Inspirado por la oración, afirmo el mayor bien para todos.
Gracias al poder de la oración, apoyo a mis seres queridos. Cualquier momento es perfecto para visualizar a mi familia y a mis amigos saludables, disfrutando del regalo de la vida y viviendo en armonía unos con otros. La oración es un regalo fácil de dar.
Si algo en las noticias llama mi atención, lo añado a mis oraciones diarias. Al ver más allá de las imágenes, veo que la curación es posible y que un plan divino para el bien se revela. Nada está más allá del poder de Dios de restaurar, recrear y resolver, así que en oración, lo pongo todo en manos de Dios.
Al leer La Palabra Diaria, formo parte de una vasta comunidad espiritual que ora unos por otros con fe en que el bien surgirá.
Oren unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del justo tiene mucho poder.—Santiago 5:16
La sabiduría de Dios me dirige hacia mi mayor bien.
Mis creencias y convicciones sientan la base de cómo llevo mi vida. Así que determino alinearlas con la Verdad que el Espíritu me revela. Para ser un canal de bien en el mundo, permanezco receptivo a las comprensiones y las ideas divinas. A veces, puede que necesite pensar de manera diferente y cambiar convicciones equivocadas. Confío en que la sabiduría de Dios en mí me guía en la dirección correcta. Soy un instrumento del amor y la paz de Dios.
La fe surge de mi relación personal con el Dios de mi comprensión. Aunque Dios es el único Poder y la única Presencia, cada persona percibe y siente ese Poder de manera única. Respeto las creencias de los demás y permito que Dios me guíe hacia mi mayor bien.
La fe que tienes, debes tenerla tú mismo delante de Dios.—Romanos 14:22
Deseo servir a Dios y a los demás y ser lo mejor que pueda. Y lo logro cuando amo lo que hago y expreso ese amor mediante mis palabras y acciones. Cuando siento pasión por algo, ésta es demostrada en lo que digo y hago. Animo y motivo a otros con mi entusiasmo y permito que me lleve a nuevas alturas.
Mi deseo más profundo es demostrar el espíritu de Dios en mí —un espíritu de vida y entusiasmo. Dios aviva mi determinación y me guía a la acción correcta.
Al permanecer conectado al espíritu de Dios por medio de la oración, recibo aliento y brío. Si mi motivación merma, un momento de oración callada enaltece de nuevo mi pasión y mi entusiasmo.
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.—Romanos 12:11
Acepto este día como un regalo. Camino con Dios en cada momento, actividad, reto y oportunidad. Mi afirmación proviene de “La oración de fe”: Dios satisface mi necesidad.
Al recordar a Dios en todo lo que hago, me libro del temor. Dejo ir la preocupación al centrar mi atención en la presencia todopoderosa y omnisciente que guía mi camino. Soy libre para expresar mi talento innato; libre para actuar partiendo de una base de sabiduría, fortaleza y fe. Soy libre al dejar ir y dejar a Dios actuar. Al final de este día, descanso serenamente gracias a mi mente despreocupada. La ayuda está siempre disponible cuando me sosiego, dejo ir mi esfuerzo personal y estoy receptivo a Dios.
Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar.—Mateo 11:28