Hola mis amados:
En la vida hemos juzgado muchas veces y después es que nos damos cuenta de que nos equivocamos, por esa causa es mejor omitir esto porque no hay nadie perfecto y todos tenemos una vida diferente por vivir, más bien cuando notemos que necesitan de nuestra ayuda y apoyo estemos listo, que de nuestro corazón solo salga lo mejor para que el nombre de Jesús sea Glorificado.
SOLO HECHOS
Hubo una vez un hombre que John Wesley calificó de miserable, por lo que profesaba poco respeto hacia él. Se sentía superior a este hombre y en una ocasión, en la que aportó muy poco a una respetable organización de caridad, Wesley lo criticó abiertamente.
No mucho tiempo después, el caballero visitó a Wesley. Este último quedó sorprendido al escuchar a aquel hombre, a quien había catalogado como tacaño, y que ya por varias semanas venía subsistiendo con lo imprescindible. Le contó que tiempo atrás, contrajo grandes deudas, pero desde su conversión, decidió pagar hasta el último céntimo a sus acreedores. También le explicó que por ello, no compraba nada para su satisfacción personal y gastaba sólo en lo más elemental.
Cristo me ha convertido en un hombre honesto, dijo y por tener que enfrentar tantos compromisos, puedo dar muy pocas ofrendas adicionales a diezmo. Tengo que saldar toda responsabilidad con mis vecinos seculares. y mostrarles que la gracia de Dios puede obrar en el corazón de un hombre que una vez fue deshonesto.
Entonces Wesley ofreció disculpas a aquel hombre y le pidió perdón.
Es fácil encontrar faltas en otros, cuando no conocemos las circunstancias o motivos que fomentaron sus actos. También es impresionante cómo escasos sucesos, puedan alterar para siempre nuestra percepción de una situación. Cuando nos sintamos inclinados a juzgar, será un buen momento para suplicar a Dios la sabiduría y paciencia para entender las acciones.
Proverbios 11:12
El que menosprecia a su prójimo carece de entendimiento, pero el hombre prudente guarda silencio.
ENJUGAR
"Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni
llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir." Apocalipsis 21:4 (NVI)
Vivimos días de lágrimas. Cada uno tiene su cruz para llevar. No hay vida sin problemas. Cada uno tiene el propio y tiene
que llevarlo. Ponle el nombre que quieras a tu problema, pero la
consecuencia siempre es la misma. Sufrimos y lloramos por lo que nos duele.
Cualquiera sea el dolor, siempre lloramos. El hijo enfermo, la
soledad, la muerte, el fracaso laboral, la crítica, la novia que te
dejó, el abuso, la heladera vacía, el desprecio, la vergüenza, el
complejo de inferioridad, las frustraciones, el MP4 que no tienes, el maltrato psicológico, el aplazo en la materia que tienes que
recursar, el estrés, las agresiones, los miedos son marcas que
quedan en el alma lastimada.
Esta vida se caracteriza por dañar el corazón de las personas y
dejar cicatrices. A veces es consecuencia de nuestra
irresponsabilidad, desenfreno o por decidir en forma apurada o loca.
Pero a veces son daños que no buscamos ni queríamos. Chocar el auto, si manejo borracho es culpa mía. Pero la enfermedad de Juampi no. En la primera, las consecuencias de ese supuesto serían por mi culpa y no tendría excusas para quejarme.
Pero en el segundo caso, no hubo negligencia ni desidia. Pero duele mucho. Juan sabía de esto. Él conocía el dolor de las injusticias, de los problemas y de las cicatrices del fracaso. Y nos deja esta esperanza maravillosa. Dios sabe de tus lágrimas, de tus dolores y de tu sufrimiento. Dios no está lejos cuando estás sufriendo, aunque tu pienses lo contrario.
Pero tal vez, en esta vida, te toque padecer y estés triste. Tal vez
hoy estás enojado por ese problema sin solución, o estés
decepcionado por la falta de respuesta, o estés angustiosamente
triste por lo que no tiene solución y te pone mal. Dios hoy vuelve a decirte, que Él va a enjugar todas tus lágrimas, va a sanar todas tus heridas, va a curar todas tus cicatrices del alma.
No es una utopía religiosa, ni el opio de los pueblos, como decía
Marx. Es la promesa permanente de Dios. Para tu tristeza de hoy,
Dios garantiza consuelo. No dudes del amor de Dios. Él siempre
cumple. Lo va a hacer contigo.
Cuando hay tristeza y llanto no hay nada ten hermoso y que cause tanto bienestar como el consuelo que el Señor nos brinda, por eso que no nos quede duda de que El siempre enjugara nuestras lágrimas y las guarda en Su redoma, vayamos a El confiadamente porque en Sus brazos encontramos refugio y amor en abundancia, que esto nos de ánimo de avanzar en fe cada día.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA