Para:
batistacortes@yahoo.es, "jaime Batista Cortes"
Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. Marcos 9:22-24. Al bajar del monte (Leer Marcos 9:9-27)
La escena de la transfiguració n era sólo un vistazo a la gloria venidera, destinada a fortalecer a los tres discípulos de Jesús para su futuro servicio. Al bajar del monte, el Señor les habló una vez más de su muerte y resurrección; pero ellos no entendieron. Por eso Jesús les ordenó guardar silencio hasta el día de su resurrección. ¿Cómo podrían comprender una escena de gloria si ignoraban la obra que la haría posible? En la planicie una total confusión se presentaba ante los ojos de Jesús. El resto de sus discípulos estaba en medio de una gran multitud discutiendo con los escribas. Allí también había un padre con el corazón dolido; éste recurrió a la compasión de Jesús quien, dejando a la multitud y a los escribas con sus disputas, se ocupó del sufrimiento de ese padre: “Traédmelo”, dijo. Nosotros también, en cualquier situación que nos encontremos, pongámonos a los pies de Jesús para decirle cuáles son nuestras penas. Jesús nos hará sentir nuestra falta de fe y experimentar su poderosa gracia. “Si puedes hacer algo…”, dijo el padre. ¿No es éste nuestro pensamiento muchas veces? Entonces la respuesta de Jesús también es para nosotros: lo de “si puedes” es: ¡Cree! Todo es posible a quien cree. Nuestras dudas no anulan el amor de nuestro Salvador. Él nos ayuda, tal y como lo hizo con ese hombre que recibió una respuesta completa.
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