viernes 4 de septiembre de 2009
by DraCaroline
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Hoy voy a hablar de algo que poco se habla "Qué paso con las personas
que se "recuperan" de un desorden alimenticio". Pues sí, piensan que
porque ya una gano peso y se ve normal ya está bien, pues no, es un
camino sumamente difícil(toma años o la misma vida luchando con esta
voz infernal aún cuando se tenga un peso ideal), con mucha ansiedad y
depresiòn, con alegrías y tristezas como a todo mundo le sucede, pero
se tiene la carga de vivir con una vocesita que se llama anorexia y con
las sensaciones internas que eso implica; el coraje y el esfuerzo que
conlleva ignorar y luchar contra esta voz suicida es digna de héroes.
La gente piensa que uno padece de anorexia o bulimia para rebajar o
mantenerse tipo barbie, pero noooooooo. Están muy lejos de eso...es una
herramienta como estilo muleta, que sirve para regular los moods
(ansiedad, depresión, aburrimiento, vaciedad). Generalmente la persona
sufre de mucha ansiedad y depresión y eso como que ayuda a tener algo
de control en la vida. Un control "ilusorio" porque es una carretera
que a donde te lleva es al mismo infierno.
¿Sufrir?
Aún cuando la paciente sufra una niñez desgarradora, muchas otras han
vivido infancias muy lindas y por eso mismo todo viene a partir de una
anormalidad del cerebro....¿el ambiente fue el disparador? ¿los
pensamientos fueron el disparador? NO TODOS PADECEN DE BULIMIA O
ANOREXIA Y HAN TENIDO INFANCIAS DESGARRADORAS..por eso pienso que tanto
el ambiente, la vulnerabilidad del cerebro de la persona, la
personalidad, el no tener metas fijas, un yo fuerte, debilidad ante los
pensamientos negativos, esa voz pienso que viene con nosotras desde que
nacemos unas somos más sensibles a esa voz, mientras otras la oyen allá
en lo lejos.
¿Qué sucede con todas y todos aquellos que "se han recuperado" de los ED?
Los
desordenes alimenticios sabotean la identidad. Esto, a su vez, puede
sabotear la recuperación, como los terapeutas pueden darse cuenta
cuando a los pacientes se trata con solo medicación. Aún cuando los
antidepresivos pueden ser efectivos en detener las comilonas y los
purgantes, muchas bulímicas dejarán la medicación después de unas pocas
semanas, con el fin de "regresar" al desorden alimenticio. "Para estos
pacientes su enfermedad había sido parte de su vida, su identidad, y
les ayudaba en crear un sentido de balance emocional. Racionalmente,
querían deshacerse de la enfermedad; pero emocionalmente, la
extrañaban, como si hubieran perdido a un amigo muy querido".
La
salud de acuerdo a la lógica anoréxica, iguala a la pérdida de estatus,
de ser especial, pero tal vez lo más importante a la claridad.
Pienso
que para realmente recuperarse de un desorden alimenticio una mujer
tiene que perder su concepción de quién pensó que era ella o debería
ser...tiene ella que renunciar a sus esfuerzos de construir un yo y en
su lugar deberá dejar como lo que ella es".
Los
investigadores a menudo dicen que la genética carga el "arma" de los
desordenes alimenticios, y el ambiente "hala el gatillo". Las historias
de anorexia y bulimia que yo he escuchado, me convencen que esta
metáfora necesita un pequeño ajuste. Me parece que la genética crea el
arma, y el ambiente cultura y familiar lo carga, pero lo que hala el
gatillo es experimentar la insostenible emoción. De estos tres
elementos la experiencia de la emoción es la que más determina de
inmediato nuestro sentido de normalidad. Es también la fuerza en la
cual tenemos mayor control -muy duro de integrar esto para el o la que
está atrapada en las garras de un desorden alimenticio.
Soledad,
miedo, culpabilidad y vergüenza estaban entrelazadas en el recuerdo de
la anorexia de María. Se acuerda que cuando tenía 14 años empezó a
hacer dieta. También fué el primer año que recuerda que se sintió
deprimida y crucialmente el primer año que ella entendió que ella y su
idéntica melliza Danny, eran dos personas diferentes. "Me dí cuenta que
Danny estaba más cómoda en su cuerpo que yo".
¿Qué fué lo que te hizo pensar eso? le pregunté.
"Veía como los muchachos la flirteaban".
Había
un dejo de mucha trizteza en la voz de María. Aún a los 50 años de
edad, parecia, ella igualaba como Danny se sentía en su cuerpo con como
los hombres miraban el cuerpo de Danny.
Me estoy acordando una
frase de Jean-Paul Sartre en su análisis de percepción: "A través de
como otro me ve vivo yo en medio de este mundo". Pero como hermana
gemela, María tomaba un paso más adelante. "Danny siempre había sido
más tranquila con ella misma, pero a causa de que yo la miraba como
igual que yo como una sola persona- si ella tenía ese nivel de
comodidad, yo no podría".
La propia experiencia de María con los
hombres parecía confirmar esta división. "En el primer año de la
universidad encontre a mi novio en la cama con otra mujer. Entonces
descubrí que dos muchachos con los cuáles había salido antes en
preparatoria habían tenido relaciones sexuales con otras personas
mientras andaban conmigo. Mientras tanto, yo era aún virgen. Me
recuerdo pensando, no les gusto a ellos de esta manera. No era lo
suficiente madura para retarlos. En su lugar, perdí 20 libras. Si los
hombre nunca se van a fijar en mi, entonces habría sido obvio porque
ellos no lo hacían. No tuve ninguna cita después de ese primer año.
Anorexia era todo sobre rechazo. Y separación. Y control".
Me
hace recordar un comentario que Lina hizo 30 años en el jardín de la
preparatoria: Primero, admite lo que quieres. "Por qué control," le
pregunté a Maria, "Pero no poder?"
"Oh , eso era inalcanzable!"
ella hizo una pausa. María hoy es una feminista activa y aboga por los
derechos de las mujeres. Aún así ella admite, "El poder me da mucho
miedo. Ser una mujer con poder me asusta. Ser controlada te desarma
--diminutivo y débil y seguro. Hay un sindrome de Cenicienta que está
laborando. Tu sabes ¿Si sólo supieran ellos? Estoy engañando a todos. Eso es opuesta al poder. Socaba el poder de uno".
"Así qué fue lo que te hizo darte cuenta finalmente de eso? le pregunté
"Bueno,
mi primer despertar fue mi marido, Enrique. Una vez que el empezó a
llamarme por mi propio nombre, eso es". Ella rió. La primera palabra de
Enrique a ella fue ¿"Danny"? La ocasión fue en la fiesta del compromisa
de Danny, y Enrique era amigo de su prometido. "No era una noche fácil
para mi de ninguna manera", recuerda María. "Eso me hizo sentir tan
furiosa, fue como una explosión". Enrique trataba de enmendar su error
invitando a María a bailar. Después unos días más tarde la invitó a
jugar tennis. Ellos se fueron a acampar y discutieron sobre los Griegos
y las galaxias y Thomas Edison. Repentinamente, a los 28 años, María se
sintió profundamente conectada con alguien que no fuera ni su hermana
gemela ni su padre. Enrique la ayudó a verse a si misma desde el punto
de vista por completo. Se sentía auténtica. Se sentía real y completa.
Esa
visión adquirió una mayor dimensión a medida que María empezó a verse a
través de los ojos de los colegas y estudiantes en la comunidad de la
universidad donde ella enseñaba historia del arte, y eventualmente, a
través de sus dos hijos. Pero aún hoy, esa vieja percepción puede aún
abrirse, especialmente alrededor del tema de sexualidad. "Me pusé un
vestido unas noches atrás, más reveladora que la mayoría de mi ropa, y
mis hijas me dijeron "Mamá, eso es grandioso. Te ves tan sexy!" Pero,
tu sabes, tuve que resistir el impulso de ir a mi cuarto y cambiarme
por otra cosa. Yo quiero sentirme sexy, y lo hago con mi esposo, pero
no en otra parte".
Ella pauso. "Aún en el presente un detalle pequeño como ese me pone loca y me tienta a sabotear todo lo que ya he ganado."
Dios me los bendiga, sigan enviando sus consultas a dracaroline@dracaroline.com que con cariño y respeto orientare