No podemos ver los gérmenes, pero hemos oído hablar con mucho de ellos y sufrimos su virulencia. Si fuéramos capaces de ver todos los gérmenes que existen, nos volveríamos locos y, de hecho, lo estamos cuando los imaginamos por todas partes. La salud y el bienestar se mantienen en un delicado equilibrio. Algunos estudios han demostrado que los niños que han crecido en casas en las que se habría podido comer en el suelo, enferman más a menudo que los niños que han crecido en hogares que no se limpiaban regularmente. La razón es que la exposición a los gérmenes como parte natural de la vida ayuda a desarrollar el sistema inmunológico. Tener una vida estéril no es la respuesta al problema de los gérmenes, porque entonces comprometemos tanto nuestra intimidad como el equilibrio de la naturaleza.

Cuando hemos sido protegidos en exceso de la vida, no aprendemos a reaccionar ante las tormentas. Vivir no significa esterilizar. Significa apertura y desorden: crecer, sudar, nacer, declinar y recuperarse La vida es un baile de equilibrios. La próxima vez que sientas el impulso de esterilizar algo, piensa lo que haces