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†☼♥REFLEXIONES♥†♥ : UN TESTIMONIO PARA COMPARTIR Y LOS MINEROS TAMBIEN CUENTAN
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: MAGVBIL  (Mensaje original) Enviado: 16/12/2010 02:05

   
 
 
 
 
           

Hola mis amados:
 
Esta reflexion es hermosa y nos anima a que seamos ese pedazo de espejo donde quiera que vayamos, que siempre emanemos la luz de Cristo y Su conocimiento hacia aquellos que estan en tinieblas de pecado y maldad, nuestra labor es trasmitirla para que esa luz les muestre el camino que es Jesus, no nay otro y por El es que vamos al Padre Eterno, cumplamos con la mision de ser la luz del mundo como nos lo dice en Su Palabra.
 
FRAGMENTO DE UN ESPEJO

 

Al terminar una Conferencia en Grecia, Fulghum se aproximó al director del Instituto que la promovía, Alexandros Papaderos, y preguntó cuál es el significado de la vida.  Muchos de los que estaban alrededor se rieron y luego empezaron a dejar el local de la reunión.  Papaderos lo miró por mucho tiempo, preguntando con sus ojos si él hablaba en serio y concluyó que si.  “Contestaré su pregunta”.

Sacando su cartera del bolsillo , agarró un pequeño espejo redondo.  Entonces él dijo: “era un niño pequeño durante la guerra.  Un día, en la carretera, hallé los pedazos quebrados de un espejo.  Yo guardé el mayor pedazo — Éste aquí.  Empecé a brincar con él y me puse fascinado porque yo podía reflejar luz en lugares oscuros donde el sol nunca brillaría — agujeros fondos, hendeduras, armarios oscuros.  Continué guardando el pequeño espejo, y cuando yo me torné un hombre, yo conseguí entender qué esto no era solo una broma de niño, pero una metáfora de lo que yo podría hacer con mi vida.
Percibí que soy un fragmento de un espejo cuyo proyecto entero yo no conozco.  Con el pedazo que yo soy, puedo reflejar luz — verdad, entendimiento, conocimiento — en los lugares oscuros de los corazones de los hombres y cambiar algunas cosas en algunos de ellos.  Quizá otros me vean y hagan lo mismo que yo hago”.
Esa es la grande tarea que Dios nos otorgó — alumbrar las tinieblas existentes en el mundo en que vivemos.No importa cuan malo esté el ambiente donde llegamos, no importa el grado de corrupción de nuestra tierra, no importa cuanto nuestros amigos sean indiferentes al Dios de amor que tanto nos quiere bendecir, cabe a nosotros reflejar luz y disipar la obscuridad.
Si nuestros colegas de trabajo actúan de manera inmoral, seamos diferentes y dejemos la luz del cielo brillar en aquél local.  Si nuestros parientes nos critican porque cantamos y glorificamos al Señor en vez de seguir sus pensamientos mundanos, dejemos que la luz de Dios les alcance para que sean también transformados.  Si nuestra vecindad camina a pasos anchos para la perdición, encendamos con nuestra vida una lámpara que alumbre todo la calle y también todos los corazones.
Haga un fragmento del espejo de su vida reflejar en todos los lugares oscuros por donde pase.
 

LA MANSION DE MI TIA EVA.
 
Sucedió en el año 1951, y la impresión que me dejó nunca la he podido olvidar. Mi esposa y yo estábamos de visita en casa de un tío mío a quien no habíamos visto por años. Su esposa, mi tía Eva, estaba enferma con una de las más temibles de las enfermedades: cáncer. Ella ya había sufrido una operación, pero debido a su condición avanzada, no habían podido detener la enfermedad.
Durante mi visita, que duró una semana, ella nunca dio indicios de dolor. Al contrario, se reía con frecuencia y hacía sus quehaceres con alegría.
Un día le pregunté a mi tío cómo podía ella mostrar tanta conformidad con una enfermedad así.
—Parece, Pablo —me contestó—, que ella vive en otro mundo. Está muy grave, y tiene dolor constante, pero nunca se queja, ni cuando estamos solos. Es más bien una muy viva y genuina esperanza lo que ella tiene.
Ante eso, le pregunté:
—¿Acaso cree ella que se va a sanar?
—¡Oh, no! —me contestó—. Al contrario, ella sabe que va a morir. Su esperanza consiste en la otra vida. Tiene una especie de ansia de morir: como quien va de vacaciones y no se aguanta, porque está llegando la hora de partir.
Eso me dejó hasta débil. Yo sabía a qué esperanza se refería él, pero nunca la había sentido tan de primera mano, especialmente en mi propia familia.
El día que partimos, ellos estaban en la puerta, dándonos el último adiós. De repente, mi tía dijo:
—Pablo, quisiera cantarles algo antes de que se vayan.
Ella no tenía voz de cantante, pero tenía un canto en el corazón, así que comenzó a entonar esta canción: «Yo tengo mi mansión, al otro lado del río. / Mi Cristo me espera con anhelo. / Por eso no estoy triste, aunque sigo sufriendo. / Porque yo sé que pronto tendré mi recompensa.»
Cuando ella terminó de cantar, yo tenía un gran nudo en la garganta. Sentí que ese adiós era de veras el último. Di la vuelta para ocultar la emoción que me embargaba, abordamos nuestro vehículo y partimos. A los seis meses, mi tía Eva murió, es decir, partió. Porque para una persona con una fe tan viva, no hay muerte; sólo traslado.
Dios nos creó a todos para ser eternos, y desea que pasemos la eternidad con Él. Esa esperanza puede ser también nuestra. Jesucristo les dijo a sus discípulos: «En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas…. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté» (Juan 14:2,3). Por eso el apóstol Pablo escribió: «Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia» (Filipenses 3:21).
Aceptemos esta fuente de esperanza. Cristo nos ofrece a todos la vida eterna.
Hermano Pablo

 

Saber que un ser querido va a partir pronto por una enfermedad que esta pedeciendo es duro para nosotros, pero vemos la fortaleza que da el Señor a uno de Sus hijos que pasa por estos momentos dificiles, es que el morir es ganancia porque sabemos que vamos a Su presencia y esto nos impulsa a querer que sea pronto, por eso debemos estar preparados para cuando nos toque el turno, desde ya de nosotros depende elegir el lugar para donde iremos.

 

Los amo y bendigo en Jesucristo.

 

MAGNOLIA


 

MÉTELA EN TU CORAZÓN

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo.  Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-

"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"

Salmo 119:11

 
 
 
   

 

 
 
 
 
 
 
       

Hola mis amados:
 
Las oraciones de una madre siempre son escuchadas por nuestro Padre Celestial, ademas que cuando le necesitamos siempre esta atento a nosotros, asi sea con oraciones de segundos o fracciones de esto, para El no hay nada dificil y como Padre esta dispuesto a venir en nuestra ayuda, asi que no dejes de clamarle, buscarle y esperar en Su Misericordia porque para El no hay nada dificil y atiende al humilde de corazon.
 
LA DESPEDIDA

 

“Hijo mío, cuando estés en dificultades, no te olvides de orar a Dios. Con estas palabras una madre se despidió de su hijo único que se iba como marinero. Ella estaba muy preocupada por él, pues el joven acababa de rehusar entregar su vida a Dios. ¡Si por lo menos en la angustia se acordara de Dios!

“Eso de orar…ya lo veremos…” pensaba alegremente el joven. El quería dirigir su vida por sí mismo. Sin embargo, en su primer viaje el joven tuvo un accidente que le hizo pensar en Dios.
En un trabajo rutinario sobre el puente del barco, un movimiento de éste, que apenas habría hecho perder el equilibrio a un marinero experimentado, lo tiró por la borda. Mientras caía, oro, diciendo:”¡Dios, si existes, muéstramelo!
Aunque nadie lo había visto caer, Dios lo había visto y oído. En ese momento un marinero quiso hablarle, pero al no encontrarlo, miró hacia el mar y lo vio emerger del agua. El salvamento pudo efectuarse sin demora. Cuando estuvo seguro y sano y salvo a bordo, el joven contó francamente que había orado a Dios, pero aún no se decidía a entregarle su vida.
Cuando volvió a casa acompañó a su madre a una predicación del Evangelio. Entonces se dio cuenta de que estaba perdido a causa de sus pecados y de que necesitaba ser salvo. Confesó su culpa a Dios y obtuvo perdón y paz.
Así pudo agradecer a Dios por haberlo salvado, en primer lugar de morir ahogado, y luego de la perdición eterna.
 

Y DIOS RESPONDIO LAS ORACIONES

 

Hay mensajes que se esperan con expectativa. Unos, para alegrar nuestro corazón. Otros que nos despiertan inquietud y, un tercer grupo, el de aquellos mensajes que nos desencadenan zozobra. De esas misivas le llegó una a Esther Pérez. Era mediodía y su hijo llegó con la hoja de cuaderno escrita a mano. Era el listado de los útiles escolares que requerían para el período lectivo que apenas iniciaba.

–¡Santo Dios!—exclamó azarada–. Si tu padre ni siquiera ha recibido el salario y ya con este compromiso–.
Su hijo no comprendía la angustia de la madre. Ella sólo atinaba a pensar, con rapidez y hurgando en su mente hasta la última alternativa disponible, que iban a hacer para cubrir el costo de los cuadernos, lápices y demás elementos que solictaban en la escuela primaria.
Junto con su esposo servían como pastores en una iglesia del sector más popular y humilde de Nuevo Chimbote, en el norte del Perú. No había dinero pero sí un cúmulo de necesidades.
–Mamá, ¿y por qué no oramos a Dios? Tú siempre dices que Él escucha nuestras oraciones. Tal vez ahora ocurra igual–, le dijo el muchacho. Es su forma infantil de racionalizar las cosas estaba convencido que el Señor respondería.
Aquellas palabritas esbozadas con inocencia y confianza, constituyeron un reto para la mujer. Y junto con el chico se dispusieron a clamar delante del Creador en procura de un milagro.
Poco más tarde el pequeño fue a la tienda a hacer un mandado casero. De regreso encontró un billete de cincuenta Soles, el equivalente de quince dólares. La mujer le miró emocionada. “¿Con esto bastará, mamá?”, le interrogó el niño. “Es una bendición ese billete, pero falta otro igual”, explicó la madre. “Entonces, Dios nos dará otro igual”, respondió el pequeñín.
Y aunque a usted le resulte increíble, horas después halló un segundo billete por el mismo valor. ¡Dios había sido fiel y respondió a sus oraciones!
Clame a Dios. la respuesta vendrá
En las Escrituras aprendemos que Dios es nuestro Padre. Y como tal, se ocupa de nuestras necesidades. Basta que creamos y afirmemos esta convicción en nuestro corazón. Y apenas aparezcan dificultades, clamemos a Él en oración.
El Señor Jesús lo dejó planteado en los siguientes términos: “Pues si vosotros, siendo malas, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le piden?” (Mateo 7:11).
Ore. Vaya a nuestro amado Padre en oración. La respuesta vendrá. Pero no lo haga únicamente en tiempo de crisis; búsquelo en los momentos de victoria, que es justo cuando más lo necesitamos.
 
Que hermoso contar con un Dios que conoce nuestras situacion y provee como todo buen Padre, ademas que desea que seamos como niños, este le dio una leccion a su mama especial porque la animo a orar sabiendo que para Dios no hay nada dificil y que presto vino en la ayuda para que este niño tuviera sus utiles escolares, por tanto si tienes una necesidad no dejes de clamar ante Aquel que todo lo puede y nos ama mas que nadie en el mundo.
 
Los amo y bendigo en Jesucristo.

 

MAGNOLIA.      

 

  

MÉTELA EN TU CORAZÓN

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo.  Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-

"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"

Salmo 119:11

 

 
 

 

   

 

 

Hola mis amados:
 
Nuestra vida siempre tiene un antes y un despues, cuando venimos a Jesus sabiendo que le necesitamos, que no somos nadie sin El, que reconocemos que nada nos ha salido bien porque hemos actuado segun nuestros parametros o que tenemos tantas limitaciones y defectos, El nos acoge como somos para transformarnos y asi ser uno con El, imitarle y ser cada dia como Jesus al  ir creciendo en conocimiento, sabiduria y estatura segun nuestro Salvador, asi que tenemos mucho porque regocijarnos, animo y continua.
 
UN TESTIMONIO PARA COMPARTIR

 

Todos tenemos, sin lugar a duda, una historia que contar. Nunca rechaces a alguien por lo débil que parezca o por lo insignificante que pueda sonar su historia.

Prueba lo que te digo… conmigo mismo.
Para cuando nací, mis padres llevaban años de haber entregado sus vidas a Jesucristo. Me crie aprendiendo las fantásticas historias de la Biblia. Mi padre además es un graduado de seminario bíblico, así que ya te llevas la idea. Prácticamente resultaba fácil para mí aprender pasajes y saberme las vidas de Abraham, Moisés, David y muchos más.
Pero, como nada en esta vida es perfecto, me crie con ciertos complejos. Tuve mi autoestima destrozada, era incapaz de relacionarme correctamente con los demás y crecí con una inseguridad personal de cara al futuro. Eso a todos nos afecta en algún etapa de la vida, pero por alguna razón, para mi me toco bastante difícil de superar.
Dure tantos años de mi adolescencia y juventud enfocándome en mis defectos más que en mis facultades sobresalientes. Y nunca olvidare esos periodos de depresión en las cuales creía que no podría superarme ni alcanzar mis sueños más anhelados.
Hoy, a mis 24 años de edad, estoy mejor que nunca. Puedo decir que gracias a Dios tengo todo un porvenir por delante, aunque sigo superando falencias marcadas por mi vida pasada.
Lo importante de todo esto es: Todos tenemos algo que contar. Triste, conmovedor, motivador (como la mía) o tormentoso, destructivo, temerario (a la “Rambo”). Tienes una historia que testifica de por sí como Dios restaura al débil, fortalece al cansado y renueva al que creyó no tener destino. Por más que lo dudes, no estás solo en el camino.
Tan solo tienes que levantarte una vez más, y saber que Dios te permite transitar por ese valle para cumplir Su propósito contigo. Simplemente, como te diría un amigo, ese es el “estilo de Dios”.
 

LOS MINEROS TAMBIEN CUENTAN

 

Se cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Gran Bretaña estaba pasando por los días más oscuros, el país tenía serias dificultades en mantener a sus hombres trabajando en las minas de carbón.

Muchos querían abandonar sus sucios e ingratos trabajos en las peligrosas minas para unirse a las fuerzas armadas donde podrían tener más reconocimiento público y apoyo. Pero el trabajo de las minas era determinante para el éxito de la guerra.
Sin carbón, los soldados y la gente en sus casas tendrían serias dificultades. Por eso un día el Ministro Winston Churchill se enfrentó a miles de mineros y les habló de la importancia de la guerra y cómo sus esfuerzos podrían hacer que la meta de mantener a Inglaterra libre se alcanzara o no.
Churchill les pintó un cuadro completo de lo que ocurriría cuando la guerra terminara y del gran desfile con el que se honraría a los que habían hecho la guerra. Primero vendrían los marinos, luego vendrían lo mejor y más brillante de Gran Bretaña, los pilotos de la Real Fuerza Aérea.
Más atrás vendrían los soldados que habían peleado en Dunquerque. Los últimos serían, los hombres cubiertos del polvo de carbón con sus cascos mineros. Churchill dijo que quizás alguien gritaría en la multitud: “Y donde estaban ustedes durante los días difíciles de la guerra?” Y las voces de diez mil gargantas responderían: “En las entrañas de la tierra con nuestros rostros hacía el carbón”.
Las lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas de aquellos hombres endurecidos por el trabajo. Regresaron a sus pocos brillantes trabajos con resolución firme después de habérseles recordado el papel que estaban desempeñando en la lucha por alcanzar la gran meta de preservar la libertad del mundo occidental.
Quizás has creído que lo que haces no tiene mucha importancia. Que otros hacen mejores cosas que tu. Más recuerda, en el mundo todos trabajamos para bendecir a otros. Ya sea en la cocina, en la oficina, como mensajero, enfermera, médico o ministro religioso. Nadie sobra. Somos parte de la cadena de bendición. Por lo tanto vivamos hoy de tal manera que podamos disfrutar al máximo de todo lo que hacemos.
Lucas 12:37 Bienaventurados aquellos siervos, á los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten á la mesa, y pasando les servirá.
Lucas 12:38 Y aunque venga á la segunda vigilia, y aunque venga á la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son los tales siervos.
Efesios 6:6 No sirviendo al ojo, como los que agradan á los hombres; sino como siervos de Cristo, haciendo de ánimo la voluntad de Dios.
 
Lo que hacemos es importante, asi no nos lo digan sabemos que para el Señor si lo es, El nos ha dotado de dones y talentos que espera que usemos para que Su Nombre sea Glorificado y que bendigamos a los demas con ellos, asi que el trabajo es digno sea cual fuere y lo que importa es que lo hagamos con amor y como para el Señor, es quien nos pedira cuentas y si asi procedemos tendremo la recompensa.
 
Los amo y bendigo en Jesucristo.
 
MAGNOLIA

MÉTELA EN TU CORAZÓN

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo.  Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-

"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"

Salmo 119:11



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