La señora Cleonice, hija espiritual del Padre Pío dijo: - "Durante la segunda guerra mundial mi sobrino estaba prisionero. Nosotros no habíamos recibido noticias durante un año; y creíamos que él estaba muerto. Sus padres pensaban lo mismo. Su madre fue un día a ver al Padre Pío y se arrodillaba delante del fraile que estaba en el confesionario. "Por favor Padre, dígame si mi hijo está vivo. Yo no me marcharé, hasta que UD no me conteste". El Padre Pío simpatizó con ella y teniendo piedad de sus lágrimas le dijo: "Levántese, y quédese tranquila”. “Días después yo no resistía el dolor que los padres estaban sufriendo, por lo que yo decidí pedirle un milagro, al Padre Pío. Yo dije fielmente: "voy a escribir una carta a mi sobrino Giovannino. Solamente escribiré su nombre en el sobre, porque nosotros no sabemos donde está. Usted y su Ángel Guardián llevarán le llevarán la carta. “El Padre Pío no contestó, yo escribí la carta, y la dejé en mi mesa de noche, para por la mañana siguiente entregarla al Padre Pío. Para mi gran sorpresa, asombro y miedo; la carta se desapareció. Inmediatamente le dì gracias al Padre Pío y él me dijo: "Dé sus gracias a Nuestra Señora". Casi quince días después nuestro sobrino contestó la carta. Entonces todos en nuestra familia estábamos contentos; y dando gracias a Dios y al Padre Pío."
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