Hola mis amados:
Nosotros somos hechura del Señor, El con Sus manos nos formó en el vientre de nuestra madre y tiene un propósito con cada ser humano, por tanto Él nos ha dotado de dones, talentos y con ellos bendecir a los demás, por eso no dejemos de hacerlo porque allí es donde escribimos para Su Gloria, también hay equivocaciones que se borran fácilmente, pero como el lápiz es más grande, es porque la escritura es durante toda la vida, que seamos un poema de amor para el Señor y que todos lo conozcan con nuestros hechos.
EL LÁPIZ...
Todos conocemos los lápices, son largos y con un pequeño borrador... pues todos nos equivocamos, sin embargo, el borrador es mucho menor que el lápiz, indicando que a pesar de que nos equivocamos es más lo que escribimos correctamente que los errores que cometemos.
Esto nos lleva a entender que muchas veces creemos que nuestra vida no vale, o que nacimos para tener problemas, dificultades o simplemente para ser perdedores.
Las depresiones vienen cuando pensamos que es más lo malo que lo bueno en nuestras vidas, sin embargo, es más lo bueno que hay en nosotros que aquello que amerite llamarse error.
Adelante, no te detengas por un pequeño error, borra tus errores, escribe encima y continúa, pues Dios te ha dado mucho lápiz pues conoce tus habilidades, y cree en las cosas buenas que puedes hacer. Tienes muchas cosas buenas que escribir, y si te detienes para pensar en lo poco que has tenido que borrar, dejarás de escribir tu parte en el libro de la historia en el cual Dios te ha permitido ser co-autor.
TRANSFORMADO POR SU GLORIA
Por José Riveron
No está lejano el día cuando verás a Jesucristo cara a cara y serás transformado por Su gloria. Sin embargo, la Biblia te dice: «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor» (2 Corintios 3.18). Esto quiere decir que incluso en esta vida somos transformados al ver Su gloria. A diferencia de los profetas o de los santos del Antiguo Testamento, tú puedes ver la gloria de Dios «a cara descubierta», con más claridad de lo que pudieron haberlo hecho las personas en el pasado.
Moisés vio la gloria de Dios pero solo parcialmente. El pueblo de Israel vio la gloria de Dios como un resplandor en la distancia. Moisés tenía que usar un velo sobre el rostro para que las personas no vieran la gloria de Dios directamente y recibieran daño. Pero ahora la gloria de Dios se ha revelado con claridad en el rostro de Jesucristo. Juan expresa: « (y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad» (Juan 1.14). Pablo dice más adelante que tú tienes «iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo» (2 Corintios 4.6).
Todos los atributos de Dios se nos revelan en el Antiguo Testamento, pero se revelan con mayor claridad en la persona viva de Jesucristo. La gloria —la revelación del verdadero carácter de Dios— brilla de manera más maravillosa en Cristo que en cualquier otro lugar.
Así que estás aquí con el velo quitado, mirando directamente la gloria de Dios y todos sus atributos revelados en Cristo. Esa visión, ese conocimiento, te está transformando a Su imagen, de un nivel de gloria al próximo, mientras el Espíritu Santo obra en tu vida.
Este pasaje bíblico no está hablándote de una glorificación futura sino de la santificación presente. Si contemplas la gloria de Dios revelada en el rostro de Jesucristo como se presenta en el Nuevo Testamento, ella te transformará. Es el Espíritu el que efectúa esa transformación cuando Jesucristo se convierte en la visión que te consume y eres cada vez más semejante a Él.
Que Palabra más especial, la Gloria del Señor es para que la disfrutemos, la demos a conocer y que cada día vaya creciendo en nosotros, por eso vino el Salvador, para que nosotros Sus hijos fuéramos esos testigos de Su poder, manifestáramos Su amor al mundo que tanto lo necesita, trasmitiéramos Su paz y todo lo que somos en El, brillemos pues como lo hizo el rostro de Moisés al bajar del monte, porque en este tiempo es donde se debe notar con poder.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA