DE LA CALMA… CAOS…
Continuación… Alexandra es una Madre tierna y amorosa. También tiene un tremendo gancho de izquierda con el que golpeó a una mujer en una panadería. ¿Por qué lo hizo?
Algunos niños se estaban riendo y burlando de Laura, la hija de Alexandra
Laura es calva. Sus rodillas están afectadas por la artritis. Su nariz es chata. Sus caderas rechinan. Escucha muy mal. Tiene la apariencia de una persona de setenta años. Y solo tiene diez.
“Mamá”, se mofaban, se burlaban los niños, “¡Ven a ver un monstruo!”
Laura pesa solo veinticinco kilos y es más pequeña que la mayoría de los escolares. Sufre de progeria, una enfermedad genética que provoca el envejecimiento prematuro y que ataca a un niño en ocho millones. La expectativa de vida de estas personas es de veinte años. Hay sólo quince casos conocidos de esta enfermedad en el mundo.
“Ella no es un extra terrestre ni tampoco es un monstruo” dijo Alexandra en defensa de su hija Laura. “Ella es como ustedes y yo”
Mentalmente, Laura es una criatura amorosa y simpática que cursa el tercer grado. Tiene una larga lista de amigos. Mira la televisión en una silla mecedora para niñitos. Juega con muñecas y molesta a Sebastián su hermano menor.
Alexandra ya está acostumbrada a las miradas extrañas y a las preguntas. Ha aprendido a ser paciente con la curiosidad permanente de los demás. Acepta las preguntas sinceras. Rechaza las burlas insensibles.
La madre de los niños que se mofaban de Laura vino a ver que pasaba. “¿Y que es está cosa?”, preguntó.
“Mi hija no es una cosa”, le dijo Alexandra, enfrentando a la mujer. Y sacando un gancho de izquierda, mandó a soñar a la otra mujer.
¿Quién podría culparla? Así es el amor de los padres. Las mamás y los papás tienen una habilidad dada por Dios para amar a sus hijos por encima de cualquier imperfección. No es que no las vean. Es justo lo opuesto. Las ven vividamente.
Alexandra ve la incapacidad de Laura tan claramente como cualquier otra persona. Pero también ve los valores de su hija.
Así es Dios.
Dios nos ve con los ojos de un Padre. Ve nuestros defectos. Ve Nuestros errores y nuestras imperfecciones. las conoce, pero las ignora y solo ve lo bueno de nosotros. Nuestras virtudes y También ve nuestros valores. ¿Qué sabía Jesús que lo hizo hacer lo que hizo?
Aquí tenemos parte de la respuesta. Él conocía el valor de las personas. Él sabía que cada ser humano es un tesoro. Por eso, las personas no son una fuente de estrés pare él, sino una fuente de Gozo.
¡Ah! Y todo aquel que quiera burlarse de uno de sus hijos… Dios mismo, tal como lo hizo Alexandra la madre de Laura, con un gancho de izquierda manda a dormir a cualquiera que trate de burlarse de uno de sus hijos…
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