En el
primer mes del año bíblico (Nisán), se celebra la Pascua. Esta fiesta celebra la liberación de la esclavitud, tanto de Egipto como del pecado.
La primera vez que los israelitas celebraron la fiesta fue el día antes de salir de Egipto. La sangre del Cordero sobre sus puertas les abrió la puerta a la libertad. La segunda vez que la celebraron fue un año más tarde, en memoria del día de su liberación.
(Números 9:1-5)
El SEÑOR habló a Moisés en el desierto del Sinaí, en el primer mes del segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: (2) Que los hijos de Israel celebren la Pascua a su tiempo señalado. (3) En el día catorce de este mes, al atardecer, la celebraréis a su tiempo señalado; la celebraréis conforme a todos sus estatutos y conforme a todas sus ordenanzas. (4) Mandó, pues, Moisés a los hijos de Israel que celebraran la Pascua. (5) Y celebraron la Pascua en el mes primero, en el día catorce del mes, al atardecer, en el desierto de Sinaí; tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.
Sin embargo, no todos pudieron celebrar esa Pascua.
(Números 9:6-7)
Pero había algunos hombres que estaban inmundos por causa de una persona muerta, y no pudieron celebrar la Pascua aquel día. (7) Y vinieron ante Moisés y Aarón aquel día, y aquellos hombres les dijeron: Aunque estemos inmundos por causa de una persona muerta, ¿por qué se nos impide presentar la ofrenda del SEÑOR en su tiempo señalado entre los hijos de Israel?
Algunas personas no pudieron celebrar la Pascua en esa ocasión porque no se encontraban en estado de pureza; posiblemente algún pariente cercano había muerto. Pero tenían un punto a su favor: deseaban celebrar la Fiesta, y no querían perdérselo. Por eso, ellos apelaron.
La respuesta legalista hubiera sido que no podrían hacerlo. Pero Moisés no rechazó a estas personas sino que buscó la voluntad de Dios.
(Números 9:6-13)
Entonces Moisés les dijo: Esperad, y oiré lo que el SEÑOR ordene acerca de vosotros. (9) Y habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: (10) Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno de vosotros o de vuestros descendientes está inmundo por causa de un muerto, o anda de viaje lejos, puede, sin embargo, celebrar la Pascua al SEÑOR. (11) La celebrarán a los catorce días del segundo mes, al atardecer; la comerán con pan sin levadura y hierbas amargas. (12) Nada dejarán de ella hasta la mañana, ni quebrarán hueso de ella; conforme a todos los estatutos de la Pascua la celebrarán. (13) Pero si alguno que está limpio y no anda de viaje, deja de celebrar la Pascua, esa persona será cortada de entre su pueblo, porque no presentó la ofrenda del SEÑOR a su tiempo señalado. Ese hombre llevará su pecado.
Dios mira el corazón. Pero si las intenciones son malas, no lo dejará pasar por alto. Si hay buena intención, el Señor está dispuesto a darnos una segunda oportunidad.
Para quienes no hayan podido celebrar la Pascua el 14 de Nisán, tienen una nueva oportunidad de hacerlo el 14 de Iyar: La Segunda Pascua (heb. Pesaj Sheni).
Curiosamente, en este año (2012), en el día 14 de Iyar se verá una señal en los cielos: la “Super Luna”. La luna se ve más grande que de costumbre porque está más cerca de la Tierra. ¿Será que el Señor nos está dando una segunda oportunidad?
SEGUNDA OPORTUNIDAD
Esta segunda oportunidad para celebrar la Pascua fue aprovechada en tiempos del rey Ezequías en Israel.
(II Crónicas 30:1-5)
Entonces Ezequías envió aviso por todo Israel y Judá, y también escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que vinieran a la casa del SEÑOR en Jerusalén a fin de celebrar la Pascua al SEÑOR, Dios de Israel. (2) Pues el rey y sus príncipes y toda la asamblea en Jerusalén habían decidido celebrar la Pascua en el mes segundo, (3) porque no la habían podido celebrar a su debido tiempo, pues los sacerdotes no se habían santificado en número suficiente, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. (4) Y esto pareció bien a los ojos del rey y de toda la asamblea. (5) Así que proclamaron un decreto para hacer correr la voz por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que vinieran a celebrar la Pascua al SEÑOR, Dios de Israel, en Jerusalén. Porque muchos no la habían celebrado como estaba escrito.
Dios nos da segundas oportunidades. ¿Vamos a aprovecharlas?