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De: Ceciliak59  (Mensaje original) Enviado: 15/05/2010 09:36
NUEVAS NOTAS SOBRE LA OBSERVACIÓN DE SÍ —OBSERVACIÓN DE LA DEPRESIÓN EN LOS CENTROS

IDEA-TRABAJO
El hombre no es uno sino una multiplicidad. No tiene una mente sino varias mentes. No tiene un solo "Yo" sino muchos "Yoes".

COMENTARIO

Para llegar a conocerse, un hombre, una mujer, deben observarse a sí mismos. Sin la observación de sí no puede haber conocimiento de sí. Las gentes, claro está, imaginan conocerse a sí mismas y viven en esta ilusión. Es precisamente esta ilusión lo que les impide entender que no se conocen a sí mismas y que en lugar del conocimiento de sí tienen retratos imaginarios de ellas mismas sin parecido alguno a lo que son realmente y que sólo les complican la vida con simulaciones y las llevan a ciento y una direcciones falsas. Mimando esas imágenes de sí mismas, por así decirle, como preciosas muñecas, rara vez tienen una vislumbre de sí y, si la tienen, abrazan más estrechamente sus muñecas. Al decir esto, no exagero en modo alguno. Esto es lo que nos enseñó» Gurdjieff, y después de haber pasado muchos años en el Trabajo reconozco su verdad. Vivimos con las ideas más ridículas sobre nuestra persona, y de resultas de ello somos incapaces de cambiar, de crecer y así nada nuevo podemos entender. Todos se pasan gran parte del día mirándose en un espejo. ¿No lo han notado?. Pero en realidad no es un espejo. Un verdadero espejo no deforma cosa alguna y refleja exactamente sin criticar lo que está ante él. Este es el espejo que necesitamos —un espejo verdadero, objetivo y no uno imaginario, ya sea auto-elogioso, o auto-compasivo, o auto-degradante, y se lo reemplaza por uno veraz? ¿No enloqueceríamos todos al vernos exactamente como somos? Un hombre debe penetrar muy profundamente en sí mismo antes de poder aguantar tal experiencia. Su conciencia de lo que está en él tendría que ampliarse considerablemente. Su conocimiento de sí habría de ser hondo y genuino, fundado en una observación de sí prolongada e imparcial —y luego, claro está, si ocurriese así, toda su idea y sentido y sentimiento de sí tendría que haber cambiado a tal punto que ya estaría a la vista del "Yo" Real, que es nuestra verdadera meta, y hasta podría captar una vislumbre del Amo tras el "Yo" Real. Aprehendamos claramente que toda' aproximación al "Yo" Real es imposible para una persona llena de ilusiones, mentiras y simulaciones acerca de sí misma.
Ahora bien, en lo que respecta a la observación de sí, las gentes no suelen seguir lo que enseña el Trabajo. Tomemos, por ejemplo, la depresión. La gente en el Trabajo dice, tal como suele decirlo en la vida: "Me siento deprimido", y creen haberse observado a sí mismas. Pues bien, no lo han hecho, no se han observado a sí mismas. Si se desea observarse lo que descuidadamente llamamos depresión, es preciso observar su origen. ¿De qué parte de la máquina proviene? ¿De qué centro? Por ejemplo, puede provenir del Centro Intelectual. Dirá: ¿Cómo puede originarse la depresión en el Centro Intelectual? De seguro, las depresiones siempre surgen del Centro Emocional". Pues bien, si lo dice, por cierto no se ha observado a si mismo. El Centro Emocional puede rebosar de alegría y empero percibe que en algún lugar de su persona existe depresión. Ahora bien, si no puede acostumbrarse a la idea de no ser una sola persona, una persona invariable, sino de ser una multiplicidad de "Yoes" y así de contradicciones, nunca lo comprenderá. Una parte de uno mismo suele estar alegre y la otra deprimida. "¿Cómo", dirá usted, "puede suceder tal cosa? Yo estoy alegre o deprimido". En este caso cree que el "Yo" es una sola cosa y así a todo lo largo de su carrera en el Trabajo cometerá las torpezas más elementales tanto en la comprensión de sí mismo como en la comprensión del Trabajo, porque no puede ver ni reconocer que es una sola persona sino muchas. Es probable que aquí esté involucrada una pérdida de prestigio. "Muchacho noble" —si, pero me temo que el "muchacho noble" sea un retrato. "De perfecta honradez y virtud" —sí, pero temo que la "perfecta honradez y virtud" sea un retrato. "De una integridad total" —sí, pero temo la misma cosa. De este modo, viendo a través de su baladronada, por así decir, deja de jactarse de su nobleza, honradez, virtud e integridad. En realidad, diferimos mucho de las imágenes que nos forjamos de nosotros mismos —y, por cierto, somos mucho más interesantes. Sí, robamos aún el dulce como lo hacen los niños. Sí, mentimos y hacemos todo lo que hacen los niños. Empero —¿no es acaso extraño?— basta observar a la gente que envejece y se seca por seguir acunando sus muñecas muertas, por seguir aferradas a lo que no son, y pierden así toda posibilidad de contacto con el manantial esencial de su verdadera existencia. En tal caso, la Personalidad ha ganado la partida —en particular con la ayuda de la Falsa Personalidad. Basta mantener los ojos mentales abiertos para descubrir a muchas personas en esta situación, pues en tal caso vislumbramos al estado interior y al nivel de los otros. Es interesante observar a una persona que se detiene y acampa para siempre en el largo y extraño viaje psicológico llamado el Trabajo. Se encuentra frente a una dificultad nimia y se detiene y no se mueve más. Hay algunas parábolas muy interesantes sobre este particular. Y todo se debe a las falsas imágenes de sí que adoran y a los cuales se aferran.
Ahora bien, el origen de la depresión se debe a esos retratos. Así, cuando se observa el origen de la depresión es preciso percibir, si proviene de un retrato que ha sido herido por una observación casual. Desde luego, no se puede observar directamente el retrato, pues es imaginario. Pero se puede reparar en la observación, y de esto, quizá después de muchos años, reducir gradualmente el retrato que nos domina y nos impide escapar de su estrecho y celoso poder. Les recordaré aquí lo que dijimos recientemente sobre la susceptibilidad y acerca de observar lo que nos hace susceptibles —una forma muy útil y práctica de observación de sí.
Ahora bien, retornando a la observación de las depresiones —como se dijo, pueden tener su origen en diferentes centros. A veces se deben, por ejemplo, al Centro Instintivo que extrae fuerza debido a una ligera infección. O surge del Centro Intelectual —y por cierto se da más a menudo en las mujeres que en los hombres, pero no sé a qué se debe. La depresión intelectual es una forma de depresión bien marcada y no tiene su origen en el Centro Emocional. La peor depresión posible se origina en el mismo Centro Emocional, sólo que aquí hay muchas formas que involucran diferentes partes del Centro Emocional. La depresión que se centra en la parte motora del Centro Emocional es bastante común y es una mera clase de aburrimiento. La depresión que surge de la parte emocional del Centro Emocional tiende a la violencia. La depresión que surge de la parte intelectual del Centro Emocional es peligrosa porque está conectada con una pérdida de fe en Dios, entendiendo aquí por Dios la fuente que nos da nuestro pan de todos los días, es decir, el suministro diario de significado necesario a nuestra existencia. Luego hay la depresión que proviene de la gente que renuncia a algunos de sus acostumbrados intereses y fuentes de significado, desde un propósito equivocado. Renunciar a una fuente de significado sin tener otro que ocupe su lugar es trastocar ignorantemente el equilibrio de la máquina. Tengamos presente, tal como nos lo enseña el Trabajo que el Primer Choque Consciente puede darse con seguridad —no es entrometerse con la máquina—. Reflexionemos aquí-sobre todo lo que significa el Primer Choque Consciente. Luego, está además la depresión que debe su origen a dejar que los viejos "Yoes" estereotipados critiquen los "Yoes" del Trabajo —los viejos criticando a los jóvenes en uno mismo— que es un antiguo tema en los mitos —como Cronos o el Tiempo que devora a sus hijos.
Todo lo dicho nos demuestra la importancia que tiene la observación de sí y la estupidez de exclamar, por ejemplo: "Yo estoy deprimido" y no hacer nada para remediarlo. Al menos cabe preguntarse: "¿Qué 'Yo' está deprimido?" Pero en este «comentario, que más bien se ocupa de los centros, no puedo profundizar ese aspecto de la observación de sí que trata de los "Yoes". Basta decir que los "Yoes" viven en cada parte o subdivisión de las diferentes mentes o centros en nuestra máquina. Pero agregaré que un "Yo" malvado puede perseguirnos y arrastramos a la desesperación y la insensatez. Pues bien, hay que vigilar y observar continuamente ese "Yo" malvado.


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