El Padre Emiliano Tardif, reconocido sacerdote canadiense, de la Renovación Católica Carismática, cuenta que estando, en 1981, en Roma, en la reunión internacional de líderes de la Renovación, el 16 de mayo (apenas tres días después del atentado al Santo Padre en la misma ciudad), el P. Tomislav Vlasic - quien representaba al movimiento de Yugoslavia- pide que se haga una oración de sanación por la Iglesia Yugoslava. Rezan entonces sobre el P. Tomislav. Sor Briege McKenna, carismática conocida también mundialmente, da a conocer la visión que está recibiendo. Ve al P. Tomislav y a una multitud de jóvenes, y -además- ve un río que corre por un costado. La interpretación de la visión profética es el carisma que este sacerdote habría de tener como guía espiritual de la juventud y el torrente de gracia que lo alimenta. Inmediatamente después, es el P. Tardif quien se alza y dice: "No te preocupes. Dentro de poco te enviaré a Mi Madre". El P. Tardif se limita, según él mismo lo cuenta, a repetir la palabra de conocimiento que el Señor le está dictando. Lejos está él de imaginar que al mes siguiente –el 24 de junio- iniciarían las apariciones en Medjugorje. El Coordinador General del Movimiento Carismático de toda Italia, Mons. Don Dino Foglio, quien también está presente, ofrece idéntico testimonio.
|
En Medjugorje no faltan las señales extraordinarias.
Una tarde de verano, del mes de julio, de 1981 apareció una inscripción en el cielo sereno. En letras luminosas podía leerse la palabra "MIR", que significa paz, en croata. Varias personas, entre ellas muchos sacerdotes, fueron testigos presenciales. El mismo signo volvió a repetirse en la tarde del 6 de agosto, de ese primer año. Esta vez los caracteres eran como de fuego y parecía como si una mano invisible estuviera escribiendo. Las letras cubrían un arco desde el Monte Krizevac (monte de la cruz) hasta la Iglesia de Santiago Apóstol. Simbolizaba la paz que Cristo, desde Su Cruz, da a su Iglesia. El fenómeno duró unos veinte minutos y fue visible no sólo en Medjugorje sino en aldeas vecinas también.
Asimismo, desde el inicio y en muchísimas ocasiones hasta nuestros días, ha sido posible ver la "danza del sol", como en Fátima.
En agosto del 81, en una ocasión, se vieron dos rayos luminosos que provenían del monte Crnica, donde está la colina de las Apariciones. Uno iluminaba toda la iglesia y el otro daba sobre el Krizevac. En los momentos previos estaba Ivan, con su grupo orando en la colina, cuando se le apareció la Santísima Virgen para decirle que iba a darles una señal para ayudar a fortalecer la fe.
Nuevamente, podemos discernir en la simbología del fenómeno el vínculo directo entre las apariciones de la Virgen, la Cruz de donde viene la Paz, y el pueblo de Dios que se reúne en torno a la Palabra del Señor y se une a Él en Su Sacrificio, la Misa.
A la cruz del Krizevac muchos la han podido ver transformarse.
Algunas veces la cruz de 16 toneladas desaparecía, otras giraba a gran velocidad, otras, en cambio, se volvía como de cristal, iluminada por dentro.
En ocasiones solía aparecer frente a la cruz la figura de la Virgen, lo cual fue incluso fotografiado.
El 28 de octubre de 1981 se produjo un signo anticipatorio de la Gran Señal. Ese día un fuego misterioso, que no consumía, se veía sobre la colina. Cuando las gentes acudieron al supuesto incendio encontraron al policía, al que las autoridades habían dejado de vigilancia para impedir el acceso al Pdbrdo, que estaba, arrodillado rezando. En el lugar no habían ni cenizas ni restos quemados.
La Virgen confió a los chicos que antes de la Gran Señal, del tercer secreto, habrán otras, no sólo en la aldea sino en otras regiones del mundo donde Ella se ha aparecido. Insiste, sin embargo, en que no se debe esperar a los signos para convertirse. "Todos han ya recibido muchas señales – ha dicho -, ahora los cristianos deben ser, ellos mismos, una señal para que se conviertan los ateos"
También ha sido posible observar otros fenómenos cósmicos y signos en el sol. Así como el que se vio al caer la tarde de la Navidad de 1989. Cuando el sol estaba rojizo y declinante, de pronto se convirtió en una enorme hostia blanca que no encandilaba. Permaneció un buen tiempo detenido. Luego se achicó y, todo rojo, cayó rápidamente. La respuesta de todos los que estaban contemplándolo - italianos e ingleses -, desde la cima del Krizevac, fue un unánime y unísono - "¡Oh!"-. De prodigios similares fueron testigos muchísimas personas, entre ellos algunos muy calificados como el Prof. Emanuelle Mor, Director de un Instituto de Investigación Física y Catedrático e Investigador de la Universidad de Génova.
Pero las señales que más han llamado y llaman la atención son las numerosísimas conversiones. Personas que después de larguísimo tiempo, 30 o 40 o más años, retornan al seno de la Iglesia. Personas que acuden a un misterioso llamado para encontrar la respuesta a sus vidas. Personas que descubren en María a la Madre, no sólo de Cristo sino de ellos mismos. Personas que ya no dudan de la existencia de Dios ni de su amor.
En Medjugorje se ora mucho y se ayuna; y todos lo hacen. En los confesionarios - para las diferentes lenguas- se forman larguísimas colas. Teólogos, sacerdotes, después de haber estado varias horas confesando y por experimentarlo, se han convencido que por Medjugorje corre la gracia y éste es el fruto más convincente, más concreto, del árbol de la autenticidad de las apariciones. María realmente se está apareciendo en Medjugorje. Así lo han creído y lo creen teólogos y testigos de gran espiritualidad como el Card. Hans Urs Von Balthasar, el P. René Laurentin, el P. Tom Forrest, el P. Tomás Beck, el P. R. Faricy, la Madre Teresa de Calcutta, Fratell'Ettore, el P. Bernard Philbert, obispos de todos los continentes que visitaron Medjugorje y muchísimos más.
No hay duda que Medjugorje es cristocéntrica porque María lleva a Jesús, porque el centro de Medjugorje, de toda peregrinación es la Santa Misa, la adoración eucarística, las confesiones, el Via Crucis del Krizevac. Como lo atestigua el mismo Dr. Duplessis, Pentecostal, quien presidiera el Consejo Internacional de las Asambleas de Dios, cuando dice que, pese a sus prevenciones contra la Iglesia Católica y contra la devoción mariana, reconoce que en Medjugorje el nombre que más escuchó no fue el de María sino el de Jesús. Para él no hay ninguna duda que lo que está ocurriendo en Medjugorje son los frutos del Espíritu Santo. Asimismo, quedó vivamente impresionado por el equilibrio y la salud espiritual de los videntes y por la guía de los franciscanos.
Medjugorje tiene una dimensión ecuménica - otra verificación de autenticidad porque María es la Madre de todos- y constantemente se ven en la parroquia sacerdotes y pastores de otras confesiones cristianas, anglicanos, ortodoxos, presbiterianos, etc. Uno de los mayores difusores de Medjugorje, ahora - y como consecuencia de un llamado especial- totalmente dedicado a esa misión, es el empresario periodista luterano estadounidense Wayne Weible actualmente convertido al catolicismo.
|