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EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
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General: MUERTE Y RESURRECCIÓN
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: CARLOSCESAR  (Mensaje original) Enviado: 21/07/2011 15:27
MUERTE Y RESURRECIÓN.-

Jan 1, '03 3:34 PM
por carlospara Todos

 

En nuestro estado ordinario tenemos vida en los dos mundos, pero no hay una conexión entre ellos, y por esta razón el segundo mundo se vuelve para nosotros el material de los sueños. Cuando se establece una conexion, convierte el ver en ver, el pensar en pensar. Hemos de asegurarnos de que al hablar de estas cosas no lo convirtamos todo de nuevo en un sueño. Hemos de descubrir aquello que es inconfundible. Para mí, una de las marcas más útiles de este cambio aparece en nuestro estado físico. Nos sentimos físicamente diferentes. Nos percatamos mejor de nuestros cuerpos y, al mismo tiempo, nos sentimos más libres respecto a ellos. Casi por sí misma, en ese momento, nos sobreviene la relajación.
Una de las prácticas más importantes que tenemos es: la de la sensación. Si somos capaces de entenderla de domeñarla, nos llevará al umbral del mundo interno, no como un sueño, sino substancialmente. A un lado de la sensación se encuentra el mundo externo y las consecuencias de una vida interna. Al otro, la experiencia misma, la vida interna. La sensación es realmente la interfaz entre dos mundos.
 
Lo que hay en el primer mundo es muerto, inanimado, inerte. El estado de inercia mental es el estado que llamamos: "sueño". Necesitamos buscar y atesorar realmente los momentos de despertar, pues poco a poco crean en nosotros la convicción de que es posible otro modo de vida.
 
Pero si el mundo del cuerpo no puede satisfacernos, ¿puede hacerlo el mundo de los espíritus? Aunque ese mundo espíritual tiene quizá sólo la mitad de restricciones que el mundo corporal, no deja de ser un mundo condicionado. No existe la misma clase de tiempo, y no hay ahí nada que sea realmente permanente. Sigue estando separado de la Fuente. Eso es lo terrible del mundo de los espíritus: no es un entorno donde exista el apoyo externo en la forma de un cuerpo, ni un mundo de luz en el que haya fortaleza y apoyo desde Arriba. Para que haya permanencia hemos de entrar en el tercer mundo. Este tercer mundo es al que la la Voluntad de Dios puede llegar directamente sin tener que pasar a través de intermediarios.
Lo que hemos llamado el segundo cuerpo, o cuerpo Kesdjan, no nos proporciona un hogar permanente. Es más bien como una "barca" que puede transportarnos sobre el oceano. Tarde o temprano tenemos que deshacernos de ella. Es algo muy importante adquirir un segundo cuerpo; pero también es supremamente importante ser capaces de "arrojarlo" una vez que ha hecho su trabajo.
 
Todo paso de un mundo a otro es una muerte y una resurrección, un aniquilamiento y un devenir. Algo se va o se pierde, y algo de un orden diferente puede entrar. Liberarse del primer mundo es desilusionarse con este mundo de leyes y cuerpos. La liberación del segundo mundo es realmente desilusionrse con uno mismo y con lo que podemos hacer. Sólo es posible pasar al tercer mundo cuando estemos completamente desilusionados con nuestra propia capacidad para conseguir algo por nosotros mismos; cuando uno ve que cualquier cosa que haga resulta frustante, y que incluso tiene que producir su opuesta. Es la desilusion de la acción o hacer. Es el final de la creencia de que uno puede conseguir algo por sí mismo.
Podemos llegar a saborear esto si realmente trabajamos en pregntarnos a nosotros mismos en medio de la vida: "Hay pensamientos, pero ¿quién está pensando estos pensamientos? Hay acciones, pero ¿quién está haciendo estas acciones? Realmente es posible vislumbrar y ver por un momento que no hay nadie pensando y actuando. Una vez establecido esto, es la segunda desilusión. Podemos estar muy desilusionados con el mundo de los cuerpos, pero seguir creyendo en nosotros mismos, y en lo que podemos conseguir para nuestra propia satisfacción. Si llegamos a esa muerte, comprenderemos que el cambio real no se basa en nuestro poder, que carecemos de poder, que todo está conectado en el mundo de los espíritus por leyes que no podemos gobernar. Esto es el principio, y sólo el principio de la realización de que la vida en el mundo de los espíritus es algo transitorio, y que no puede ser de otro modo.
 
Esta muerte no es un rechazo de uno mismo, sino una aceptación de nuestra propia naturaleza. Pensar que uno puede rechazarse a sí mismo es una ilusión. Hay otro tipo de cosas falsas que pueden suceder aquí, diversos tipos de desesperación, rebelión y rechazo, que nos mantienen en la ilusión de que somos algo. El rechazo de uno mismo es una trampa, no una liberación. Podemos desesperarnos por no ser capaces de hacer lo que queremos hacer, o porque hemos actuado de un modo que sentimos que nos disgusta o desazona; pero todo esto surge porque todavía creemos que somos algo y que podéamos haber actuado de otra manera. Esta segunda muerte es una liberación real, y algo cambia en nosotros. La primera muerte puede no cambiarnos, dejándonos sin base para otro tipo de vida. Con la segunda muerte, una nueva luz llega. Ya no nos sentimos separados de otra gente, y realmente nos damos cuenta de que "estamos todos en la misma barca". Pero para que realmente algo cambie en nosotros de este modo, debe de haber algo, el cuerpo Kesdjan, en donde pueda establecerse dicho cambio.
Para un hombre que tiene su cuerpo Kesdjan, la muerte no supone prácticamente ninguna diferencia, pues es completamente él mismo, con o sin su cuerpo físico. El cuerpo Kesdjan da a un hombre poderes que van más allá¡ de los del mundo fí­sico. Tal como somos, estamos tan atados a la satisfacción de nuestros propios deseos y necesiades, que si formamos este cuerpo sin habernos desilusionado con nuestro poder de conseguir cosas, utilizaremos nuestros poderes para fortalecernos en vez de para perdernos. A esto Gurdjieff le llamá: "Haasnamuss". Por esta razón, el Trabajo ha de ser conducido correctamente de modo que la formación del cuerpo Kesdjan y nuestra liberación de las ilusiones vayan a la par.
 
Es algo muy grande entrar en el segundo mundo. La cualidad de ser es mucho mayor en ese mundo que en el mundo de los cuerpos. Una vez que lo hemos saboreado, sabemos que todo lo demás, en comparación, es como un sueño. Todo lo que se describe como Paraíso e Infierno pertenece al segundo mundo: es ahí donde están. La cuestión estriba en cómo atravesar este mundo sanos y salvos con todos sus hechizos y terrores.
 
Uno de los momentos claves en mi vida fue cuando estuve con Gurdjieff en Vichy, en 1949. Supe por ciertos signos que mi cuerpo Kesdjan se había formado. Gurdjieff me dijo: "Ahora puedes tener el Sol, pero no te sientas satisfecho. Es necesario ir al Soleil Absolu". El Soleil Absolu es su Santo Sol Absoluto, y corresponde algo más allá incluso del tercer mundo.
 
Ésta es una aportación de J. G. Bennett, en su libro: "La Profundidad del Hombre".
Carlos de la Garza P


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