Recuerdo
con tanto cariño cuando allá en Guaymas, Sonora los domingos colocaban
todo lo necesario para ponerse a pintar en la plazita del la Iglesia de
San Fernando, ponían las sillas, solamente uno tenía que llevar su
lienzo los colores la espátula es decir casi todo pero lo que trato de
comunicar era ese gusto que uno tenía al salir de la misa a recogerse en
el kiosquito y empezar a pintar, eso se llenaba de jóvenes y nos
motivaba a sacar ese artista dentro de nosotros.
Una de las
maravillosas capacidades del cerebro derecho es imaginar: observar un
retrato imaginario con el ojo de tu mente. El cerebro es capaz de
observar una imagen y "mirarla", "verla" como si "estuviera ahí".
Antes
de que dibujemos, sin embargo, deberemos conocer las
fuerzas psicológicas que mantiene a
ese Artista que todos llevamos Adentro. Una vez que hayas reconocido que
existe ese Artista Dentro de ti, entonces puedes decidir si lo expresas
o no. Pero si no sabemos que está ahí, entonces nunca lo buscaremos.
Antes
de que me interesara ser Terapeuta del Arte trabajé en el campo de la
educación. Mis primeros estudiantes eran adultos de la clase media,
después con los preescolares y los niños de educación elementaria. Esto
es lo que yo descubrí. Casi sin excepción, los niños de edad preescolar
abrazaban con entusiasmo y con un sentimiento de aventura sus
actividades artísticas. Sus obras tenían vida. Los niños en edad escolar
exhibían pena y auto crítica en sus obras. Entre más mayores eran más
criticones eran de sus obras. En los adolescentes recuerdo que
realmente eran más criticones y el amor al arte se había casi
extinguido. Ya en la adultez casi todos estaban convencidos que no
podrían dibujar. La mayor parte de mi trabajo era intentar revivir esa
habilidad natural casi perdida, creo yo, natural en el ser humano.
Jesús, María y José me los
bendiga, Padre Pio intercede por todos y nos vemos hasta el próximo
mensaje,