Millones de personas, creen que hemos recibido la visita de otros seres, venidos de otros mundos en el pasado. Seres que nos legaron amplios conocimientos, que comprendían y conocían el firmamento de forma extraordinaria, que sabían cómo funcionaba nuestro planeta, las fuerzas y energías que en ella interactúan, dónde se localizan, cómo utilizarlas. Seres que modificaron nuestro ADN, que provocaron una evolución del homo sapiens a un ritmo demasiado alto, impropio de la selección natural y de una evolución normal. Todo esto, está avalado por los mayores expertos de la historia, tenemos pruebas tangibles.
Físicos, ingenieros, filósofos, astrónomos, matemáticos, historiadores, profesores de las Universidades más importantes del mundo, las mentes más brillantes, afirman que, en muchos aspectos de la Humanidad, o la casualidad es demasiado elevada para ser tenida en cuenta, o algo inexplicable existe. Ese “algo inexplicable”, hace referencia a la intervención de un poder, la mano de los dioses. ¿Quiénes eran estos dioses?. Seres de otros mundos que nos hicieron “a su imagen y semejanza”, y dejaron rastros y pruebas por todo el planeta, pruebas que no se pueden obviar, y utilizando la razón, la lógica y las pruebas, llegar a una conclusión unificada. No estamos solos en el Universo.
Abraham, Mahoma, Moisés, Confucio, Newton, Da Vinci… se dice que fueron elegidos por seres de esos mundos, para hacerlos líderes de los hombres, eran hombres de dios, y personas respetadas en la sociedad del momento. Estas personas, recibieron conocimientos avanzados para que fueran transmitidos, sirvieron como enlace entre los dioses, y los hombres. Han pasado a la historia como profetas, personas demasiado inteligentes y avanzadas para su época, dotados de un conocimiento e inteligencia desbordante, y no fueron los únicos.
Moisés, recibió instrucciones determinadas y precisas de una fuente ajena a la Tierra, como se narra en el Éxodo. Moisés, se encontró por primera vez con dios, a través de una zarza ardiente, encomendándole una misión, liberar al pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto, y conducirlo a la Tierra Prometida. Una vez cumplida su misión, se le entregó en el Monte Sinaí, las Tablas de la Ley, dadas directamente por dios. La Biblia dice:
“Y vieron al dios de Israel, y bajo sus pies, había un camino de zafiros, semejante al cielo cuando irradia claridad”. Pero sabemos, que en ese monte, no existe ningún camino pavimentado de piedras preciosas, entonces, ¿por dónde accedió Moisés para encontrase con dios?. La siguiente lectura de la Biblia, nos da pistas sobre ello, cuando Moisés narra lo que ve, visto desde las alturas, desde el Espacio Exterior: “Desde allí arriba, ví todo el círculo de la Tierra, la profundidad de la Tierra, y las alturas de los cielos”. ¿Cómo podía afirmar Moisés, con tanta rotundidad, que la Tierra era redonda?. Digamos que existían personas que “creían” que lo era, como Eratóstenes y Ptolomeo. Pero no se supo realmente, de forma empírica, hasta cientos de años después. ¿No sería ese camino de zafiros, una rampa de acceso a una nave, que le llevó a los cielos, donde pudo contemplar la Tierra, y allí recibió de manos de los dioses, las leyes que hoy día conocemos?.
El Diluvio Universal, es un mito que aparece en todas las religiones, de todos los continentes, y no sólo en la Biblia. Estos relatos demuestran que, aunque cambien los nombres, Xisutros sería el Ziusudra sumerio, Atrahasis el asirio, Noé el bíblico, el pastor Inca, Manú hindú, el Nu-wah chino y el Uta-napishtim babilónico, todos hacen referencia a un único relato, tal vez muy relacionado con supervivientes de la Atlántida, Lemuria o alguna de las civilizaciones sepultadas por las aguas, en los comienzos de nuestra historia.
Uta-Napishtim, cuenta la epopeya de Gilgamés, que los dioses, decidieron exterminar al género humano, y solo salvar a Uta-Napishtim, a quien ordenan construir una nave, renunciar a sus riquezas y salvar su vida. Los dioses le dicen: “Construye una nave de dimensiones proporcionadas, con la misma anchura y altura, y mete dentro semilla de toda vida existente”. Los dioses, no le ordenan que salve al animal en sí, sino su “semilla”. ¿No se refieren a su ADN?. ¿No es más lógico pensar, que ante la imposibilidad de salvar a todos los animales del planeta, desperdigados en cada zona del planeta, transportarlos (sin ningún tipo de medios en esa época), y meterlos en un arca, sería más comprensible si queremos salvar cada especie existente, hacerlo solo de su información genética, de su “semilla”?. Esta nave, tendría una superficie de 3.500 m2, 120 codos de alto y 120 de ancho, divididos en 7 pisos con 9 partes cada uno. Una vez salvado a todos, surgió de los cielos “una nube negra sobre la que cabalgaban los dioses”, se desató una enorme tempestad que destruyó todo.
Según cuentan los relatos sobre Diluvios, estas fuertes lluvias, no fueron causadas por un mal tiempo natural. Estas lluvias, venían acompañadas de los dioses, quienes provocaron unas lluvias de nubes artificiales, provocadas por ellos mismos.
El arca de la historia sumeria, tenía forma de cubo. Para poder introducir a todos los animales, ése arca debería ser un hipercubo o teseracto. Esto es, un cubo dentro de otro cubo.
¿Describe la epopeya de Gilgames, un Portal Estelar, que utilizara este tipo de geometría hiperdimensional, como un modo de asegurar, que todos los seres vivos que permanecían dentro del arca, no se encontraran en la Tierra, en el momento del Diluvio?. ¿Cómo podían conocer los sumerios la cuarta dimensión?.
En todo el mundo, Iglesias, Templos, y toda construcción sagrada, fueron inspiradas divinamente por dioses. ¿Cuál era la finalidad real de levantar semejantes edificaciones?. Y más aún, en civilizaciones que por sí mismas, no poseían los conocimientos, ni las herramientas para realizarlas. Se supone, y así nos lo hacen creer, que fueron construidas para honrar a un Ser Supremo, y servir como elemento funerario. Pero las pruebas y la lógica, nos dicen que existe una razón mucho más importante.
La construcción religiosa más grande del mundo, está en Angkor Wat(Camboya). Mide 1,5 km cada lado. Según narra la leyenda, fue construida en el año 600 a .C. por Preah Pisnokar, hijo de un hombre plebeyo, y una mujer venida de los cielos.
Cuando creció, Preah fue “subido al palacio flotante”, por un grupo de seres de otro mundo, guiado por el dios Indra. En ese “palacio flotante”, Preah fue instruido en varias artes, para ser un líder. Después de permanecer largo tiempo en los cielos, Preah regresó para dar a conocer los conocimientos adquiridos.
Una de las primeras obras que Preah realizó, fue una larga carretera, que serviría de pista de aterrizaje para “los brillantes“. Las narraciones, hablan de que Preah no utilizó herramientas “reales”, sino “agua mágica”. Esa agua mágica, era derramada sobre la piedra, y poco después, ésta se endurecía allí mismo. ¿Esa “agua mágica”, no sería realmente, un avance para construir caminos y edificios, algo así como un tipo de cemento, o algún tipo de mezcla que se solidificara rápidamente?.
¿Cómo pudieron las personas de Angkor, cavar, mover y tallar inmensas piedras para levantar el magnífico complejo de Angkor, según dicen los textos, casi sin esfuerzo?. La única respuesta lógica, es que el templo de piedra de Angkor Wat, fue diseñado y gestionado por otra tribu de personas que tenían la tecnología más avanzada. Cada una de sus cinco torres, representa una de las cumbres del monte mitológico Meru, en el que habitan los dioses. La piedra decorativa presenta animales conocidos, monos, venados, búfalos, loros, lagartos, etc. Sin embargo, aparece un animal en una columna, junto a la entrada del templo de Ta Prohmhay, que tiene un sorprendente parecido con una especie de dinosaurio conocido como “estegosaurio”. ¿Cómo puede aparecer la figura de un saurio, junto con otros animales más actuales?.
El Mahábharata, es el libro sagrado hindú, una epopeya mitológica escrita hacia el siglo VI a.C. (en la época de Preah Prisnokar). Se narra, que los dioses poseían un gran habitáculo de metal, que les trasladaba al cielo. Cada una de las divinidades hindúes (Indra, Yama, Varuna, Kuvera y Brama), disponían de uno de estos aparatos metálicos y voladores llamados “vimanas”. Los hombresalojados en los vimanas, podían recorrer grandes distancias en un espacio muy corto de tiempo.
El gran sabio de la antigua tradición, Narada, cuenta que la “ciudad volante” de Indra, se hallaba interrumpidamente en el cielo y estaba rodeada de una “pared” blanca, que producía destellos de luz cuando el vehículo se desplazaba por el firmamento. En el Mahabharata, también se dice, que por orden de Rama (dios hindú), “el soberbio carruaje ascendió con poderoso estruendo hacia una montaña de nubes”. En otro pasaje del Mahabharata se puede leer: “Brama, voló con su vimana sobre un monstruoso rayo, que brillaba como el Sol, y cuyo fragor recordaba el tronar de una tormenta”. Una descripción exacta del uso del sistema de propulsión de una nave para despegar, emitiendo un fuerte estruendo aparecen descritos en textos como el Ramayana, el Kirata Aryuníia, el Samarangana Sutradhara y el Bhágavat Puraná. Éste sería el aspecto de los vimanas.
Según explica el Ramayana, las vimanas, eran máquinas voladoras, que navegaban a gran altura con ayuda de mercurio y un gran viento impulsor. Las vimanas podían cubrir enormes distancias y desplazarse de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo y de atrás hacia adelante, sin ningún tipo de dificultad. Estos vehículos voladores, podían volar hacia los cielos y dirigirse a las estrellas y a mundos lejanos, para luego retornar a la Tierra. También dice, que sus tripulantes eran expertos constructores.
Esta y otras epopeyas hindúes, describen batallas aéreas con “misiles” semejantes al rayo, capaces de destruir los sembrados y convertirlos en tierra yerma. Una de tales armas, desprendía “un humo más brillante que diez mil soles”. La desaparición de la ciudad de Mohenjo-Daro, en Pakistán, pudiera estar relacionada con estos relatos. Según hoy sabemos, sobre esa ciudad se produjo un resplandor deslumbrante, una gigantesca explosión con una luz totalmente cegadora, que hizo hervir los mares cercanos a esta ciudad costera.
Hace 40 años, se informó a las autoridades por científicos que investigaban el lugar, que había un alto porcentaje de defectos genéticos en los recién nacidos y de cáncer en el área. Los niveles de radiación registrados por los investigadores eran tan altos, que el gobierno hindú acordonó toda la región. Los científicos desenterraron una antigua ciudad, donde las evidencias mostraban que hubo una explosión atómica hace 8.000 – 12.000 años, que arrasó gran parte de las construcciones, y aniquiló a miles de personas. Un investigador estima, que la bomba nuclear empleada, era aproximadamente del mismo tamaño que la lanzada en Japón en 1.945. ¿Cómo es posible, que exista radiación en una ciudad tan antigua, que desapareció al instante?.
De las ruinas de Mohenjo-Daro, emergieron esqueletos que parecían quemados. Los esqueletos encontrados en los estratos inferiores de las excavaciones, evidenciaban una muerte súbita para toda la población, además que el nivel de radiación de los mismos superaba en 50 veces la normal. Las pruebas se repitieron varias veces mostrando siempre la misma realidad, la de un holocausto nuclear tal cual lo relatan los milenarios textos de la India.
En 1.936, en la localidad alemana de Friburgo, una fuerte explosión, alertó a los ciudadanos de la localidad, pensando que un avión se había estrellado en la Selva Negra. Cuando las SS llegó al lugar, no se encontraron con ningún avión, sino con un artefacto en forma de disco. La SS se llevó la nave a su morada secreta, el Castillo de Wewelsburg. En 1.934, las SS de Heinrich Himmler, escogieron este castillo como sitio de culto. A partir de 1.941, se desarrollaron planes para ampliar la edificación y convertirlo en el “Centro del mundo“.
Empezaron a utilizar la ingeniería inversa (al igual que hizo Bob Lazar en el Área 51), para descubrir cómo construyeron, y cómo funcionaba dicha nave. Esto llevó a los nazis, a estudiar cómo hacer volar naves con tecnología antigravitatoria. Dicha tarea, se le encomendó a Viktor Schauberger, desarrollando los conceptos sobre dinámica de vórtices, y prototipos de discos volantes de despegue vertical. Schauberger, investigaba que fuera el aire quien tirara de la nave, y no fuera la nave quien empujara. Mientras todos sus colegas, se asombraban por sus avances, Schauberger, afirmó que no inventó nada, que solo había redescubierto tecnología antigua, tecnología que aparecía en los textos hindúes, la que llevaban las vimanas, las cuales, llevaban un sistema de propulsión muy parecido.
Tres años después del incidente de Friburgo, los alemanes desarrollaron su propia aeronave, según los estudios realizados a la nave que encontraron. Este prototipo lo llamaron Haunebu.
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