Hola mis amados:
En el mundo hay personas que son malas y no desean dejar de serlo jamas, por eso cuidémonos de ellas porque buscaran hacernos mal en todo momento en esta fábula nos enseñan que a ellos no les gusta que luchemos, que tengamos sueños y que salgamos adelante por eso no les prestes atención y continua delante de la mano de Jesús que te guía a lo mejor.
EL LOBO Y EL CORDERO EN EL ARROYO
Miraba un lobo a un cordero que bebía en un arroyo, e imaginó un simple pretexto a fin de devorarlo. Así, aun estando él más arriba en el curso del arroyo, le acusó de enturbian el agua, impidiéndole beber. Y le respondió el cordero:
"Pero si sólo bebo con la punta de los labios, y además estoy más abajo y por eso no te puedo enturbiar el agua que tienes allá arriba".
Viéndose el lobo burlado, insistió: "El año pasado injuriaste a mis padres".
"¡Pero en ese entonces ni siquiera había nacido yo!", contestó el cordero.
Dijo entonces el lobo: "Ya veo que te justificas muy bien, mas no por eso te dejaré ir, y siempre serás mi cena".
Para quien hacer el mal es su profesión, de nada valen argumentos para no hacerlo. No te acerques nunca donde los malvados.
Fábula de Esopo
Creo que todos nos hemos topado con gente que nos recuerda a Juan Zapata, aquel que "lo que no gana lo empata". Este tipo de persona tiene su mente fija en algo y, sin importar los argumentos que vengan en su dirección, simplemente no va a cambiar su trayectoria... aunque le resulte evidente a todos los demás que va barranco abajo.
No cabe duda de que hay una línea muy tenue entre un visionario comprometido con una visión más grande que sí mismo y un testarudo que va rumbo al desastre.
Creo que aquí es donde necesitamos de la sabiduría y gracia divinas, que nos orienten y nos permitan discernir el camino correcto en medio de tantas opciones que el mundo nos brinda.
No vayamos a convertirnos en víctimas de "lobos" que han decidido comernos de todos modos.
ERRORES COMUNES EN EL MATRIMONIO
Confundir el amor con el sexo.
El sexo es un medio de expresar amor, del que se sirve la pareja; pero no es el único medio. Ayuda a la complementación, a la identificación y a la procreación. El sexo es sólo una parte del amor. El amor supera al sexo. El amor es entrega, donación, identificación, compartir ideales y metas; es perdonarse y comprenderse. El amor es mucho más que el sexo. Se piensa que el sexo es la única manera de expresar el amor y no es cierto. El sexo es parte del matrimonio. Si la pareja tiene problemas en este aspecto, debe consultar a un psicólogo, o a un consejero matrimonial. Nunca se debe pensar que si hay problemas en el sexo, ya se acabó el amor.
Querer hacer a la otra persona a la medida de uno.
Somos seres irrepetibles, únicos y nadie puede hacer al otro a su propia medida. Se empobrece y se atropella la dignidad del cónyuge cuando se quiere que éste piense, actúe y haga todo lo que él hace. En el matrimonio la complementación es una de las grandes riquezas e implica diversidad. Gracias a que somos diferentes, la pareja puede complementarse. Hay que respetar y promover el desarrollo integral en su cónyuge. Cada uno debe descubrir que el otro es diferente y que tiene valores y cualidades increíbles. Pero cuando se quiere hacer al otro igual en todo, se pierde la riqueza de esa identificación.
No saber perdonar.
Para perdonar hay que amar mucho, hay que comprender mucho, hay que saber que la otra persona no es un Dios, es un simple ser humano que puede cometer fallos. Existen personas casadas que se guardan resentimientos durante años y cuando están discutiendo, sacan a relucir aquello que sucedió hace mucho tiempo. Esto es muy triste, pues no se han perdonado y hay que saber perdonar para poder convivir como seres humanos. Si no perdonamos, definitivamente, es que no amamos en plenitud.
Otro error es el de no saber pedir perdón. Para pedir perdón hay que ser humildes. De hecho, existe mucha soberbia y orgullo en los matrimonios y en muchas personas que no quieren reconocer que han cometido un error. Saben que hicieron daño, pero no se han despojado de su orgullo y su soberbia. Hay que aprender a pedir perdón cuando se ha fallado.
Este error de no saber pedir perdón es muy común. Si éste es tu caso, ya es tiempo de cambiar. Aprende a perdonar. Perdonar implica olvidar y olvidar es enterrar el pasado y seguir adelante. No hay reconciliación sin perdón, la brecha se hace más grande cuando definitivamente no se perdona. Aprende a perdonar y a pedir perdón.
No saber dialogar.
¡Rompe ese silencio sepulcral! En muchas casas hay auténticas tumbas; tumbas que conviven juntas, que se sientan a comer y no se comunican, no dialogan y cuando hablan es a gritos. ¡Qué tristeza! ¡Esto es terrible! Hay que dialogar y para eso, hay que ser muy sinceros y aprender a escucharse. Así, en la medida en que se comunican y saben escucharse, se van identificando el uno con el otro; se van haciendo en verdad una sola carne.
Si éste es tu caso, vamos a romper esta terrible barrera que se ha formado en tu matrimonio. Aprende a comunicarte, a decir las cosas con auténtica sinceridad, con delicadeza, con amor. Tú puedes cambiar, tú puedes ser mejor en este aspecto. Aprende a dialogar más, a convivir más, a amarse más. Tal vez estés salvando tu matrimonio, tu familiar; y a ti mismo.
Autor Desconocido
Es bueno aprender cada día y más cuando se trata del matrimonio, hoy en día hay muchos divorcios y al Señor no le agrada esto, apliquemos estas enseñanzas para que sea estable, perdonemos, comprendamos y aceptemos al otro como es, sobre todo que el amor sea el centro y el motor que haga que perdure y veremos resultados sorprendentes.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA