Son alrededor de las seis, del 24 de junio del año 1981. Están Ivanka y su amiga Mirjana cerca de la colina del Podbrdo en las afueras de Medjugorje, cuando Ivanka ve que una figura luminosa, con un niño en sus brazos, hace gestos de estar llamándolas. Se encuentra a relativamente pocos metros, donde inicia el declive de la colina. Ivanka, excitada, le dice a Mirjana - que está en esos momentos de espalda a la visión-: "¡Míra, la Gospa... la Gospa!". Mirjana no le cree "¿Qué se nos va a aparecer, tan luego a nosotras, la Gospa?" Más tarde vuelven por el mismo camino con una amiga, con quien van a buscar un rebaño de corderos, cuando esta vez las tres ven a la Virgen. Se arrodillan y rezan. El rebaño vuelve solo a la casa. Las chicas en cambio terminan huyendo.
Mientras tanto Vicka, amiga de Ivanka y Mirjana, quien regresaba del colegio, se dirige hacia aquel lugar para encontrarse con éstas. Al llegar ve a sus amigas que le hacen señas, porque algo está ocurriendo. Mirjana es quien le dice: "¡Míra, míra!. ¡Allá está la Virgen!" Su primera reacción es la de pensar que le están haciendo una broma, cosa que le indigna porque están sus amigas tomando el santísimo nombre de la Virgen como excusa para reírse de ella. Después sale corriendo, descalza, hacia el lugar. También Vicka llega, ve y escapa.
Es entonces que se encuentran con Ivan y un amigo, que vienen por el camino de recoger manzanas y les propone ir, los tres, hasta el lugar de la aparición. Yendo hacia allá se cruzan con las otras muchachas que vuelven, agitadas y llorosas.
Sigue estando aún la Virgen en la colina, que tapando y destapando al Niño, les hace señas para que se acerquen. Ivan, quien le decía a Vicka que no tenían nada que temer, cuando ve la aparición echa, él también, a correr.
Nadie se atreve a ir. Son ya las seis y media de la tarde.
Todos habían visto que se trataba de la Virgen pero un impulso, provocado quizás por el temor a lo divino, los lanzaba a la huida. Se preguntan si en realidad se trataba de una aparición. No habían escuchado voz alguna ni sabían el porqué de la visita.
Lo que le ocurrió a Ivan esa noche, según él mismo lo relata, seguramente le pasó a todos los demás chicos, el de no poder conciliar el sueño recordando y pensando sobre lo que habían visto.
Ese día, por ser 24 de junio, se conmemora el nacimiento de San Juan el Bautista, el Precursor, el Profeta - la Voz del que clama en el desierto- que debía prepararle el camino al Mesías que estaba por llegar. Resulta, ahora, casi obligatorio deducir que al venir la Virgen en esa fecha está también indicando que viene a prepararle el camino a su Hijo, a preparar los corazones de sus otros hijos para el encuentro.
Al día siguiente, previo común acuerdo, cuatro de los chicos del día anterior y otros dos nuevos deciden ir a la misma hora y mismo lugar donde había aparecido la Señora, con la esperanza de volverla aún a ver. Desde entonces, éstos han de ser los seis videntes de Medjugorje: Ivanka Ivankovich, Mirjana Dragicevich, Vicka Ivankovich, Ivan Dragicevich, Marja Pavlovich y Jakov Colo. Tienen todos alrededor de 16 años, con la sola excepción de Jakov quien cuenta con sólo 10 años. Vicka, de 17 años, es la mayor del grupo. Pese a que algunos de ellos tienen en común el mismo apellido no guardan, sin embargo, vínculo directo de parentezco.
Ese día 25 es nuevamente Ivanka la primera en ver a la Virgen, quien ya no está con el Niño en sus brazos.
Desde abajo de la colina parecía cercana, pero en realidad no es así.
Todos los chicos la ven y parten a gran carrera en dirección directa hacia donde Ella se encuentra. No les importa ni lo escarpado y pedregoso del lugar, ni tampoco las grandes, agudas y abundantes espinas. Parece - según lo relatarán los videntes, y confirmarán los testigos allí presentes- como si fuesen transportados. En cinco minutos llegan hasta la Aparición. Vicka, a pesar de correr descalza no sufre ninguna lastimadura. Al encontrarse a unos dos metros, sienten todos como una fuerza que los hace caer, instantáneamente, de rodillas, sobre el terreno lleno de piedras y de espinillos. Jakov cae sobre un matorral de espinas pero sin hacerse daño alguno.
Ivanka, la primera en hablar, le pregunta por su mamá recientemente fallecida. La respuesta de la Virgen es: "Está bien. Está conmigo".
Mirjana le pide una señal para que la gente crea que ellos dicen la verdad y que no han enloquecido.
Los videntes, en medio de una gran emoción que los hace por momentos llorar, oran con la Virgen el Credo, siete Padre Nuestros, siete Ave Marías(sólo ellos), siete Glorias.
La Virgen luce resplandeciente, bellísima, sonriente.
Finalmente Ella se despide diciéndoles "¡Adiós, ángeles míos!". "Id en la paz de Dios". Los chicos tienen la mirada fija hacia donde la han visto partir. La gente que está allí no ve nada pero están como asustados.
Desde ese entonces nace en Medjugorje la práctica de la oración del Credo, los 7 Padre Nuestro, 7Ave María y 7Gloria. Cinco en honor de las llagas de Jesús, uno por el Santo Padre y uno para pedir el Don del Espíritu Santo.
En la tarde de aquel 25 de junio de 1981, después que los jóvenes regresan a sus casas, desciende sobre Medjugorje una gran luz desde el cielo. El fenómeno es visto por todos.
|