“PARA NOSOTROS SÓLO HAY UN DIOS, EL PADRE”
(SAN PABLO A LOS CORINTIOS)
En más que una ocasión leemos acerca del único Dios de la Biblia. Con respecto al Dios verdadero de la Biblia, éste es reconocido como YHWH. ¿Pero define la Escritura a un Dios que existe como tres personas o como una?
La primera carta de Pablo a los corintios contiene el texto fundamental de este debate. Hay varios puntos cruciales presentados en este texto que exigen un debate, y para entenderlo hay que considerar el contexto del pasaje. Por consiguiente, consideraremos los tres versos dentro del pasaje.
1 Corintios 8:4: “Acerca, pues, de las viandas que son sacrificadas a los ídolos, sabemos que un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay más que un Dios”.
Pablo expresa que los ídolos son nada. Aunque muchos han identificado diversas formas físicas como “dioses”, éstas no son realmente dioses en absoluto. No hay conocimiento, sabiduría, o poder detrás de ellos. ¡Ellos son simplemente nada! No obstante, hay uno que es verdaderamente Dios. Pablo aún no nos dice quién es este Dios, pero si nos mantenemos leyendo llegaremos a darnos cuenta a quién se refiere Él.
1 Corintios 8:5 “Pues aunque hayan algunos que se llamen dioses, ya sea en los cielos o en la tierra; (Del mismo modo que hay muchos dioses, y muchos señores)”
Existen los llamados “dioses” y los que son “así llamados dioses.” Éstos últimos son ídolos que se les considera como ‘dioses’ porque no son realmente nada. Son simple metal, madera o de barro. El hecho de que estén en los cielos ha causado mucha confusión a muchos. Éstos no son seres reales sino los ídolos de metal, barro, o madera, o pueden ser los astros como el sol, la luna y las estrellas, que para algunos pueblos eran sus verdaderos dioses o bien los lugares de residencia de sus dioses.
Así, pues, mientras hay aquellos que son simplemente los “así llamados dioses,” hay también “muchos dioses y muchos señores”. No aquellos que son simplemente mencionados como dioses, sino los que fueron verdaderamente algo semejantes, como los ángeles (elohim), y algunos hombres nombrados como tales por Dios mismo (Exodo 7:1; Sal. 8:5) Los comentarios de J-F-B resultan ser apropiados: “’Porque aun suponiendo que hay (o existe) los así “llamados dioses” (2 Tes. 2:4) ya sea en el cielo (como el sol, la luna, y las estrellas) o en tierra (como reyes y bestias deificadas) como hay (un hecho reconocido, Deuteronomio 10.17; Salmo 135.5; 136.2) muchos dioses y muchos señores.’ Los ángeles y los hombres en autoridad son llamados dioses en la Escritura, como que ejercitan un poder divinamente comisionado bajo Dios (compare Éxodo 22.9, con v.28; El Salmo 82.1, 6; Juan 10.34,35).”
1Corintios 8:6 “Pero para nosotros sólo hay un Dios, el Padre, de quien son todas las cosas, y nosotros para él, y un Señor Jesucristo, a través de a quién son todas las cosas, y nosotros por él”.
Pablo había manifestado que no hay “ningún otro Dios sino uno”. Él lo identifica para nosotros. Él no define al “único Dios” como una Trinidad, lo cual el pudo fácilmente haber hecho. Más bien, al igual que con el único Dios verdadero, es sólo el Padre quien es categorizado como tal. Él es la fuente de toda creación, el originador de todo lo que vemos. Como tal, se dice que es “de” Él. Esto es traducido de la preposición åê, que literalmente denota que sale de él.
Sin embargo, si el Padre es el único Dios, ¿cómo es que él no es también el único Señor? Pues Jesús es el único Señor Mesías, el Padre en este sentido no lo es. Decir de otra manera simplemente sería contrario a las identificaciones previstas dentro del texto. Sin embargo, esto es lo que harán los trinitarios. Ellos manifestarán que el Padre es el único Dios, pero también el Hijo y el Espíritu Santo. Asimismo, el Hijo de Dios es el único Señor Mesías, pero así también el Padre y el Espíritu Santo. ¡No obstante, el texto no dice esto! Uno trinitario debe leer su teología en el texto, mientras que nosotros simplemente lo aceptamos por lo que dice.
¿Cómo entonces lo aceptamos? Como nuestro Señor Mesías, él es nuestro Maestro, nuestro gobernante y nuestro Amo en la forma más directa. Somos aún de Dios, porque todo lo que es de Cristo es de Dios (Juan. 17:10), pero en algún nivel Dios nos ha dado a Cristo para cumplir su rol en su lugar, porque Jesús explica en la oración, “Eran tuyos, y Tú me los diste.” (Juan. 17:6).
Antes de la venida de Cristo, Dios había directamente servido como el Señor de Israel, con la mediación de ángeles. Pero cuando Cristo fungió de agente intermediario, los creyentes se volvieron suyos. El Expositor del Testamento Griego, explica: “el ’solo’ Señor Jesucristo es Mediador, como en 1 Tim. 2: 5. Él gobierna directamente sobre la congregación, y sin embargo todas las cosas se originan con Dios como el texto lo define, y vienen a través de Cristo. Es este sentido “ellos eran” de Dios cuando Él ejercitó control directo sobre ellos, pero cuando ellos vinieron a ser de Cristo, cualquier orden que viene de Dios pasa por Cristo a la congregación. Jesús media, y al hacer esto él es el que toma el mando directo de nosotros. Como éste es el caso, él es de verdad identificado como nuestro único dueño y nuestro Amo. (Jud. 1:3).
Así es que mientras los trinitarios podrían tratar de volcar este simple pasaje diciendo que Dios es también mencionado como “Señor”, a tal argumento le falta un fundamento sólido. El título de “señor” es sí mismo aplicable a muchos, como es el título “Dios” Aun el apóstol Juan se dirige a uno de los 24 Ancianos como “Señor” (Apo. 7:14). Así que en vez de intentar distorsionar lo que el texto dice muy simplemente y verdaderamente, nosotros lo aceptamos tal como se lee.
Habiendo considerado estos puntos, queremos dejar sentado que este verso no se presenta a solas para hablar de este asunto fundamental. Varios otros pasajes refuerzan esta opinión y creemos importante que consideremos estas referencias. Como la Escritura nos dice, “en la boca de dos o tres testigos conste toda palabra.” (Mat. 18:16).
Probablemente escrita en Roma en alguna ocasión alrededor de 63 dC, la carta de Pablo a los Efesios refuerza las palabras de 1 Cor. 8:6, haciendo las funciones de nuestro segundo testigo. Hablándoles a los miembros de esta congregación, él habló acerca de “un Dios y el Padre de todos, el que está sobre todos, por todos y en todos.” (Efe. 4:6). Que éste es el Padre está explícito dentro del texto, y que él es distinguido de Jesús se puede ver en un verso antes de éste, dónde el texto menciona “un Señor”, quien por el contexto sólo puede ser Jesús. (Efe. 4:5; 3:11, 14).
Como nuestro tercer testigo tenemos el conocidísimo pasaje de 1 Timoteo 2:5, donde se habla del único Dios, aquí distinguido de Cristo. Leemos: “Pues hay un Dios, y un mediador entre Dios y los hombres, el hombre Jesucristo.” El único Dios en este texto no puede ser Jesús, pues él es el que media entre el género humano y Dios. Al igual que con Efesios, esta referencia sólo puede ser para el Padre.
Nuestro testigo final viene de la carta a los Romanos. Este texto no está explícito, pero un examen del contexto resulta conclusivo. En Romanos 3:30 leemos de “un Dios que justificará a la circuncisión por la fe.” Mirando retrospectivamente a los versos 23 y 24, veremos que este Dios es el que “envió” a Jesucristo al mundo. Otra vez, este texto sólo puede ser una referencia para el Padre. Así es que es el Padre quien es identificado como el “único Dios”, y nadie más.
El Dios del Antiguo Testamento
Hasta ahora hemos demostrado que el Padre es el único Dios verdadero, quien es el YHWH de las Escrituras Hebreas. Todavía algún trinitario alegará que no hemos eliminado la posibilidad de que Cristo calce como una persona bien definida del Dios Triuno. Mientras que es verdad que no hemos presentado ningún texto que diga que Cristo no puede ser una persona de ese Dios Triuno, el hecho simple es que la Escritura enseña que el Padre es éste único Dios verdadero, y nadie más.
Al menos un pasaje remueve cualquier posibilidad de que Jesús sea el Dios del Antiguo Testamento, YHWH. Mirando hacia Hebreos 1:1 leemos de aquel Dios “Que le habló a los Padres por los profetas.” Éste es el YHWH del Antiguo Testamento, quien habló a través de Moisés, David, Isaías, Daniel, Jeremías, etc. Éste es el único Dios verdadero, el Todopoderoso, quién “a solas es lo más alto” (Sal. 83:18).
¿Cómo elimina esto a Jesús de ser YHWH? Si nos mantenemos leyendo, aprendemos que este Dios que les habló a los Padres por los profetas, quien es YHWH, más recientemente nos ha hablado “en un hijo” que es Jesús. Ninguna distinción más evidente puede ser presentada que ésta. El Dios del Antiguo Testamento realizó una actividad entonces a través de los profetas, la cual él ahora hace a través de Jesús. Este texto entonces elimina completamente la posibilidad de que Jesús sea el YHWH de las Escrituras Hebreas. Si Jesús fuera YHWH, eso querría decir que Jesús habló por Jesús, lo cual no tendría ningún sentido en absoluto.
Algunos objetarán a causa de los numerosos textos que son aplicados a Jesús y que fueron originalmente aplicados a Dios. Los numerosos atributos que son aplicados a Dios son también aplicados a él, pero éstos resultan ser materias de interpretación. Es una interpretación decir que estos textos demuestran que Jesús es YHWH, pues hay numerosos textos que son aplicados a algunos otros fuera de Dios dentro de las Escrituras Hebreas que son citados y aplicados para Cristo, sin igualarlos ontológicamente.
¿Cuándo este texto, por declaración explícita, distingue a Jesús de YHWH, lo aceptamos o intentamos manipular el significado evidente del texto para formular una opinión que nos dejaría sostener una teología que sería contradicha por el significado natural del texto? Si somos honestos con el texto, encontraremos que un número de pasajes dentro de las Escrituras Hebreas vienen bastante más naturalmente. Leemos que YHWH es el Dios del Mesías (Miq. 5:4) y que YHWH es el Padre de Israel. 1 Cró. 29:10; Isa. 63:16; 64:8). Tal como él es su Padre, así él es el Padre de Jesucristo. (Juan. 20:17). No necesitamos tratar de calificar estas declaraciones muy generales o darles a ellas un significado fuera de la distinción que provocan. Simplemente los aceptamos literalmente, tal como lo haríamos si la persona de quien se habla fuera alguien aparte de Jesús en relación a Dios.
Para agregar más al peso de la prueba, notamos que los Apóstoles y los discípulos antiguos consideraron que “el Dios de Abraham, Isaac y Jacob” es el Padre a solas, no el Hijo. El Hijo no fue llamado únicamente el Hijo del Padre, sino que él fue el hijo del Dios de Abraham, Isaac y Jacob. (Hechos 3:13; 25-26; 22:14). En el peso de la simple y aún poderosa evidencia debemos concluir que el único Dios, el Todopoderoso, es YHWH, el Padre. Como el Expositor del Testamento Griego explica, “El ‘único Dios’ del monoteísmo es ‘para nosotros un Dios, el Padre’”.
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