Ayer inesperadamente tuve que acudir a un entierro, una cuñada , ex mujer del hermano del comandante. Joven, cuarenta y pocos. Después del entierro, acudimos todos a un acantilado en Alicante ha expandir las cenizas de la difunta. Durante toda la mañana estuve silenciosamente , presente en la sensación de mi cuerpo , afuera y adentro escuchando. Después de muchas y distintas conversaciones, escuché una que me recordó a Don Carlos en el Santuario de Montiel, en Valencia cuando le explicaba a Roberto y demás presentes lo que era un sacrificio estúpido.
Mientras escuchaba lamentarse a una persona me daba cuenta de que la vida empieza siempre en cada momento y de ahi la inutilidad de lamentarse por un error ya pasado y del cual ya no podemos remediar. Me iba dando cuenta de que si todo el tiempo que aquella persona estaba perdiendo en lamentaciones se estuviera dedicando a aprovechar el momento presente, le seria sin duda menos fácil caer de nuevo en otro error semejante. La escuchaba discutir los términos del problema intentando hallar la solución , hablando y hablando sin parar siempre lo mismo, de lo que se podia haber hecho, de lo que podia haber sucedido. .... la senti perder el tiempo . Bien está que , si te apetece, pierdas el tiempo, pero lo que me pareció más que estúpido fúe que cuando se pierde creamos que lo estamos aprovechando.
No obstante, aquella reflexión fué la que me hizo recordar a Don Carlos en el Santuario de Montiel, cuando le decia a Roberto que los sacrificios o quejas estúpidas no sirven para nada, a no ser que sirvan para que otro se de cuenta de la estupidez de tal queja. Y esa fuí yo.