Es uno de los tours más económicos de Bariloche y con mejor relación de valor por el dinero. Realmente puede sorprender. Es conocido como Tour del Nazismo y la Huella Alemana en Bariloche o siemplemente como Tour Nazi Bariloche.
Carlos Wiederhold Piwonka (9 de julio de 1867, Osorno, Chile - 29 de julio de 1935, Santiago, Chile) fue un empresario chileno de origen alemán, conocido por fundar en 1895 el primer asentamiento comercial que luego permitiría la consolidación de la ciudad argentina de San Carlos de Bariloche.
Edificio del diario El Llanquihue, que conserva la fachada de la empresa Carlos Wiederhold y Cía.
Carlos Wiederhold nace en Osorno el 9 de julio de 1867,1 siendo hijo de Guillermo Wiederhold y de Emilia Piwonka,2 alemanes llegados a Chile durante el periodo de la Colonización alemana de Valdivia, Osorno y Llanquihue. Su hermano Jermán llegaría a ser uno de los primeros fotógrafos de la zona a fines del siglo xix. Carlos cursa sus estudios primarios en el Instituto Alemán de Osorno, para luego continuar sus estudios en el Imperio Alemán, donde obtiene el título de arquitecto, volviendo a Chile en 1893.3 En este país contrae matrimonio con Francisca Erberth, y en segundas nupcias con Emilia Glein, sin que se le conozca descendencia.2
En 1894 se radica en la ciudad de Puerto Montt, donde funda la compañía "Carlos Wiederhold y Cía.",a dedicada a la importación y distribución de productos europeos en el sur de Chile.3 En ese contexto incursiona en una nueva ruta comercial desde Puerto Varas hacia la zona del lago Nahuel Huapi en Argentina, llegando a construir en 1895 el almacén «La Alemana» (luego renombrado «San Carlos») a orillas de la actual ciudad de San Carlos de Bariloche.3
Debido a la inexistencia de una ruta habilitada, así como a la presencia de numerosos lagos, la ruta que abre Wiederhold, junto con sus hermanos German y Rolf y el chilote Antonio Millaqueo,4 es la que posteriormente se conocería como «Ruta de los raulíes», que conecta el sector Casa Pangue, en el lado chileno cerca de Peulla, con Puerto Blest en Argentina, evadiendo el lago Frías, cuya navegación no resultaba viable entonces por su aislamiento.3 Para el desarrollo de esta ruta también construye el primer hotel en Peulla.3
Hotel de Carlos Wiederhold en Peulla en 1898.
Para la navegación en el Nahuel Huapi, Wiederhold encarga la construcción del vapor «Condor» en el lado chileno, que luego es desarmadado y cruzado a lomo de la mula por la cordillera, para luego ser ensamblado nuevamente del lado argentino a orillas del Nahuel Huapi.4
El asentamiento de Wiederhold en Argentina permitió dar inicio a un fluido intercambio comercial a ambos lados de la cordillera, llevando productos europeos importados a Chile hacia Argentina, así como la exportación de productos ganaderos argentinos a través de Chile.3 A partir de 1900 delega sus operaciones en Argentina a su socio, el también chileno-alemán oriundo de Osorno, Federico Hube, quien consolida la actividad de la compañía a través de la Casa Hube y Achelis. Dos años después, en 1902, las autoridades argentinas fundan oficialmente la ciudad de San Carlos de Bariloche en Argentina, dándole su nombre en honor al almacén de Carlos Wiederhold, a quien reconocen como primer vecino de la ciudad.3
Luego del cese de sus operaciones en Argentina se radicó nuevamente en Puerto Montt, donde continuó dedicado al comercio exterior.1 Durante este periodo también se desempeñó como cónsul del Imperio Alemán en esa ciudad. Años después se traslada a Santiago de Chile por motivos de salud,3 donde fallece el 29 de julio de 1935 producto de una leucemia, recibiendo sepultura en el Cementerio General de esa ciudad.5
Carlos IV de Borbón (Portici, Nápoles, 11 de noviembre de 1748 – Roma, 20 de enero de 1819) fue Rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808. Hijo y sucesor de Carlos III y de María Amalia de Sajonia.
Fernando VII de Borbón (San Lorenzo de El Escorial, 14 de octubre de 1784 - Madrid, 29 de septiembre de 1833), llamado el Deseado o el Rey Felón, fue rey de España entre marzo y mayo de 1808 y, tras la expulsión del rey intruso José Bonaparte, nuevamente desde diciembre de 1813 hasta su muerte, exceptuando un breve intervalo en 1823, en que fue destituido por el Consejo de Regencia.
Alfonso XII de Borbón, el Pacificador (Madrid, 28 de noviembre de 1857 – El Pardo, 25 de noviembre de 1885), fue rey de España entre 1874 y 1885; era hijo de la reina Isabel II de España y su marido, Francisco de Asís de Borbón. Nacido Alfonso Francisco Fernando Pío Juan de María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón. Reinó tras la Restauración borbónica, hasta su muerte prematura a los 27 años, víctima de la tuberculosis. Fue sucedido en el trono por su hijo póstumo, Alfonso XIII de España, cuya minoría estuvo encabezada por la regencia de su viuda, María Cristina de Austria.
Las desventuras de Pedro de Mendoza: de los sueños de riqueza al canibalismo, la sífilis y la muerte en alta mar
De su propio bolsillo armó una expedición con la idea quedarse con grandes extensiones de tierras. Pero cuando partió de España ya estaba enfermo y nada saldría según lo planeado. La crónica de un sueño que terminó en desastre
Pedro de Mendoza estuvo al frente de una importante expedición al Río de la Plata, que él costeó de su bolsillo (Ministerio de Cultura)
Sabía que tenía los días contados cuando abordó la carabela La Magdalena. Junto al galeón Santantón y 150 hombres partió del Río de la Plata el 22 de abril de 1537. Enfermo, sin poder abandonar su camastro, Pedro de Mendoza había decidido regresar a España. Detrás dejaba una expedición en la que no encontró civilizaciones con inmensas riquezas para saquear ni tampoco pudo dar con una ruta hacia el Pacífico.
Eran tiempos en que se jugaba una carrera contrarreloj entre españoles y portugueses para hacerse de los territorios de ultramar, que pensaban que explotaban de riquezas de todo tipo. Mendoza le propuso al rey Carlos I lanzarse a la conquista.
Nacido en 1499 en el seno de una familia aristocrática, había empezado como paje en la corte y fue gracias a su padre que Pedro fue nombrado caballero.
Ulrico Schmidl era un soldado alemán que escribiría un sorprendente relato de esos años de conquista (Grabado de la edición de Levinus Hulsius, 1599)
Supo hacerse de una posición y de fortuna después de participar del saqueo de Roma en 1527 en el marco de la guerra entre los Estados Pontificios y el Sacro Imperio Romano Germánico.
La expedición
El monarca español estaba en una encrucijada: era consciente que no podía quedar atrás respecto a los portugueses en la conquista de tierras de ultramar, pero los fondos escaseaban. Por eso recibió con los brazos abiertos la propuesta que Mendoza le hizo en 1534. El navegante se ofreció a costear de su propio bolsillo una expedición.
A través de la Capitulación de Toledo del 21 de mayo de 1534 el rey lo nombró adelantado con atribuciones militares y de fundador.
Mendoza estaba en una excelente posición económica que esperaba superar. Con derechos a quedarse con la mitad de los tesoros que encontrase, debía tomar posesión de las tierras que se distribuían entre lo que hoy es Buenos Aires y Asunción del Paraguay.
Paisaje irreconocible. La artista Léonie Matthis recreó el reparto de tierras durante la segunda fundación, llevada adelante por Juan de Garay
La noche del 24 de agosto de 1535 partió de Sanlúcar de Barrameda con 16 barcos, cerca de 2000 hombres y un centenar de caballos y yeguas. Fueron de la partida una decena de sacerdotes, el médico Hernando Zamora y el cirujano Pedro Gómez. Viajaban muchos parientes de Mendoza y otros personajes como Carlos Dubrín, hermano de leche de Carlos I y Rodrigo de Cepeda y Ahumada, hermano de Santa Teresa de Jesús.
La mayoría de la tripulación estaba conformada por alemanes, neerlandeses y sajones, y según las crónicas iban seis mujeres.
Mendoza ya estaba enfermo, de lo que entonces se conocía como “mal napolitano” o “morbo gálico”, que es como se conocía entonces a la sífilis, que había contraído en sus correrías por Roma. Con su cuerpo cubierto de llagas, padeció el cruce del Atlántico encerrado en su camarote.
El médico Hernán Zamora no se despegó de su lado y tenía el dato que en América crecía la planta Guayacán, para tratar esta enfermedad. Lo que ignoraba el doctor es que crecía en zonas tropicales, no en el Río de la Plata.
Recreación de uno de los tantos enfrentamientos entre los españoles y los querandíes, tal como lo vio Schmidl
El hombre no la pasó bien. Frente a las costas de Brasil, en noviembre de ese año, enfrentó un violento temporal. Uno de los barcos se hundió muriendo toda su tripulación, y algunos hombres aprovecharon para desertar. Su hermano Diego, a quien había nombrado almirante y era el responsable de guiar a la flota, se las arregló para volver a reunir a los barcos y continuar viaje hacia el Río de la Plata, adonde llegó previa escala en las costas uruguayas.
Hasta recuperarse, el Adelantado había delegado el mando a su segundo, Juan Osorio, el jefe de la infantería. Este hombre, de 25 años quien, al ver que el jefe no estaba en condiciones de mandar, pretendió desplazarlo. Luego de una dura disputa con Diego Mendoza, Osorio terminó asesinado.
Los “buenos ayres”
El 2 o el 3 de febrero de 1536 Mendoza estableció un asentamiento en las cercanías de lo que hoy es Paseo Colón y Humberto 1°, aunque otros autores dicen que fue mucho más cerca de la Vuelta de Rocha, pegado al Riachuelo, por la actual avenida Almirante Brown, al que tomó como puerto natural y como un sitio adecuado para proteger a sus naves.
Mendoza levantó un modesto fuerte que llamó Real de Santa María del Buen Aire, nombre que aludía a una cofradía de marineros de la isla de Cerdeña. Para algunos historiadores fue la primera fundación de Buenos Aires, aunque otros no lo interpretaron así.
El español desmanteló algunos barcos para modificarlos a bergantines para navegar el curso del río. Creía que al final del viaje llegaría al Pacífico.
En los festejos por los 400 años de la primera fundación, realizados en la Vuelta de Rocha el 2 de febrero de 1936, uno de los protagonistas fue Pedro de Mendoza (Caras y Caretas)
Pero con el buen aire no podía alimentar a su tripulación. En los primeros días los querandíes, que se mostraron amistosos, les llevaron carne y pescado. Los españoles los llamaron indios pampas.
Hambre y privaciones
Según las crónicas de Ulrico Schmidl, miembro de la expedición, el hambre era tal, que comían toda clase de animales, insectos e incluso el cuero de los zapatos. En una oportunidad, tres hombres robaron un caballo, lo mataron y se lo comieron. Cuando fueron descubiertos, se los ahorcó. A los cuerpos aún colgados de la horca, les cortaron los muslos y los brazos y los cocinaron.
Un día los indígenas dejaron de enviar comida. Entonces Mendoza comisionó al alcalde Juan Pavón y a dos soldados a que recorrieran las cuatro leguas que los separaban de las tolderías para reclamar los alimentos.
No se sabe qué ocurrió. Aparentemente los españoles no se comportaron con corrección porque los indígenas los molieron a palos. Mendoza ordenó darles un escarmiento.
El 15 de junio de 1536, día de Corpus Christi, el adelantado comisionó a su hermano Diego con 300 soldados de infantería y una treintena de jinetes bien armados. Llevaba la orden de matar a los indios y apoderarse de sus tierras.
Pero los indígenas los estaban esperando. Ya no era un grupo reducido. Habían reunido a tribus amigas y, según Schmidl, eran cerca de cuatro mil hombres armados con flechas con punta de piedra y lanzas.
Durante el combate, unos veinte españoles de infantería y media docena de caballeros murieron a flechazos, y cerca de mil indígenas cayeron por las armas de fuego de los europeos. Al caballo de Diego de Mendoza lo derribaron con unas piedras sujetas a un cordel y, ya en el piso, lo mataron.
Siempre según la historia oficial, los indígenas huyeron y los españoles, que no pudieron tomar cautivos, se apoderaron de esas tierras. En el lugar hallaron cueros de nutrias, pescado, harina y manteca de pescado. En el río de la zona descubrieron que la pesca era abundante.
Este combate se habría desarrollado cerca del actual río Matanza que, cuando cruza la avenida General Paz, se transforma en el Riachuelo. Para algunos es el origen del nombre de lo que se transformaría en el partido más populoso del conurbano.
Volver a España
Pedro de Mendoza ya no sentía con fuerzas para seguir adelante con la expedición. Su enfermedad se agravaba cada vez más. Delegó el mando en Francisco Ruiz Galán y se embarcó para regresar a España. En estas tierras Galán y los hombres que quedaron -entre ellos un médico genovés, Blas Testanova- terminarían incorporándose a la colonización del Paraguay, al mando de Juan de Ayolas y Salazar, cuando éste llegó al Río de la Plata. Solo quedaron una docena de caballos que se dispersaron y se multiplicaron en el campo, y para 1541 solo quedaban ruinas de lo que había levantado Mendoza.
El viaje de regreso fue un martirio. No solo por su enfermedad, sino por la escasez de alimentos. Además, fuertes vientos hicieron desorientar al galeón Santantón que terminó en Santo Domingo.
A los 400 años también se recreó la carabela La Magdalena, la nave de Mendoza (Caras y Caretas)
Mendoza era atendido por su médico Hernando de Zamora, quien, a esa altura, se había transformado en su amigo y en un hombre de confianza con quien compartía las decisiones que tomaba.
En su camarote reunió fuerzas para redactar entre el 11 y el 13 de junio su testamento, donde estipuló el reparto de sus bienes entre su familia e iglesias. El 23 de junio, al suroeste de las islas de Cabo Verde, falleció. Al día siguiente, el día de San Juan, arrojaron al mar su cuerpo y sus sueños truncos de riquezas y gloria.
Los años de Isabel Perón presa: del intento de suicidio al pacto de los 9 millones de dólares
Hace 40 años, después de cinco años encarcelada, fue liberada del Arsenal Naval de Azul y partió a Madrid. Después de que el Estado desistiera de cobrarle una condena civil por “apropiación de fondos públicos”, firmó un Acta de Coincidencias para la consolidación democrática promovida por Raúl Alfonsín, y luego se alejó de la vida política
Fue la primera víctima de la dictadura militar, la primera encarcelada. Pasó cinco años, tres meses y once días prisionera en la residencia presidencial de El Messidor, junto al lago Nahuel Huapi, a 1.250 kilómetros de Buenos Aires, y luego en la Base Naval Azopardo, de la localidad bonaerense de Azul, donde se trasladaban los jueces para indagarla sobre sus actos de gobiernos.
Un avión Fokker la condujo al sur en el frío de la madrugada del 24 de marzo de 1976. La acompañaban su mucama y dos caniches. Isabel Perón comenzaba sus horas como prisionera política de la dictadura militar. Llegó a la residencia presidencial de El Messidor de Neuquén al clarear la mañana. Quedó incomunicada. Sin teléfono, sin revistas. Le rezaba rosarios a todos los santos.
Tenía 45 años. Hacía apenas 20 años que había conocido a Juan Domingo Perón en una playa de Panamá. Nunca hubiera imaginado, a partir de ese encuentro, que llegaría a ser presidenta de los argentinos y, mucho menos, que su incursión en la vida política terminaría así, detenida, prisionera de un grupo de militares que usurparon el poder del Estado.
Isabel, indagada por la Justicia
La Justicia comenzó a demandarla a los pocos días de reclusión. Las audiencias se realizaban en el comedor. En una de ellas, cuando la indagaba el juez Tulio García Moritán, Isabel subió corriendo a su habitación y se tiró a llorar a la cama.
La acusaban por el destino de los cheques de la fundación benéfica “Cruzada de la Solidaridad”, que ella presidía. Isabel deslindó responsabilidades. Dijo que José López Rega, como presidente de la Fundación, el funcionario del Ministerio de Bienestar Social Carlos Villone o el gerente Santiago Cousido le traían los cheques y, dado la confianza que les tenía y ante la certeza de que las decisiones habían sido aprobadas por el Consejo de Administración de la “Cruzada de la Solidaridad”, ella los firmaba. Pero era ajena a todo los trámites y papeles.
El cheque que más la comprometía era uno de 9 millones de dólares, producto de donaciones de distintos empresarios, que se había depositado en su cuenta personal del Banco Santander. Isabel dijo que de ese tema no sabía nada.
A menos de dos meses del golpe militar, el juez García Moritán la procesó.
Las visitas judiciales continuarían. El primero de mayo de 1976 llegó a la residencia de El Messidor el fiscal general Conrado Sadi Massüe por la investigación del destino de los fondos reservados. Isabel argumentó que podía disponer de ellos y que no debía revelar en qué los usaba, precisamente porque eran “reservados”, y eso alcanzaba para justificar las joyas que había comprado en Ricciardi para las esposas de los comandantes militares que luego la derrocarían, o el departamento que adquirió para su secretaria Dolores Ayerbe, “que lo necesitaba”, según indicó en la declaración judicial.
Isabel se sentía asfixiada por los funcionarios judiciales. Solía pasar las horas de su cautiverio encendiendo velas, rezando oraciones en su habitación y por las tardes recogía su pelo bajo una boina verde oliva y salía a pasear por Villa La Angostura, junto a su mucama Rosario, tirando flores al lago como un acto de fe, bajo estricta vigilancia militar.
Pero no soportaba el momento que vivía.
A los pocos meses de su cautiverio, el almirante Eduardo Massera -que tenía responsabilidad sobre la vida de miles de detenidos ilegales que permanecían secuestrados en la ESMA-, decidió tomar el control de la detención de Isabel y la alojó en el Arsenal Naval de Azul, en la provincia de Buenos Aires.
Fue en esa dependencia en la que Isabel intentó suicidarse.
La ex presidente continuaba al cuidado de su mucama española Rosario Álvarez Espinosa y los caniches, que marcaban una presencia constante en la vida de las dos mujeres. Incluso en una oportunidad uno de ellos se perdió en la Base y todos los oficiales salieron en su búsqueda.
Cautiva en Azul, Isabel dedicaba las mañanas a trabajos de jardinería, con una pala y una tijera, o también se ocupaba de pintar las sillas, alguna mesa, o puerta que veía en mal estado. Por las tardes solía pasar la biblioteca para dedicarse a la encuadernación, o tejía pulóveres y bufandas. También escribía poesías de tono espiritual y se entretenía con las novelas de Morris West. La complacía la apariencia de esa vida serena. Al poco tiempo el jardín floreció.
El intento de suicidio
Sin embargo la paz aparente de la vida cotidiana se deshizo cuando el 14 de junio de 1977 llegó una citación judicial. Le anticipaban que al día siguiente sería indagada. La citación afectó a Isabel porque entendía que la justicia jamás volvería a molestara. Esa tarde lloró. Estaba muy nerviosa. Le pidió a Rosario, su mucama, que le llevara el rosario de oro, el mismo que le había dado el Papa XII a Evita, y le pidió que se fuera y la dejara sola.
Isabel tomando la comunión en privado
La mucama la encontraría al cabo de un rato del salón de la casa donde vivían, en la base naval. Tenía entre sus manos temblorosas el rosario. Isabel acababa de volcar un frasco entero de pastillas Valium 10 mg hacia su estómago. La mujer alertó a la guardia de urgencia y los médicos le hicieron un lavaje a Isabel y le salvaron la vida.
Los días que siguieron trataron de que volviera a la calma. Pero los llamados a indagatorias judiciales le provocaban constantes crisis de nervios, atacaban el aparato intestinal y le irritaban el colón. También su columna vertebral le provocaba dolores. Los médicos le recomendaron tratamientos kinesiológicos.
Isabel en libertad: el peronismo en busca de su bendición
El día que cumplió 52 años, el 4 de febrero de 1981, el juez Martín Anzoátegui la sobreseyó por la causa de “fondos reservados”. Con esta resolución, Anzoátegui revertía el fallo del juez Sarmiento, quien decía haber encontrado “indicios vehementes” que probarían que Isabel enviaba dinero de “fondos reservados” a sus cuentas personales. El magistrado entendió que al tratarse de “fondos reservados” Isabel no tenía que rendir cuentas de su destino.
Sin embargo, a esas alturas, todavía le quedaba por cumplir la condena por la causa de la “Cruzada de la Solidaridad”. En ese expediente pesaba la acusación de haber transferido nueve millones de dólares a su cuenta del Banco Santander.
Seis meses después, en julio de 1981, cuando cumplió dos terceras partes de la condena de siete años y medio -la Cámara le redujo seis meses a último momento-, Isabel quedó en libertad luego de cinco años de prisión.
Apenas pudo viajó y se desligó de la mucama que la había acompañado durante 21 años -y que la había acompañado voluntariamente en sus años de prisión en la dictadura- y se recluyó en Madrid.
El criminal de guerra Milo de Bogetich se convirtió en su asistente y mayordomo. De algún modo, Bogetich reemplazó a López Rega en sus tareas de 25 años atrás, cuando lo había llevado Madrid y lo había hospedado en su residencia de Puerta de Hierro, junto a Perón.
En julio de 1981, cuando cumplió dos terceras partes de la condena de siete años y medio -la Cámara le redujo seis meses a último momento-, Isabel quedó en libertad luego de cinco años de prisión (Getty Images)
Ahora, en 1981, Isabel no quería saber nada de López Rega. Sentía que toda la pesadilla que había vivido en su gobierno había sido ocasionada por su ex secretario.
Se preocupó por recobrar un anillo de diamantes, el dinero atesorado en un banco suizo, a nombre de los dos, y también por recuperar los fondos –originalmente eran 8.400.000 millones de dólares– que Perón había recibido en concepto de restitución de bienes. Fueron las misiones que Isabel encargó a sus apoderados Julio Arriola, Ricardo Fabbris y “Cacho” Bustos apenas fue liberada.
Después de la derrota en la guerra por las islas Malvinas y con la apertura democrática, los dirigentes justicialistas volverían a cortejarla. Algunos de ellos pasaban días enteros merodeando por Madrid, a la espera de ser recibidos por la ex presidenta en su departamento. Si veinte años antes La Meca del peronismo había sido Puerta de Hierro, ahora, en menor escala, lo era el piso de Isabel en Moreto 3, Madrid.
Carlos Menem, ex gobernador de La Rioja, también prisionero de la dictadura, había sido uno de ellos. Interesado en una entrevista con la ex presidenta, se acercó hasta allí y dejó un ramo de rosas. Sin embargo, Isabel ordenó tirar el presente del riojano al pie de un árbol, en la calle.
El peronismo retomaba la actividad política con el mismo desorden interno que había exhibido tras la muerte de Perón. La muerte de su líder histórico había agravado la violencia entre las facciones del Movimiento y después la dictadura aplastó a su militancia con la metodología de secuestros y desapariciones.
Ahora el peronismo emergía con los mismos dirigentes de antaño -los mismos jefes sindicales, los mismos caudillos provinciales-, y sin una figura que lograra concentrar consensos adentro y afuera de sus filas. De la izquierda peronista sólo habían sobrevivido algunas voces testimoniales. El peronismo no se había reinventado. La estructura partidaria había quedado a manos del metalúrgico Lorenzo Miguel.
En septiembre de 1975, luego de la crisis militar la señora de Perón se tomó una licencia en Ascochinga, Córdoba, y el senador Ítalo Luder la reemplazó. Su retorno al poder en octubre marcó el comienzo de la conspiración y en marzo del año siguiente fue derrocada. Años después, él senador fue elegido como presidente del partido
Aunque la presidenta continuó siendo Isabel Perón, la influencia de Lorenzo Miguel y del sindicalismo fue decisiva en el armado político. Aún en su incertidumbre, el Partido Justicialista buscó reorganizar su estructura, abrir el proceso de afiliaciones y buscar una candidatura que culminaría con la elección del ex senador Ítalo Luder, una figura moderada, sin carisma personal, que intentaba presentarse como “un continuador de la obra de Perón”.
Sin embargo, la posibilidad del regreso de Isabel al país se mantuvo latente.
Incluso pocos meses antes de las elecciones del 30 de octubre de 1983, se afirmó que regresaría al país y encabezaría un acto multitudinario en el estadio de River Plate. Pero la especulación acabaría sólo como especulación.
Durante todo el proceso electoral, Isabel no envió señales al peronismo e Ítalo Luder, que además era su abogado, esperó en vano una declaración o al menos un telegrama de respaldo a su candidatura presidencial. Nunca llegó.
El pacto Alfonsín-Isabel, la versión local de “La Moncloa”
Isabel volvería a la Argentina en diciembre de 1983, para participar de los festejos de la asunción de Raúl Alfonsín. La nobleza de su gesto sería compensada por el presidente radical con un decreto presidencial -el decreto 1301-, fundado en la intención de “lograr la unión de todos los argentinos”.
Mediante el decreto, el Estado desistía del cobro de nueve millones de dólares que Isabel Perón había sido obligada a restituir por la condena civil de la causa de la Cruzada de la Solidaridad, en la que había apropiado fondos públicos de una recaudación solidaria y derivados a una cuenta personal.
El decreto se había sido gestado luego de un acuerdo entre el procurador general del Tesoro de la Nación Héctor Fassi y el apoderado de Isabel, Manuel Arauz Castex.
Su alcance político era indisimulable, y sería puesto en evidencia cuando el Presidente promovió un diálogo para la “consolidación democrática” con distintos partidos.
La convocatoria debía incluir en forma obligada al Justicialismo, pero Alfonsín prefería evitar las negociaciones con Lorenzo Miguel, vicepresidente del partido, al que había denunciado en la campaña electoral por su “pacto con los militares”.
Entonces, el nombre de Isabel volvió a rondar la Casa Rosada. Se requería un viaje a Madrid para sondear su temperamento ante un posible acuerdo para la “unidad”.
Isabel volvería a la Argentina en diciembre de 1983, para participar de los festejos de la asunción de Raúl Alfonsín. La nobleza de su gesto sería compensada por el presidente radical con un decreto presidencial, fundado en la intención de “lograr la unión de todos los argentinos”
En mayo de 1984, Dante Caputo fue recibido en el departamento de Moreto 3. El canciller le ofreció a la ex presidenta todas las garantías políticas y económicas para que aceptara la invitación presidencial a un diálogo político y se trasladara a la Argentina.
El acuerdo incluía la promesa del juez José Nicasio Dibur de no convocarla como testigo en la causa de la Triple A. Se presumía que la viuda de Perón podría dar alguna información al respecto, dado que la organización terrorista paraestatal había mostrado su esplendor durante su gobierno, y uno de sus jefes era su ex secretario, el ahora prófugo López Rega. Los gestos del radicalismo hacia Isabel no terminarían en el decreto presidencial.
En el Parlamento, el bloque radical presentó un proyecto conjunto con el peronismo para sancionar la ley 23.062, de “reparación histórica” que en su primer artículo establecía que “carecen de validez jurídica las normas y los actos administrativos emanados de las autoridades de facto surgidas por un acto de rebelión y los procesos judiciales y sus sentencias, que tengan por objeto el juzgamiento o la imposición de sanciones a los integrantes de los poderes constitucionales”.
Y para que no hubiese más dudas sobre la motivación última de la ley, la hacía señalaba: “Declárase comprendida en las previsiones de los artículos precedentes la situación de la ex presidente de la Nación doña María Estela Martinez de Perón”.
El radicalismo y el justicialismo se unían para reivindicar a Isabel en términos históricos, políticos y jurídicos. Pero el debate parlamentario previo a la aprobación de la “Ley de Reparación Histórica” agitó algunos fantasmas.
¿Qué sucedería si luego se acogía a la ley López Rega, que estaba siendo juzgado por el mismo delito en la misma causa de la “Cruzada de la Solidaridad” que Isabel Perón ?
Pero el Parlamento entendió que si la ley presentaba fallas jurídicas, su espíritu en favor de la “consolidación de la democracia” estaba por encima de ellas.
Una semana después de sancionada la “Ley de Reparación Histórica”, Isabel regresó al país, y como presidenta del PJ firmó el “Acta de Coincidencias”, una versión local de “El Pacto de La Moncloa” español, para estabilizar el proceso de transición democrática.
Entre otros aspectos el Acta rechazaba “cualquier intento de derrocamiento por la fuerza de las autoridades legítimamente constituidas” y también se comprometía a aceptar la resolución de la Santa Sede por el diferendo de las islas del Canal de Beagle con Chile.
Isabelita, durante una de sus infrecuentes salidas en Madrid. Allí se instaló y se alejó definitivamente de la vida política de la Argentina
El Acta de Coincidencias fue firmado por 16 partidos políticos -además del PJ, se sumaron la UCR, Democracia Cristiana, el MID, el Socialismo Popular, entre otros-, y fue rechazado por el PI, la UCD, el PC y el FIP.
Para entonces, Alfonsín, que había ordenado la constitución de la CONADEP para iniciar el juzgamiento a las Juntas Militares, ya había excluido de las investigaciones a los responsables de las desapariciones forzadas y los crímenes del aparato paraestatal de los gobiernos de Perón y de Isabel Perón.
Los crímenes del Estado se investigarían desde el 24 de marzo de 1976 en adelante. Después de la firma del Acta, Isabel regresaría a Madrid y jamás volvería a intervenir en la política argentina.
* Marcelo Larraquy es periodista e historiador (UBA). Es autor de “López Rega, el peronismo y la Triple A”. Ed. Sudamericana. www.marcelolarraquy.com
Decimal Watch by Robert Robin 1793. Musée des Arts et Métiers, Paris
If you take a close look at the watch shown above, you will begin to notice some oddities. This is a precision watch with decimal hours and seconds by Robert Robin from 1793. In this system there are 100 seconds in a minute and 100 minutes in an hour. Decimal time is the representation of the time of day using units which are decimally related. This term is often used to refer specifically to French Revolutionary Time.
French Revolutionary Metric Time
10 metric hours in a day 100 metric minutes in a metric hour 100 metric seconds in a metric minute 10 days in a metric week (called a décade)
In 1788, Claude Boniface Collignon proposed dividing the day into 10 hours or 1000 minutes, each new hour into 100 minutes, each new minute into 1000 seconds, and each new second into 1000 tierces. The distance the sun travels in one new tierce at the equator, which is one-billionth of the circumference of the earth, would be a new unit of length, provisionally called a half-handbreadth, equal to four modern centimeters. Further, the new tierce would be divided into 1000 quatierces, which he called “microscopic points of time”. He also suggested a week of 10 days and dividing the year into 10 “solar months”. The final French Republican Calendar was introduced in 1793 with 30 days in a month and 12 months/ 360 days in a year, using a decimal timescale, adding 5 days of festivities at the end of the year. The Republican Calendar was not a success and lasted only from 1793 until 1805.
Decimal Watch by George Auziere 1795. Musée des Arts et Métiers, Paris
This watch by George Auziere from 1795 shows three 10 day weeks (décades) and 30 days in a month. This particular watch also has the traditional 12 hour day and 60 minute hour for reference. You can tell it was actually used by the scratches on the watch crystal. Décades were abandoned in April of 1802 (Floréal an X).
Decimal Watch by André Féron 1795. Musée des Arts et Métiers, Paris
This watch by André Féron from 1795 shows the day of the month and the French Republican Calender. In France, it is known as the calendrier républicain as well as the calendrier révolutionnaire. Napoléon finally abolished the calendar with effect from 1 January 1806 (the day after 10 Nivôse an XIV), a little over twelve years after its introduction. The months were renamed in the French Republican calendar with descriptive names of the weather around Paris:
French Republican Calendar
The Republican calendar year began at the Southward equinox. In the Northern Hemisphere the Southward equinox is known as the autumnal equinox. In the Southern Hemisphere it is known as the vernal or spring equinox. This meant that the new year began in autumn in Paris.
Decimal Watch from Neuchtel Arts and History Museum. Wikipedia
This unusual watch from the Neuchtel Arts and History museum has the imperial 12 hours and 60 seconds with French Republican Days on the outer rim. It also seems to incorporate the fixed 30 days per month. I don’t really see how it works since there are only two hands. Official use of decimal time began in the Republican year III, September 22, 1794, and mandatory use was suspended on April 7, 1795 (18 Germinal of the Year III), in the same law which introduced the original metric system. Since the Revolutionary Calendar lasted until 1805, we can give an approximate date for this watch.
French Decimal Watch from Pierre Basile LePaute. Wikipedia
This watch from Pierre Basile LePaute from Paris, son of Jean André LePaute, shows French decimal time and two sets of 12 Roman numerals. It also has a hand for the 30 days of the month. I cannot tell if the seconds hand counts decimal seconds but the end of the hand suggests it does. A decimal second is .864 of a normal (60 second per minute) second. Similarly, the minutes hand measures decimal minutes, 1.44 of a normal (60 minutes per hour) minute. The hours hand is double ended to read either decimal or 12 hour/day hours since there are 10 decimal hours and 24 normal hours in a day, or one revolution. This watch is a little confusing to read.
Decimal Watch from 1793. Musée des Arts et Métiers, Paris
Here is another watch with a double ended hour hand from 1793 with the same principle described above. Even more confusing to read.
The metric system was conceived by a group of scientists to resolve troubling differences in weights and measures between countries. Antoine-Laurent Lavoisier (see my post), who is known as the “father of modern analytical chemistry”, was commissioned by the Assemblée nationale and Louis XVI of France to create a unified and rational system of measures. On December 10, 1799, a month after Napoleon’s coup d’état, the metric system was definitively adopted in France. The initial five units of the metric system dealt with length, area, volume of a solid (firewood specifically), volume of a liquid, and mass. The gram was the mass of a cubic centimeter of water. The meter was defined as a ten millionth the length of the distance between the North Pole and the Equator.
The 11th General Conference on Weights and Measures (1960) adopted the name Système International d’Unités (International System of Units, international abbreviation SI), for the recommended practical system of units of measurement.The “SI” is founded on seven units, from which all other units are derived. They are the meter, kilogram, second, ampere, kelvin, mole and candela. The second is currently defined as “the duration of 9 192 631 770 periods of the radiation corresponding to the transition between the two hyperfine levels of the ground state of the caesium 133 atom.”
Cafe Press Decimal Clock
For about $20 you can buy a decimal clock just like the one seen on the “Simpsons” and like the ones shown above (see references below). The sexagesimal system, which originated with the Sumerians and Babylonians, divides an hour into sixty minutes and minutes into sixty seconds. The word “minute” comes from the Latin pars minuta prima, meaning first small part, and “second” from pars minuta secunda or second small part. In angular measure, it is the degree that is subdivided into minutes and seconds, while in time, it is the hour.
La Residencia El Messidor, o simplemente El Messidor, es un pequeño castillo de estilo francés, rodeado de jardines, construido a metros del lago Nahuel Huapi en el casco histórico de Villa La Angostura, provincia del Neuquén, Argentina, por el arquitecto Alejandro Bustillo en 1942 a pedido de la Sra. Sara Madero de Demaría. Su nombre hace referencia al décimo mes del año en el antiguo calendario francés que había instaurado la Revolución Francesa y significa mes de oro, en alusión a las espigas que irradian una tonalidad dorada en esa época del año. Fue comprado por la Provincia del Neuquén en 1964 como residencia oficial del gobernador provincial y ha recibido la visita de personalidades extranjeras y del país.
Hacia el año 1939 Sara Madero de Demaría y su esposo visitaron la zona de Cumelén, de la cual le había hablado maravillas su primo Exequiel Bustillo que era director de Parques nacionales y se hizo beneficiaria de un lote en la zona pastoril, identificado como el n.º 9 (ubicado camino al puerto, frente a la actual Bahía Mansa). Por aquella época Parques nacionales, con la finalidad de poblar la zona de la naciente Villa La Angostura, entregaba lotes mediante licitación, con el compromiso de edificar antes de los 5 años.
Con el fallecimiento de sus padres, Sara Madero encomendó al reconocido arquitecto Alejandro Bustillo la realización de “El Messidor”, quien tomó de la casa del Doctor Schutz en San Isidro (Buenos Aires), algunas pautas para el diseño que se fue ampliando y mejorando, hasta finalizar en una imponente construcción de estilo francés (“manoir”: casa de campo). El arquitecto Bustillo, al tanto del temor al fuego que tenía la propietaria, utilizó material ignífugo, granito de la zona, para la terminación exterior y estructural. El techo es de pizarra gris y el revestimiento interior de madera fina de ciprés que fue traída en lanchones desde Bariloche. Inicialmente se hizo una pequeña casa de troncos, sobre la misma costa del lago y el primer casero fue el húngaro Alberto Bernas, quien además como excelente carpintero realizó trabajos de fina terminación para la propiedad. La construcción propiamente dicha se inició en febrero de 1940, el constructor fue Pedro Longaretti y los trabajos finalizaron en enero de 1942.
Sobre un predio de unas 36 hectáreas sobre la costa del lago Nahuel Huapi se levanta el edificio de dos plantas y sótano rodeado de hermosos y vistosos jardines, ordenados geométricamente al estilo francés, con variadas especies de árboles, autóctonos y exóticos -coihues, radales, pinos, arrayanes, castaños, abedules, robles, maitenes, nogales y ñires- además de coloridas flores. En la planta superior están las habitaciones que, al igual que la terraza, tienen una excelente vista al lago y a los alrededores. En la inferior se encuentran un gran comedor, living, otra salita de estar decorada con un cuadro de Juan Carlos Castagnino y otro de Antonio Berni y una biblioteca de forma circular. En otro sector más alejado de la misma planta están las habitaciones de huéspedes, una amplia cocina, despensa y algunas oficinas. Desde las ventanas se ve un panorama paisajístico fascinante que proviene de la Península de Quetrihué, y del muelle de la Bahía Mansa como entorno de ensueño natural. No está abierto al público aunque se permite, si no hay visitantes especiales, recorrer en vehículo el circuito que atraviesa sus jardines, sin descender ni detenerse.
En 1964 la provincia de Neuquén hace una oferta por la residencia, que estaba en venta, por diecisiete millones de pesos moneda nacional- que se consideraba por debajo del valor de mercado - y la Legislatura la aprobó por la Ley 388 para ser residencia oficial del Gobierno de Neuquén –condición que además impuso la propietaria- motivo por el cual para poder alojarse allí es necesario tener la invitación por parte del gobernador.
Residencia El Messidor en Villa La Angostura. Vista desde el Mirador de la Isla de Arrayanes
En la residencia se hospedaron para descansar dictadores y presidentes Argentinos. Dictador Juan Carlos Onganía, y Presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem, además de visitantes extranjeros como el dictador paraguayo Alfredo Stroessner, el rey Juan Carlos I de España y el emperador japonés Hirohito. Fue allí cuando durante un paseo en gomón por el lago la picadura de un insecto llamado "chaqueta amarilla" le dejó la cara hinchada al presidente Menem, lo que fue utilizado después para intentar disimular los efectos de una cirugía estética. Durante el gobierno menemista el ministro del Interior Carlos Corach fue un visitante frecuente, al igual que el ministro Rodolfo Barra y el gobernador de la provincia de Buenos AiresCarlos Ruckauf.
Otros visitantes fueron Fernando de la Rúa cuando era senador, el exvicepresidente Carlos "Chacho" Álvarez y la exministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide. En cuanto a los gobernadores de Neuquén, Jorge Sobisch pasó allí varios veranos y Jorge Sapag la utiliza para hacer un paréntesis entre los viajes que realiza a Buenos Aires y al interior de la provincia. El primero autorizó recitales gratuitos al aire libre por intermedio de la Secretaría de Cultura y hasta abrió las puertas de la residencia a los turistas nacionales y extranjeros, cuando intentaba ganar espacio en su frustrada campaña presidencia en tanto Sapag prefiere su uso discreto.
Un caso especial fue el de la presidenta argentina María Estela Martínez de Perón, a quien se mantuvo detenida en la residencia por la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, tras ser depuesta. Allí fue detenida por unos siete meses con la única compañía de su fiel ama de llaves andaluza, Rosarito, luego que el 24 de marzo de 1976 fuera depuesta por militares.