Hola mis amados:
Hermosa plegaria la que nos comparten, porque si el Señor habita en nuestro corazón debemos mostrarlo con nuestros actos, con las palabras y la mirada incluso, que sea El quien se vea y nosotros escondidos en El, porque usa nuestras manos, la boca, todo lo que somos para que la Gloria sea solo de Él, dispongamos el corazón en todo momento para que sea notorio y nos sintamos privilegiados de que nos use con el propósito de bendecir y tocar las vidas de los demás.
PADRE
Padre, haz que mis ojos vean lo que Tú ves.
Haz que mis oídos oigan el estruendo de Tu voz en las ondas de lo creado.
Haz que mi hablar sea un baño de palabras de néctar que se viertan sobre las personas presas de amargura.
Haz que mi labios solo canten los cantos de Tu amor y Tu alegría.
Padre, realiza por medio de mi la obra de la verdad.
Ten mis manos ocupadas en servir a todos.
Haz que mi voz esparza de continuo semillas de amor para Ti, en el terreno de los hombres que Te buscan.
Haz que mis pies avancen siempre por el camino de la justicia.
Guíame de mi ignorancia a Tu luz.
Padre, mueve mi corazón y hazme sentir simpatía por todas las criaturas vivientes.
Que Tu palabra sea el maestro de la mía.
Piensa con mis pensamientos, porque mis pensamientos son Tus pensamientos, mi mano es Tu mano, mis pies son Tus pies, mi vida es Tu fuerza para hacer justicia entre los seres vivos.
NACÍ PARA PERDEDOR?
Para mí todo es igual o peor, quiero creer y por más que me lo repito a mí mismo me sigo sintiendo como un perdedor, un
Fracasado. ¿Qué hago?…”
La situación de esta persona es la de muchas que dicen: ¿Por qué no puedo tener una vida mejor si ahora soy cristiano? ¿Por qué mi pareja se divorció de mí y todavía lo sigo amando? ¿Por qué no consigo un empleo mejor y me gradué con honores? ¿Por qué sigo pagando deudas y nunca termino de pagarlas? Y todo es un por qué. Algunos llegan a examinarse y se dicen es culpa mía, nací para perdedor, no tengo remedio ni tengo futuro, pobrecito yo. Lo más triste es que muchas de estas personas esperan que le solucionen los problemas que ellos mismos crearon, decisiones que ellos tomaron un día, pero les salió mal.
Hay una buena noticia: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”. Juan 16:33 (NVI)
Los problemas son parte de la vida. Jesús hablaba que tendríamos aflicción, pero que Él ha vencido el mundo. Él nos otorgó la paz. Eso me dice que El me formó para la victoria. Dios nos creó para la alabanza de Su Gloria, por lo tanto Él no te pudo crear para el fracaso. Anímate a ser un ganador, Él ha prometido estar contigo, El pelea las batallas por ti, pero también espera que tú te esfuerces y hagas lo que a ti te corresponde hacer.
El científico Albert Einstein decía: “Los problemas que creamos lo hicimos con un nivel de pensamiento para resolverlos necesitamos tener un nuevo nivel de pensamiento.” Piensa por un momento: ¿Qué haría Jesús en tu situación? ¿Qué quiere Dios que haga en esa situación?
Hágase las preguntas correctas, rompa con los paradigmas de aquello que lo ha paralizado durante mucho tiempo, de lo que no se puede.
Es probable que lo haya leído, pero bueno es recordarlo:
“Había dos niños que patinaban sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación. Cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.
El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:
-¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, es imposible que lo haya podido quebrar, con esa piedra y sus manos ¡¡¡tan pequeñas!!!
En ese instante apareció un anciano, que dijo:
-Yo sé cómo lo hizo…
-¿Cómo? - Le preguntaron al anciano y él contestó:
No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer.
¿Quién te dijo que tus problemas no tienen solución? No dejes que los problemas o las crisis condicionen tu vida. Entiende que eres único y que Dios te ha dado una capacidad creativa, dones, talentos, y otras habilidades para solucionar los problemas y puedas bendecir a quienes te rodean. Con un nuevo nivel de pensamientos podrás ver posibilidades en tu vida en vez de imposibilidades. Dile adiós al estrés, ansiedad, depresión, miedo, temor, porque en ti habita El que te ha hecho más que vencedor sobre todas estas cosas.
“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Romanos 8:37
Me gustaría dejarte brevemente cinco pasos para la solución de problemas, no dudo que existan más, pero estos te ayudaran a sentirte más que vencedor:
1. Descubra claramente cuál es el problema. A veces lo que usted cree que es el problema no es el problema. Hágase preguntas: ¿Qué es lo que está mal? ¿Cuál es el problema que estamos tratando de resolver? ¿Cuál es mi responsabilidad en el problema? Sea específico, no de vueltas ni caiga en suposiciones. Para los casados, no hay problemas matrimoniales, solo problemas personales.
2. Coloca una meta específica. ¿Qué me gustaría que ocurriese? ¿Cómo se ve con el problema resuelto?
3. Expande tu imaginación. Piense en todas las ideas que sean posibles para solucionar el problema. Piense en posibilidades. Haga muchas preguntas. Olvide la “crisis” por un momento y diviértase pensando cómo sería su vida sin ese problema, pregúntese ahora: ¿Qué me falta para solucionar el problema? ¿Qué me impide solucionarlo?
4. Toma acción sobre tus pensamientos. Una vez encontrado lo que falta para solucionar el problema, diseña un plan de acción que te lleve a esa vida que quieres lograr. No te quedes en el papel. Haga lo que tenga que hacer: perdonar, amar, servir, honrar, disciplinar, perseverar, pagar, trabajar. No se rinda hasta ver su problema resuelto.
5. Adquiere sabiduría. La sabiduría viene de Dios y a El debemos buscar para que nos ayude en los primeros cuatro pasos. Separados de El nada podemos hacer. Proverbios 4:5-9
¡Naciste para Ganar!
Pedro Sifontes
Que especial esto, no nos podemos olvidar que nacimos para ganar, que estando con el Señor todo lo podemos y nos guiara a lo que debemos hacer, nos da la sabiduría necesaria para que le honremos y disfrutemos de todo lo que nos ha dado por gracia, esos dones y talentos para que logremos lo que nos proponemos.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
|