Hola mis amados: Las oraciones de una madre siempre son escuchadas por nuestro Padre Celestial, ademas que cuando le necesitamos siempre esta atento a nosotros, asi sea con oraciones de segundos o fracciones de esto, para El no hay nada dificil y como Padre esta dispuesto a venir en nuestra ayuda, asi que no dejes de clamarle, buscarle y esperar en Su Misericordia porque para El no hay nada dificil y atiende al humilde de corazon. LA DESPEDIDA
“Hijo mío, cuando estés en dificultades, no te olvides de orar a Dios. Con estas palabras una madre se despidió de su hijo único que se iba como marinero. Ella estaba muy preocupada por él, pues el joven acababa de rehusar entregar su vida a Dios. ¡Si por lo menos en la angustia se acordara de Dios!
“Eso de orar…ya lo veremos…” pensaba alegremente el joven. El quería dirigir su vida por sí mismo. Sin embargo, en su primer viaje el joven tuvo un accidente que le hizo pensar en Dios. En un trabajo rutinario sobre el puente del barco, un movimiento de éste, que apenas habría hecho perder el equilibrio a un marinero experimentado, lo tiró por la borda. Mientras caía, oro, diciendo:”¡Dios, si existes, muéstramelo! Aunque nadie lo había visto caer, Dios lo había visto y oído. En ese momento un marinero quiso hablarle, pero al no encontrarlo, miró hacia el mar y lo vio emerger del agua. El salvamento pudo efectuarse sin demora. Cuando estuvo seguro y sano y salvo a bordo, el joven contó francamente que había orado a Dios, pero aún no se decidía a entregarle su vida. Cuando volvió a casa acompañó a su madre a una predicación del Evangelio. Entonces se dio cuenta de que estaba perdido a causa de sus pecados y de que necesitaba ser salvo. Confesó su culpa a Dios y obtuvo perdón y paz. Así pudo agradecer a Dios por haberlo salvado, en primer lugar de morir ahogado, y luego de la perdición eterna.
Y DIOS RESPONDIO LAS ORACIONES
Hay mensajes que se esperan con expectativa. Unos, para alegrar nuestro corazón. Otros que nos despiertan inquietud y, un tercer grupo, el de aquellos mensajes que nos desencadenan zozobra. De esas misivas le llegó una a Esther Pérez. Era mediodía y su hijo llegó con la hoja de cuaderno escrita a mano. Era el listado de los útiles escolares que requerían para el período lectivo que apenas iniciaba.
–¡Santo Dios!—exclamó azarada–. Si tu padre ni siquiera ha recibido el salario y ya con este compromiso–. Su hijo no comprendía la angustia de la madre. Ella sólo atinaba a pensar, con rapidez y hurgando en su mente hasta la última alternativa disponible, que iban a hacer para cubrir el costo de los cuadernos, lápices y demás elementos que solictaban en la escuela primaria. Junto con su esposo servían como pastores en una iglesia del sector más popular y humilde de Nuevo Chimbote, en el norte del Perú. No había dinero pero sí un cúmulo de necesidades. –Mamá, ¿y por qué no oramos a Dios? Tú siempre dices que Él escucha nuestras oraciones. Tal vez ahora ocurra igual–, le dijo el muchacho. Es su forma infantil de racionalizar las cosas estaba convencido que el Señor respondería. Aquellas palabritas esbozadas con inocencia y confianza, constituyeron un reto para la mujer. Y junto con el chico se dispusieron a clamar delante del Creador en procura de un milagro. Poco más tarde el pequeño fue a la tienda a hacer un mandado casero. De regreso encontró un billete de cincuenta Soles, el equivalente de quince dólares. La mujer le miró emocionada. “¿Con esto bastará, mamá?”, le interrogó el niño. “Es una bendición ese billete, pero falta otro igual”, explicó la madre. “Entonces, Dios nos dará otro igual”, respondió el pequeñín. Y aunque a usted le resulte increíble, horas después halló un segundo billete por el mismo valor. ¡Dios había sido fiel y respondió a sus oraciones! Clame a Dios. la respuesta vendrá En las Escrituras aprendemos que Dios es nuestro Padre. Y como tal, se ocupa de nuestras necesidades. Basta que creamos y afirmemos esta convicción en nuestro corazón. Y apenas aparezcan dificultades, clamemos a Él en oración. El Señor Jesús lo dejó planteado en los siguientes términos: “Pues si vosotros, siendo malas, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le piden?” (Mateo 7:11). Ore. Vaya a nuestro amado Padre en oración. La respuesta vendrá. Pero no lo haga únicamente en tiempo de crisis; búsquelo en los momentos de victoria, que es justo cuando más lo necesitamos. Que hermoso contar con un Dios que conoce nuestras situacion y provee como todo buen Padre, ademas que desea que seamos como niños, este le dio una leccion a su mama especial porque la animo a orar sabiendo que para Dios no hay nada dificil y que presto vino en la ayuda para que este niño tuviera sus utiles escolares, por tanto si tienes una necesidad no dejes de clamar ante Aquel que todo lo puede y nos ama mas que nadie en el mundo. Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA.
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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