Hola mis amados:
No hay nada más difícil pero también lo más hermoso que el perdón, porque así como el Señor nos perdona nuestros pecados y ofensas a Él y los demás, debemos nosotros hacer lo mismo, no mirar nunca lo grande de la ofensa, porque si pensamos en lo que llevamos de vida y lo que Jesús nos ha perdonado en ese lapso, nos quedaríamos perplejos, por esa causa hacer lo mismo a quien nos ha herido y haciéndolo el dolor desaparecerá, esto hará que nuestra vida sea llena de paz y alegría.
EL PERDÓN
La última vez que tuvimos un interesante estudio sobre la bendición de la adoración en secreto. Hemos estudiado que cuando se trata de la adoración, Mateo 6 nos muestra varias cosas respecto a nuestra actitud. Hemos definido la adoración como una expresión de la vida y adoración al Padre, y no necesariamente como una canción. También hemos enfocado las tres maneras en que Jesús nos muestra que podemos practicar la adoración en secreto: ayunando, orando y dando financieramente. Hoy me gustaría continuar examinando la enseñanza del Sermón del Monte y considerar el tema del perdón.
El perdón es un tema que podemos encontrar en toda la Biblia
No tenemos que buscar mucho para encontrar información sobre el tema del perdón. Se menciona tan frecuentemente, que obviamente es un tema importante para Dios. Desde el mismo principio Dios actuó con Caín en perdón. Algunas de las palabras finales que dijo Jesús cuando Él estaba en la cruz fueron: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. El Padre pretendió que el perdón fuera algo que fluyera de manera natural desde el corazón de los hombres. En otras palabras, somos cristianos porque practicamos el perdón. En el Sermón del Monte encontramos en detalle la enseñanza de Jesús sobre el perdón.
Mateo 6:12
“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”.
Mateo 6:14
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial”.
Jesús nos muestra que el perdón no solo es un requisito, sino una condición para recibir perdón de Dios. Si no queremos perdonar a los demás, el Padre no nos perdonará. No es opcional, sino es un requisito.
La cara difícil del perdón
En gran manera, yo creo que la mayoría de los cristianos entienden que se requiere que perdonen a los demás, pero solo porque se les pide no significa que sea fácil. Teóricamente, cuando leemos las Escrituras, simplemente nos dicen que perdonemos a los demás y que no guardemos nada contra ellos, pero el perdón puede ser algo muy difícil de hacer en la práctica de la vida diaria.
Recientemente escuché una historia sobre un libro que un amigo mío leyó, y que trataba sobre el perdón. El libro se titulaba “El Girasol: Sobre las posibilidades y límites del perdón” de Simón Weisenthal. El autor Simón Weisenthal recuerda su vida desmoralizante en un campo de concentración, y su envidia de los alemanes muertos que tenían girasoles marcando sus tumbas. En aquél tiempo, él asumió que su tumba sería una fosa común, olvidada y sin señal. Luego, un día un soldado nazi que estaba muriendo le pide perdón a Weisenthal por sus crímenes contra los judíos. El libro habla de la pregunta del perdón “¿Es posible perdonar a alguien que ha causado actos tan inhumanos?”. El autor pidió a varias figuras prominentes de su tiempo que respondieran a la pregunta. El Dalai Lama, Harry Wu, Primo Levi, y otros que habían sido testigos de genocidio y tiranía humana, respondieron la esencial pregunta de Weisenthal sobre el perdón.
Así que surge la pregunta ¿Es posible perdonar a una persona cuando ha cometido crímenes tan horribles en contra tuyo? ¿Qué sobre el adulto que fue violado cuando niño? ¿Qué sobre la persona en prisión que fue falsamente acusada? ¿Qué sobre la persona cuya familia ha sido asesinada? ¿Cómo encontramos el perdón cuando tales crímenes han sido cometidos en contra nuestro?
Algunas observaciones sobre perdón
Al leer este pasaje de las escrituras donde Jesús habló sobre el perdón, y también pensar en la pregunta de Weisenthal, me trajo algunas observaciones personales sobre el perdón, las cuales me gustaría compartir con ustedes.
El perdón puede ser una de las cosas más difíciles de hacer. Cristo nunca dijo que sería fácil perdonar a los demás, pero sí dijo que era posible. En mi experiencia, perdonar a otra persona que me ha causado daño muchas veces, ha sido una de las cosas más difíciles que jamás haya hecho.
A menudo es difícil perdonar porque podemos recordar las ofensas. Dios tiene la habilidad de perdonar y olvidar. Desafortunadamente nosotros no tenemos esa habilidad. Frecuentemente tenemos dificultad para perdonar.
La falta de perdón solo hiere al que la tiene. La falta de perdón es como el cáncer. Carcome al que lo tiene hasta que destruye su vida. No existe nada saludable en cuanto a la falta de perdón hacia los demás.
Muchas veces el perdón requiere de un proceso. Me encantaría decir que el momento en que decidimos perdonar a alguien todo será mejor, pero la verdad es que a veces no sucede tan rápidamente. Algunas veces tiene que llevarse a cabo un proceso.
El perdón es una obra de la gracia que muchas veces solo puede ser hecho con la ayuda del Espíritu Santo. Por definición no es parte de nuestra habilidad humana perdonar en el nivel en el que se requiere que lo hagamos. Es por esa razón que necesitamos la ayuda del Espíritu Santo. Dios nos está pidiendo hacer algo que es humanamente imposible. Así que necesitamos de Su gracia que llega a través de Su Espíritu para hacerlo.
Eliminando los archivos de nuestro disco duro interno
Hace no mucho tiempo atrás, recuerdo que tenía una computadora que usaba todo el tiempo para cuestiones de trabajo. Ésta computadora tenía todos mis archivos importantes en ella. Por alguna razón inexplicable, un día el disco duro de esa computadora se borró. Toda mi información se perdió. Desafortunadamente, no hice una copia de la información, así que se perdió para siempre. Muchas veces, desearía que pudiéramos hacer lo mismo con las ofensas que nos suceden. Aunque no es posible borrar completamente de nuestra memoria las ofensas hechas en contra de nosotros, existe una manera en que podemos caminar en el tipo de perdón de Dios. A continuación, he señalado algunas sugerencias que pueden ayudarles en éste proceso.
1) Mide cómo debes perdonar a los demás por la gracia con la que has sido perdonado. Sin importar cuán grande ha sido la ofensa en nuestra contra, no es nada comparado con el sacrificio que Jesús hizo por ellos y por nosotros. Si Él pudo hacerlo, también nosotros podemos hacerlo.
2) Entender las consecuencias del perdón. La falta de perdón tiene muchas consecuencias, una de las cuales es que nunca podemos comenzar a tener sanidad si no perdonamos. Además, Dios nos juzgará en la medida en que nosotros no perdonemos a los demás. Si verdaderamente queremos la más profunda relación posible con el Padre, vamos a perdonar a los demás.
3) Prepárate para lo peor. Trato de vivir mi vida preparándome para ser tratado mal. En realidad es una promesa de la Biblia. Sé que en algún punto alguien me tratará mal. Con eso en mente, trato de prepararme para perdonar antes de que sea hecha la ofensa.
4) No midas tu perdón por lo que merece la persona. Muchas veces tratamos de medir a una persona para ver si vale la pena que lo reciba. Estamos peleando una batalla perdida si hacemos eso. No medimos si una persona merece ser perdonada por sus acciones o por su valor, sino por el precio que Jesús pagó por ella.
5) Pide la ayuda del Padre. Algunas ofensas son tan grandes que solo pueden ser perdonadas con la ayuda de Dios. Recuerda que Él nunca te pediría hacer algo para lo cual no te hubiera facultado.
6) Perdona continuamente si tienes que hacerlo. Algunas veces el perdón es un proceso. La verdad es que tal vez pasemos nuestra vida entera tratando de perdonar algunas ofensas. Eso está bien. Jesús requiere que seamos fieles en la obra de perdón y que le honremos en el proceso.
Algunas veces, una de las cosas más difíciles que haremos en la vida será perdonar a los demás, pero es una parte saludable de la vida cristiana. Mientras más lo hagamos, más cercana será la relación que tengamos con el Padre.
Que nos distingamos entre los demás por ser personas que perdonamos, que olvidamos fácilmente lo que nos han hecho y así podremos vivir en comunión con el Señor, porque Él está atento a nuestros hechos y palabras y espera que brindemos el perdón a quien lo necesita, también lo liberamos de esa cadena de no perdonar y esa vida también podrá sentir esa liberación maravillosa que solo el perdón puede dar.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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