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†☼♥REFLEXIONES♥†♥ : EL PERDÓN Y APRENDAMOS A PERDONAR
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De: MAGVBIL (Mensaje original) |
Enviado: 23/02/2012 19:02 |
Hola mis amados:
El perdón es algo que no se está aplicando hoy en día por eso la gente se torna más violenta y alberga la venganza y el rencor en el corazón, esto hace que nuestra salud se vea afectada por no practicarlo, que el rostro refleje lo que hay internamente y si no vamos a Jesús que nos ha perdonado a nosotros mismos para que hagamos lo mismo no cumplimos con lo que El espera que hagamos.
EL PERDÓN
El resentimiento nos ata al pasado impidiendo que disfrutemos el presente. Cuando guardamos rencor por alguien que nos haya hecho algo o que nosotros creemos que nos hizo daño, le estamos dando a ésa persona un poder sobre nosotros, que por lo general, el no solicitó.
Cuando odiamos a nuestros enemigos, les damos poder sobre nosotros, nuestros deseos, nuestra presión sanguínea, nuestra salud y nuestra felicidad. Nuestros enemigos bailarían de alegría si supieran cómo nos preocupan, cómo nos torturan y cómo se nos imponen. Nuestro odio no les daña, pero convierte nuestros días y noches en un infernal torbellino. Por lo tanto, cabe ver que cuando Jesús dijo «Amad a vuestros enemigos», no se limitaba a predicar ética. También predicaba medicina del siglo XX. Cuando dijo «Perdonad setenta veces siete», Jesús nos estaba diciendo el modo de no padecer alta presión sanguínea , perturbaciones del corazón, úlceras del estómago y muchas otras enfermedades. Cuando Jesús dijo «Amad a vuestros enemigos», también nos estaba diciendo el modo de mejorar nuestra presencia. Conozco personas cuyos rostros se han arrugado y endurecido por el odio y desfigurado por el resentimiento. Todos los tratamientos de belleza no mejorarán su aspecto ni la mitad de lo que lo mejorarían el perdón, la ternura y el amor.
¿Acaso nuestros enemigos no se frotarían las manos de gusto y bailarían de alegría si supieran que el odio que sentimos hacia ellos nos está agotando y poniendo nerviosos, desfigurando, creando perturbaciones cardíacas y probablemente acortando la existencia? ¿Acaso nuestros enemigos no quedarían encantados de ver cómo el odio nos está consumiendo?.
Si no podemos amar a nuestros enemigos, amémonos por lo menos a nosotros mismos. Armémonos lo suficiente para no permitir que nuestros enemigos dominen nuestra felicidad, nuestra salud y nuestro aspecto. En lugar de odiar a nuestros enemigos, compadezcámoslos y demos gracias a Dios por habernos hecho distintos de lo que son. En lugar de amontonar condenaciones y venganzas sobre nuestros enemigos, procurémosles nuestra comprensión, nuestra simpatía, nuestra ayuda, nuestro perdón y nuestras oraciones.
Yo he sido educado en una familia que leía las Escrituras y todavía puedo oír a mi padre repetir esas palabras de Jesús que continuarán repitiéndose mientras el hombre tenga ideales: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por lo que malignamente os utilizan y os persiguen». Mi padre trató de vivir de acuerdo con estas palabras de Jesús, las cuales le procuraron una paz interior que los capitanes y los reyes han buscado muchas veces en vano.
Jamás tratemos de pagar con la misma moneda a nuestros enemigos, porque si lo hacemos, nos haremos más daño que el que les hagamos.
Dale Carnegie
APRENDAMOS A PERDONAR
Dentro de la escuela de la vida, el perdón es una de las materias más difíciles de aprender. Consideramos que guardar rencor es más fácil y más seguro, ya que esto impide que las personas que en algún momento nos hicieron daño, nos vuelvan a lastimar. Nada está más lejos de la verdad.
Tenemos que ser conscientes que el perdonar nos hace libres, nos quita la carga. La energía acumulada en nuestro organismo por el rencor, baja nuestras defensas desencadenando enfermedades que, de manera gradual, pueden causarnos hasta la muerte, como por ejemplo el cáncer.
Sólo basta perdonar para darnos la oportunidad de vivir en libertad. No es necesario que la persona a la que perdonamos se entere. Tampoco tenemos que reiniciar la relación si no lo deseamos. Tampoco se trata de olvidar. El perdón nos sirve para que este tipo de recuerdos no nos dañe más, para que ya no nos duelan. El perdón es para el bien de la persona que perdona.
Es necesario antes de perdonar a los demás, aprender a perdonarnos a nosotros mismos. Dejar de atormentarnos por lo que hicimos o dejamos de hacer. Elimina la culpabilidad de tu esquema de vida y en su lugar saca provecho de tus errores aprendiendo de ellos y no volviéndolos a cometer. Para perdonar elige actuar mediante la comprensión y la ausencia de juicios.
Si queremos sanidad en el interior de nosotros para que la reflejemos en el exterior, solo vamos a Jesús que nos limpia con Su sangre carmesí y pura de nuestra maldad, que seamos ejemplo de vida al recibir esa libertad y expresarla en todo lo que hacemos y decimos, que bendición sentirnos perdonados y perdonar a quienes nos ofenden como dice el Padre Nuestro.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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Hola mis amados:
El perdón es algo que no se está aplicando hoy en día por eso la gente se torna más violenta y alberga la venganza y el rencor en el corazón, esto hace que nuestra salud se vea afectada por no practicarlo, que el rostro refleje lo que hay internamente y si no vamos a Jesús que nos ha perdonado a nosotros mismos para que hagamos lo mismo no cumplimos con lo que El espera que hagamos.
EL PERDÓN
El resentimiento nos ata al pasado impidiendo que disfrutemos el presente. Cuando guardamos rencor por alguien que nos haya hecho algo o que nosotros creemos que nos hizo daño, le estamos dando a ésa persona un poder sobre nosotros, que por lo general, el no solicitó.
Cuando odiamos a nuestros enemigos, les damos poder sobre nosotros, nuestros deseos, nuestra presión sanguínea, nuestra salud y nuestra felicidad. Nuestros enemigos bailarían de alegría si supieran cómo nos preocupan, cómo nos torturan y cómo se nos imponen. Nuestro odio no les daña, pero convierte nuestros días y noches en un infernal torbellino. Por lo tanto, cabe ver que cuando Jesús dijo «Amad a vuestros enemigos», no se limitaba a predicar ética. También predicaba medicina del siglo XX. Cuando dijo «Perdonad setenta veces siete», Jesús nos estaba diciendo el modo de no padecer alta presión sanguínea , perturbaciones del corazón, úlceras del estómago y muchas otras enfermedades. Cuando Jesús dijo «Amad a vuestros enemigos», también nos estaba diciendo el modo de mejorar nuestra presencia. Conozco personas cuyos rostros se han arrugado y endurecido por el odio y desfigurado por el resentimiento. Todos los tratamientos de belleza no mejorarán su aspecto ni la mitad de lo que lo mejorarían el perdón, la ternura y el amor.
¿Acaso nuestros enemigos no se frotarían las manos de gusto y bailarían de alegría si supieran que el odio que sentimos hacia ellos nos está agotando y poniendo nerviosos, desfigurando, creando perturbaciones cardíacas y probablemente acortando la existencia? ¿Acaso nuestros enemigos no quedarían encantados de ver cómo el odio nos está consumiendo?.
Si no podemos amar a nuestros enemigos, amémonos por lo menos a nosotros mismos. Armémonos lo suficiente para no permitir que nuestros enemigos dominen nuestra felicidad, nuestra salud y nuestro aspecto. En lugar de odiar a nuestros enemigos, compadezcámoslos y demos gracias a Dios por habernos hecho distintos de lo que son. En lugar de amontonar condenaciones y venganzas sobre nuestros enemigos, procurémosles nuestra comprensión, nuestra simpatía, nuestra ayuda, nuestro perdón y nuestras oraciones.
Yo he sido educado en una familia que leía las Escrituras y todavía puedo oír a mi padre repetir esas palabras de Jesús que continuarán repitiéndose mientras el hombre tenga ideales: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por lo que malignamente os utilizan y os persiguen». Mi padre trató de vivir de acuerdo con estas palabras de Jesús, las cuales le procuraron una paz interior que los capitanes y los reyes han buscado muchas veces en vano.
Jamás tratemos de pagar con la misma moneda a nuestros enemigos, porque si lo hacemos, nos haremos más daño que el que les hagamos.
Dale Carnegie
APRENDAMOS A PERDONAR
Dentro de la escuela de la vida, el perdón es una de las materias más difíciles de aprender. Consideramos que guardar rencor es más fácil y más seguro, ya que esto impide que las personas que en algún momento nos hicieron daño, nos vuelvan a lastimar. Nada está más lejos de la verdad.
Tenemos que ser conscientes que el perdonar nos hace libres, nos quita la carga. La energía acumulada en nuestro organismo por el rencor, baja nuestras defensas desencadenando enfermedades que, de manera gradual, pueden causarnos hasta la muerte, como por ejemplo el cáncer.
Sólo basta perdonar para darnos la oportunidad de vivir en libertad. No es necesario que la persona a la que perdonamos se entere. Tampoco tenemos que reiniciar la relación si no lo deseamos. Tampoco se trata de olvidar. El perdón nos sirve para que este tipo de recuerdos no nos dañe más, para que ya no nos duelan. El perdón es para el bien de la persona que perdona.
Es necesario antes de perdonar a los demás, aprender a perdonarnos a nosotros mismos. Dejar de atormentarnos por lo que hicimos o dejamos de hacer. Elimina la culpabilidad de tu esquema de vida y en su lugar saca provecho de tus errores aprendiendo de ellos y no volviéndolos a cometer. Para perdonar elige actuar mediante la comprensión y la ausencia de juicios.
Si queremos sanidad en el interior de nosotros para que la reflejemos en el exterior, solo vamos a Jesús que nos limpia con Su sangre carmesí y pura de nuestra maldad, que seamos ejemplo de vida al recibir esa libertad y expresarla en todo lo que hacemos y decimos, que bendición sentirnos perdonados y perdonar a quienes nos ofenden como dice el Padre Nuestro.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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Hola mis amados:
El perdón es algo que no se está aplicando hoy en día por eso la gente se torna más violenta y alberga la venganza y el rencor en el corazón, esto hace que nuestra salud se vea afectada por no practicarlo, que el rostro refleje lo que hay internamente y si no vamos a Jesús que nos ha perdonado a nosotros mismos para que hagamos lo mismo no cumplimos con lo que El espera que hagamos.
EL PERDÓN
El resentimiento nos ata al pasado impidiendo que disfrutemos el presente. Cuando guardamos rencor por alguien que nos haya hecho algo o que nosotros creemos que nos hizo daño, le estamos dando a ésa persona un poder sobre nosotros, que por lo general, el no solicitó.
Cuando odiamos a nuestros enemigos, les damos poder sobre nosotros, nuestros deseos, nuestra presión sanguínea, nuestra salud y nuestra felicidad. Nuestros enemigos bailarían de alegría si supieran cómo nos preocupan, cómo nos torturan y cómo se nos imponen. Nuestro odio no les daña, pero convierte nuestros días y noches en un infernal torbellino. Por lo tanto, cabe ver que cuando Jesús dijo «Amad a vuestros enemigos», no se limitaba a predicar ética. También predicaba medicina del siglo XX. Cuando dijo «Perdonad setenta veces siete», Jesús nos estaba diciendo el modo de no padecer alta presión sanguínea , perturbaciones del corazón, úlceras del estómago y muchas otras enfermedades. Cuando Jesús dijo «Amad a vuestros enemigos», también nos estaba diciendo el modo de mejorar nuestra presencia. Conozco personas cuyos rostros se han arrugado y endurecido por el odio y desfigurado por el resentimiento. Todos los tratamientos de belleza no mejorarán su aspecto ni la mitad de lo que lo mejorarían el perdón, la ternura y el amor.
¿Acaso nuestros enemigos no se frotarían las manos de gusto y bailarían de alegría si supieran que el odio que sentimos hacia ellos nos está agotando y poniendo nerviosos, desfigurando, creando perturbaciones cardíacas y probablemente acortando la existencia? ¿Acaso nuestros enemigos no quedarían encantados de ver cómo el odio nos está consumiendo?.
Si no podemos amar a nuestros enemigos, amémonos por lo menos a nosotros mismos. Armémonos lo suficiente para no permitir que nuestros enemigos dominen nuestra felicidad, nuestra salud y nuestro aspecto. En lugar de odiar a nuestros enemigos, compadezcámoslos y demos gracias a Dios por habernos hecho distintos de lo que son. En lugar de amontonar condenaciones y venganzas sobre nuestros enemigos, procurémosles nuestra comprensión, nuestra simpatía, nuestra ayuda, nuestro perdón y nuestras oraciones.
Yo he sido educado en una familia que leía las Escrituras y todavía puedo oír a mi padre repetir esas palabras de Jesús que continuarán repitiéndose mientras el hombre tenga ideales: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por lo que malignamente os utilizan y os persiguen». Mi padre trató de vivir de acuerdo con estas palabras de Jesús, las cuales le procuraron una paz interior que los capitanes y los reyes han buscado muchas veces en vano.
Jamás tratemos de pagar con la misma moneda a nuestros enemigos, porque si lo hacemos, nos haremos más daño que el que les hagamos.
Dale Carnegie
APRENDAMOS A PERDONAR
Dentro de la escuela de la vida, el perdón es una de las materias más difíciles de aprender. Consideramos que guardar rencor es más fácil y más seguro, ya que esto impide que las personas que en algún momento nos hicieron daño, nos vuelvan a lastimar. Nada está más lejos de la verdad.
Tenemos que ser conscientes que el perdonar nos hace libres, nos quita la carga. La energía acumulada en nuestro organismo por el rencor, baja nuestras defensas desencadenando enfermedades que, de manera gradual, pueden causarnos hasta la muerte, como por ejemplo el cáncer.
Sólo basta perdonar para darnos la oportunidad de vivir en libertad. No es necesario que la persona a la que perdonamos se entere. Tampoco tenemos que reiniciar la relación si no lo deseamos. Tampoco se trata de olvidar. El perdón nos sirve para que este tipo de recuerdos no nos dañe más, para que ya no nos duelan. El perdón es para el bien de la persona que perdona.
Es necesario antes de perdonar a los demás, aprender a perdonarnos a nosotros mismos. Dejar de atormentarnos por lo que hicimos o dejamos de hacer. Elimina la culpabilidad de tu esquema de vida y en su lugar saca provecho de tus errores aprendiendo de ellos y no volviéndolos a cometer. Para perdonar elige actuar mediante la comprensión y la ausencia de juicios.
Si queremos sanidad en el interior de nosotros para que la reflejemos en el exterior, solo vamos a Jesús que nos limpia con Su sangre carmesí y pura de nuestra maldad, que seamos ejemplo de vida al recibir esa libertad y expresarla en todo lo que hacemos y decimos, que bendición sentirnos perdonados y perdonar a quienes nos ofenden como dice el Padre Nuestro.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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