Hola mis amados:
En alguna ocasión en la vida o en varias hemos sentido lo que son los celos y la envidia, nadie esta exento de estos sentimientos pero lo que muchas veces ignoramos es que son muy nocivos para nuestra vida, en el mensaje siguiente nos dicen cuál es la procedencia de ellos y al saberla ya podemos entonces vivir sin darle lugar a que surjan para no afectar a los demás con estos sentimientos.
EL ORIGEN DE LOS CELOS Y LA ENVIDIA
Leer | Gálatas 5.17-21
Muy probablemente, alguna vez en su vida usted ha sido tomado desprevenido por un ataque de celos. Fue un ataque espiritual? Satanás le hizo sentir celos?
La respuesta, que puede sorprenderle, es no. La envidia realmente surge de nuestro interior, aunque podemos tratar de desviar la culpa. Por ejemplo, podemos decir: “Bueno, esas personas no merecen esas cosas buenas y por eso está perfectamente justiciado que me sienta de esta manera”.
Ve usted lo que realmente está pasando aquí? No solo estamos siendo envidiosos, sino que también estamos diciendo que la culpable de nuestra envidia es la otra persona. Eso, simplemente, no es verdad. Somos ciento por ciento responsables por nuestros sentimientos de envidia y celos.
La envidia es un producto de la carne. Está en la Biblia entre pecados tales como la idolatría, la fornicación, las borracheras y la hechicería, pecados que están contra nuestro santo Dios (Ga 5.17-21).
Los sentimientos de celos y envidia pueden llevarnos a una comparación inconveniente de nuestros éxitos con los de otros. Esta conducta puede convertirse en una competencia por eclipsar a los demás, lo cual puede llevar a un temor y un resentimiento totales. Qué manera tan horrible de vivir!
Aunque los celos y la envidia son sentimientos frecuentes, estos no tienen cabida en la vida de un creyente. Por eso, cada uno de nosotros debe tratar de ver objetivamente la motivación que hay en su corazón. Siente inquietud hoy por una actitud de celos o envidia? Deposite sinceramente estos sentimientos delante del Señor, y pídale que le limpie de esta actitud pecaminosa.
LAS CONSECUENCIAS DE LOS CELOS Y LA ENVIDIA
Leer | Romanos 13.13
Al analizar la naturaleza de los celos y la envidia, usted quizás se dio cuenta de que tiene una lucha con este problema. Tal vez le tiene envidia a un amigo, un vecino, o un compañero de trabajo, de una manera que nunca lo había pensado conscientemente. Si es así, sepa que este es un serio problema que debe ser eliminado de su vida.
Al darnos cuenta de la manera como la envidia y los celos dañan diversos aspectos de nuestra vida, podemos aprender a saber cuándo tenemos un problema. Examine honestamente esta lista de algunas de las consecuencias de la envida y los celos.
• Temor – tiene miedo de no obtener lo que quiere, o de perder lo que tiene.
• Competitividad – se empeña agresivamente en superar a los demás.
• Un espíritu de critica – desvalorizar el éxito de otros se convierte en una meta.
• Comparación – mide sus propios éxitos con los logros de otros.
• Una mente dividida – el éxito de alguien se convierte en un motivo de preocupación.
• Enojo – la hostilidad es un fruto natural de los celos y el resentimiento.
• Inseguridad – usted siente que nunca tiene suficiente, porque le da más valor a lo que alguien más tiene.
• Falta de paz – la envidia y la paz están enfrentadas entre sí; usted simplemente no puede tener ambas.
• Enfermedad – la turbación emocional puede afectar la salud física.
Recuerde que la envidia y los celos son una mina terrestre que mutila o destruye a cualquiera que se encuentra con ella. Pero reconocer sus consecuencias destructivas podrá ayudarle a comenzar a identificar este problema en su vida. Luego, con la ayuda del Señor, podrá comenzar el camino hacia la sanidad y la restauración.
Cuidémonos entonces de estas dos cosas que traen consecuencias funestas para nosotros, de ellos se desprenden otros factores que poco a poco van minando nuestras vidas, pidámosle al Señor que nos asista con Su Espíritu para que nuestra vida sea semejante a Jesús para que todos noten que somos Sus hijos y que le imitamos en las acciones.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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