Hola mis amados:
Que bendición la que encontramos en la Palabra cuando vemos que somos todo esto que a continuación vas a leer, nos olvidamos muchas veces de quien somos en Jesús y de los privilegios que tenemos, por esa razón es bueno volver a recordar para que te apropies y tengas la clase de vida que el Salvador desea para ti, eres especial y vales mucho para El, puesto que pago un precio de sangre por tu vida y eres Su especial tesoro, ánimo y vive para El, con El y por El.
UN NUEVO NOMBRE
Por Angie Washington
¿En qué fila está usted?
Cuando llegamos por primera vez a Bolivia, tuvimos que llenar algunos papeles en el consulado de Estados Unidos. La oficina era relativamente pequeña, llena de gente. Pasando a través del detector de metal, vimos una máquina donde recoger un número y luego una larga fila. Siguiendo lo que la multitud estaba haciendo, sacamos un número y nos pusimos en la fila. Después de cerca de 30 minutos de espera, en una fila extremadamente lenta, nos dimos cuenta de que, al frente, había dos ventanas. Una estaba siendo atendida por una señora que se arreglaba las uñas porque no había una sola persona que atender en su fila. La segunda ventana era en la que estábamos nosotros. Nos dimos cuenta también de que habían señales sobre las ventanas, en la primera decía: Sólo para Ciudadanos Norteamericanos y en la segunda decía: Ciudadanos Bolivianos. Nos miramos aliviados y, mutuamente disgustados por la pérdida de tiempo, cambiamos inmediatamente de fila e hicimos los trámites en menos de 10 minutos. Habríamos estado esperando por horas si hubiésemos permanecido en la segunda fila, sólo para descubrir, al llegar nuestro turno, que habíamos estado esperando en vano. Nuestra ciudadanía hizo la diferencia.
Ciudadanía celestial
Filipenses 3:20 Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.
En este versículo, la palabra “ciudadanía” quiere decir: “nosotros vivimos o nos conducimos como ciudadanos celestiales, o para obtener el cielo”. En ese Consulado de EEUU, tuvimos un servicio especializado y rápido porque pudimos presentar, a la señora que atendía, nuestros pasaportes de Estados Unidos. Cuando ella supo nuestra ciudadanía, fuimos tratados de mejor forma. Es lo mismo con nosotros, como cristianos. Tenemos una ciudadanía en el cielo. Llevamos un pasaporte, vendido por el Espíritu Santo (Efesios 1:13-14), eso nos da derechos, responsabilidades y privilegios.
Embajadores
2 Corintios 5:17-21 17De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Este es nuestro versículo principal. Como usted puede ver, no sólo somos ciudadanos del cielo, sino que, además, llevamos un título importante: Embajadores (v. 20). En el versículo 21, vemos que, como embajadores somos la justicia de Dios en Cristo Jesús. ¡Cielos! Ese sí es un tremendo título.
Cuando usted se hace cristiano, usted no está simplemente firmando para ser miembro de un nuevo club social. ¡¡Está haciendo mucho más!! Usted está confesando que Jesús es su Rey y está comprometiendo su lealtad solamente a Su reino. Usted toma, para sí, un nuevo nombre, como nueva criatura de Dios.
La Novia de Cristo
La novia toma el nombre de su esposo, en la mayoría de los países. Bíblicamente, el hombre y la mujer se hacen una sola persona cuando se casan. Dios vela por ellos, como unidad. Este es el mismo concepto que ocurre cuando usted se hace cristiano. Veamos un pasaje de las Escrituras, que nos muestra que nosotros, como iglesia, somos el cuerpo de Cristo, y que Él es nuestro novio.
Efesios 5:23-32 23porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.
Cambio de nombre
En la Biblia podemos ver un número de circunstancias en las que Dios cambia el nombre de los individuos. Abram se vuelve Abraham. Sarai, Sarah. Jacob se vuelve Israel. Saulo se vuelve Pablo. Él hizo esto, para darles una nueva perspectiva de quiénes eran debido a Su llamado y poder en sus vidas. Como cristiano, usted podría no cambiar el nombre que todos conocen, pero sin duda, usted lleva un nombre nuevo.
Apocalipsis 2:17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”. (Jesús hablando)
Isaías 62:2 Entonces verán las naciones tu justicia y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca del Señor te pondrá.
¿Qué hago ahora que sé que tengo un nuevo nombre?
Como dijimos antes, su nuevo nombre e identidad conlleva ciertos derechos, responsabilidades y privilegios. Uno de los derechos que usted tiene, es el de tomar para sí mismo la identidad de hijo de Dios. Uno de los nombres de Dios es Rey de reyes. Somos hijos de Dios, y podemos actuar de esa manera. Esto quiere decir que poseamos, confiadamente, nuestro territorio, como está definido en la Palabra de Dios. Si Él dice que podemos tener la paz que sobrepasa todo entendimiento, entonces, de todas maneras, permaneceremos en ello. Si la Biblia nos dice que somos la justicia de Dios en Cristo Jesús, entonces es así como actuaremos, dejando de referirnos a nosotros como miserables pecadores. Si leemos en la Biblia que Dios desea darnos todas las cosas que nos prosperen y vivamos en buena salud, entonces nosotros profetizaremos que estamos sanados por nuestro Señor y caminaremos en prosperidad. ¡Usted tiene un nombre nuevo! ¡Usted es una nueva criatura en Dios! ¡Deje de actuar como un ciudadano del infierno y tome el lugar que le corresponde por derecho, como embajador del Altísimo Dios! Él le dará el poder y confirmará esta verdad en su corazón. Medite en las Escrituras y usted verá quién es usted, verdaderamente. Puede empezar con este versículo:
1 Pedro 2:9 Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Pasaporte celestial
Su realidad es lo que Dios dice acerca de usted. No permita que sus circunstancias le dicten cómo vivir. La Palabra de Dios es donde encontrará quién es usted realmente. Puede considerar hacerse un “nuevo pasaporte” describiendo su verdadera ciudadanía. Consiga un cuaderno y ponga en el frente algo como: Quién soy yo. Luego, llene las páginas con Escrituras tales como 1 Pedro 2:9, que describe quién es usted. Sería una buena idea leer las Escrituras en voz alta, cada día, para que se recuerde a sí mismo la verdad sobre quién es usted.
Así que disfruta de todos estos privilegios que te han sido dados por gracia, que somos ciudadanos del Reino de los cielos, que tenemos un pasaporte que nos garantiza la entrada, que en esta tierra somos embajadores y como tales demostramos a que Reino pertenecemos, sigamos enamorados de Jesús como Su novia que lo espera para que nos vayamos con El a morar en la Nueva Jerusalén.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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