El amor que buscas
El amor que buscas también te busca. El amor está en tu corazón, en el centro mismo de tu ser —una parte inherente de ti porque tienes tu origen en Dios y Dios es amor. Eres creado por Su amor, el cual es incondicional, lo abarca todo y es totalmente satisfactorio.
¡Qué maravilloso es tener la seguridad de darte cuenta de que tu deseo de felicidad y de relaciones personales satisfactorias no es sino el amor de Dios en tu corazón buscando expresarse por medio de ti! Cada momento de tu vida se convierte en una oportunidad de probar el amor de Dios al expresarlo en todos tus pensamientos, palabras y acciones.
“Antes, en todas estas cosas”, nos asegura el apóstol Pablo, “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que… ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios” (Ro. 8:37-39).
Vives, mueves y tienes tu ser en Dios. Tu aceptación del amor de Dios es el factor determinante entre una vida estéril y una vida victoriosa, gozosa y llena de amor. Bien sea que expreses amor o no, el amor de Dios siempre te busca, siempre te rodea.
Cuando te aquietas en oración y meditas en el amor de Dios, buscando conscientemente de permitir que fluya por medio de ti, tu vida sufre ese cambio que el amor siempre logra. El darte cuenta de que eres una expresión viviente, radiante y que responde al amor de Dios eleva tu corazón y llena tu vida con la bondad de Dios. Por tu rostro resplandeciente, hablar de bendicion y actitud amorosa hacia los demás, el mundo sabe que eres el amor de Dios en acción, dando y recibiendo amor continuamente. Recibe, vive ese amor y compartelo con tu projimo. Que sea de bendición.
Graciela |