Hola mis amados:

Hoy en las series televisivas y películas nos muestran siempre enemigos que hay que combatir y los buenos ganan porque luchan contra los malos, es un mundo irreal aun cuando en la realidad se puede presentar casos similares, pero hay unos que el hombre no lucha por conquistar, si en realidad pusiera el empeño en destronarlos de la vida seria maravilloso, así que en este mensaje te dicen de cuales son y con Jesús puedes lograrlo.

QUIENES SON TUS ENEMIGOS INTERIORES?

El primero somos nosotros mismos. 

Somos hijos de Adán, seres caídos, que están de regreso a Casa, pero que todavía no hemos llegado a Casa, al contrario, tenemos mucho camino que recorrer, mucho que aprender de Dios y mucho que obedecer. Una de las lecciones claves que nos quiere enseñar Dios es la obediencia, a través del cumplir la palabra. Dejar de robar, matar, estafar, odiar, rechazar, etc., no es fácil: es nuestra naturaleza caída. Lo difícil es justamente NO hacer nada de esto.

Nuestra voluntad es uno de los más grandes enemigos internos de los cuales le hablábamos. ¿Por qué decimos esto? Porque ella quiere hacer lo que NOSOTROS queremos, no lo que Dios quiere que hagamos. Si logramos vencer esta batalla, todas las demás batallas son juegos de niños comparadas con esta. Observe la lista de problemas morales y éticos y dígase a sí mismo: “NO voy a hacer Mi voluntad en cada una de estas cosas, sino la de Dios.” ¡Si usted realmente cumple esto, no tiene de qué más preocuparse! El hecho es que muy poca gente lo haya logrado consistentemente, es prueba de que es uno de los enemigos internos más grandes que vencer.

Uno de los pasos más vitales para lograr hacer la voluntad de El y no la nuestra, es clavar nuestro ego/el yo, nuestros deseos en el madero de Romanos 11:17, el mismo donde fue clavado Jesús. La auto-nulificación de nuestra voluntad es uno de los pasos más claves para lograrlo. (Auto-nulificación NO significa ser tontos, ni dejar de pensar. Significa NO discutir con Dios en cuanto a lo que El ordena ni poner nuestra voluntad por encima de la de El.)

Para llevar a la práctica esto, haga una lista de las cosas que Dios desea de USTED, no de los demás en general, y vea en cuáles de estas cosas NO está haciendo Su voluntad, sino la suya propia. (Para eso, debe primero averiguar qué desea El de usted, no del vecino que esta a su lado.) Esta lista vaya tachándola a medida que vaya venciendo las áreas de más resistencia. Le advierto que le va a ser lento esto, pero vale la pena.

 A continuación de esta auto-nulificació n, vea en qué áreas NO está aceptando lo que Dios le está enviando.

TODO lo que nos sucede, lo bueno, lo malo y lo regular, viene, con distintos propósitos. Hay que averiguar para qué. Después que averiguó para qué..., o el preguntar en la Biblia, que NO es adivinación como muchos dicen) haga otra lista de las cosas que NO PUEDE aceptar de lo que le está pasando, o de las personas que NO puede aceptar, por esto o por aquello y al lado, escriba porqué cree usted que no está pudiendo aceptar este hecho o persona en particular. Este” recuento del alma” literalmente, va a ser de enorme ayuda en la configuración de un nuevo yo en su personalidad: un yo que sea obediente y humilde, no pagado de sí mismo, y haciendo la voluntad del Padre y no la suya misma.

Con que logre sólo eliminar a estos dos enemigos interiores, tiene usted el 99 por ciento de la batalla espiritual ganada.

¿Quiere usted recibir revelación de Dios a nivel secreto?

Comience el proceso de auto-nulificación y siga en él.

¿Quiere recibir sin ser obediente, haciendo su voluntad como siempre?

Jamás  lograra recibir nada de parte de Dios y si  recibe lo recibirá del enemigo ya que estará de su lado.

CUANDO TE SIENTAS ESTRESADO

Hace algunos años fui al doctor porque estaba constantemente enferma. Él me dijo que los síntomas eran el resultado de estar estresada. Estaba durmiendo mal, alimentándome inadecuadamente y exigiéndome más y más -todo en nombre del servicio al Señor-.

La palabra estrés era originalmente un término de ingeniería usado para referirse a la cantidad de fuerza que un balancín, u otro soporte físico, podía sostener bajo presión sin colapsar. En nuestro tiempo el término estrés ha sido ampliado para incluir la presión mental y emocional.

El estrés es algo normal en la vida de todos. Dios nos ha creado con la capacidad de sobrellevar una cierta cantidad de presión y tensión. El problema se suscita cuando nos esforzamos más allá de nuestras limitaciones, lo que nos puede llegar a ocasionar un daño permanente.

La paz está destinada a ser la condición natural de todo creyente en Jesucristo. Él es el Príncipe de Paz, y en Jesús encontramos nuestra herencia de paz. Es un don del Espíritu Santo que Él nos da cuando vivimos en obediencia a su Palabra.

La paz que Dios da se manifiesta en tiempos buenos o malos, cuando hay abundancia o escasez. Su paz opera en medio de la tormenta.

Filipenses 4:6-7

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.

Fuente: Cómo encontrar ánimo para cada día. Joyce Meyer

No hay nada peor que esta enfermedad que cada día tiene mas y mas en sus redes, todo porque no encuentran donde descargar, a quien acudir, que hacer para tener libertad de lo que agobia, lo que es un peso que se convierte en lastre y se va hundiendo poco a poco, pero la única solución es entregarle todo a Jesús, El nos da el descanso que necesitamos, porque el medico receta pastillas o algún medicamento para el cuerpo, pero esto se lleva en el interior, así que no dudes en venir a El que te dará lo mejor.

Los amo y bendigo en Jesucristo.

MAGNOLIA.

MÉTELA EN TU CORAZÓN 

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-

"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"

Salmo 119:11