Autores brasileños exponen el sitio donde un militar asegura haber asistido al entierro de Adolf Hitler, en 1973, en un bunker secreto sobre la calle España. Actualmente hay allí un hotel. ¿Leyenda o misterio a desentrañar?
Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman
Un intrigante relato alternativo de la historia cobra de nuevo actualidad. La versión de que Adolf Hitler, el líder nazi que desencadenó la Segunda Guerra Mundial, acusado de terribles crímenes de guerra, no se suicidó en Berlín, Alemania, en 1945, sino que huyó a la Argentina, vivió en Brasil, murió en 1971 y fue enterrado por segunda vez en 1973 en Paraguay, en un bunker subterráneo sobre el que luego se construyó un hotel alemán, ahora adquiere nuevos datos, luego de que los investigadores brasileños Marcelo Netto y Aldo Gama han publicado el libro “O homen que enterrou Hitler” (El hombre que enterró a Hitler, Editora Contracorrente, Sao Paulo, 2021), en donde dan a conocer el lugar en que presuntamente se realizó la inhumación, en un céntrico sector de Asunción.
La historia se había conocido originalmente en 2014, con el libro "Tras los pasos de Hitler", del argentino Abel Basti, que provocó gran impacto pero a la vez escepticismo, ya que no precisaba cuál era el hotel construido sobre la supuesta tumba de Hitler, según el testimonio del sargento del ejército brasileño Fernando Nogueira de Araujo, quien asegura haber asistido a una ceremonia fúnebre nazi secreta, en la noche del 1 de enero de 1973, en plena dictadura stronista.
Basti obtuvo la declaración de Nogueira en forma indirecta, a través del periodista brasileño Marcelo Netto, quien entrevistó varias veces al militar. Se especuló que el bunker sería un espacio subterráneo en el Hotel El Tirol, en Capitán Miranda, Itapúa; en el Hotel del Paraguay, en Asunción o en el Hotel del Lago, en San Bernardino, a cuyos propietarios fundadores se los vincula con la historia de los nazis en el Paraguay, pero ahora se revela que no era ninguno de los tres, sino otro diferente.
El testigo. Fernando Nogueira de Araujo, el militar brasileño que asegura vio enterrar a Hitler en Asunción. (Foto: gentileza Jorge Tung).
La revelación
“A diferencia de Basti, hemos preferido demorar 14 años para dar a conocer esta historia en un libro, esperando comprobar muchas cosas de las que nos contó el señor Fernando”, destaca Marcelo Netto, en diálogo con ULTIMA HORA desde Sao Paulo.
El periodista mantuvo contacto por primera vez con Nogueira de Araujo el 23 de mayo de 2007, cuando este lo visitó en la Redacción del periódico donde trabajaba, en Sao Paulo, Brasil, para contarle la historia que en ese momento le resultó increíble.
En la ocasión, el militar le pidió que anote la dirección del lugar al que sus amigos nazis le trajeron en un tour clandestino: “rúa (calle) España, 202. Asunción, Paraguay”. En ese momento solo había una construcción subterránea con dos o tres pisos, al que se bajaba con una especie de ascensor. “Después construyeron encima un hotel alemán”, le dijo.
Netto es un periodista de reconocida trayectoria en Brasil, quien trabajó en el diario Folha de Sao Paulo. En 2012 viajó a Asunción para entrevistar al entonces presidente Fernando Lugo y se acercó a verificar qué había en el número 202 de la calle España.
“Tal como el señor Fernando nos contó, encontré allí el Hotel Palmas del Sol, propiedad de una Sociedad de Ayuda Germano Paraguaya, de Independencia, justamente la colonia alemana donde se creó el partido nazi paraguayo en 1928. Me alojé allí. No me fue posible confirmar si había un búnker debajo y si el supuesto féretro de Hitler continúa allí, pero me llamó la atención el desnivel en varias partes de la construcción”, indica.
Netto describe que, al entrar y pasar la recepción del hotel, “es necesario bajar unos escalones, por lo que el suelo esta por debajo del nivel de la calle. La cocina estaba aún más abajo, prácticamente en el sótano. Algunas habitaciones del hotel rodean un "jardín de invierno" al aire libre, con algunas palmeras. Pensé: si el búnker está aquí abajo, esta es la razón por la que, en 2003, no pudieron construir habitaciones sobre el césped que el señor Fernando dice haber encontrado 30 años antes, en 1973. Lo mismo ocurre con el propio búnker de Hitler en Berlín, que hoy está escondido bajo un estacionamiento", destaca
Con su colega Aldo Gama, decidieron contar la historia en el libro, como una novela que mezcla realidad y ficción, aportando los detalles que pudieron descubrir. “Si a alguien le interesa el tema, seguramente se podrá hacer una verificación en el lugar”, indicó el investigador.
En el libro, la dirección del hotel se brinda en código, con números, letras y signos distribuidos en color rojo, a lo largo de las páginas, hasta formar las coordenadas 25º17'03.0"S57º37'34.2"W, que, al ponerlas en Google Maps, conducen al lugar sobre la calle España.
Marcelo Netto, uno de los autores del libro.
La portada del libro, recientemente publicado en Brasil.
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“Fue el segundo entierro de Adolf Hitler, esta vez en el Paraguay”
Fernando Nogueira de Araujo nació en 1943 en Caicó, Río Grande do Sul. Creció en la región de Londrina, Paraná, donde se hizo amigo de un joven inmigrante alemán, Harold Ernst, de quien luego supo era activo miembro de grupos nazis.
Había una gran comunidad de inmigrantes alemanes que se habían refugiado en Brasil tras la segunda guerra mundial, procedentes de Danzig, Alemania (actualmente Gdańsk, Polonia), que se llamó Nova Danzig, hoy conocida como Cambé. “Era una colonia nazi”, destaca.
El padre de Harold era un ex oficial del ejército de Hitler, que se encargaba de la seguridad en Nova Danzig. Fernando creció en ese ambiente y supo la historia de que Adolf Hitler no murió en Berlín, sino que escapó a Argentina y luego vivió un tiempo en Nueva Danzig, en Brasil, protegido en la clandestinidad, y también un tiempo en el Paraguay, para regresar luego a la Argentina, donde supuestamente falleció en 1971.
En 1955, el presidente Juscelino Kubischek ordenó que se retire a los nazis de Nova Danzig. “Cuatrocientos nazis alemanes fueron llevados al Paraguay, otros 200 a São Paulo, al barrio Cidade Dutra. Fueron alojados en la Bayer y en la Mercedes-Benz de Brasil”, contó Nogueira a Netto.
Nogueira entró al ejército brasileño, se hizo sargento, fue destinado a Manaos, en la Amazonia, desde donde mantuvo contacto estrecho con su amigo Harold Ernst, hasta que en 1972 recibió la invitación para viajar a Asunción, en el Paraguay.
Contacto en Manaos
El contacto fue a través de otro amigo nazi, Paulo Corenchuck, que pertenecía al controvertido grupo misionero A Nueva Tribus. Su amigo le invitaba a Fernando y a su esposa a “una ceremonia especial” en el primer día de año nuevo, en Asunción, con todos los gastos pagados. Le pidieron que acuda con su uniforme militar.
“Fue una especie de pago, porque ayudé sicológicamente a Harold en su juventud. También era una forma de reclutarme a su sociedad secreta”, relató Nogueira a los autores del libro.
El militar fue conducido a la dirección de la calle España 202. “Había una escalera con un portón. Fui recibido por una chica rubia, alta, con un gran portallaves en la cintura. El terreno era cubierto de césped, en fondo había una construcción con un elevador y una escalera, y abajo tres niveles bien organizados. Una especie de búnker completo, con dormitorio, comedor, salón. Desde afuera parecía un terreno abandonado”, relata Nogueira en el libro.
Al lugar llegaban varios hombres ancianos, muchos de ellos en sillas de rueda, acompañados de enfermeras. Nogueira cree que eran ex jerarcas nazis, refugiados en Paraguay. A las mujeres no se les permitía bajar. La esposa de Nogueira debió esperar en el primer nivel.
En la ceremonia, en la noche del 1 de enero, uno de los jefes del grupo dijo: “¡Como pasa el tiempo! En febrero harán dos años que el Fürher nos dejó”. Después él pudo confirmar que Hitler habría fallecido en febrero de 1971 en la Patagonia argentina, y que su cuerpo era trasladado al Paraguay, para mayor seguridad.
La ceremonia en torno al presunto féretro de Hitler duró desde las 20 a las 21. “Escuchábamos el ruido de los obreros colocando cemento y piedras en las paredes. Estaban cerrando el espacio con el féretro. Había llantos, mucha pena. Cerraron totalmente el acceso al nivel de abajo”, relató.
El militar calcula que asistieron unas 60 personas. Luego, todos se retiraron como quien abandona un velorio. “No me quedan dudas, fue el segundo entierro de Hitler, esta vez en el Paraguay. Yo fui testigo”, indica.
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El silencio de los propietarios
Hemos buscado obtener la opinión de los propietarios del Hotel Palmas del Sol sobre la versión de los autores brasileños, pero al cierre de esta edición no han brindado comentarios.
El autor de estos reportajes estuvo el jueves en el hotel, solicitando una entrevista. Los empleados indicaron que llamemos al empresario Martín Bachmann, a un número de línea baja, pero la mujer que nos atendió dijo que el mismo no estaba disponible. Tomó nota de nuestros requerimientos y número de teléfono, prometiendo entregarlos al directivo.
Ante la falta de respuestas, accedimos al número del teléfono celular particular de Bachmann, a donde llamamos, sin ser atendidos. Le dejamos un mensaje de texto vía WhatsApp, explicando lo que íbamos a publicar, requiriendo una réplica. Las dos rayas azules indican que el mensaje fue leído, pero no hubo contestación. Nuestros canales de comunicación permanecen abiertos para cuando quieran hablar.
Palmas del Sol pertenece a una red de pujantes emprendimientos hoteleros en diversos puntos del país. Su principal propietario también dirige un moderno frigorífico, con producción de una reconocida marca de carnes y embutidos, en la localidad de Independencia, Guairá. En noviembre de 2015, Martín Bachman fue el principal gestor de la hazaña de elaborar el chorizo casero “más largo del mundo”, tipo Bratwurst, de 418,27 metros, en Independencia, obteniendo por ello una marca de récord Guinnes para el Paraguay.
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(*) Lean nuestra primera publicación, realizada en marzo de 2014, en Última Hora, que complementa a esta nueva revelación, en este enlace. Es la historia que condujo a las investigaciones que derivaron en nuestro libro Mengele en Paraguay.