Cansado de los jardines de las flores heladas, te seguiré a ti, amiga, hacia tu corazón lleno de rosas.
Guarda el jardín de tu corazón la rosa única para los ojos fatigados, el tiempo no deshace en tu jardín lo que has sembrado.
Están tus rosas siempre frescas, las gotas que las besan están enamoradas. Están tus rosas, amiga, deleitándose en el frescor de la fontana eternamente. Fragantes, siempre alegres.
En el fondo de tu corazón dispusiste tu alianza, limpiaste y ordenaste todas las estancias, tus jardines internos, para que naciera en ellos el amor. Perfumaste tu alma. ¡Qué rocío de luz infinita, al alba, acarició tus rosas! ¡Qué amor bellísimo brotó para siempre en la fuente del jardín de tu corazón!