario". La letra mayúsculo inicial, S, de Satanás es una invención de los traductores, porque el idioma hebreo no hace distinción entre letras mayúsculas y otras. Incluso en el margen de algunas versiones de la Biblia los traductores han impreso la expresión "el Adversario", sugiriendo por la letra mayúscula inicial A (para lo cual no tienen evidencia alguna) que este es aquel Adversario especial, Satanás. Todo lo que el idioma hebreo nos justifica para decir es que "el adversario vino entre ellos".
Pero, ¿quién podría ser este adversario? Si este era un grupo que vino junto para adorar, él sería uno de ellos; en otras palabras, él era un hombre; y era enemigo de Job porque estaba celoso de él y deseaba perjudicarlo. Pero, ¿cómo entonces pudo producirse una conversación entre el Señor y el adversario? De nuevo, la Biblia misma provee la respuesta, porque en los tiempos del Antiguo Testamento a menudo los hombres recibían mensajes de Dios por medio de los sacerdotes designados en aquel tiempo. Por ejemplo, más de una vez David consultó al sacerdote cuando quería saber cuál era la voluntad de Dios para él, y el sacerdote le hablaba en representación de Dios. Así que este celoso enemigo de Job--quizás uno que posaba como amigo suyo--dijo a Dios por medio del sacerdote: 'Job sólo te sirve por lo que puede recibir. Pero trata de causarle problemas y entonces verás'. Y Dios, que tenía un gran propósito para con Job y deseaba verlo perfeccionado, permitió que el adversario realizara su envidioso deseo sobre Job. Pero, como el libro nos dice claramente, el poder era de Dios, no del adversario (Job 2:4-6).[1]
De modo que en este episodio no hay necesidad de un satanás sobrenatural ni hay tampoco prueba de que haya alguno. Todas las expresiones se usan comúnmente en relación con los hombres. La palabra satanás, en el Antiguo Testamento, significa un adversario; pero como nos muestra el ejemplo de Job, se desarrolla una tendencia natural para usarla en relación con un adversario maligno.
Pedro--un Satanás
Con este valioso entendimiento básico, veamos ahora un ejemplo del uso de "satanás" en el Nuevo Testamento. Pedro había hecho recién su notable declaración de creencia en Jesús como "el Cristo, el Hijo del Dios viviente", y, como resultado, Jesús había pronunciado una bendición sobre él. Pero entonces Jesús siguió hablando acerca de su destino; tendría que ir a Jerusalén y allí los líderes de los judíos lo apresarían y le darían muerte, pero él resucitaría al tercer día (Mateo 16:21). Pedro no podía entender ni aceptar esto, y empezó a reconvenir a Jesús: '¡Dios no lo quiera! Que esto nunca te ocurra'. en otras palabras, 'No debes pensar en semejante cosa'. Pero Jesús le dijo a Pedro: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo".
¿Por qué era Pedro un "satanás"?[2] Porque estaba actuando como 'un adversario' para Jesús; estaba tratando de persuadir al Señor para que no hiciera lo que él sabía que tenía que hacerse por su obediencia a la voluntad de Dios. Si Pedro hubiese salido con la suya, Jesús habría rechazado la voluntad de su Padre, y su gran sacrificio por el pecado en le luz no se habría realizado jamás. Así que Jesús tuvo que decirle a este "adversario" (satanás): "¡Quítate de delante de mí!". Y entonces añade un comentario que es muy importante para nuestro entendimiento: 'Tú eres un adversario y un tropiezo para mí', le dijo en efecto Jesús a Pedro, porque tu mente no está "en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (v. 23).
Así que este importantísimo ejemplo del Nuevo Testamento nos enseña algunas lecciones valiosas. Primero, este "satanás" era un hombre; segundo, rechazó la voluntad de Dios; tercero, lo que lo distinguía era que él deseaba en cambio hacer la voluntad de los hombres--una pista muy importante, como veremos más adelante.
Recordemos lo que hemos aprendido hasta ahora: un "satanás" es un adversario, y casi siempre un adversario malo. En los ejemplos que hemos visto, "satanás" era:
un ángel de Dios, que hacía la voluntad divina;
un hombre que aparentaba ser un verdadero adorador de Dios;
otros hombres que eran "adversarios";
y ahora a Pedro, un apóstol del Señor, que estaba oponiéndose a la voluntad de Dios.
Con este entendimiento general del significado de "satanás", deberíamos encontrar más claro una buena cantidad de pasajes de la Biblia.
Y ahora el diablo
Este es un término griego, no hebreo, y por lo tanto sólo se encuentra en el Nuevo Testamento. De nuevo debemos tratar de descubrir lo que realmente significa ese término. Podemos hacer esto fácilmente, porque hay pasajes en que los traductores mismos nos han mostrado. Escribiendo a Timoteo, el apóstol Pablo dice que "en los postreros días vendrán tiempos peligrosos"; en estos tiempos "habrá hombres amadores de sí mismos, avaros [...], calumniadores", etc (2 Timoteo 3:1-3). La palabra traducida como "calumniadores" es el plural de un término que generalmente se vierte como "diablo", y está relacionada con la palabra "diabólico".
De nuevo, al dar instrucciones acerca de cómo deben comportarse los creyentes cuando se reúnen para adorar, se refiere a las mujeres:
"Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo" (1 Timoteo 3:11).
Nuevamente, la palabra es la que se traduce generalmente como "diablo", aunque aquí está en plural. Los traductores nos han dado en estos dos pasajes el sentido básico de la palabra. Note una vez más que estos "diablos" son personas.
Pero el pasaje clave para entender la expresión "el diablo" del Nuevo Testamento, está en el capítulo 2 de Hebreos. A medida que leemos los primeros versículos de este capítulo, es evidente que el apóstol está escribiendo acerca de Jesús y sus seguidores; y él se refiere a los seguidores como los "hijos" de Jesús. Ahora bien, en el versículo 14, él llega a su notable declaración acerca del "diablo". Primeramente la presentamos aquí en extenso, y después la estudiaremos frase por frase para asegurarnos de que la entendemos:
"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo".
La primera frase dice muy claramente que los seguidores de Jesús son "carne y sangre", es decir, son hombres y mujeres corrientes. No hay problema en esto.
La segunda dice que Jesús participó de lo mismo, es decir, "carne y sangre". En verdad, el apóstol debe haber estado muy interesado de que sus lectores entendieran claramente que la naturaleza de Jesús era realmente la misma que la de sus seguidores--naturaleza humana; porque él recalca el asunto: "él también participó de lo mismo". No era necesario que el apóstol escribiera de esta enfática manera, a menos que haya estimado que era especialmente importante que sus lectores entendieran esta verdad vital. Que Jesús era un ser humano en todo sentido.
La tercera oración contiene tres declaraciones:
(1) que Jesús destruyó al diablo
(2) que lo hizo "por medio de la muerte", y que eso sólo puede significar por medio de su propia muerte, muriendo él; y
(3) que el diablo tiene "el imperio [poder] de la muerte".
Antes de que prosigamos, debemos clarificar una causa de malentendido. El lector, al ver una frase como "al que tenía el imperio de la muerte", naturalmente se siente inclinado a suponer que el diablo debe ser una persona, o un ser. Pero esto no es necesariamente así.
En nuestro idioma tenemos un sistema muy sencillo de representar el género; todos los varones pertenecen al género masculino, y se les menciona como "él"; todas las mujeres pertenecen al género femenino, y se les menciona como "ella"; todas las otras cosas son neutras, y se les menciona como "ello", o se omite el pronombre. Y a veces nos referimos a las cosas como si fueran personas. Esto se llama personificación.
Sin embargo, el griego (en cuyo idioma se escribió el Nuevo Testamento) es diferente. Tiene tres géneros, pero se usan de otra manera. Por supuesto, a los varones se les dirige como "él", y a las mujeres como "ella"; pero otras cosas pueden pertenecer a cualquiera de los tres géneros: masculino, femenino, o neutro.
Ahora bien, la palabra griega para el término diablo es masculina, así que el pronombre que se le aplica es "él". Pero esto no aclara si el diablo es una persona o no. El término griego es totalmente neutral. si deseamos probar que el diablo es una persona o no, debemos buscar nuestra evidencia en alguna otra fuente, no en esta expresión.
Veamos ahora nuestras "tres declaraciones" en este versículo.
Jesús destruyó al diablo. Así que el diablo está "muerto", o al menos será destruido para cuando esté terminada la obra de Jesús. Pero hay dos puntos notables acerca de esta declaración en Hebreos 2:14. El apóstol dice claramente que a fin de destruir al diablo, Jesús participó de la naturaleza humana. Bueno, ¿no es esto algo sorprendente? Si el propósito de Jesús era destruir a un enemigo poderoso, ¿no habría sido mucho mejor que hubiese tenido una naturaleza fuerte e inmortal como los ángeles? ¿Por qué razón participó de la débil naturaleza de carne y sangre? Obviamente, aquí hay un misterio que necesita explicación.
Pero eso no es todo. El apóstol dice claramente que la manera en que Jesús destruyó al diablo fue "por medio de la muerte" Y esto sólo puede significar por medio de su propia muerte". ¡Qué extraordinaria manera de liberarse de un enemigo poderoso, muriendo uno mismo!
Por estos dos puntos, que para eliminar al diablo, Jesús primeramente participó de la débil naturaleza humana, y después tuvo que morir, es evidente que "el diablo" de la Biblia debe ser algo completamente diferente de la idea que se tiene generalmente acerca del diablo.
Cuando usted encuentra un pasaje bíblico difícil de entender, es siempre útil localizar otro que se refiera al mismo tema, aunque en términos diferentes. Los dos pasajes se complementarán mutuamente. Ahora bien, existe semejante pasaje que nos puede ayudar en este caso. El mismo apóstol, en la misma carta, en el capítulo 9 de Hebreos, escribe acerca de la obra de Cristo. Se refiere así a su primera venida (que condujo a su muerte en la cruz):
"Pero [Jesús] ahora, en la consumación de los siglos[...], se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo" (v. 26).
De inmediato notamos que una de las cosas que se dice aquí es lo mismo que en Hebreos 2:14. La frase "por el sacrificio de sí mismo" significa claramente lo mismo que "por medio de [su propia] muerte". Así que probablemente las otras expresiones significan lo mismo. Pongámoslas frente a frente:
Hebreos 2:14 Hebreos 9:26
por medio de [su propia muerte] = por el sacrifico de sí mismo
para destruir al diablo = para quitar de en medio el pecado
En este valioso comentario paralelo aprendemos que "destruir al diablo" es lo mismo que "quitar de en medio el pecado" Entonces, el diablo debe ser una manera de referirse a la rebelión humana contra Dios, a lo que la Biblia llama pecado.
Ahora tenemos una valiosa manera de probar este entendimiento, porque Hebreos 2:14 declara que el diablo "tiene el imperio de la muerte". Ahora bien, según se dice en la Biblia, ¿quién tiene este poder?
El apóstol Pablo nos da la respuesta en dos pasajes muy útiles en la Carta a los Romanos:
5:21 -- "Así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la
justicia para vida eterna".
Aquí al pecado se le considera como un rey que gobierna sobre sus súbditos; y el efecto de su poder sobre ellos es la muerte. Veamos ahora en:
6:23 -- "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna.
Aquí el pecado es un amo que paga el salario a sus siervos; por su servicio a él, él les paga con la muerte.
Estos dos pasajes son ejemplos de personificación; es decir, se habla de algo como si fuera una persona, cuando en realidad no lo es. En ambos casos el pecado está personificado; y en ambos claramente es el pecado el que "tiene el imperio de la muerte".
De este modo la Biblia nos está diciendo que el verdadero diablo es el pecado.
http://www.bereans.org/espanol/diablo.htm |
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¿Cuál es el verdadero enemigo de Dios?
Suspendamos por un momento nuestra consideración para hacer una pregunta muy importante: Según dice la Biblia, ¿cuál es el gran enemigo de Dios? ¿Es algún ángel caído? ¿Es algún misterioso ser espiritual que trata de deshacer la obra de Dios en la tierra? De ninguna manera. Desde la primera hasta la última página de la Biblia hay pertinaz enemigo del propósito de Dios--el corazón y la mente humanos, la voluntad de hombres y mujeres de todo el mundo por satisfacer sus propios deseos.
Ya hemos tenido un indicio de esto en la reprimenda a Cristo a Pedro: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mateo 16:23). Él dijo casi lo mismo a los judíos que lo rechazaban:
"Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer" (Juan 8:44).
Sólo tenemos que preguntar: ¿Con qué se relacionan los "deseos" en toda la Biblia? La respuesta es clara: es siempre con la naturaleza humana.
El apóstol Pablo en su Carta a los Romanos presentó con mucha firmeza las tendencias naturales de nuestra naturaleza. Él está haciendo un contraste entre la vida de servicio a Dios (el espíritu) con la vida ocupada en satisfacer los deseos naturales (la carne), y declara:
"Porque ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz" (Romanos 8:6).
De modo que hay dos maneras que podemos elegir para vivir: tratar de hacer la voluntad de Dios, o hacer nuestra propia voluntad. Acerca de la segunda, Pablo hace este devastador comentario:
"La mente carnal es enemistad contra Dios".
Así que aquí está el gran enemigo de Dios: el deseo humano. ¡Y qué obstinado enemigo es este! Porque Pablo prosigue:
"Porque [la mente carnal] no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede" (Romanos 8:5-7).
Él había dicho lo mismo al escribir a los gálatas:
"Andad en el Espíritu [es decir, vive según el camino de Dios], y no satisfagáis los deseos de la carne". Note que "la carne" exige que se le satisfaga.
Luego añade:
"Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí", y el resultado es: "para que no hagáis lo que quisiereis" (Gálatas 5:16-17).
No hay duda de que donde debemos buscar al gran enemigo de Dios es en nuestro corazón y mente. Y Santiago nos dice donde debemos buscar la fuente de nuestras tentaciones para hacer el mal. ¿Somos desviados por algún espíritu sobrenatural que nos susurra al oído? De ninguna manera, porque él dice:
"Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido".
Así que nuestro propio "deseo" es el origen de nuestras tentaciones; y Santiago nos dice cuál es el resultado:
"Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte" (Santiago 1:14-15).
La larga historia del género humano consignada en la Biblia muestra cuan verdadera es esta enseñanza. La primera pareja de seres humanos prefirió su propio deseo antes que la obediencia a Dios, y pecaron. La raza humana decayó en "corrupción y violencia", y Dios tuvo que castigarla con el diluvio. Israel, al que Dios rescató de la esclavitud en la tierra de Egipto, y se le dio una oportunidad especial para que fuera el pueblo de Dios, se apartó de Dios y prefirió adorar ídolos y comportarse de una manera inmoral como los impíos pueblos que tenían a su alrededor. Jesús, el Hijo de Dios, demostró la verdad y gracia de su Padre entre los hombres; ellos lo rechazaron y lo crucificaron. Y en los siglos siguientes, los hombres han abandonado la enseñanza de Dios y pervertido sus caminos. Sí, el gran enemigo de Dios son los hombres y mujeres que realizan sus propios deseos naturales.
Cómo se usan los términos diablo y Satanás
De modo que el diablo y Satanás son personificaciones del pecado; es decir, son palabras que se usan para representar al pecado.
A veces la personificación se efectúa en una sola persona. Ya hemos visto que Pedro fue "Satanás". Jesús dijo a los discípulos: "¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?" (Juan 6:70). Y ese era Judas, el cual lo traicionó. A esta clase corresponde la serpiente de Edén, la cual sugirió a Eva que lo que le había dicho Dios no era cierto. De modo que "la serpiente" se convierte en un símbolo bíblico del poder del pecado.
A veces a una organización de personas, un gobierno, por ejemplo, se le podría describir como el diablo o Satanás. Hay dos interesantes ejemplos de esto en Apocalipsis, capítulo 2. En su carta a los creyentes de Esmirna trasmite las palabras de Jesús de la manera siguiente:
"No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados [...]. Sé fiel hasta la muerte" (v. 10).
Esto se escribió en el primer siglo de nuestra era, cuando los creyentes en Cristo estaban sufriendo persecución, por motivo de su, a manos del gobierno pagano de Roma. Ese era "el diablo" que echaría a algunos en la cárcel; aptamente llamado "el diablo" porque era enemigo de los siervos de Dios.
O en el versículo 13, en la carta a Pérgamo:
"Yo conozco [...] dónde moras, donde está el trono de Satanás" (v. 13).
¡Así que Satanás reinaba en Pérgamo! Ciertamente este habitaba ahí; no hay duda de que era el cuartel general del gobierno romano para esa parte de la provincia de Asia.
Pedro se refiere a la misma época de persecución con estas palabras:
"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8).
Que él estaba refiriéndose en verdad a los cristianos que eran perseguidos es evidente por lo que dice a continuación:
"Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo" (v. 9).
El gobierno pagano de Roma era el diablo en este caso.
A veces "el diablo" o "Satanás" representa el principio o poder del pecado, como quiera que sea manifestado. En este sentido podemos entender el relato de la tentación de Jesús. Ya hemos visto cómo Jesús participó plenamente de nuestra naturaleza humana (Hebreos 2:12). Como resultado, él experimentó todas nuestras tentaciones, porque la Escritura nos dice: "Fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado". En su tentación en el desierto "el diablo" es la personificación de esa urgencia humana por satisfacer sus propios deseos; él la venció completamente y permaneció sin pecado.
Cuando los discípulos regresaron donde Jesús, contentos porque habían podido sanar enfermedades, él les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo" (Lucas 10:18); es decir, previó el tiempo venidero en que no sólo las enfermedades, sino todo el poder del pecado y del mal, resumidos en el término "Satanás", será derribado de su posición reinante en el mundo; será "destronado" y reemplazado por el poder de Dios, cuando regrese Cristo a establecer el reino de Dios en la tierra.
Esta es, pues, la sencilla llave que desentraña los pasajes difíciles acerca del diablo y Satanás; busque su origen en el poder del pecado mostrado en los deseos, las debilidades y las acciones de los hombres; y la mayoría de los pasajes se aclararán.
Por qué es importante
¿Tiene importancia si entendemos o no entendemos esto? Sí, la tiene, por dos razones al menos.
Primero, si la Biblia realmente nos está enseñando que el diablo y satanás representan en general el pecado humano en todas sus actividades, entonces eso es lo que el Señor quiere que sepamos. Es una verdad revelada en su palabra, la Biblia, y deberíamos querer entenderla; no deberíamos contentarnos con dejarnos extraviar por falsas ideas que son comunes en el mundo.
Segundo, la razón por la cual Dios ha expresado esta verdad en su palabra es que para nosotros hace una gran diferencia. Considere un momento: si tenemos la idea de que nuestras debilidades y fracasos a la vista de Dios se deben a la sutil influencia de algún espíritu maligno sobrenatural independiente de nosotros, ¿no nos sentiríamos inducidos a evadir nuestra responsabilidad? ¿No nos sentiríamos inclinados a decir: 'Bueno, no fue mi culpa--me tentó el diablo'?
Culpar a otro de nuestro pecado es algo que la Biblia nunca nos permite hacer. Es absolutamente esencial que entendamos el estado de nuestra naturaleza a la vista de Dios. Como lo expresó tan vigorosamente el apóstol Pablo: "Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Entender la enseñanza bíblica acerca del diablo y satanás es una gran ayuda para aceptar esta verdad.
Por otro lado--¡piense en el beneficio! si realmente entendemos que todos tenemos en nuestro interior un poderoso impulso de ignorar la voluntad de Dios y seguir nuestros propios deseos y buscar nuestra propia satisfacción, entonces estamos en el camino adecuado para darnos cuenta de cuan grande es nuestra necesidad de liberarnos de esta presión hacia el pecado, de manera que podamos recibir de parte de Dios el perdón de los pecados y tengamos una esperanza de vida eterna en el reino que Dios establecerá por medio de su Hijo. Mientras más nos damos cuenta de nuestra desesperada necesidad de liberación del estado de la naturaleza en que vivimos, más apreciaremos lo precioso que es el evangelio que predicó Cristo. ¿Cómo podemos valorizar un ofrecimiento de vida si no sabemos que estamos muriendo--para siempre? Para un hombre que sabe que está ahogándose, una mano de rescate es la vida, en verdad. Y este es nuestro caso: Dios está ofreciéndonos la vida en lugar de la muerte eterna.
Entonces, ¿tenemos que temerle al diablo?
Con toda seguridad debemos hacerlo--pero no al diablo de la creencia popular. Nuestro diablo está dentro de nosotros, en nuestro corazón y mente. Pero una vez que entendemos eso y lo aceptamos, podremos regocijarnos en el gran ofrecimiento de vida que nos hace Dios en su palabra por medio del sacrificio de su Hijo.
FRED PEARCE
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Traducido del inglés por Cástulo Martínez (CHILE).
http://www.bereans.org/espanol/diablo.htm |
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De manera que la incitación que 1 Crónicas atribuye a "Satanás," 2 Samuel la atribuye a Jehová. ¿Cómo se ha de resolver esta aparente contradicción? La respuesta es que no hay contradicción. En este caso, Dios mismo hizo el papel de adversario para con el pueblo y su rey. Acordémonos de que la palabra satán simplemente designa un enemigo o adversario, quienquiera que sea, y que la identificación del adversario en una situación determinada se ha de deducir del contexto. Puede que parezca extraño para algunos que Jehová mismo haga el papel de satán para con su pueblo, pero en realidad los advirtió en repetidas ocasiones de que se les volvería enemigo si se apartaran de sus mandamientos. Ya vimos un caso en que Su ángel hizo el papel de satán para con Balaam. En el libro de Isaías el profeta describe la actitud de Dios para con los israelitas de la siguiente manera:
"Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos." (Isaías 63:10)
En Jeremías 30:14 la palabra de Jehová dice:
"Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados..."
y en Lamentaciones 2:4-5 el mismo profeta Jeremías recalca:
"Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, y destruyó cuanto era hermoso. En la tienda de la hija de Sion derramó como fuego su enojo. El Señor llegó a ser como enemigo, destruyó a Israel..."
Habiendo contemplado esta evidencia de la forma en que Dios dijo que se había comportado con su pueblo escogido, y teniendo en mente el hecho de que la palabra satán significa precisamente enemigo o adversario, estamos en condición de apreciar la realidad de que por extraño que parezca a primera vista, Jehová mismo es el "Satanás" de 1 Crónicas 21:1, de la misma manera que su ángel lo fue en dos ocasiones en Números 22.
http://www.labiblia.com/estudios/doctrinas/satanas.htm |
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Tonterías.
Que es el espíritu?..
El espíritu futbolista es esa característica manifiesta en todos los aficionados al fútbol que los hace comportarse de determinada forma durante el mundial. No se trata de alguna fuerza o ser ... todos los que sufren de la "FIEBRE MUNDIALISTA" en especial nosotros los Colombianos nos comportamos de una forma similar.
Tener el Santo Espíritu es tener una forma de actuar propia de Dios. Todos los hijos de Dios somos "uno" en cuanto a creencias y actitud frente a la vida y nuestros semejantes...
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De: CARLOSR |
Enviado: 20/06/2014 13:46 |
Por Favor lean esto con calma y sobre todo sin prejuicios para que entiendan de que les hablo.
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ESPÍRITU INMUNDO O DEMONIO
En primer lugar hay que constatar un hecho extraño y significativo. Mientras en los tres evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) aparecen con frecuencia casos de posesión por parte de espíritus impuros/inmundos o demonios, que Jesús expulsa, esto nunca sucede en el Evangelio de Juan: en él, Jesús no libera a un solo endemoniado.
El hecho es notable, pues en los sinópticos la expulsión de demonios no ocurre una vez aislada, sino en numerosas ocasiones. Sí, como se dice a veces, exorcizar demonios era uso de los rasgos característicos de la actividad de Jesús, no podía Juan omitir toda mención a ella, so pena de dar una visión incompleta de su persona, tanto más cuanto que la expulsión de los demonios era, según la opinión de muchos, un signo demostrativo de la llegada del reinado de Dios.
Esta diversidad que se constata entre los evangelios sinópticos y Juan hace sospechar que la expulsión de espíritus impuros o demonios pueda ser una manera de hablar de los tres primeros evangelistas y que, en realidad, estén utilizando una figura que deba ser interpretada con otras categorías. En tal caso, podría ser que Juan expusiese la misma idea utilizando un símbolo diferente.
Para determinar el significado que tienen los “espíritus inmundos” o “los demonios” en los evangelios sinópticos, examinemos el pasaje de Marcos donde aparece por primera vez un poseído: el episodio de la sinagoga de Cafarnaún (Mc 1,21b-28).
Marcos 1,21b-28: El poseído de la sinagoga de Cafarnaún.
La palabra “espíritu” significa originariamente “viento” o “aliento”. Un “espíritu”, lo mismo el “Espíritu Sato” que el “espíritu inmundo” se conciben como fuerzas o principios activos que proceden del exterior del hombre; si éste acepta su influjo, actúan desde su interior.
Los adjetivos “santo” e “inmundo/impuro” significan, respectivamente, “perteneciente a la esfera divina” o “ajeno y contrario a ella”, y caracterizan a estos espíritus como fuerzas, una procedente de Dios, la otra contraria a Dios. Al ser aplicados al “espíritu/fuerza”, los dos adjetivos adquieren un valor dinámico y significan “el Espíritu que consagra”, introduciendo al hombre en la esfera divina, y el “espíritu que impurifica, haciendo al hombre incapaz de penetrar en esa esfera, es decir, incompatible con Dios.
Viniendo ahora al episodio de la sinagoga (Mc 1,21b-28), se constatan los datos siguientes:
1) El público de la sinagoga queda impresionado por la enseñanza de Jesús y, al compararla con la de los letrados, maestros oficiales, reconocen en ella una autoridad divina que nunca han encontrado en sus maestros habituales (1,22: “Estaban impresionados de su enseñanza, pues les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados”). Esto equivale a decir que la enseñanza de Jesús provoca el descrédito de la enseñanza oficial, que aparece falta de autoridad divina. Esta era, sin embargo, la autoridad que los letrados atribuían a su enseñanza; según ellos, por consistir solamente una exposición actualizada de la Ley escrita y oral, su enseñanza gozaba de la misma autoridad divina de la Ley. La enseñanza de Jesús hace derrumbarse el prestigio religioso de los letrados y, con él, el de la institución que representan.
2) Un hombre poseído por un espíritu inmundo reacciona interrumpiendo a gritos la enseñanza de Jesús (1,23: “Estaba en aquella sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo e inmediatamente empezó a gritar”).
3) El poseído se encuentra “en la sinagoga de ellos”. La palabra “sinagoga” significa en primer lugar “reunión” (como “iglesia” significa “asamblea”), y de ahí “lugar de reunión” (como “iglesia”, “lugar de asamblea”). “La sinagoga de ellos”, significa, pues, el lugar donde están reunidos los que han escuchado la enseñanza de Jesús. El poseído es, por tanto, uno del público de la sinagoga, forma parte de la reunión.
4) En la primera frase que pronuncia el poseído: “¿Qué tiene tú contra nosotros”, Jesús Nazareno?”, resalta el contraste entre el singular “tú”, que designa a Jesús, y el plural “nosotros” con el que designa al poseído (en cambio, el singular en 5,7, en boca del endemoniado geraseno: “¿Qué tiene tú contra mí?” El plural que utiliza el poseído contrasta con la singularidad del “hombre” que lo pronuncia y revela que este hombre se identifica con un grupo y se hace su representante. Para determinar de qué grupo se trata hay que examinar el contexto. Es claro que el plural “nosotros” señala a los que se sienten amenazados por la enseñanza de Jesús (“¿Has venido a destruirnos?”). Según lo dicho anteriormente, para el público de la sinagoga la enseñanza de Jesús ha sido una experiencia positiva; son, en cambio, los letrados la categoría cuyo prestigio se ve en peligro de desaparecer.
5) El poseído, que no era un letrado, sino uno del público, se identifica, sin embargo, con ellos: el peligro que representa Jesús para los letrados y su enseñanza lo ve como peligro propio (1,24: “destruirnos”). Como este hombre no pertenece a la clase de los letrados, su identificación con ellos se explica únicamente por la común ideología: el individuo, miembro de la sinagoga y receptor de la enseñanza de los letrados, ha hecho suya la doctrina de éstos y defiende su prestigio.
6) El que ha hablado por boca del hombre ha sido el espíritu inmundo: así lo muestra la orden sucesiva de Jesús; “Cállate la boca y sal de él” (1,25). Por tanto, la identificación de este individuo con los letrados no procede del hombre, sino del espíritu que lo posee.
7) Ahora bien: si el poseído es adicto incondicional de los letrados, esto se debe a que los letrados le han infundido esa adhesión inquebrantable, persuadiéndolo de la autoridad divina de su doctrina. O sea, que el espíritu inmundo que lo posee y lo hace identificarse con los letrados le viene del influjo de éstos, de haber asimilado la enseñanza recibida de ellos y haberla hecho suya. El espíritu inmundo se identifica, por tanto, con la doctrina de los letrados, con la ideología que éstos transmiten; ella domina al hombre y lo despersonaliza: ya no habla el hombre, sino la ideología que profesa. Los letrados, por su parte, aparecen como “los que endemonian” al hombre con su enseñanza.
8) El espíritu inmundo es, pues, una figura tomada de la cultura ambiente, pero a la que Marcos cambia el contenido. Para el evangelista y sus destinatarios, el verdadero espíritu inmundo que oprime y despersonaliza al hombre no es un agente externo invisible y maligno que se introduce en el hombre, según la concepción popular del tiempo, sino, en lenguaje moderno, un factor alienante procedente del exterior, que impide al hombre se él mismo y utilizar su razón; en el caso de la sinagoga, la doctrina propuesta por los letrados. El endemoniado es un caso de alienación total, pues, al contrario que el público de la sinagoga, que conserva la capacidad de crítica (1,22: “estaban impresionados… pues les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados”), actúa impulsado únicamente por el fanatismo de su ideología. Ésta es “inmunda/impura”, es decir, antagónica de la santidad divina, diametralmente opuesta a Dios (8,33: “tu idea no es la de Dios, sino la de los hombres”); por eso quien la profesa no puede comunicar con Dios ni tener acceso a él.
9) Hay que retener, por tanto los siguientes rasgos del espíritu inmundo: a) es un factor activo que no procede del hombre, sino del exterior; b) el hombre puede aceptarlo y, en ese caso, las acciones se atribuyen igualmente al hombre y al espíritu (1,23.24); c) es alienante; una vez que se apodera del hombre, lo despersonaliza: ya no actúa realmente el hombre, sino “es espíritu”; d) “el espíritu inmundo” es figura de una ideología contraria al ser de Dios.
10) En la escena de la sinagoga resalta también la preponderancia de la enseñanza sobre la acción (expulsión del espíritu). De hecho, cuando los presentes expresan su admiración, inmediatamente después de la expulsión del espíritu, se refieren en primer lugar a la enseñanza de Jesús, insólita por su novedad y autoridad (1,27ª: “¡Un nuevo modo de enseñar, con autoridad!”), y secundariamente, como dependiente de ella, a la obediencia de los espíritus inmundos y le obedecen!”).
Esto confirma la interpretación anterior: expulsar el espíritu, es decir, liberar al hombre de la ideología que lo domina y lo deshumaniza, no es un acto independiente de la enseñanza: se debe a la novedad que ésta presenta por la autoridad (el Espíritu) con que Jesús la propone. La expulsión del espíritu inmundo es imagen de la fuerza de persuasión de Jesús, portador del Espíritu (1,10.12), capaz de vencer la resistencia fanática a su mensaje.
Esta interpretación del “espíritu inmundo” (y, como se verá, de los “demonios”) como factor alienante que se identifica con una doctrina o ideología contraria a Dios puede ser verificada en los demás pasajes en que aparece en el evangelio. En el caso de un poseído israelita, la alienación proviene de la doctrina de los letrados (9,14; 9,11). Cuando el poseído es un pagano (5,2ss; 7,24ss) o los espíritus se encuentran en una multitud compuesta de judíos y paganos (3,11), hay que investigar qué ideología contraria a Dios está representada por ellos.
Al geraseno, el espíritu que lo poseía era un espíritu de hostilidad y rebelión violenta contra la sociedad injusta. Si se compara con el espíritu que posee a individuos judíos, tiene en común la hostilidad (entre los judíos, contra los paganos que ocupan su nación; también contra las instituciones injsutas), que se expresa en violencia o en deseo de ella. Dondequiera aparezca una violencia que quiere imponerse como poder implicando la destrucción de otros, se tiene un espíritu incompatible con Dios, como lo son entre sí el amor y el odio, la vida y la muerte.
“ESPÍRITUS INMUNDOS” Y “DEMONIOS”.
Los evangelistas hablan unas veces de “espíritus inmundos” y otras de “demonios”, y puede preguntarse si con esta diferencia de terminología quieren marcar una diferencia entre dos conceptos. Hay casos, como el del geraseno, donde el mismo individuo es llamado “poseído por un espíritu inmundo” y “endemoniado” (Mc 5,2.15ss). Otras veces, en cambio, se habla solamente de uno u otro fenómeno (Mc 1,23: “poseído por un espíritu inmundo”; 1,32.34: “endemoniados”, “demonios”.
Parece que “estar endemoniado” añade a “estar poseído por un espíritu inmundo” un rasgo de exaltación o violencia externa que hace al individuo conocido como fanático y extremista. Es decir, todo “endemoniado” lleva dentro un “espíritu inmundo”, pero no puede decirse que todo el que tiene ese espíritu esté “endemoniado”, pues externamente puede comportarse como un individuo normal y solamente en situaciones particulares mostrar lo que lleva dentro. Tal es el caso del poseído de la sinagoga, que se encuentra en la reunión como uno más, hasta que nota el efecto sobre el público de la enseñanza de Jesús; entonces salta e interrumpe violentamente (a gritos) la enseñanza (Mc 1,23).
El geraseno, en cambio, que está poseído, da continuas muestras del espíritu que lo agita: se rebela, rompe las cadenas, se escapa, vive en los sepulcros, grita y se destroza en los montes. Su posesión es manifiesta, “está endemoniado”.
Hay, por tanto, que interpretar los pasajes según que aparezca una u otra expresión. Los “endemoniados” que son llevados a Jesús (Mc 1,32) no son solamente gente que en su interior es adicta incondicional de una ideología destructora, sino evidentemente individuos conocidos por su actitud y conducta violentas.
tomado de : http://aprenderreligion.blogspot.com/2009/01/espritu-inmundo-o-demonio.html
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