Hola mis amados:
Cuando se nos explican las verdades de la Palabra de Dios nos sorprendemos, ella es un tesoro de la cual se extraen maravillas que nos edifican, nos enseñan y ayudan a seguir adelante, pero el amor que es lo fundamental de Dios y Su Palabra, podemos verlo en este mensaje tan poderoso, el amor es sacrificial y la muestra más grande de ello fue que Jesús murió en nuestro lugar, se ofreció a llevar tu pecado y el mío para darnos vida eterna, que bendición contar con el Salvador en nuestro corazón que nos invada con Su tierno y dulce amor, a Él toda la Gloria.
PRIMERO
Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tú único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré. Génesis 22:2
Amas – Para todo hay una primera vez. Usualmente, las primeras veces son muy significativas, especialmente cuando aparecen en la Biblia.
En éste versículo, encontramos por primera vez la palabra “´ahav”. Y si es importante que conozcas el significado de “´ahav”. Esta es la palabra hebrea para amor.
¿Te parece un poco curioso? A fin de cuentas, nos encontramos justo en la mitad de Génesis. Ya hemos cubierto la creación, Adán y Eva, Noé, el llamado de Abraham y el nacimiento de Isaac, pero la palabra “´ahav” no se menciona ni una vez en todas esas historias.
Si escribiéramos un libro sobre Génesis desde nuestra perspectiva evangélica de Juan 3:16, probablemente comenzaríamos con esta palabra. Lo más probable es que abriríamos el texto con “en el principio, Dios amó.” Pero las Escrituras hebreas reservan estas palabras hasta que Dios desafía a Abraham a sacrificar a su único hijo.
Es entonces cuando “´ahav” se convierte en la única palabra suficientemente significativa para captar el pensamiento. Debe existir una razón para esta economía lingüística. ¿Qué tiene ésta historia que requiere la introducción de ésta palabra tan especial?
Si conectaste esta historia al sacrificio de otro Hijo, estás en el lugar correcto. “´ahav” describe una relación entre Abraham e Isaac que refleja otra relación, una que se convierte en el punto central de toda la existencia humana.
El Padre y el Hijo comparten un destino especial, un vínculo especial. Y el amor no es solo de un lado. Isaac debe amar a Abraham lo suficiente para estar dispuesto a deponer su vida en obediencia. Definitivamente Isaac pudo fácilmente dominar físicamente a Abraham para salvarse. Pero no existe una sola pista de esto en las Escrituras. Isaac ama a su padre.
En hebreo, ese amor se manifiesta por medio de la confianza, sin importar lo que pueda indicar las circunstancias. ¿Acaso anticipa Isaac que algo anda mal? Claro que sí. “¿Dónde está el sacrificio de la ofrenda?” ¿Previene eso que Isaac camine a la par de su padre para ofrecer el sacrificio? Para nada. Isaac obedece. Eso es amor.
¿Ama Abraham a Isaac? ¿Cómo es posible que un hombre que ama a su hijo se disponga a sacrificarlo? Pero el texto nos dice que Abraham ama a Isaac. De hecho, ama a Isaac de una manera sin parangón en ninguna relación previa entre seres humanos. Esta es la primera vez que ocurre “´ahav”.
Abraham ama tanto a Isaac que está dispuesto a confiar el destino de su hijo a un Dios que ha conocido por un siglo. Abraham no retiene nada. Eso también es amor. Y sin coincidencia alguna, todos estos factores tienen una parte en el amor del Padre al Hijo cuando la historia concluye 3000 años después.
Las Escrituras son la palabra viva de Dios. Son palabras intencionadas. Cuando no caen dentro de los patrones que esperamos, debemos prestar mucha atención. Usualmente, contienen algo escondido que debemos saber.
Escrito por Dr. Skip Moen
HOY VOY A MARCAR UNA DIFERENCIA
Hoy haré una diferencia; comenzaré controlando mis pensamientos. Una persona es producto de lo que piensa. Quiero ser feliz y tener esperanzas. Para ello, tendré pensamientos que sean felices y tengan esperanza. Me niego a ser víctima de mis circunstancias. No permitiré que los inconvenientes triviales como semáforos, largas filas y aglomeraciones de tránsito me gobiernen. Evitaré el negativismo y las murmuraciones. El optimismo será mi compañero y la victoria será mi distintivo.
Hoy haré una diferencia; estaré agradecido por las veinticuatro horas que tengo por delante. El tiempo es algo precioso. No permitiré contaminarme, ni compadecerme de mí mismo, estar ansioso o aburrido. Me enfrentaré a este día con la alegría de un niño y la valentía de un gigante. Beberé cada minuto como si fuese el último. Cuando llegue el día de mañana, el día de hoy se habrá ido para siempre. Mientras esté aquí, lo usaré para amar y dar.
Hoy marcaré una diferencia; no dejaré que me abatan los fracasos. Aunque mi vida está llena de errores, me niego a revolverme en la montaña de mis fracasos. Los admitiré, los corregiré. Seguiré adelante victoriosamente. Ningún fracaso es fatal. Está bien trastabillar... me levantaré. Está bien caerse... me pondré nuevamente en pie.
Hoy marcaré una diferencia. Dedicaré tiempo para estar con aquellos a quienes amo. Un hombre puede poseer todo en el mundo pero ser pobre por falta de amor. Un hombre no puede poseer nada, pero ser rico en vínculos afectivos. En el día de hoy, dedicaré por lo menos cinco minutos a compartir con la gente que es importante para mí. Cinco minutos de calidad hablando, abrazando, agradeciendo o escuchando. Cinco apretados minutos con mi pareja, mis hijos, mis amigos.
Hoy voy a marcar una diferencia.
Autor Desconocido
Cuando morimos a nuestro “yo” es ahí cuando marcamos la diferencia, eso es posible si tenemos al Santo Espíritu de Dios que nos enseña, nos guía y ayuda en todo, El hace posible que tengamos control y dominio propio, por nosotros mismos no lo lograríamos, porque necesitamos de Su Poder para poder en el mundo marcar la diferencia, que en este día y en los vienen vayamos a Él para que podamos vivir para Su Gloria y así mostrar que somos hijos del Dios Vivo.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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