Hola mis amados:
Todos sabemos lo que es una herida, hay unas que sanan rápido y otras que se demoran un poco mas, pero es molesto cuando las padecemos porque no estamos bien, en el alma también hay heridas que solo Jesús puede sanar, si es así tu situación ve a El prontamente para que con Su bálsamo permita que cicatricen ligero y puedas disfrutar de Su presencia, Esencia y bienestar que solo El nos puede dar.
HERIDAS
Durante mi niñez me lastimé muchas veces. Es más, ¡era el campeón de los golpes, los moretones y las lastimaduras! Apretarme los dedos entre dos bancas, herirme la frente contra la acera luego de tropezar por correr distraído, clavarme una astilla en la mano, lastimarme la cabeza con el vértice de mármol de una estatua en la escuela o torcerme el tobillo jugando al fútbol con mis amigos, son apenas algunas de las historias de mi anecdotario.
Pero también en varias ocasiones sufrí heridas en mi ser interior. Sueños frustrados, amigos que dejaron de serlo, sentimientos encontrados al experimentar la injusticia, errores cuya consecuencia fue el dolor, malas decisiones de otras personas, etc., han sido elementos que me han lastimado, golpeado y causado “moretones” emocionales.
¿Qué hacemos con las heridas del alma?
Años atrás dos hermanos sufrieron la separación de sus padres. En lo mejor de la niñez, y con muchos sueños por delante, debieron enfrentarse a esa triste situación que cada vez embarga a más familias. Pero a pesar de ello, hoy en día estos hermanos transitan el sendero de la vida libre de toda herida.
Mi hermano y yo podemos afirmar que el tiempo y algo más curan las heridas del corazón.
El Libro de los Proverbios aconseja: “Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida. Pon toda tu atención en mí, hijo mío, y mira con buenos ojos mi ejemplo. El corazón alegre sana como medicina, pero el espíritu deprimido enferma”.*
En mi infancia, cada vez que me lastimaba físicamente buscaba el socorro de mis padres y (de ser necesario) me llevaban al hospital. Permitía - ¡aunque me quejaba! – que aplicaran los tratamientos necesarios para curarme, algunos de los cuales prescribían la ingesta de medicina de no muy grato sabor. Al concluir aquel proceso (que tomaba su tiempo) comprobaba lo que para mí era un milagro: ¡las heridas cicatrizaban!
Con nuestro ser interior ocurre lo mismo: es necesario hacer algo más que dejar transcurrir los días, las semanas y los años para que las heridas del alma sanen por completo. ¡El tiempo no es suficiente!
Entonces, ¿qué podemos hacer con las heridas del alma?
Mi consejo es el siguiente: corramos en busca de la ayuda de Dios, mostrémosle nuestras heridas tal y como están, y permitamos que opere en nosotros Su tratamiento de limpieza, ése que incluye el perdón a quienes nos hirieron, a nosotros mismos y la aplicación de la medicina Celestial.
¡Un corazón alegre, totalmente limpio y libre de toda enfermedad emocional está al alcance de nuestras manos!
CRISTIAN FRANCO
RETRATO DE UNA MADRE
Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud.
Una mujer que si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer que siendo pobre, se complace con la felicidad de los que ama, y siendo rica, daría con gusto todo su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.
Una mujer que siendo vigorosa, se estremece con el llanto de un niño, y siendo débil se resiste con la bravura de un león.
Una mujer que, mientras vive, no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan; pero después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.
Y todo esto es apenas un boceto del retrato de una madre.
(Anónimo)
Dia de la madre son todos los días, por eso evoquemos el retrato de la nuestra que fue especial, acá la describen y sabemos que fue incansable, diligente, especial, llena de amor y por eso la recordamos apreciándola mucho, si la tienes a tu lado disfrútala, si ya no esta contigo, al recordarla la valoras, pero que cada mujer pueda ser una gran mama.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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Hola mis amados:
Todos sabemos lo que es una herida, hay unas que sanan rápido y otras que se demoran un poco mas, pero es molesto cuando las padecemos porque no estamos bien, en el alma también hay heridas que solo Jesús puede sanar, si es así tu situación ve a El prontamente para que con Su bálsamo permita que cicatricen ligero y puedas disfrutar de Su presencia, Esencia y bienestar que solo El nos puede dar.
HERIDAS
Durante mi niñez me lastimé muchas veces. Es más, ¡era el campeón de los golpes, los moretones y las lastimaduras! Apretarme los dedos entre dos bancas, herirme la frente contra la acera luego de tropezar por correr distraído, clavarme una astilla en la mano, lastimarme la cabeza con el vértice de mármol de una estatua en la escuela o torcerme el tobillo jugando al fútbol con mis amigos, son apenas algunas de las historias de mi anecdotario.
Pero también en varias ocasiones sufrí heridas en mi ser interior. Sueños frustrados, amigos que dejaron de serlo, sentimientos encontrados al experimentar la injusticia, errores cuya consecuencia fue el dolor, malas decisiones de otras personas, etc., han sido elementos que me han lastimado, golpeado y causado “moretones” emocionales.
¿Qué hacemos con las heridas del alma?
Años atrás dos hermanos sufrieron la separación de sus padres. En lo mejor de la niñez, y con muchos sueños por delante, debieron enfrentarse a esa triste situación que cada vez embarga a más familias. Pero a pesar de ello, hoy en día estos hermanos transitan el sendero de la vida libre de toda herida.
Mi hermano y yo podemos afirmar que el tiempo y algo más curan las heridas del corazón.
El Libro de los Proverbios aconseja: “Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida. Pon toda tu atención en mí, hijo mío, y mira con buenos ojos mi ejemplo. El corazón alegre sana como medicina, pero el espíritu deprimido enferma”.*
En mi infancia, cada vez que me lastimaba físicamente buscaba el socorro de mis padres y (de ser necesario) me llevaban al hospital. Permitía - ¡aunque me quejaba! – que aplicaran los tratamientos necesarios para curarme, algunos de los cuales prescribían la ingesta de medicina de no muy grato sabor. Al concluir aquel proceso (que tomaba su tiempo) comprobaba lo que para mí era un milagro: ¡las heridas cicatrizaban!
Con nuestro ser interior ocurre lo mismo: es necesario hacer algo más que dejar transcurrir los días, las semanas y los años para que las heridas del alma sanen por completo. ¡El tiempo no es suficiente!
Entonces, ¿qué podemos hacer con las heridas del alma?
Mi consejo es el siguiente: corramos en busca de la ayuda de Dios, mostrémosle nuestras heridas tal y como están, y permitamos que opere en nosotros Su tratamiento de limpieza, ése que incluye el perdón a quienes nos hirieron, a nosotros mismos y la aplicación de la medicina Celestial.
¡Un corazón alegre, totalmente limpio y libre de toda enfermedad emocional está al alcance de nuestras manos!
CRISTIAN FRANCO
RETRATO DE UNA MADRE
Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud.
Una mujer que si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer que siendo pobre, se complace con la felicidad de los que ama, y siendo rica, daría con gusto todo su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.
Una mujer que siendo vigorosa, se estremece con el llanto de un niño, y siendo débil se resiste con la bravura de un león.
Una mujer que, mientras vive, no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan; pero después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.
Y todo esto es apenas un boceto del retrato de una madre.
(Anónimo)
Dia de la madre son todos los días, por eso evoquemos el retrato de la nuestra que fue especial, acá la describen y sabemos que fue incansable, diligente, especial, llena de amor y por eso la recordamos apreciándola mucho, si la tienes a tu lado disfrútala, si ya no esta contigo, al recordarla la valoras, pero que cada mujer pueda ser una gran mama.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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Todos sabemos lo que es una herida, hay unas que sanan rápido y otras que se demoran un poco mas, pero es molesto cuando las padecemos porque no estamos bien, en el alma también hay heridas que solo Jesús puede sanar, si es así tu situación ve a El prontamente para que con Su bálsamo permita que cicatricen ligero y puedas disfrutar de Su presencia, Esencia y bienestar que solo El nos puede dar.
HERIDAS
Durante mi niñez me lastimé muchas veces. Es más, ¡era el campeón de los golpes, los moretones y las lastimaduras! Apretarme los dedos entre dos bancas, herirme la frente contra la acera luego de tropezar por correr distraído, clavarme una astilla en la mano, lastimarme la cabeza con el vértice de mármol de una estatua en la escuela o torcerme el tobillo jugando al fútbol con mis amigos, son apenas algunas de las historias de mi anecdotario.
Pero también en varias ocasiones sufrí heridas en mi ser interior. Sueños frustrados, amigos que dejaron de serlo, sentimientos encontrados al experimentar la injusticia, errores cuya consecuencia fue el dolor, malas decisiones de otras personas, etc., han sido elementos que me han lastimado, golpeado y causado “moretones” emocionales.
¿Qué hacemos con las heridas del alma?
Años atrás dos hermanos sufrieron la separación de sus padres. En lo mejor de la niñez, y con muchos sueños por delante, debieron enfrentarse a esa triste situación que cada vez embarga a más familias. Pero a pesar de ello, hoy en día estos hermanos transitan el sendero de la vida libre de toda herida.
Mi hermano y yo podemos afirmar que el tiempo y algo más curan las heridas del corazón.
El Libro de los Proverbios aconseja: “Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida. Pon toda tu atención en mí, hijo mío, y mira con buenos ojos mi ejemplo. El corazón alegre sana como medicina, pero el espíritu deprimido enferma”.*
En mi infancia, cada vez que me lastimaba físicamente buscaba el socorro de mis padres y (de ser necesario) me llevaban al hospital. Permitía - ¡aunque me quejaba! – que aplicaran los tratamientos necesarios para curarme, algunos de los cuales prescribían la ingesta de medicina de no muy grato sabor. Al concluir aquel proceso (que tomaba su tiempo) comprobaba lo que para mí era un milagro: ¡las heridas cicatrizaban!
Con nuestro ser interior ocurre lo mismo: es necesario hacer algo más que dejar transcurrir los días, las semanas y los años para que las heridas del alma sanen por completo. ¡El tiempo no es suficiente!
Entonces, ¿qué podemos hacer con las heridas del alma?
Mi consejo es el siguiente: corramos en busca de la ayuda de Dios, mostrémosle nuestras heridas tal y como están, y permitamos que opere en nosotros Su tratamiento de limpieza, ése que incluye el perdón a quienes nos hirieron, a nosotros mismos y la aplicación de la medicina Celestial.
¡Un corazón alegre, totalmente limpio y libre de toda enfermedad emocional está al alcance de nuestras manos!
CRISTIAN FRANCO
RETRATO DE UNA MADRE
Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud.
Una mujer que si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer que siendo pobre, se complace con la felicidad de los que ama, y siendo rica, daría con gusto todo su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.
Una mujer que siendo vigorosa, se estremece con el llanto de un niño, y siendo débil se resiste con la bravura de un león.
Una mujer que, mientras vive, no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan; pero después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.
Y todo esto es apenas un boceto del retrato de una madre.
(Anónimo)
Dia de la madre son todos los días, por eso evoquemos el retrato de la nuestra que fue especial, acá la describen y sabemos que fue incansable, diligente, especial, llena de amor y por eso la recordamos apreciándola mucho, si la tienes a tu lado disfrútala, si ya no esta contigo, al recordarla la valoras, pero que cada mujer pueda ser una gran mama.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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