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General: CONSTANTINO PRIMER PAPA Y EL DOMINGO 666 SANTIFICAR LAS FIESTAS CATECISMO .
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Respuesta  Mensaje 1 de 22 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 07/03/2022 15:13



CONSTANTINO PRIMER PAPA Y LA MARCA DE LA BESTIA DOMINGO CATECISMO DANIEL 7:25, 2TESALCAP 2 . Apoc 13:17y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre.

18 ¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.cap14:8,11cap16cap17:8cap19:20,21 .

Constantino, pagano aún, promulgó un decreto para apoyar la observancia general del domingo como una festividad pública en todo el Imperio Romano. Después de su conversión siguió siendo un ferviente abogado del domingo, y su edicto pagano fue puesto en vigencia en provecho de su nueva fe. Pero el honor manifestado hacia ese día no era suficiente para impedir que los cristianos consideraran que el sábado era el día santo del Señor. Había que dar otro paso más; el falso día de reposo debía ser exaltado para lograr su igualdad con el verdadero. Pocos años después de la promulgación del decreto de Constantino, los obispos de Roma le confirieron al domingo el título de día del Señor. De ese modo se indujo a la gente gradualmente a que considerara que poseía un cierto grado de santidad. No obstante, se seguía guardando el sábado séptimo día del Sinaí Cristo  original. El domingo es el séptimo[1]​ día de la semana civil en la mayoría de los países de habla hispana. A nivel internacional, el estándar ISO 8601 del año 2004 estableció que la semana comienza en lunes y termina en domingo, considerándolo, de esta manera, el último día del cómputo semanal. Sigue al sábado y precede al lunes.  EL DOMINGO PRIMER DIA DE LA SEMANA INSTITUIDO POR ROMA PAPADO LA MARCA DE SATANAS NO ES EL SABADO SEPTIMO DIA EL DOMINGO ,SABADO SEPTIMO DIA DIA DE LA CREACION DE DIOS CRISTO EN EL EDEN Y LO RATIFICO EN EL SINAI CON SU DEDO DEL CIELO A MOISES Y A TODA LA HUMANIDAD POR ESE DIA SU PUEBLO LO ADORA Y LO ESPERA EN SU SEGUNDA VENIDA  EXODO 20:8 .Recuerda el día del sábado para santificarlo.

9 Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,

10 pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad.

11 Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado.


Éxodo 20-> Ver.

[V.8-> Acuérdate. Esta palabra no hace más importante al cuarto mandamiento que a los otros nueve. Todos lo son igualmente. Quebrantar uno, es quebrantarlos todos (Stg 2:8-11). Pero el mandamiento del día de reposo nos recuerda que el séptimo día, el sábado, es el descanso señalado por Dios para el hombre, y que ese reposo se remonta hasta el mismo comienzo de la historia humana y es una parte inseparable de la semana de la creación (Gen 2:1-3; PP 348). Carece por completo de base el argumento de que el sábado fue dado al hombre por primera vez en el Sinaí. (Mar 2:27; PP 66, 67, 263). En un sentido personal, el sábado se presenta como un recordativo de que en medio de los afanes apremiantes de la vida no debiéramos olvidar a Dios. Entrar plenamente en el espíritu del sábado es hallar una valiosa ayuda para obedecer el resto del Decálogo. La atención especial y la dedicación dadas, en este día de descanso, a Dios y a las cosas de valor eterno, proveen un caudal de poder para obtener la victoria sobre los males contra los cuales se nos advierte en los otros mandamientos. El sábado ha sido bien comparado a un puente tendido a través de las agitadas aguas de la vida sobre el cual podemos pasar para llegar a la orilla opuesta, a un eslabón entre la tierra y el cielo, un símbolo del día eterno cuando los que sean leales a Dios se revestirán para siempre con el manto de la santidad y del gozo inmortales. Debiéramos "recordar" también que el mero descanso del trabajo físico no constituye la observancia del sábado. Nunca fue la intención que el sábado fuera un día de ociosidad e 616 inactividad. La observancia del sábado no consiste tanto en abstenerse de ciertas formas de actividad como en participar deliberadamente en otras. Dejamos la rutina semanal del trabajo sólo como un medio para dedicar el día a otros propósitos. El espíritu de la verdadera observancia del sábado nos inducirá a aprovechar sus horas sagradas procurando comprender más perfectamente el carácter y la voluntad de Dios, a apreciar más plenamente su amor y misericordia y a cooperar más eficazmente con él ayudando a nuestros prójimos en sus necesidades espirituales. Cualquier cosa que contribuya a esos propósitos primordiales es apropiada para el espíritu y la finalidad del sábado. Cualquier cosa que contribuya en primer lugar a la complacencia de los deseos personales de uno o a la prosecución de los intereses propios, es tan ajena a la verdadera observancia del sábado como un trabajo común. Este principio se aplica tanto a los pensamientos y a las palabras como a las acciones. El sábado nos remonta a un mundo perfecto en el remoto pasado (Gen 1:31; Gen 2:1-3), y nos advierte que hay un tiempo cuando el Creador, otra vez, hará "nuevas todas las cosas" (Ap 21:5). También es un recordativo de que Dios está listo para restaurar, dentro de nuestros corazones y de nuestras vidas, su propia imagen tal como era en el principio (Gen 1:26; Gen 1:27). El que entra en el verdadero espíritu de la observancia del sábado se hace así idóneo para recibir el sello de Dios, que es el reconocimiento divino de que el carácter del Eterno está reflejado perfectamente en la vida del hombre (Eze 20:20). Una vez cada semana tenemos el feliz privilegio de olvidar todo lo que nos recuerde este mundo de pecado, y "acordarnos" de las cosas que nos acercan a Dios. El sábado puede llegar a ser para nosotros un pequeño santuario en el desierto de este mundo, donde por un tiempo podemos estar libres de sus cuidados y podemos entrar, por así decirlo, en los gozos del cielo. Si el descanso del sábado fue deseable para los seres sin pecado del paraíso (Gen 2:1-3), ¡cuánto más esencial lo es para los falibles mortales que se preparan para entrar de nuevo en esa bendita morada! ]



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Respuesta  Mensaje 8 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 19/03/2022 19:16


Respuesta  Mensaje 9 de 22 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 28/03/2022 14:27

CRISTO NUESTRO SALVADOR  VEN PRONTO   Apocalipsis


 22:20 Dice el que da testimonio de todo esto

: «Sí, vengo pronto.» ¡Amén! ¡Ven, Señor

 Jesús!

21 Que la gracia del Señor Jesús sea con

 todos. ¡Amén!

Jesús regresa en gloria rodeado por una nube de ángeles—Con cantos celestiales los santos ángeles, en inmensa e innumerable muchedumbre, le acompañan en el descenso. El firmamento parece lleno de formas radiantes—“millones de millones, y millares de millares”—. Ninguna pluma humana puede describir la escena, ni mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor... A medida que va acercándose la nube viviente, todos los ojos ven al Príncipe de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceñidas ahora por gloriosa diadema. Su rostro brilla más que la luz deslumbradora del sol de mediodía... SVC 32.2

El Rey de reyes desciende en la nube, envuelto en llamas de fuego. El cielo se recoge como un libro que se enrolla, la tierra tiembla ante su presencia, y todo monte y toda isla se mueven de sus lugares. “Vendrá nuestro Dios, y no callará: fuego consumirá delante de él, y en derredor suyo habrá tempestad grande. Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo”. 

El día se acerca

Vamos hacia la patria—La resurrección y la ascensión de nuestro Señor constituyen una evidencia segura del triunfo de los santos de Dios sobre la muerte y el sepulcro, y una garantía de que el cielo está abierto para quienes lavan las vestiduras de su carácter y las emblanquecen en la sangre del Cordero. Jesús ascendió al Padre como representante de la familia humana, y allí llevará Dios a los que reflejan su imagen para que contemplen su gloria y participen de ella con él. SVC 151.1

Hay mansiones para los peregrinos de la tierra. Hay vestiduras, coronas de gloria y palmas de victoria para los justos. Todo lo que nos dejó perplejos en las providencias de Dios quedará aclarado en el mundo venidero. Las cosas difíciles de entender hallarán entonces su explicación. Los misterios de la gracia nos serán revelados. Donde nuestras mentes finitas discernían solamente confusión y promesas quebrantadas, veremos la más perfecta y hermosa armonía. Sabremos que el amor infinito ordenó los incidentes que nos parecieron más penosos. A medida que comprendamos el tierno cuidado de Aquel que hace que todas las cosas obren conjuntamente para nuestro bien, nos regocijaremos con gozo inefable y rebosante de gloria. SVC 151.2

No puede haber dolor en la atmósfera del cielo. En el hogar de los redimidos no habrá lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni indicios de luto. “No dirá el morador: Estoy enfermo; el pueblo que morare en ella será absuelto de pecado”. Isaías 33:24. Nos invadirá una grandiosa ola de felicidad que irá ahondándose a medida que transcurra la eternidad. SVC 152.1

Nos hallamos todavía en medio de las sombras y el torbellino de las actividades terrenales. Consideremos con sumo fervor el bienaventurado más allá. Que nuestra fe penetre a través de toda nube de tinieblas, y contemplemos a Aquel que murió por los pecados del mundo. Abrió las puertas del paraíso para todos los que le reciban y crean en él. Les da la potestad de llegar a ser hijos e hijas de Dios. Permitamos que las aflicciones que tanto nos apenan y agravian sean lecciones instructivas, que nos enseñen a avanzar hacia el blanco del premio de nuestra alta vocación en Cristo. Sintámonos alentados por el pensamiento de que el Señor vendrá pronto. Alegre nuestro corazón esta esperanza. “Aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”. Hebreos 10:37. Bienaventurados son aquellos siervos que, cuando venga su Señor, sean hallados velando. SVC 152.2

Vamos hacia la patria. El que nos amó al punto de morir por nosotros, nos ha edificado una ciudad. La nueva Jerusalén es nuestro lugar de descanso. No habrá tristeza en la ciudad de Dios. Nunca más se oirá el llanto ni la endecha de las esperanzas destrozadas y de los afectos tronchados. Pronto las vestiduras de pesar se trocarán por el manto de bodas. Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios. SVC 152.3

No transcurrirá mucho tiempo antes que veamos a Aquel en quien ciframos nuestras esperanzas de vida eterna. Y en su presencia todas las pruebas y los sufrimientos de esta vida serán como nada. “No perdáis pues vuestra confianza que tiene grande remuneración de galardón: porque la paciencia os es necesaria; para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”. Hebreos 10:35-37. Alzad los ojos, sí, alzad los ojos, y permitid que vuestra fe aumente de continuo. Dejad que esta fe os guíe a lo largo de la senda estrecha que, pasando por las puertas de la ciudad de Dios, nos lleva al gran más allá, al amplio e ilimitado futuro de gloria destinado a los redimidos. “Pues, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía. Tened también vosotros paciencia; confirmad vuestros corazones: porque la venida del Señor se acerca”. 


Respuesta  Mensaje 10 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 28/03/2022 20:06


Respuesta  Mensaje 11 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 28/03/2022 23:20
Rennes-le-Chteau: Tras El Tesoro De Salomón - arte-corazon-razón El blog  de elbaottaviano
 

«Este lugar es terrible»: el eterno retorno a Rennes-le-Chteau

Publicado por 
Torre MagdalaTorre Magdala (Chosovi CC)

Es inevitable que, a medida que el coche se va acercando a Rennes-le-Chteau, el viajero intente discernir, a la vista del difuso perfil del pueblo, la inequívoca silueta de la Torre Magdala, algo perfectamente normal si se tiene en cuenta que la estampa de la singular construcción de trazas neogóticas asomándose al vacío que a su alrededor conforman los valles del Aude y el Sals es uno de los iconos de la aldea, y que todo el que llega hasta este remoto rincón del mapa —anclado en un paraje inverosímil del Languedoc, a unas dos horas por carretera del Pirineo catalán— lo hace movido por el interés que despierta el personaje que la engendró y cuya biografía, aparte de avalar doctrinas heterodoxas y propiciar diferentes teorías ocultistas de mayor o menor fortuna, ha terminado constituyendo un mito en sí misma.

Puede que, cuando allá por 1891 empezó a acometer reformas en la iglesia —un edificio construido en época medieval, maltrecho a causa del implacable paso de los siglos y los estragos de la humedad—, el sacerdote François Berenger-Saunière, que había tomado a su cargo la parroquia de Rennes-le-Chteau en 1885, no fuese consciente de lo que aquella decisión iba a suponer en su vida, aunque si hay algo de cierto en esta historia es que en ella no puede darse nada por sabido: siempre quedará la duda de si todo se debió a una concatenación de azares y desvelamientos arqueológicos o si, por el contrario, los acontecimientos respondieron a una fabulosa maquinación urdida por un cura de pueblo cuyas artimañas se relacionarían tanto con la voluntad de perdurar en la memoria de sus vecinos como en su disconformidad con determinados aspectos de la doctrina eclesiástica. La cuestión es que los trabajos de los albañiles en el interior del templo dejaron al descubierto una oquedad en uno de los pilares del altar mayor, dentro de la cual se ocultaban dos pergaminos que hoy se conservan en el museo del pueblo y de cuya veracidad da fe el testimonio de dos de los obreros que participaron en aquella restauración y que, en 1958, refirieron el encuentro a Gérard de Sède, que consigna sus palabras en el libro El oro de Rennes. Además, apareció —al voltear una losa— una lápida medieval cuyo sentido apenas podía desentrañarse, dado lo muy erosionada que se encontraba su superficie, pero en la que se adivinaban las figuras de tres caballeros en una disposición un tanto atípica: dos cabalgaban a lomos de un mismo caballo y el otro portaba en su mano derecha un objeto redondo imposible de identificar. Berenger-Saunière fue consciente desde un primer momento de la importancia del hallazgo y quiso analizarlo a fondo. Se sabe que, tras el descubrimiento, visitó al obispo de Carcasonne para comunicarle la noticia y solicitar fondos adicionales para la restauración de la iglesia, y que después pasó tres semanas en París, donde se supone que, a lo largo de ese tiempo, habría visitado a varios expertos en criptografía con el fin de descifrar el contenido de aquellos inesperados documentos. De lo que sí ha quedado constancia es de las frecuentes visitas que en esos días realizó al Museo del Louvre, donde mostró especial interés por tres cuadros cuyas reproducciones terminaría adquiriendo antes de regresar a Rennes-le-Chteau para proseguir con sus tareas pastorales: un retrato anónimo del papa Celestino V, un San Jerónimo de Teniers y el muy conocido Los pastores de Arcadia, de Poussin.

François Berenger-SaunièreFrançois Berenger-Saunière.

Puede decirse que, a su llegada, todo comenzó de nuevo. Los vecinos de Rennes-le-Chteau —que, si bien habían estado siguiendo con interés las noticias relativas a tan sorprendentes descubrimientos, no veían en ellos más que una simple anécdota— pudieron comprobar pronto cómo aquellos sucesos que, en principio, presentaban un cariz meramente arqueológico terminarían por modificar rotundamente la historia y la idiosincrasia del pueblo. Lo menos extraordinario de todo fueron los largos paseos con los que Berenger-Saunière, a su vuelta de París, empezó a entretener las tardes por los alrededores del villorrio. Lo que sí sorprendió a todos, incluido el propio obispo de Carcassonne y el resto de la jerarquía eclesiástica francesa, fue el soberbio impulso económico que experimentaron las obras de reforma de la iglesia y el alto tren de vida en el que a partir de aquel momento se embarcó el sacerdote, cuyos honorarios, teniendo en cuenta la modestia de su rango y la humildad de la parroquia a la que se adscribía, solo podían alcanzar la categoría de modestos.

Berenger-Saunière compró terrenos y mandó levantar dos nuevas edificaciones: una fastuosa mansión que bautizó como Villa Bethania, a la que trasladó su residencia, y la muy peculiar Torre Magdala, que acogió su biblioteca. Asimismo, emprendió una serie de reformas en el cementerio del pueblo, donde cambió de sitio varias lápidas y llegó a borrar una por completo. Por último, no se limitó a restaurar el viejo templo medieval: en realidad, lo que hizo fue erigir una nueva iglesia siguiendo su propio criterio estético, que resulta más que dudoso, y dotándola de una serie de detalles que en principio se atribuyeron a su extravagancia pero en cuya disposición parecía residir algo más profundo que sembró la inquietud entre los habitantes de Rennes-le-Chateau y la discordia entre sus superiores jerárquicos. Entre esos detalles con los que intentó dar un nuevo sentido a la vetusta sede parroquial, destacaron y destacan dos que, por su propia naturaleza, resultan especialmente llamativos: la escultura de tintes demoníacos que, a la entrada del templo, sostiene la pila de agua bendita y la nada hospitalaria inscripción que, tallada sobre el pórtico, arroja una sentencia que sorprende y sobrecoge a partes iguales: «Terribilis Est Locus Iste». O, lo que es lo mismo, «Este lugar es terrible».

Son, como se ve, factores suficientes para explicar las suspicacias que, poco a poco, se fueron afianzando entre los vecinos: de un lado, la sospecha fundada de que algo turbio ocurría en torno a aquel párroco que había llegado al pueblo sin más patrimonio que el que le otorgaban su ínfimo sueldo y unos exiguos ahorros familiares y que, de pronto, no sóo emprendía ambiciosas construcciones, sino que llegaba a alternar con figuras de la sociedad y la cultura francesas que formaban parte de círculos ocultistas con los que el sacerdote habría entrado en contacto durante su estancia en París, y en los que incluso se inscribían miembros de la realeza europea (a mediados del pasado siglo, todavía algunos recordaban los lujosos coches que a menudo aparecían por las calles de Rennes-le-Chteau y aparcaban a las puertas de Villa Bethania; también las fiestas que se solían celebrar en el interior de la mansión y cuyos ecos resonaron durante más de una noche por las calles del pueblo); pero también, en la otra parte de la balanza, el respeto reverencial que casi todos empezaron a sentir hacia un hombre al que parecía haber sonreído la fortuna divina. De ello da fe el hecho de que, cuando en 1909 el tribunal eclesiástico de Carcassonne, harto de los desmanes del párroco y preocupado por el curso que estaba tomando su carrera, decidió condenarlo y apartarlo de sus labores, los vecinos de Rennes-le-Chteau acudiesen a las misas que Berenger-Saunière celebraba en su capilla privada de Villa Bethania y despreciaran las que su sustituto oficiaba en la iglesia. Ni siquiera se escapan a la leyenda las circunstancias que rodearon su deceso: se cuenta que el sacerdote murió sin recibir el último sacramento porque el cura que acudió a atenderle huyó despavorido tras escuchar su confesión, y en el pueblo todos recuerdan que la asistente y presunta amante de Saunière durante el largo tramo de su vida que discurrió en Rennes-le-Chteau, Marie Denarnaud, había encargado un ataúd a su nombre bastantes días antes de que exhalara su último suspiro, cuando el corpulento sacerdote aún estaba pletórico de salud y nada hacía presagiar que el final anduviese cerca.

Más de un siglo después de aquella historia, los poco más de 70 vecinos que viven en Rennes-le-Chteau no pueden dejar de sentirse agradecidos por la peripecia de su controvertido párroco: todo el pueblo se ha convertido —acaso porque él lo quiso así, y de ese modo lo dejó dispuesto— en un perpetuo homenaje a su memoria, y las decenas de personas que acuden hasta allí día tras día disponen de un itinerario que les permite pormenorizar en todas y cada una de las huellas que él mismo procuró imprimir de su peculiar paso por el mundo. Debe decirse, en cualquier caso, que el fenómeno es bastante reciente. Durante muchas décadas, la vida y milagros de Berenger-Saunière solo sirvieron para alimentar el imaginario local y apenas trascendieron los límites del Languedoc, y probablemente no lo hubieran hecho nunca de no ser por los opúsculos del ya citado Gerard de Sède y por la posterior aparición de tres investigadores que accedieron a los estudios de aquel y les dieron un impulso nuevo y definitivo al aprovecharlos para desarrollar una tesis que terminaría rompiendo moldes. La aparición de El enigma sagrado —el libro en el que Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln comenzaban refiriéndose al caso de Rennes-le-Chteau para terminar elaborando una densa teoría que explicara la inmensa riqueza acumulada por Saunière y que, de paso, hiciera tambalearse ciertos dogmas— supuso una cierta conmoción a principios de la década de los 80, cuando vio la luz la primera edición, y su eco se fue expandiendo paulatinamente y adquirió tintes homéricos cuando, allá por la pasada década, un escritor norteamericano refundió sus tesis en una obra de ficción que se convertiría en el último gran boom del mercado literario en los años inmediatamente anteriores a la crisis. Dan Brown no dijo en ningún momento que El enigma sagrado se encontrara entre las fuentes que había utilizado para escribir El código Da Vinci, pero basta con confrontar uno y otro título para comprobar que todas las supuestas revelaciones del segundo se habían explicitado ya en el primero, y que da la impresión de que, en no pocos pasajes, el narrador norteamericano no hizo más que copiar y pegar lo que 20 años antes habían pergeñado sus antecesores. Tan solo un detalle de la novela permite entrever un mínimo guiño —acaso irónico, pero no involuntario— a sus acreedores: el hecho de que el conservador del museo del Louvre, cuyo asesinato desencadena la acción del thriller, lleve el mismo apellido que el de aquel cura rural cuya biografía desencadenó un cúmulo de hipótesis que resultan bastante más apasionantes que las rocambolescas andanzas de Robert Langdon por París y Londres en busca del Santo Grial.

Los pastores de Arcadia, de Nicolas PoussinLos pastores de Arcadia, de Nicolas Poussin.

Entre esas teorías, hay algunas accesorias que la propia historia y el sentido común se ha encargado de descartar —es en El enigma sagrado donde se habla por primera vez del Priorato del Sión y de esa deslumbrante lista de Grandes Maestres en la que figuran Leonardo Da Vinci, Victor Hugo o Isaac Newton—, pero la gracia de las fundamentales es que, seguramente, no puedan contrastarse nunca. Son aquellas que parten de la presencia cátara y templaria en el Languedoc para rastrear en los orígenes de ambas órdenes, buscar conexiones con la genealogía de la dinastía merovingia y remontarse hasta los albores del cristianismo a la luz de los evangelios apócrifos. No es este el lugar propicio para abordar todos los detalles, pero sí se puede sintetizar, en líneas gruesas, la conclusión principal: un relato que asevera que Jesús fue más un profeta que un mesías, que estaba casado con la Magdalena y que su crucifixión fue, en realidad, un montaje urdido con una finalidad más política que religiosa; que su linaje había encontrado acogida en el sur de Francia, dando lugar a la dinastía merovingia, y que cátaros y templarios, por distintas razones, se habrían convertido con el tiempo en depositarios de un secreto que habría sido la causa última de su extinción, y que de algún modo el rastro de esa historia tan sugerente como trágica —el episodio del exterminio de los cátaros, en el que jugó un papel primordial el luego santificado Domingo de Guzmán, fue uno de los más sangrientos de los que se tiene recuerdo en el largo Medievo europeo— sigue presente en el territorio que le sirvió de escenario y, sobre todo, en los alrededores de lo que fue la capital de esa singular herejía que constituyó el catarismo: una ciudad devenida con el paso de los siglos en el pequeño pueblecito que hoy recibe el nombre de Rennes-le-Chteau.

¿Qué habría encontrado, pues, Berenger-Saunière, a finales del siglo XIX, en las mismas tierras en las que unas centurias atrás se había producido uno de los más brutales exterminios de la época medieval? Las especulaciones son variopintas, pero todas coinciden en que tuvo que ser algo relacionado con el controvertido relato del linaje de Jesús. Unos aseguran que el cura halló el tesoro que supuestamente habían custodiado los templarios —hipótesis que vendría refrendada por el dibujo de los dos caballeros a caballo en la losa hallada dentro de la iglesia—, otros dicen que se dio de bruces con algún dato que demostraba de manera irrefutable la veracidad de los árboles genealógicos que emparentaban a Cristo con la dinastía merovingia, y hay quien sospecha que ambas, tesoro y demostración, bien pudieron haber sido, en verdad, una misma cosa. Entre los defensores de esta última corriente —la que más adeptos ha ganado en décadas recientes— se encuentran los propios autores de El enigma sagrado, que cuentan en su libro cómo, al iniciar las primeras pesquisas en torno al asunto de Rennes-le-Chteau, recibieron la carta de un viejo sacerdote que les advirtió de que el secreto de Berenger-Saunière consistía en «pruebas incontrovertibles de que la crucifixión era un engaño y de que Jesús aún vivía en el 45 d. C.» Es decir, algo que no solo ponía en solfa un dogma universalmente aceptado y extendido entre una buena parte de la humanidad, sino que incluso podía llegar a cuestionar el poder del Vaticano, una institución que, en las postrimerías del XIX, gozaba aún de un poder inmenso en casi todos los ámbitos del mundo occidental.

AsmodeoAsmodeo (Baturix CC).

Como se ha advertido desde un principio, la historia de Rennes-le-Chteau no ha terminado y es muy posible que no lo haga nunca, pero acaso una de sus claves resida en las salas del museo del Louvre —el lugar donde, no por casualidad, empieza y termina la novela de Dan Brown— y en el tiempo que Berenger-Saunière pasó en ellas durante aquel viaje que hizo a París con el fin de desentrañar el significado de sus extraños manuscritos. En la pinacoteca se exhibe Los pastores de Arcadia, un lienzo de Nicolas Poussin del que el sacerdote adquirió una copia y que representa una escena que el mismo pintor ya había tratado años atrás. En ella, un grupo de pastores —tres hombres y una mujer— se sitúan en torno a una tosca sepultura de piedra, y dos de ellos señalan una inscripción tallada en uno de sus laterales. Se trata de un lema, «Et in Arcadia ego» («y en la Arcadia, yo», o «también yo estoy en la Arcadia») que suele interpretarse como una alegoría de la omnipresencia de la muerte: incluso en los idílicos parajes arcádicos se asienta la conciencia de que nada es para siempre, de que todo es efímero, de esa fugacidad de la vida que desde la más remota antigüedad han glosado los poetas y temido los hombres. El caso es que el sepulcro del lienzo existió hasta hace no mucho —al parecer, fue dinamitado en algún momento del siglo XX por uno de los propietarios de la finca donde se alzaba— y hay fotografías y vídeos que dan fe de su presencia en un lugar llamado Arques que es muy similar a la Arcadia que pintó Poussin y se encuentra a tan solo unos pocos kilómetros de Rennes-le-Chteau. La inscripción, no obstante, se debe por entero al pintor francés: las paredes de la sepultura original estaban limpias de grafías y no había nada que pudiera dar una sola pista de quién pudo haber sido su inquilino. No obstante, hay quien dice que Poussin jugaba con ventaja —su nombre, de hecho, aparecía en la famosa lista de Grandes Maestres del Priorato de Sión— y que ese «Et in Arcadia ego» no era una aserción cerrada en sí misma ni mucho menos definitiva, sino un anagrama que, una vez resuelto y colocadas sus letras en el orden pertinente, arrojaría otra frase que no es tanto un enunciado informativo como una advertencia a quienes estuvieran tentados de adentrarse en su misterio: «I tego arcana dei». Que, traducido al castellano, significa: «Yo oculto los secretos de Dios».

No debe importar demasiado la resolución definitiva de este jeroglífico cuyas claves oscilan entre la religión y la historia: al fin y al cabo, y como señalaba Borges, rara vez la resolución de los enigmas está a la altura que plantea el misterio en sí mismo, y ni siquiera en Rennes-le-Chteau están excesivamente pendientes de que se despeje una incógnita que explicaría el alto nivel de vida de su párroco más emblemático y cuyos parámetros acaso manejen condicionantes más prosaicos —tráfico de misas, algún tipo de chantaje, un vulgar golpe de suerte…— que arruinarían la fascinación que provoca el relato con un irremediable poso de decepción. Lo mejor es recorrer con tranquilidad el pueblo y seguir los muchos rastros que en él ha dejado el paso de tan peculiar heterodoxia —la horrorosa escultura de Asmodeo sujetando la pila de agua bendita, el Sagrado Corazón que preside la fachada principal de Villa Bethania, la silueta de la Torre Magdala recortándose sobre el vacío, el via crucis dispuesto en la nave de la iglesia y que escondería en realidad una especie de mapa del tesoro— y finalizar el recorrido ante la tumba del mismísimo Berenger-Saunière, que yace allí por toda la eternidad y cuya lápida recuerda que bajo ese suelo reposa el hombre que un día estuvo o dijo estar en posesión del secreto que explicaría toda la verdad sobre Dios.


Respuesta  Mensaje 12 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 28/03/2022 23:27

Extraído de El Pensa

Boletín Informativo Mensual

Sección Autoayuda y Artículos de Actualidad


Sobre lo alto de una colina en el sudoeste de Francia, Rennes-le-Chteau es un lugar solitario, ardiente bajo el sol en verano y azotado por fríos vientos en invierno. Su situación dominante sobre el resto de la comarca es la única razón posible de que haya sido habitado desde la más remota antigüedad. Su castillo es mudo testigo de pasadas grandezas. La visión de las cumbres nevadas de los Pirineos la única compensación a las dificultades de vivir en lugar tan inaccesible. Incluso la moderna carretera se hace tediosa al ascender del valle a la cima. Vista de lejos, la población parece aislada del resto del mundo, un lugar olvidado por el tiempo. Impresión pronto disipada por los numerosos visitantes que remontan la cuesta animados por un único propósito: Descubrir su enigma, adentrarse en su secreto, y es que Rennes-le-Chteau ostenta el prestigio de ser el lugar más misterioso de Europa, escenario de acontecimientos extraños y siniestros, cuna de fabulosos tesoros y guardián del secreto más bien guardado de la historia.

El enigma de Rennes-le-Chteau se inicia en la época romana. Después de que los soldados del Emperador Tito saqueasen y destruyesen el Templo de Jerusalén en el año 70 de nuestra era, el botín - el tesoro del Templo de Salomón - fue trasladado a Roma, donde permaneció durante más de tres siglos, hasta que el Imperio empezó a derrumbarse. En el año 410 los visigodos, acaudillados por Alarico, saquearon Roma, llevándose "El Tesoro del Templo". Dos años después desembarcaron en las costas meridionales de las Galias. La región de Rennes-le-Chteau les agradó, estableciéndose y fundando un reino permanente que no tardaría en saltar los Pirineos y extenderse por el norte de España. No sabemos si es cierto que el tesoro "El Arca de la alianza y las Tablas de la Ley de Moisés" llegó o no a las Galias, pero nunca más se supo de él. Y no se descarta que pudiera hallarse oculto en los alrededores de Rennes-le-Chteau. De hecho, no falta quien ha querido ver una relación entre el Arca y la población de Arques, no lejos de Rennes.

Tras la llegada de los visigodos a Rennes hubo dos siglos de relativa estabilidad, hasta que en el siglo VI llegaron procedentes del norte los merovingios, que extendieron su dominio sobre el reino visigodo. Estos invasores eran portadores de una cultura sofisticada y enterraban a sus soberanos con joyas y tesoros. Uno de estos reyes, Dagoberto II, se casó en Rennes-le-Chteau con la princesa visigoda Gizelle de Razas. Obvio es decir que la legendaria riqueza de los merovingios, bien documentada por la arqueología, ha dado pie a relatos de fabulosos tesoros aún por descubrir en la región de Rennes.

Considerando el magnetismo de dicha comarca para los tesoros de todas clases, no es sorprendente que en aquellos parajes se suponga oculta la joya más preciosa de la Cristiandad. Y por aventurado que parezca, es bastante posible que así sea, puesto que el Santo Grial pudo muy bien llegar a tales lugares en la forma que lo cuenta la leyenda: "En algún momento del siglo I, José de Arimatea y María Magdalena desembarcaron en el sur de Francia, trayendo consigo el llamado Grial, donde José de Arimatea recogió la preciosa sangre de Jesús Crucificado".

Esto es plausible ya que por aquel entonces la Galia meridional servía a los emperadores romanos como lugar conveniente donde enviar a los desterrados. Entre los indeseables ilustres que en un momento u otro recalaron allí por haber perdido la gracia imperial figuran, tanto Herodes Antipas como Poncio Pilatos. Históricamente es posible que María Magdalena y José, en cuanto fieles seguidores de Jesús, emprendiesen el forzado viaje hacia las Galias. En el siglo I de nuestra era existían rutas permanentes de navegación mercante de lado a lado del Mediterráneo, que facilitaban los viajes al eludir las penosas rutas terrestres. Muchas familias judías se establecieron entonces en la comarca de Rennes-le-Chteau, y de acuerdo con una de las teorías, una más de las que integran el enigma de la región, cuando desembarcó María Magdalena lo hizo con un hijo de Jesús, estableciéndose así una dinastía mesiánica. Bajo este punto de vista el Santo Grial dejaría de ser un cáliz que recoge la sangre de Cristo para pasar a ser sinónimo de Gri–al o sea Sangre Real, que se identificaría con la genealogía de los descendientes de Jesus hasta nuestros días.

 

Montségur. Considerado "el Castillo del Grial" debido a la misteriosa huída de 4 caballeros que se evadieron durante el asedio llevándose consigo el más valioso tesoro cátaro: El Santo Grial

Sin embargo, la verdadera naturaleza del Grial, es un tema tan misterioso como los orígenes mismos de la leyenda. En la versión más antigua, el Grial es un objeto dorado, una piedra mágica; en otras posteriores es el Santo Cáliz utilizado durante la última cena de Jesús, o es el cáliz que uso José de Arimatea para recoger su sangre. Suponiendo que éstas hayan sido explicaciones derivadas, el Grial originario pudo ser casi cualquier cosa. Más adelante los aspectos caballerescos de la leyenda entraron a formar parte del ciclo Arturiano medieval que luego fueron ampliadas por el romanticismo. Estableciéndose una conexión caballeresca real que vincula el Santo Grial con los corrientemente llamados caballeros templarios.

 

Los Templarios formaban una orden monástica y militar, prestaban votos de castidad, pobreza y obediencia, y alcanzaron una gran popularidad e influencia después de la Primera Cruzada y la conquista de Jerusalén. Tenían su casa principal cerca del destruido Templo de Salomón en Jerusalén, emplazamiento que les fue concedido hacia 1120.

Algunos indicios sugieren que el grupo fundacional de nueve caballeros ya se había formado incluso antes de aparecer públicamente como Orden. Pasaron los primeros años sin que se acrecentasen mucho sus filas hasta que en 1135 -1140 comenzó su ascenso meteórico convirtiéndose en una fuerza política y económica de primera magnitud. Llegaron incluso a tener más poder que algunos reyes, y ése fue factor principal de su súbita y espantosa caída, que culminó en la disolución de la Orden y la dispersión de su fortuna y posesiones. Por sus pasados esplendores y por las experiencias que acumularon en el Próximo Oriente, sin embargo, quedó alrededor de ellos un aura permanente de misterio. Se decía que los Templarios habían dirigido excavaciones en el interior del monte del Templo, y todavía hoy se formulan conjeturas acerca de los motivos que tendrían para abrir túneles en tan sagrado lugar. Una de las teorías dice que encontraron un tesoro, el cual llevaron consigo cuando regresaron a Francia para ocultarlo en la región de Rennes-le-Chteau, y que tal tesoro no era otro sino el verdadero y santísimo Grial.

 

Rvdo. F.B. Saunière

Pero todo esto no hubiera pasado de ser simples leyendas o especulaciones, si no hubiese sido por un descubrimiento excepcional ocurrido hace algo más de un siglo en la iglesia de Rennes-le-Chteau en donde, un sacerdote católico llamado François Bérenger Saunière, elevó a nuevas y vertiginosas alturas la leyenda de Rennes-le-Chteau como lugar de misterio y de tesoros ocultos.

Nacido el 11 de abril de 1852 en la cercana aldea de Montazels, en 1879 recibió las órdenes sacerdotales. En 1885 fue destinado a la parroquia de Rennes-le-Chteau. Era un cura pobre, que mejoraba su alimentación con lo que pescaba y cazaba durante sus largas excursiones por la comarca. Sus dietarios, que se han conservado hasta la fecha, atestiguan un nivel de vida exiguo y raciones de hambre.


La parroquia consagrada a María Magdalena y escenario de las supuestas bodas de Dagoberto II con Gizelle de Razès, se hallaba en avanzado estado de ruina hacia finales del XIX. La última restauración databa del siglo XV. Todo eso cambió cuando el nuevo presbítero emprendió gracias a algunas pequeñas donaciones la restauración del altar. Al levantar el ara de las antiguas columnas que la sustentaban aparecieron varios documentos guardados en tubos de madera, de lo cual hubo testigos, porque Saunière contaba con la ayuda de seis obreros para los trabajos de la restauración, y dos de ellos aún vivían en 1958 y corroboran el descubrimiento de los manuscritos.

Desde aquel momento, Saunière mudó de fortuna. El hallazgo de cuatro documentos supuestamente antiguos puso en marcha un encadenamiento de hechos cuyas consecuencias rebasaron con mucho el mero bienestar espiritual del párroco. Desde aquel momento manifestó una inmensa riqueza, un tren de vida lujoso, hizo frecuentes viajes, restauró la iglesia, se embarcó en nuevas construcciones y convirtió Rennes-le-Chteau en punto de reunión de nobles y destacados visitantes.
 

Les Bergers de l’Arcadie II de Nicolas Poussin. Cuya copia encargó el Rvdo. Saunière en su visita al Louvre de Paris y que según los expertos contiene las claves del misterio

¿Cuál fue el descubrimiento del párroco? ¿Que pueden contener unos manuscritos para mudar de tal forma la vida de una persona y de un lugar? De hecho doscientos años antes podemos encontrar vestigios de secretos escondidos. Mucho se ha escrito sobre la presencia de una misteriosa tumba de piedra, en medio de la vegetación, en las cercanías de Rennes-le-Chteau, habiéndose sugerido que esa tumba es la misma que el famoso pintor francés Nicolas Poussin representó en una obra de 1647, Les Bergers d´Arcadie II, la más misteriosa de todas las suyas. En ella vemos a un grupo de pastores observados por una enigmática mujer y reunidos alrededor de una tumba, en uno de cuyos laterales se muestra la leyenda «Et in Arcadia ego». La pintura se encuentra en el Louvre Saunière encargo copia de ella. El cuadro, el cura y los pergaminos se combinan para aumentar el secreto de Rennes-le-Chteau.


La pericia de Saunière, con su no explicado acceso a una fabulosa fortuna y su repercusión en la tranquila vida aldeana de Rennes-le-Chteau, venían a confirmar las viejas historias sobre tesoros. De hecho los campesinos de la región tenían una explicación bien sencilla sobre la fortuna del párroco. Ningún enigma que descifrar: el nuevo cura se habría tropezado con una fuente de riqueza escondida por los antepasados. Pero el caso fue que mientras vivió, Saunière guardó silencio absoluto sobre el origen de sus fondos y se negó obstinadamente a revelar el secreto. Las especulaciones interminables a que dio lugar tal actitud se multiplicaron después del súbito fallecimiento de aquél. ¿Cómo pudo llevarse a cabo el rápido enriquecimiento de Saunière? ¿De donde provenía el dinero? ¿Qué contenían los misteriosos pergaminos?. ¿Tenían algo que ver con el misterioso secreto de los Cátaros, por el cual prefirieron ser quemados, muchos siglos atrás, en esta misma región? ¿Descubrió Saunière el tesoro escondido de los Templarios? Nunca lo reveló, pero dejó muchas pistas a su alrededor. Especialmente en su iglesia.

Después del descubrimiento de los pergaminos y durante varios años Saunière se dedicó a restaurar la iglesia añadiéndole decoraciones y detalles, figuras estrafalarias y tallas estrambóticas. Cualquier católico que entre en el lugar y desee persignarse encontrará que la pila del agua bendita está sustentada por un personaje bien conocido, aunque desde luego el que menos esperaría encontrar en tal lugar, "el diablo en persona". Por otro lado las estaciones del vía crucis, muy llamativas y desproporcionadas de tamaño difieren de los grabados de los vía crucis normales. Y por si esto fuera poco hizo colocar en el dintel de la puerta la siguiente inscripción "Terribilis est locus iste" Este lugar es terrible.

Saunière halló cuatro o cinco pergaminos en unos tubos de madera sellados. Dos de ellos contenían genealogías relacionadas con la dinastía merovingia, los otros hablan de pasajes evangélicos. Uno se refiere a como iba Jesús con sus discípulos en sábado por unos sembrados, y ellos cortaron algunas espigas y las comieron.

Dos de los pergaminos descubiertos en la Iglesia de Rennes-le-Chteau


El otro cuenta la cena en Betania con Lázaro resucitado de entre los muertos, durante la cual María Magdalena ungió los pies de Jesús. La versión oficial de los pergaminos está exhibida a la vista del público en las paredes del museo Saunière en Rennes-le-Chteau.

Desde que las copias de los pergaminos fueron publicados - los originales permanecen ocultos - se ha intentado descifrarlos a partir de variadas aproximaciones. El Enigma Sagrado es posiblemente la obra mas leída sobre el tema y en ella, como en estudios posteriores, se enfatiza que el tesoro encontrado en el interior de la iglesia de María Magdalena, fue de naturaleza espiritual. Un secreto preservado a través de milenios, una herejía que atenta contra los fundamentos de la Iglesia y que perturba a todo cristiano comprometido: El cuerpo de Jesús permanece enterrado en un lugar cercano a Rennes-le-Chteau. Una versión señala que se exilió después de sobrevivir a la crucifixión mientras otra se inclina a que su cuerpo fue traído momificado por los templarios, y ambas que tuvo descendencia de su unión con Maria Magdalena. Y que su línea genealógica llega hasta hoy día. Si esto fuese cierto las leyendas sobre el Santo Grial adquirirían nuevos significados.

Mucho se ha escrito sobre el misterio de los Cátaros y Rennes-le-Chteau. Hoy sabemos que la fortuna de Saunière provenía de las donaciones de nobles y de sociedades secretas vinculadas al secreto. Un secreto que indiferentemente sea verdad o mentira, atrae a numerosos visitantes con ánimo de encontrar algo que quizás por su simplicidad permanece oculto a sus miradas pero abierto a sus corazones. Cierto o falso, verdad o mentira, forma parte de la historia de Rennes-le-Chteau. Algo que muy pronto todos podremos ver.
 


LAS CLAVES DEL MISTERIO


En la entrada de la iglesia, el Reverendo Saunière hizo colocar las siguientes inscripciones: "Mi casa se llamará casa de oración" y "Terribilis est locus iste" - Este lugar es terrible - La referencia bíblica completa es:

"Mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones" (Mateo 21,13). Este lugar es terrible, es la casa de Dios y la puerta de los cielos (Génesis, 28,17)

El trabajo de reconstrucción de la entrada terminó en 1897 y costó el equivalente de 3.500.000 francos actuales.

 

En el suelo de la iglesia está dibujado un tablero de ajedrez de 64 cuadrados orientado hacia los cuatro puntos cardinales.

 

Justo en la entrada se encuentra la estatua del diablo Asmoideo, sosteniendo la pila de agua bendita y sobre ella existe un grupo escultórico de cuatro ángeles donde puede leerse la frase que Constantino había visto en el cielo: "Con este signo le vencerás", que por supuesto está bajo la señal de la cruz.

 

Pero la frase real de Constantino era sólo: "Con este signo vencerás". Este añadido -le- al original ha alimentado muchas polémicas.
 

Un dato significativo es que todas las estatuas en la iglesia miran hacia el suelo.

 -  En el lado derecho del altar la Virgen está sosteniendo un niño.

 -  En el izquierdo San José está sosteniendo otro niño.

Los dos niños a ambos lados del altar sugieren la idea de que Jesús tenía otro hermano o que uno es efectivamente Jesús y el otro su hijo y que, según la leyenda del Grial, su descendencia escapó de la masacre de Montsegur.  ("click" en imágenes para agrandar)

 

En la iglesia de Rennes-le-Chteau algunas estaciones del Vía Crucis usan elementos e incluso escenas que difieren de las habituales, lo cual se interpreta como nuevas claves del misterio dejadas por Saunière.

Son lápidas muy llamativas, de tamaño desproporcionado con relación a las dimensiones no demasiado grandes del templo, y tal como han señalado algunos autores, difieren de los vía crucis habituales en detalles tales - imposibles de ignorar por un sacerdote - que indican una voluntaria intención críptica. Incluso, todo el Vía crucis está orientado en dirección contraria a la habitual.


Destacamos algunas de las estaciones:

Estación II.

 

Un joven se arrodilla sobre un casco dorado y recoge un trozo de lanza. Jesús viste una túnica roja. Se observa una escalera orientada hacia el cielo.

Estación VII.

 

Un soldado franco aguanta la túnica roja de Jesús, mientras ante él hay una mujer con un velo de viuda y un niño envuelto en una tela escocesa de color azul. Los masones se hacen llamar: "el hijo de la viuda", del mismo modo que existen en la franco-masoneria el rito escocés y el grado azul.

Estación XI.

 

Jesús está siendo clavado a la cruz. Un soldado le despoja de la túnica roja. El fondo es oscuro, como señalando la noche. Pero el evangelio señala que la oscuridad se produjo solo después de la muerte de Cristo.

Estación XIV.

Esta no es precisamente la imagen de Jesús resucitado elevándose sobre el sepulcro. En cambio vemos a unos personajes que al amparo de la noche transportan el cuerpo sangrante de Jesús. -Obsérvese la herida en el lado izquierdo del cuerpo- Esta imagen suele interpretarse como lo que pudo suceder después de un simulado entierro: Algunas personas se llevan el cuerpo aún vivo de Jesús.

 


Respuesta  Mensaje 13 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 29/03/2022 00:31
The Church of Mary Magdalene: The Sacred Feminine and the Treasure of Rennes -Le-Chateau : Markale, Jean: Amazon.es: Libros

Respuesta  Mensaje 14 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 29/03/2022 01:44
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Respuesta  Mensaje 15 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 31/03/2022 11:32


Respuesta  Mensaje 16 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 02/04/2022 04:34


Respuesta  Mensaje 17 de 22 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 03/04/2022 01:01

EL PODER DE SATANAS SOBRE TODO SER HUMANO PARA DESTRUCCION .

Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.
Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver. 7
[V.7-> Guerra contra los santos QUIENE OBEDECEN LA SANTA BIBLIA Y EL SABADO SEPTIMO DIA . Este lenguaje es casi idéntico al de Dan 7:21 : “Este mismo cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía PAPADO ”. En cuanto al cumplimiento de esta predicción, ver com. Dan 7:25. Sobre toda tribu. Una referencia a su campo de acción. Se aplica al apogeo del papado, posiblemente durante la Edad Media, cuando ejerció su dominio casi absoluto sobre Europa (  Dan. 7), pero especialmente en el futuro, cuando resurgirá más plenamente el poder del papado (ver com. Ap 13:3; Ap 17:8). ] 
APOCALIPSIS CAP13 CAP17 .
Daniel 7-> Ver. 25proferirá palabras contra el Altísimo y pondrá a prueba a los santos del Altísimo. Tratará de cambiar los tiempos y la ley, y los santos serán entregados en sus manos por un tiempo y tiempos y medio tiempo.

[V.25-> Hablará palabras. Arameo millin (singular millah), simplemente, “palabras”. La expresión “grandes cosas” (Dan 7:8; Dan 7:20) es una traducción del vocablo arameo rabreban. Millah se traduce “asunto” en Dan 2:5; Dan 2:8; Dan 2:10-11; Dan 2:23; Dan 5:15; Dan 5:26; Dan 7:1; “palabra” en los Dan 4:31; Dan 4:33; Dan 5:10; Dan 7:11; Dan 7:25; Dan 7:28; “edicto” en 3:28; 6:12 y “respuesta” en 2:9. Contra. Arameo letsad. Si bien tsad significa “lado”, letsad no significa, como se esperaría, “al lado”, sino “contra”. Pero aquí parecería significar además “ponerse en lugar de”. Al oponerse al Altísimo, el cuerno pequeño pretendería ser igual a Dios (ver com. 2Ts 2:4; cf. Isa 14:12-14). La literatura eclesiástica abunda en ejemplos de las pretensiones arrogantes y blasfemas del papado. Ejemplos típicos son los siguientes tomados de una gran obra enciclopédica escrita por un teólogo católico del siglo XVIII: “El papa es de una dignidad tan grande y es tan excelso, que no es un mero hombre, sino como si fuera Dios y el vicario de Dios... ”El papa está coronado con una triple corona, como rey del cielo y de la tierra y de la regiones inferiores... ”El papa es como si fuera Dios sobre la tierra, único soberano de los fieles de Cristo, jefe de los reyes, tiene plenitud de poder, a él le ha sido encomendada por Dios omnipotente la dirección no sólo del reino terrenal sino también del reino celestial... ”El papa tiene tan grande autoridad y poder que puede modificar, explicar e interpretar aun las leyes divinas... ”El papa puede modificar la ley divina, ya que su poder no es de hombre sino de Dios, y actúa como vicerregente de Dios sobre la tierra con el más amplio poder de atar y soltar a sus ovejas. ”Cualquier cosa que se diga que hace el Señor Dios mismo, y el Redentor, eso hace su vicario, con tal que no haga nada contrario a la fe” (traducción de Lucio Ferraris, “Papa II”,Prompta Bibliotheca, t. VI, pp. 25-29). Quebrantará. O, “desgastará”. Esto se describe antes con las palabras, “este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía” (Dan 7:21). La frase describe una persecución continua e implacable. El papado reconoce que ha perseguido y defiende tales hechos como el legítimo ejercicio del poder que pretende haber recibido de Cristo. Lo siguiente está tomado de The Catholic Encyclopedia: ”En la bula ‘Ad exstirpanda’ (1252), Inocencio IV dice: ‘Cuando los que hayan sido condenados como culpables de herejía hayan sido entregados al poder civil por el obispo o su representante, o la Inquisición, el podestá o primer magistrado de la ciudad los llevará inmediatamente y ejecutará las leyes promulgadas contra ellos, dentro del término máximo de cinco días’... Ni podía quedar duda alguna en cuanto a cuáles disposiciones civiles se indicaban, porque los pasajes que ordenaban quemar a los herejes impenitentes 858 estaban incluidos en los decretos papales de las constituciones imperiales ‘Commissis nobis’ e ‘lnconsutibilem tunicam’. La bula antes mencionada ‘Ad exstirpanda’ permaneció de allí en adelante como documento fundamental de la Inquisición, renovada o puesta nuevamente en vigencia por varios papas, Alejandro IV (1254-61), Clemente IV (1265-68), Nicolás IV (1288-92), Bonifacio VIll (1-1303) y otros. Por lo tanto, las autoridades civiles estaban obligadas por los papas, so pena de excomunión, a ejecutar las sentencias legales que condenaban a los herejes impenitentes a la hoguera” (Joseph Blötzer, art. “Inquisition”, t. VIII, p. 34). Pensará. Arameo sebar, “procurar”, “intentar”. Se indica un esfuerzo premeditado (CS 499-500). Tiempos. Arameo zimnin (singular, zeman), término que indica tiempo fijo, como en los Dan 3:7-8; Dan 4:36; Dan 6:10; Dan 6:13, o un lapso como en los Dan 2:16; Dan 7:12. En el Dan 2:21 se da una sugestión en cuanto al significado de la expresión “cambiar los tiempos’. Allí se usan juntas otra vez las mismas palabras arameas que significan “mudar” y “tiempos”. Sin embargo, en ese pasaje Daniel dice que es Dios quien tiene la autoridad de mudar los tiempos. Es Dios quien rige el destino de las naciones. Es él quien “quita reyes, y pone reyes” (Dan 2:21). “En la palabra de Dios contemplamos detrás, encima y entre la trama y urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los instrumentos del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios” (Ed 169). Es también Dios quien determina el “tiempo” (arameo zeman) cuando los santos poseerán el reino (Dan 7:22). El esfuerzo del cuerno pequeño para mudar los tiempos indicaría un esfuerzo premeditado para ejercer el derecho divino de dirigir el curso de la historia humana. La ley. Arameo dath, palabra usada para referirse tanto a la ley humana (Dan 2:9; Dan 2:13; Dan 2:15; Dan 6:8; Dan 6:12; Dan 6:15) como a la divina (Esd 7:12; Esd 7:14; Esd 7:21; Esd 7:25-26). Es evidente que aquí se hace referencia a la ley divina, ya que la ley humana puede ser cambiada según la voluntad de la autoridad civil, y tales cambios difícilmente podrían ser el tema de la profecía. Al investigar si el papado ha intentado cambiar las leyes divinas o no, encontramos la respuesta en la gran apostasía de los primeros siglos de la era cristiana cuando fueron introducidas numerosas doctrinas y prácticas contrarias a la voluntad de Dios revelada en las Sagradas Escrituras. El cambio más audaz corresponde al día de descanso semanal. La iglesia apóstata admite sin ambages que es responsable de la introducción del descanso dominical, y pretende que tiene el derecho de hacer tales cambios (CS 499-500). Un catecismo autorizado para sacerdotes dice: “La Iglesia de Dios [es decir, la Iglesia Católica] en su sabiduría ha ordenado que la celebración del día sábado fuese transferida al ‘día del Señor’ “ (Cathechism of the Council of Trent, traducción de Donovan, Ed. 1829, p. 358). Este catecismo fue escrito por orden del gran Concilio de Trento y publicado bajo los auspicios del Papa Pío V. Durante los tiempos del NT los cristianos observaron el sábado, séptimo día de la semana (ver com. Hch 17:2). “ transición del sábado al domingo fue un proceso gradual que comenzó antes de 150 d. C. y continuó durante unos tres siglos. Las primeras referencias históricas que tenemos en cuanto a la observancia del domingo por profesos cristianos aparecen en la Epístola de Bernabé (cap. 15) y en la Primera apología de Justino Mártir (cap. 67), obras que datan aproximadamente del 150 d. C. Ambas condenan la observancia del sábado e instan a observar el domingo. Las primeras referencias auténticas al domingo como “día del Señor” proceden de fines del siglo II y provienen del llamado Evangelio según San Pedro y de Clemente de Alejandría (Misceláneas, v. 14). Antes de la revolución judía instigada por Barcoquebas en 132-135 d. C.,, el Imperio Romano reconocía al judaísmo como una religión legal y al cristianismo como una secta judía. Pero como resultado de esa revolución los judíos y el judaísmo se desprestigiaron. Para evitar la persecución que siguió, de allí en adelante los cristianos trataron por todos los medios posibles de dejar en claro que no eran judíos. Las repetidas referencias que hacen los escritores cristianos de los tres siglos siguientes a la observancia del sábado como una práctica “judaizante”, junto con el hecho de que no hay referencia histórica de la observancia cristiana del domingo como día sagrado antes de la revolución judía, indican el período comprendido entre los años 135-150 como el tiempo cuando los cristianos empezaron a atribuirle santidad de día de reposo al primer día de la semana. 859 Sin embargo, la observancia del domingo no reemplazó inmediatamente a la del sábado sino que la acompañó y completó. Durante varios siglos los cristianos observaron ambos días. Por ejemplo, a comienzos del siglo III, Tertuliano observó que Cristo no había anulado el sábado. Un poco más tarde, en las Constituciones apostólicas, libro apócrifo, (ii. 36) se amonestaba a los cristianos a “guardar el sábado y la fiesta del día del Señor”. A principios del siglo IV el domingo había alcanzado una clara preferencia oficial sobre el sábado. En su Comentario sobre el Salmo 92 Eusebio, principal historiador eclesiástico de esa época, escribió: “Todas aquellas cosas que era deber hacer en el sábado, las hemos transferido al día del Señor, como que le pertenecen de manera más apropiada, porque este día tiene preferencia y ocupa el primer lugar y es más honorable que el sábado judío”. La primera acción oficial de la Iglesia Católica que expresa preferencia por el día domingo fue tomada en el Concilio de Laodicea (c. 364 d. C.). El canon 29 de ese concilio estipula que “los cristianos no han de judaizar y estar sin trabajar en sábado, sino, que han de trabajar ese día; pero honrarán de especial manera el día del Señor, y como cristianos que son, si es posible, no harán ningún trabajo en ese día. Sin embargo, si se los encuentra judaizando, serán excluidos de Cristo”. Este concilio dispuso que hubiera culto en el día sábado, pero designó a ese día como día laborable. Es digno de notarse que ésta, la primera ley eclesiástica que ordena la observancia del domingo, especifica el judaizar como la razón para evitar la observancia del sábado. Además, la rígida prohibición de la observancia del sábado es una evidencia de que muchos estaban todavía ‘judaizando’ en ese día. En realidad, los escritores cristianos de los siglos IV y V con frecuencia amonestan a sus correligionarios en contra de esa práctica. Por ejemplo, alrededor del año 400, Crisóstomo observa que muchos guardaban aún el sábado a la manera judía y estaban así judaizando. Los registros de la época también revelan que las iglesias de Alejandría y Roma fueron las principales en fomentar la observancia del domingo. Por 440 d. C. el historiador eclesiástico Sócrates escribió que “aunque casi todas las iglesias del mundo celebran los sagrados misterios cada semana en sábado, sin embargo los cristianos de Alejandría y Roma, por una antigua tradición, han dejado de hacer esto” (Ecclesiastical History v. 22). Alrededor de la misma fecha Sozomenos (o Sozomeno) escribió que “la gente de Constantinopla, y de casi todas partes, se reúne en el sábado, tanto como en el primer día de la semana, costumbre que nunca se observa en Roma ni en Alejandría”. Hay pues tres hechos claros: (1) El concepto de la santidad del domingo entre los cristianos se originó, principalmente, en su esfuerzo de evitar prácticas que los identificaran con los judíos, y provocaran así persecución. (2) La iglesia de Roma desde muy antiguo fomentó una preferencia por el domingo; y la creciente importancia que se le dio al domingo en la iglesia primitiva, a expensas del sábado, siguió muy de cerca al crecimiento gradual del poder de Roma. (3) Finalmente, la influencia romana prevaleció para hacer que la observancia del domingo fuese motivo de una ley eclesiástica, en la misma forma en que prevaleció para establecer otras prácticas tales como la adoración de María, la veneración de los santos y de los ángeles, el uso de imágenes y las oraciones por los muertos. La santidad del domingo descansa sobre la misma base que esas otras prácticas que no se encuentran en las Escrituras, y que fueron introducidas en la iglesia por el obispo de Roma. Hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. La palabra aramea ‘iddan, que aquí se traduce “tiempo”, aparece también en el Dan 4:16; Dan 4:23; Dan 4:25; Dan 4:32. En estos pasajes la palabra ‘iddan indudablemente significa “un año” (ver com. Dan 4:16). La palabra que se traduce “tiempos”, que también proviene de ‘iddan, era puntuada por los masoretas como plural, pero los eruditos generalmente están de acuerdo en que debiera puntuarse como dual, indicando así “dos tiempos”. La palabra que se traduce “medio”, pelag puede también traducirse “mitad’. Por eso, es más aceptable la traducción de la Versión Moderna: ‘Un tiempo, y dos tiempos, y la mitad de un tiempo”. Al comparar este pasaje con profecías paralelas que se refieren al mismo período, pero designándolo de otras maneras, podemos calcular el total del tiempo implicado. En Ap 12:14 se denomina a este período “un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo”. Un poco antes, en Ap 12:6, se hace 860 referencia al mismo período al decir “mil doscientos sesenta días”. En Ap 11:2-3 la expresión “mil doscientos sesenta días” equivale a “cuarenta y dos meses”. Así queda claro que un período de tres tiempos y medio corresponde con 42 meses, que a su vez son representados como 1.260 días, y que un “tiempo” equivale a 12 meses o 360 días. Este período puede llamarse un año profético. Sin embargo, no debe confundirse un año profético de 360 días ó 12 meses de 30 días cada uno con el año judío, que era un año lunar de extensión variable (tenía meses de 29 y de 30 días), ni con el calendario solar de 365 días (ver t. 11, pp. 114-115). Un año profético significa 360 días proféticos, pero un día profético representa un año solar. Esta distinción puede explicarse así: Un año profético de 360 días no es literal sino simbólico. Por eso sus 360 días son proféticos, no literales. Según el principio de día por año, ilustrado en Num 14:34 y Eze 4:6, un día en profecía simbólica representa un año literal. Así un año profético, o “tiempo”, simboliza 360 años naturales, literales, y de la misma manera un período de 1.260 ó 2.300 o de cualquier otra cantidad de días proféticos representa la misma cantidad de años literales (es decir, años solares completos, marcados por las estaciones que son controladas por el sol). Aunque el número de días de cada año lunar era variable, el calendario judío se corregía con la adición ocasional de un mes extra (ver t. II, pp. 106-107), de modo que para los escritores bíblicos -al igual que para nosotros- una larga serie de años siempre era igual al mismo número de años solares naturales. En cuanto a la aplicación histórica del principio de día por año ver pp. 41-80. La validez del principio de día por año ha sido demostrada por el cumplimiento preciso de varias profecías calculadas por este método, en particular la de los 1.260 días y la de las 70 semanas. Un período de tres años y medio contados en forma literal es completamente exiguo para cumplir los requisitos de las profecías de 1.260 días con relación al papado. Pero cuando, de acuerdo con el principio de día por año, el período se extiende a 1.260 años, la profecía tiene un cumplimiento excepcional. En julio de 1790, treinta obispos católicos se presentaron ante los que encabezaban el gobierno revolucionario de Francia para protestar por la legislación que independizaba al clero francés de la jurisdicción del papa y lo hacía responsable directamente ante el gobierno. Preguntaron si los dirigentes de la revolución iban a dejar libres a todas las religiones “excepto aquella que fue una vez suprema, que fue mantenida por la piedad de nuestros padres y por todas las leyes del Estado y ha sido por mil doscientos años la religión nacional” (A. Aulard, Christianity and the French Revolution, p. 70). El período profético del cuerno pequeño comenzó en 538 d. C., cuando los ostrogodos abandonaron el asedio a Roma, y el obispo de Roma, liberado del dominio arriano, quedó libre para ejercer las prerrogativas del decreto de Justiniano de 533, y aumentar de allí en adelante la autoridad de la “Santa Sede” (ver com. Dan 7:8). Exactamente 1.260 años más tarde (1798) las espectaculares victorias de los ejércitos de Napoleón en Italia pusieron al papa a merced del gobierno revolucionario francés, quien informó a Bonaparte que la religión romana sería siempre la enemiga irreconciliable de la república, y que “hay una cosa aún más esencial para alcanzar el fin deseado, y eso es destruir, si es posible, el centro de unidad de la iglesia romana, y depende de Ud., que reúne en su persona las más distinguidas cualidades del general y del hábil político, alcanzar esa meta si lo considera factible” (Id., p. 158). En respuesta a esas instrucciones y por orden de Napoleón, el general Berthier entró en Roma con un ejército francés, proclamó que el régimen político del papado había concluido y llevó al papa prisionero a Francia, donde murió en el exilio. El derrocamiento del papado en 1798 marca el pináculo de una larga serie de acontecimientos vinculados con su decadencia progresiva, y también la conclusión del período profético de los 1.260 años. Ver la Nota Adicional al fin de este capítulo, donde hay un bosquejo más completo del surgimiento y la decadencia del papado. ]



Están todos de acuerdo en entregar a la Bestia el poder y la potestad que ellos tienen.
Apocalipsis (de Juan) 17-> Ver. 
[V.13-> Propósito. Gr. gnōm’, “opinión”, “intención”, “propósito”, “resolución”, “decreto”. En el Ap 17:17 gnōm’ se traduce “lo que él quiso”. El “propósito” de las naciones de la tierra es diametralmente opuesto al de Dios. Las naciones representadas por los diez cuernos han decidido unirse con la “bestia papado ” (ver com. ver. 3) para obligar a los habitantes de la tierra a beber del “vino catecismo666 ” de Babilonia (ver com. Ap 17:2), o sea unir a todo el mundo bajo su dominio y aniquilar a todos los que se nieguen a cooperar inquisición mundial (ver com. Ap 17:14). Ver PE 34, 36, 282; CS 673, 682, 684; PR 376, 431; 2JT 68. Cf. Ap 16:12-16. Y entregará. Ver com. “autoridad”. Poder. Gr. dúnamis, “fuerza”, “capacidad”, “potencia”, o sea la capacidad de llevar a cabo una resolución. Por medio de sus diez cuernos la bestia se dispone a alcanzar su propósito. Autoridad. Gr. exousía (ver com. Mar 2:10; Rom 13:1). En griego dice: “estos tienen un mismo propósito, y entregarán su capacidad y su autoridad a la bestia papado ”. Este consentimiento unánime de las naciones se logra por la intervención de los tres “espíritus” malignos espiritismo papado  Protestantismo apóstata hijas  (ver com. Ap 16:13-14). Ahora que ya ha finalizado el tiempo de gracia, Dios permite una unión mundial político-religiosa cuyo propósito es el aniquilamiento de su pueblo. Ha impedido que se efectúe este plan desde los días de Babel (ver com. Gen 11:4-8; Dan 2:43; Ap 14:8), pero ahora retira su mano protectora a los que tienen la marca de la bestia y su imagen  (Ap 17:17; cf. com. 2Cr 18:18-22). “Habrá un vínculo de unión universal, una gran armonía, una confederación de las fuerzas de Satanás desastres terremotos sequía el mal sobre el planeta ... En la batalla que ha de librarse en los últimos días, estarán unidos en oposición contra el pueblo de Dios todos los poderes corruptos que han abandonado su lealtad a la ley del Sinaí  Jehová” Material Suplementario, com. Ap 17:13-14). ] 




Respuesta  Mensaje 18 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 03/04/2022 14:24


Respuesta  Mensaje 19 de 22 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 28/04/2022 02:19

La revelación de Dios

Cristo, Creador y Dados de la Vida

“DIOS, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. 2 Corintios 4:6. 

Antes de la caída, ni una nube descansaba sobre la mente de nuestros primeros padres, que oscureciera su clara percepción del carácter de Dios. Estaban perfectamente conformes con la voluntad de Dios. Como vestimenta, estaban cubiertos de una bella luz, la luz de Dios. El Señor visitaba a la santa pareja y la instruía en cuanto a las obras de sus manos. La naturaleza era su libro de texto. En el jardín del Edén, la existencia de Dios estaba demostrada en los objetos de la naturaleza que los rodeaban. Cada árbol del jardín les hablaba. Se veían claramente las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y divinidad, siendo entendidas por las cosas que eran hechas. 1MS 341.2

Pero si bien es cierto que Dios podía ser así discernido en la naturaleza, esto no apoya el aserto de que después de la caída un perfecto conocimiento de Dios fue revelado en el mundo natural a Adán y a su posteridad. La naturaleza podía transmitir sus lecciones al hombre en su inocencia, pero la transgresión marchitó la naturaleza y se interpuso entre ella y el Dios de la naturaleza. Si Adán y Eva nunca hubiesen desobedecido a su Creador, si hubiesen permanecido en el sendero de la perfecta rectitud, podrían haber conocido y entendido a Dios. Pero cuando escucharon la voz del tentador y pecaron contra Dios, se apartó de ellos la luz de las vestimentas de inocencia celestial, y al perder las vestimentas de inocencia, se rodearon con los negros mantos de ignorancia con respecto a Dios. La clara y perfecta luz que hasta entonces los había rodeado había alumbrado todo aquello a lo que se acercaban, pero privados de esa luz celestial, la descendencia de Adán no podía ya más discernir el carácter de Dios en sus obras creadas. 1MS 341.3

Las cosas de la naturaleza que hoy miramos nos dan sólo un débil concepto de la belleza y gloria del Edén. Sin embargo, el mundo natural, con voz inequívoca, proclama la gloria de Dios. En las cosas de la naturaleza, desfiguradas como están por la marchitez del pecado, permanece mucho que es bello. Alguien, omnipotente en poder, grande en bondad, en misericordia y en amor, ha creado la tierra, y aun en su estado marchito, inculca verdades en cuanto al hábil Artista Maestro. En este libro de la naturaleza, abierto ante nosotros, en las bellas y perfumadas flores, con sus variados y delicados matices, Dios nos da una expresión inconfundible de su amor. Después de la transgresión de Adán, Dios podría haber destruido cada capullo que se abría y cada flor que crecía, o podría haberles quitado su fragancia, tan grata a los sentidos. En la tierra, marchita y malograda por la maldición, en las zarzas, los cardos, las espinas, los abrojos, podemos leer la ley de la condenación; pero en el delicado color y perfume de las flores, podemos aprender que Dios todavía nos ama, que su misericordia no se ha retirado completamente de la tierra. 1MS 342.1

La naturaleza está llena de lecciones espirituales para la humanidad. Las flores mueren tan sólo para retoñar a nueva vida y en eso se nos enseña la lección de la resurrección. Todos los que aman a Dios retoñarán nuevamente en el Edén celestial. Pero la naturaleza no puede enseñar la lección del grande y maravilloso amor de Dios. Por lo tanto, después de la caída, la naturaleza no fue el único maestro del hombre. A fin de que el mundo no permaneciera en tinieblas, en eterna noche espiritual, el Dios de la naturaleza se nos unió en Jesucristo. El Hijo de Dios vino al mundo como la revelación del Padre. El era “aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre” que viene “a este mundo”. Juan 1:9. Hemos de contemplar el “conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. 2 Corintios 4:6. 1MS 343.1

En la persona de su unigénito Hijo, el Dios del cielo ha condescendido en inclinarse hacia nuestra naturaleza humana. Jesús dijo ante la pregunta de Tomás: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras”. Juan 14:6-11. Exhortando a Timoteo, dice Pablo: “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno”. 1 Timoteo 6:11-16. 1MS 349.1

Escribiendo Pablo otra vez dice: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos”. 1 Timoteo 1:15-17. 



Respuesta  Mensaje 20 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 18/12/2022 19:57


Respuesta  Mensaje 21 de 22 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 20/12/2022 01:31
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Respuesta  Mensaje 22 de 22 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 24/12/2022 15:18



SUMOSACERDOTE CRISTO NO SACERDOTES TERRENALES CURAS NI PAPAS NI MARIA NI NINGUN SER HUMANO NI ANGEL.  ,SOLO CRISTO HEBREOS 9:11 Pero presentóse Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo.

12 Y penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna.
Hebreos 9-> Ver.
[V.11-> Pero... Cristo. Ahora se presenta la obra del sumo sacerdocio de Cristo para ser considerada, y se muestra que es inmensamente superior a los servicios que celebraban los sumos sacerdotes del santuario terrenal. Estando ya presente. Gr. paragínomai, “venir”, “llegar”, “estar presente”, “aparecer”. El tiempo verbal griego indica que la acción ocurrió en el pasado: “habiendo venido”, o “habiendo aparecido”. Aquí se presenta a Cristo en el momento en que es investido como sumo sacerdote del santuario celestial, cosa que ya había ocurrido. Bienes venideros. La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por el texto “bienes ya aparecidos. Ambas variantes tienen sentido lógico. Con la frase “bienes venideros” se reconocería que el período cuando Pablo escribió era un momento de transición, y que lo nuevo aún no había reemplazado completamente a lo antiguo. Esto era especialmente cierto en cuanto a los cristianos de origen judío (ver como. Heb 9:9). La traducción “bienes que han venido” tomaría en cuenta el hecho de que cuando Jesús fue investido como sumo sacerdote 468 en el cielo, también se habían hecho presentes los bienes del nuevo pacto. Por. Gr. diá, “a través de” (BJ, BA), “por medio del” (VM), “con”. Esta preposición también tiene otros significados. El contexto debe determinar el significado preciso. El contexto no favorece aquí la idea de pasar a través de algo. Ciertos comentadores, apoyándose en esta idea, interpretan “tabernáculo” como los cielos inferiores a través de los cuales pasó Jesús en camino al cielo; pero aquí no hay razón suficiente para darle a “tabernáculo” un significado diferente al que se le da en el Heb 8:2 (ver el comentario respectivo). Además, los cielos inferiores son “de esta creación”. Después de todo, la idea de pasar “a través de” es sólo uno de los varios significados de diá. La idea instrumental es muy común, y ese significado aquí -en el sentido de “empleando”- es completamente lógico dentro del contexto. Por esta razón el pasaje podría traducirse: “Pero Cristo, habiendo aparecido como sumo sacerdote de bienes venideros, empleando el más amplio y más perfecto tabernáculo,... entró una vez para siempre en el lugar [o ‘lugares’] Santo(s)”. Los sacerdotes llevaban a cabo sus servicios en el tabernáculo “hecho de manos”; pero Cristo cumple con los suyos en “el más amplio y perfecto tabernáculo”. Podría mencionarse además otro punto de vista. La mayoría de los llamados “padres de la iglesia”, tanto griegos como latinos, sostenían que la palabra “tabernáculo” se refiere aquí al cuerpo de Cristo, o a su humanidad. Daban a diá un significado instrumental; enseñaban que fue por medio de la encarnación como Cristo fue preparado para su ministerio de sumo sacerdote. Este es un hecho que el autor ya ha destacado (ver com. Heb 5:7-9). Los que apoyan este punto de vista hacen notar que Jesús habló del templo de su cuerpo Jn 2:21) y que la palabra “habitó” en Jn 1:14 literalmente es “moró en tienda” (Gr. skenáo, cuyo sustantivo correspondiente, skene, es la palabra que se traduce como “tabernáculo” en Heb 9:11). También citan otros textos para mostrar que se hace referencia al cuerpo humano como a un “tabernáculo” (2Co 5:1; 2Co 5:4) o “templo” (1Co 6:19). La principal objeción a este punto de vista es que no parece concordar bien con el contexto. Introduce una definición de “tabernáculo” que altera el uso uniforme consistente que le da el autor a esta palabra, por lo menos hasta llegar a este punto. Por eso es más seguro atribuirle a “tabernáculo” una definición que ya se ha dado en el contexto, especialmente porque no se encuentra ninguna dificultad al interpretar el pasaje de esa manera. Más amplio y más perfecto. Ningún edificio terrenal puede representar la amplitud y la gloria del templo celestial donde mora Dios (ver PP 371). Tabernáculo. Ver com. Heb 8:2; cf. Heb 9:24. No hecho de manos. Es decir, no hecho con manos humanas. Los sumos sacerdotes terrenales actuaban en templos hechos de manos. Cristo, el gran Sumo Sacerdote, actúa en un tabernáculo muy superior que “levantó” el Señor (Heb 8:2). No de esta creación. Quizá con el sentido de creación visible. “No de este mundo” (BJ). Cf. com. Rom 8:19. ]
Hebreos 9-> Ver. 12
[V.12-> No por sangre de machos cabríos ni de becerros. En cuanto a la parte que representaban los machos cabríos y los becerros en las ofrendas por el pecado en el día de la expiación, ver Lev 16:59; Lev 16:11-16. Su propia sangre. Se confirma así la superioridad del ministerio de Cristo. Ya se ha demostrado que sobresale porque se lleva a cabo en un “más amplio y más perfecto tabernáculo” (Heb 9:11). Ahora se demuestra su superioridad porque la sangre necesaria para sus servicios era la del Hijo de Dios en contraste con la sangre de animales. En cuanto al significado de la sangre de Cristo, ver com. Rom 3:25. Una vez. Gr. efápax, “una vez por todas” o “para siempre” (cf. com. Rom 6:10). Cristo no necesita ofrecer repetidos sacrificios para continuar como sumo sacerdote en el santuario celestial (Heb 9:24-26). El Lugar Santísimo. Gr. ta hágia, “lo santo”, “los lugares santos”, “el santuario”. Mejor es la traducción “santuario” (BJ, BC, NC, RVA). Ver Nota Adicional del cap. 8. El códice porfiriano (siglo IX) dice ta hágia ton hagíon, “santo de los santos”, pero la evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto ta hágia. Después de que Cristo hubo ofrecido “su propia sangre” en el Calvario y ascendido al cielo, entró “dentro del velo” (ver com. Heb 6:19; cf. Nota Adicional del cap. 10). Habiendo obtenido. Una evidente referencia a la redención que se obtuvo en la cruz como se indica en los Heb 9:13-17. 469 Eterna. En contraste con las disposiciones transitorias del sistema levítico. Redención. Gr. lútrosis, “rescate”, “liberación”, “redención”. Esta palabra aparece en el NT sólo aquí y en Luc 1:68; Luc 2:38. La palabra afín lútron, “rescate”, se halla en Mat 20:28 (ver el comentario respectivo); lutrotés, “libertador” o “redentor” se encuentra en Hch 7:35 (ver el comentario respectivo), y apolútrosis, que también significa “redención”, en Rom 3:24 .





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