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†☼♥REFLEXIONES♥†♥ : EL DIAMANTE Y PRINCIPIOS DEL SURFISTA.
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: MAGVBIL  (Mensaje original) Enviado: 05/03/2011 23:36
 
 
 
 
 
 
 

Hola mis amados:
 
Este mensaje es muy diciente porque nos da una clara muestra de lo que Dios hace en nosotros, cuando no le tenemos en el corazón somos como un diamante inservible porque ha perdido valor, pero cuando le entregamos nuestra vida El como Alfarero hace maravillas en nosotros integralmente, vale la pena entonces ser el tabernáculo de Dios para que cada dia haga Su obra perfecta en nosotros y El reciba la Gloria y la gratitud de nuestra parte.
 
EL DIAMANTE
 
Érase una vez, hace mucho tiempo, un Rey que vivía en Irlanda. En aquellos tiempos, Irlanda estaba dividida en muchos reinos pequeños, y el reino de aquel Rey era uno más entre esos muchos. Tanto el Rey como el reino no eran conocidos, y nadie les prestaba mucha atención.
Pero un día, el Rey heredó un gran diamante de belleza incomparable de un familiar que había muerto. Era el mayor diamante jamás conocido. Dejaba boquiabiertos a todos los que tenían la suerte de contemplarlo. Los demás Reyes empezaron a fijarse en este Rey porque, si poseía un diamante como aquél, tenía que ser algo fuera de lo común.
El Rey tenía la joya expuesta en una urna de cristal para que todos los que quisieran, pudieran acercarse a admirarla. Naturalmente, unos guardianes bien armados mantenían aquel diamante único bajo una constante vigilancia. Tanto el Rey como el reino prosperaban, y el Rey atribuía al diamante su buena fortuna.
Un día, uno de los guardias, nervioso, solicitó permiso para ver al Rey. El guardián temblaba como una hoja. Le dio al Rey una terrible noticia: había aparecido un defecto en el diamante. Se trataba de una grieta, aparecida justamente en la mitad de la joya. El Rey se sintió horrorizado y se acercó corriendo hasta el lugar donde estaba instalada la urna de cristal para comprobar por sí mismo el deterioro de la joya.
Era verdad. El diamante había sufrido una fisura en sus entrañas, defecto perfectamente visible hasta en el exterior de la joya. Decidió convocar a todos los joyeros del reino para pedir su opinión y consejo, pero sólo le dieron malas noticias. Le aseguraron que el defecto de la joya era tan profundo que si intentaban subsanarlo, lo único que conseguirían sería que aquella maravilla perdiera todo su valor, y que si se arriesgaban a partirla por la mitad para conseguir dos piedras preciosas, la joya podría con toda probabilidad, partirse en millones de fragmentos.
Mientras el Rey meditaba profundamente sobre esas dos únicas tristes opciones que se le ofrecían, un joyero, ya anciano, que había sido el último en llegar, se le acercó y le dijo:
- Si me da una semana para trabajar en la joya, es posible que pueda repararla.
Al principio, el Rey no dio crédito alguno a sus palabras, porque los demás joyeros estaban totalmente seguros de la imposibilidad de arreglarla. Finalmente el Rey cedió, pero con una condición: la joya no debía salir del palacio real. Al anciano joyero le pareció bien el deseo del Rey. Aquél era un buen sitio para trabajar, y aceptó también que unos guardianes vigilaran su trabajo desde el exterior de la puerta del improvisado taller, mientras él estuviese trabajando en la joya.
Aún costándole mucho, al no tener otra opción, el Rey dio por buena la oferta del anciano joyero. A diario, él y los guardianes se paseaban nerviosos ante la puerta de aquella habitación. Oían los ruidos de las herramientas que trabajaban la piedra con golpes y frotamientos muy suaves. Se preguntaban qué estaría haciendo y qué es lo que pasaría si el anciano los engañaba.
Al cabo de la semana convenida, el anciano salió de la habitación. El Rey y los guardianes se precipitaron al interior de la misma para ver el trabajo del misterioso joyero. Al Rey se le saltaron las lágrimas de la alegría. ¡Su joya se había convertido en algo incomparablemente más hermoso y valioso que antes! El anciano había grabado en el diamante una rosa perfecta, y la grieta que antes dividía la joya por la mitad, se había convertido en el tallo de la rosa.
Así es como Dios nos cura. Trabaja nuestro mayor defecto y lo convierte en algo hermoso.
Autor Desconocido
No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita.
¿Quieres tener a Dios de tu parte? Es muy sencillo: ponte tú de parte de Dios.
No olvides jamás: Dios llena los corazones, no los bolsillos.
Pon amor en las cosas que haces y las cosas tendrán sentido. Retírales el amor y se tornaran vacías.
 
PRINCIPIOS DEL SURFISTA.
 
Impresionante, increíble, maravilloso es lo que diríamos de los jóvenes que cabalgan sobre la cresta de las olas pareciendo dominar el mismo océano. Pero, no es casualidad, ni simple deporte. Hay 7 principios que cada surfista cumple a cabalidad para poder sostenerse en la ola y son los mismos principios que debieran gobernar nuestra vida si queremos cabalgar sobre las olas desafiantes de nuestra vida cotidiana. He aquí los principios del surfista:
1.Pasión por la ola y en la ola.
“El surfista no habla de las olas, sino que espera y se monta en la ola.
“Pasión por la ola lo impulsa a la ola”. Necesitamos estar más apasionados por la vida.
2.- Ir más allá de los límites. “Combinar capacidad y preparación con resolución y el atrevimiento nos lleva continuamente a ensayar nuevos movimientos e ir en busca de olas más grandes y recorridos más largos. El surfista sabe que no existen dos olas iguales, tantea cada ola y cabalga en cada una de manera diferente . La vida a veces nos exige ir más alla de donde hemos llegado.
3. Espere revolcones.
“Hay que estar dispuesto a comer arena antes del almuerzo.
“Los grandes ejecutores le dan la bienvenida a lo inesperado y sacan lecciones de los revolcones. NO te preocupes si algún día la vida te da revolcones, aprendamos de ello y sigamos adelante.
4. No le dé la espalda al océano
“El surfista respeta el poder y aprecia la grandeza del océano, por ello jamás lo ignora ni le da la espalda”. Jamás le demos la espalda a los desafíos de la vida. Hay muchas posibilidades y oportunidades. Ninguna se pierde, otro toma las que yo no tomo.
5. Mire siempre hacia “afuera”.
“Afuera” se refiere a las olas que aparecen en el horizonte. Saben poner atención a la ola que está cerca y a la vez observar la próxima. Muchos pierden su vida mirando hacia dentro sin levantar la vista. Hay un horizonte aún más amplio por conquistar.
6. Muévase antes de que la ola lo mueva.
“Una ola grande, como sucede con los cambios, se mueve con tanta rapidez que si uno espera demasiado tiempo ella pasará sobre uno y lo dejará luchando contra la corriente. Percepción y discernimiento me indican cuando y cómo moverme.
7. Jamás practique solo.
En una sociedad compleja nadie hace frente a la vida por sí solo.
Los surfistas tienen una regla determinante:
¡Jamás practique surf solo! Por seguridad, por intercambio de conocimiento y por tener con quién platicar mientras aparece la ola.
NO viva mas solitario aunque seas solo. Una cosa es estar solo y otra es sentirse solitario.
Proverbios 22:19 Para que tu confianza sea en el Señor, Te las he hecho saber hoy á ti también.
Marcos 10:49 Entonces Jesús parándose, mandó llamarle: y llaman al ciego, diciéndole: Ten confianza: levántate, te llama.
Hebreos 10:35 No perdáis pues vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón.
 
Que buenos principios tienen los surfistas y que podemos aplicar a nuestras vidas para que sean mejores siempre, sigamos este claro ejemplo y veremos los cambios para nuestro bienestar, si la confianza la mantenemos en el Señor, el jamás nos defraudara y podremos vivir con gozo y paz.
 
Los amo y bendigo en Jesucristo.
 
MAGNOLIA
 
 

 

 

MÉTELA EN TU CORAZÓN 

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-

"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"

Salmo 119:11



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