DOMINGO IV DE PASCUA-C

                     ( Ech. 13,14-43, Ap.7,9,4-17, Jn. 10,27-30)

                  Uno de los recuerdos más entrañables que puedes traerte de la ciudad de Roma es la visita a las catacumbas y más concretamente  tu encuentro con El Buen Pastor . Es algo inolvidable para un creyente el pisar aquella tierra de las afueras de la ciudad de Roma, que dio cobijo a los primeros cristianos sirviéndoles de refugio, de lugar de culto y de campo santo para sus bautizados difuntos. Todo es sobrecogedor y emocionante pero nada igual a encontrarte  de frente con la figura del Buen Pastor que los mismos primeros cristianos imprimieron en la pared de aquella galería. ¿ Por qué precisamente allí y preferir esa imagen  de Buen Pastor  sobre cualquier otra de la vida de Jesús?Vamos a leer la crónica que nos envía San Juan en el capítulo de 10 de su evangelio y lo entenderemos pronto.

“Dijo Jesús:

“En verdad os digo: todos los que han venido delante de mi son ladrones y salteadores y las ovejas no le escucharon.  Yo soy la puerta de las ovejas. Si uno entra por mi estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto……..Yo soy el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas pero el asalariado, el que no es pastor  ve venir el peligro y abandona a las ovejas porque no le importan nada. Yo soy el Buen pastor y conozco a mis ovejas y las mías me conocen a mi, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy la vida por  las ovejas………………………

Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi padre. Yo y el Padre somos uno.”

Las fuerzas del mal  con cara de poder político se han desatado contra los cristianos, creyentes en Jesucristo, por la predicación de los apóstoles san Pedro y san Pablo. Los cristianos son perseguidos por creer en Jesucristo y negarse a adorar a los ídolos. El odio fomentado contra ellos, los convierte en alimento para las fieras del circo y han de buscar algún refugio para proteger sus vidas, poder celebrar su fe en Jesús y camposanto para sus difuntos bautizados.

Allí, alguno de ellos pintó en la pared de aquellas galerías (s. I) la figura de su Maestro y, dadas las circunstancias por las que están atravesando, necesitan verlo con su ovejita al hombro, como El mismo les había dicho: YO SOY EL BUEN PASTOR , QUE CONOCE, CUIDA, CURA, CONSUELA, MIMA Y DEFIENDE A SUS OVEJUELAS. NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI NO Y YO LES DARÉ LA VIDA ETERNA.

Ha llegado el momento para aquellos y para muchos cristianos de entonces y de ahora, de recordar aquellas hermosas y tiernas palabras de nuestro Señor Jesucristo:                                                                                                                                                                    

“YO SOY EL BUEN PASTOR Y DOY LA VIDA POR MIS OVEJAS”

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                                        “Pastor que con tus silbos amorosos

                                          Me despertaste del profundo sueño,

                                          Tu me hiciste cayado de ese leño

                                          En que tiendes los brazos poderosos.