Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

DetallitosdelAlma
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 ╠ ▼Gifs e Imágenes▼╠ 
 ◄ Contenido del Grupo ╠ 
 ♥☺·:*¨BIENVENIDOS¨*:·.☺♥ 
 ♥Carta dAmor del Padre♥ 
 †♥Reflexiones Buenas♥† 
 ♥ ACTUALIZATE ♥ 
 ♥*¨♥AMISTAD♥*¨♥ 
 ♥*Regalitos Virtuales*¨♥ 
 ♫☺CUMPLEAÑOS♫☺ 
 § Aprendiendo § 
 REGLAS DEL GRUPO 
 
 
  Herramientas
 
†☼♥REFLEXIONES♥†♥ : UNA MEDALLA PARA MI PAPÁ Y DE LO APARENTE A LO REAL
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: MAGVBIL  (Mensaje original) Enviado: 09/12/2010 00:24
   
  

       

                       

Hola mis amados:

 

Cada uno de nosotros es diferente de los demas, hoy en dia los papas quieren darles a los hijos por ejemplo lo que ellos no tuvieron, hay que dejar que nuestros hijos crezcan y piensen por ellos mismos para actuar en la forma que para ellos puede ser la mejor, de sus errores ellos aprenderan y no pretendamos que sean lo que no fuimos o lo que esperamos que sean, que surjan con sus fallas porque esto los madura y hara mejores personas.

 

UNA MEDALLA PARA MI PAPÁ

 

Desde muy niña, me fascinaban las Olimpiadas que se realizaban en el colegio. Debo confesar que siempre he sentido, en mi interior, un espíritu de competencia muy fuerte. Sí, espíritu de competencia… Recuerdo una olimpiada en especial donde formaba parte del equipo naranja y a mí me tocaba competir en Tenis de Mesa, más conocido como Ping Pong. Me anoté en ese deporte pues había notado que tenía mucha destreza y habilidad con las manos. Así que con mucha determinación, me enrolé dentro de la competencia y se lo comuniqué a mis padres. Ellos, muy entusiasmados, me compraron la mesa de Ping Pong, las raquetas y las pelotitas. Se demoraron noches enteras cociendo las franjas naranjas del uniforme de mi equipo: short, casaca, polo, buzo… Me peinaban con cintas naranjas en el cabello y practicaban conmigo, en especial mi papá. Puedo decir que él era mi entrenador personal.

Así llegó el gran día: La Competencia de Ping Pong. Jugué con todas mis fuerzas y pasé a las semifinales. Mi entrenamiento había funcionado pero una china destrozaba la mesa (lenguaje juvenil para dar a entender que la china era magnífica en el juego) y caminaba en el aire. Sí, la china ¡me ganó! Vi pasar muchas pelotas y junto con ellas el primer lugar de la competencia, luego el segundo lugar para quedarme yo en el tercer lugar. ¡No lo podía creer! Cuando empezó la premiación, llamaron a cada uno de los ganadores. A mí, por supuesto, no me llamaron para la tan ansiada Medalla de Oro sino que me dieron la Medalla de Bronce.
Pero yo quería la de oro, anhelaba ese primer puesto, me esforcé por ser la primera y allí estaba yo, con mi Medalla de Bronce en la mano, desanimada… ¡picona al 100%! Así que decidí ir al baño para que nadie me viera llorar y ¡oh! En el baño estaba la china del primer puesto, le pedí por favor que me mostrara su Medalla de Oro y me la prestara por un momento… La china me miró con sus ojitos chiquitos, me sonrió y me la entregó. Al tener mi Medalla de Oro entre las manos – recuerden que me había esforzado demasiado y esa medalla me pertenecía por derecho – me hice la loca y salí corriendo del baño directo hacia la movilidad escolar que ya esperaba para llevarme a casa.

Cuando llegué, mi papá estaba esperándome con la famosa pregunta: “¿Y cómo te fue?”. Yo dije: “¡Excelente! Saqué primer puesto, mira mi Medalla de Oro”. Mi papá estaba contentísimo, saltaba de alegría. Nunca yo su primogénita había ganado ni un juguetito en los chocolates premiados y hoy le traía la medalla de la ganadora (no era mentira, era la medalla de la ganadora). No quise decirle lo perdedora que me sentía. Así que colgó la medalla en el aparador de la sala y llamó a la familia para hacerme un almuerzo de celebración el domingo… ¡quería celebrar a lo grande!

El almuerzo de felicitación llegó: platos de comida criolla, música a todo volumen, olor a alegría y sobre todo a celebración (OJO: Soy parte de una familia numerosa) y de pronto sonó el ring del teléfono, mi tía contestó… y a lo lejos alcancé a escuchar: “¿Wenddy Neciosup? Sí, vive aquí. ¿Quién llama?”. Y del otro lado del teléfono una voz oriental respondió: “Habla el papá de la niña que ganó el primer puesto en la competencia de Ping Pong y estamos llamando a todos los Neciosup de la guía telefónica porque Wenddy pidió prestada la medalla y nunca la regresó”.

Si en ese momento hubiera podido abrir un hueco en la tierra para que me trague, ¡les aseguro que lo hubiera hecho! Cuarenta ojos voltearon a verme pero los únicos ojos que me interesaban, eran los de mi papá. Él esperaba una hija de oro y yo era de bronce… (Al menos eso era lo que yo creía, pero ésa es otra historia). Mis queridos amigos, qué triste fue para mí no poder darle a mi papá esa medalla y es que muchas veces – y sé que te identificas conmigo – no hemos podido llenar la medida de nuestros padres.

Mi papá siempre obtenía diplomas al mejor estudiante o llegaban fotos, todos los años, donde se graduaba con honores y a mí me costaba tanto sobresalir. Wenddy no podía traerle su medalla de oro, no podía ser la primera en la clase… ¡Eran más las notas desaprobatorias que las aprobadas! A mí, todos los veranos me enviaban al vacacional para nivelar mis notas pero aún con todo ello, no permití la frustración. ¿Sabes? no tenemos que llenar la medida de nuestros padres o tratar de superarlos, sólo debemos ser nosotros mismos y dar nuestro mejor esfuerzo.

En 1 Samuel 17, la Biblia nos habla de un gigante llamado Goliat que amenazaba al ejército judío. Este Goliat tenía un casco de BRONCE. Sí, igual que mi medalla. Además, tenía una coraza de tres metros y que pesaba 150 kilos. ¡Y también era de BRONCE! Datos y objetos muy difíciles de superar pero un jovencito decidió aceptar el gran desafío de vencerlo. v.33 La gente le decía a David, ¡hasta el rey Saúl!: “Tú eres SÓLO un muchacho y él un guerrero de toda la vida”. Alguien me puede responder ¿cómo podemos competir contra eso? v.36-37 La respuesta de David fue sencilla: “Yo siempre he dado pelea fuese león o fuese oso… El SEÑOR, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, me librará de la mano de este filisteo” y se enfrentó al desafío.

“Saúl vistió a David con sus ropas militares, le puso un yelmo de bronce en la cabeza y lo cubrió con una armadura. David se ciñó la espada sobre sus ropas militares y trató de caminar, pues no se las había probado antes. Entonces David dijo a Saúl: No puedo caminar con esto, pues no tengo experiencia con ellas. David se las quitó, y tomando su cayado en la mano, escogió del arroyo cinco piedras lisas y las puso en el saco de pastor que traía, en el zurrón, y con la honda en la mano se acercó al filisteo” 1 Samuel 17:45-46 (La Biblia de las Américas)

Cuando el rey Saúl accedió a que David peleara contra Goliat, quiso prestarle su armadura pero él no aceptó aunque ir a la batalla vestido de Saúl se veía como la mejor opción. Sí, este joven bajó a enfrentar la batalla más grande de su vida siendo él mismo, con su bolsito en el que llevaba cinco piedras lisas y una honda.

“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del SEÑOR de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado.
El SEÑOR te entregará hoy en mis manos, y yo te derribaré y te cortaré la cabeza. Y daré hoy los cadáveres del ejército de los filisteos a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, para que toda la tierra sepa que hay Dios en Israel”
1 Samuel 17:45-46 (La Biblia de las Américas)

Dios no busca excelentes copias. Él no busca personas perfectas, Él es el Dios de los que deciden ser originales, es el Dios de los que deciden dar su mejor esfuerzo y vencer…

Quizá mi medalla de bronce fue sólo el tercer puesto pero en el corazón de mi papá yo siempre he estado bañada en oro y me amó porque sabía que había dado lo mejor en esa competencia… Así que colgaron mi Medalla de Bronce, por muchos años en el aparador de mi casa. Luego, con el tiempo esa medalla fue acompañada por muchas más pero esta vez eran de oro.

Amigo mío, ha llegado el tiempo de cambiar tus medallas de bronce, ha llegado la hora de tratar como otros de superar el estándar. Es hora de regresar a casa como lo hizo David con la cabeza del gigante… ¿Qué esperas? David confió en que Dios le entregaría en sus manos todos y cada uno de los gigantes. Yo confío que con Dios siempre tendré victorias, daré lo mejor de mí y Él se encargará de darme una medalla más para mi papá. Pero mientras lo hace, cuéntame de las medallas que perdiste, de las que ganaste y de las veces que por más que diste tu mayor esfuerzo quedaste en tercer puesto… pareces de bronce pero vales más que el oro.
Por wenddys


DE LO APARENTE A LO REAL

 

En el libro de Mateo encontramos una historia muy interesante. Interviene Jesús, sus discípulos y una higuera, acontece algo que llama poderosamente la atención y la Biblia nos relata lo siguiente:
“Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.

Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.

Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?” Mateo 21: 18-20

Jesús no tenía nada personal con la higuera. De hecho no creo haya maldecido un árbol porque simplemente el hambre lo puso de mal humor, como suele pasarle a algunas personas que yo conozco pero si estoy seguro que él quiso dejar una enseñanza a través de este hecho para todos nosotros.

Cada vez que la higuera tiene hojas verdes indica que la temporada va a cambiar y que además llegaron los tiempos de frutos.

Jesús tuvo una necesidad en esta ocasión que sólo podía ser cubierta con frutos. El Reino también tiene una necesidad en esta tierra que sólo la cubren los frutos.

Miremos con atención que Jesús siguió su camino después de esta higuera pero aún con la necesidad de encontrar frutos para calmar el hambre. Al pasar Jesús por nuestras vidas ¿Encontraría satisfacer la necesidad de frutos? O lamentablemente tendría que pasar de largo.

En el estado en el que nos encontramos hoy ¿Cubrimos las necesidades que el Reino tiene y ayudamos en su expansión? O ¿Jesús así como con la higuera tendría que buscar en otro lugar?

Las apariencias engañan, así como la higuera aparentaba que tenía frutos porque sus hojas estaban verdes, tristemente hay gente que finge, habla de lo que podría llegar a hacer, cuenta los planes, tiene el potencial de producir pero nunca lo hace. Tiene hojas verdes, que aparentan mucho pero no tienen nada en realidad.

La palabra dice que el que lleva frutos el Padre lo limpiará para llevar más frutos (ver San Juan 15). Dios no está buscando los perfectos, sino los dispuestos. Él se encargará de la limpieza.

Cuando hablamos de limpieza no sólo se refiere a pecados, errores, caídas y debilidades, habla de limpiar en todos los sentidos y áreas que nos impidan ser personas cada día más productivas para el Reino. Quizás estás llevando frutos con mucho esfuerzo, porque la economía, gente, trabajo y otras cosas están sirviendo de barrera para que puedas rendir mejor, la Palabra dice que el Padre celestial “limpiará” para que rindas más. Tus caminos se purificarán. Si eres productivo y la economía es una traba, él limpiará tus finanzas.
Si las trabas están con personas que te quieren apagar en tu fe, él se encargará de ellos, los salvará o los quitará de en medio, pero estoy seguro que nada te impedirá que seas una personas que lleve frutos abundantes.

Transfórmate en una persona que rinda en el Reino, no seas cómo la higuera que sólo mostró una buena apariencia pero al tiempo fue descubierta, quedando en evidencia sólo tenía una pantalla que impedía ver su esterilidad.

Pastor de jóvenes Ariel Monzón.

 

No acostumbrarnos a hacer alarde de lo que muchas veces no tenemos o no podemos hacer, esto es una farsa que tarde o temprano se hara notoria y todos lo sabran, seamos autenticos y sinceros, que si no podemos lo hagamos conocer, si no tenemos conocimiento en algo digamoslo, asi aprendemos y nos enriquecera mucho, es que en esta vida cada dia de se aprende y lo que sepamos nos hara experimentados para ayudar a los demas, que demos mucho fruto al servir, colaborar y entender a nuestro projimo

 

Los amo y bendigo en Jesucristo.

 

MAGNOLIA

  

MÉTELA EN TU CORAZÓN

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo.  Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-

"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"

Salmo 119:11

   

 


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados