Para la ardilla .....
Hace mucho tiempo atrás, un Maestro de camino al Monasterio de una provincia cercana, iba acompañado de su fiel discípulo cuando viendo que la noche se les estaba echando encima, se dispuso a introducirse por un bosque para atajar . Al poco de ir andando por un camino muy estrecho y salvaje vió a lo lejos un sitio de apariencia pobre; en medio de un claro del bosque habia una cabaña hecha de ramas , telas viejas , raidas , sucias y decidió hacer una breve visita al lugar , interesado por ver quienes podrían vivir en semejante miseria.
Durante la caminata le iba comentando al discípulo sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar y constatando la pobreza del sitio, de repente vió salir de la cabaña , corriendo entre risas y juegos, a unos niños harapientos, sucios y descuidados . Parándose un instante a contemplarlos observó que los habitantes de aquel lugar eran : una pareja y tres hijos vestidos con ropas sucias , rasgadas, sin calzado alguno y que la cabaña de madera apenas se sostenía en pié, con unos agujeros tremendos que hacian que el frio , el viento y la lluvia se colase en el interior de la cabaña, con lo que daba casi igual estar dentro que fuera.
Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó:
"En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?"
El señor calmadamente respondió: "amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Con esa leche nos alimentamos y lo que sobra , cuando sobra, lo vendemos o cambiamos por algún trozo de pan o aceite etc. en el mercado y así es como vamos sobreviviendo."
El Maestro agradeció la información, contempló el lugar por un momento y cuando iba a disponerse a continuar con su camino, el señor de la cabaña les invitó a que pasaran la noche alli compartiendo lecho y un poco de la leche que la vaquita les habia proporcionado aquel dia. El maestro viendo que se había hecho ya casi de noche y que todavía les quedaba mucho trecho para cruzar el bosque decidió aceptar la invitación, asi que el Maestro y el alumno se quedaron a dormir con aquella familia, aquella noche.
A la mañana siguiente muy temprano el maestro y el alumno se despertaron y dándoles las gracias por todo se despidieron y se fueron.
No habian recorrido ni siquiera medio kilometro , en el medio del camino, el maestro volteó hacia su fiel discípulo y le ordeno:
"Busca la vaquita, llévala al precipicio de allí enfrente y empújala al barranco."
El joven discípulo, espantado miraba con ojos muy abiertos horrorizado al Maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Más como percibió el silencio absoluto del Maestro y le profesaba obediencia, no tuvo más remedio que ir a cumplir la órden sin rechistar . Así que , buscó la vaquita, y empujó a la vaquita por el precipicio viéndola morir.
Aquella escena quedó grabada en la memoria del discípulo durante toda su vida. Pasados los años el Maestro murió y el discípulo quedo libre de su aprendizaje, por lo que decidió volver a su pueblo natal, hasta decidir que hacer con su vida. Pero como durante todos estos años estuvo agobiado por la culpa del incidente de la vaquita, resolvió que antes de hacer cualquier otra cosa, regresaría a aquel lugar dónde recordaba que debía estar la cabaña para aliviar su mala conciencia y contarles todo a aquella familia, pedirles perdón y en la medida de sus posibilidades ayudarles para compensar la mala accion.
Así lo hizo, encaminando sus pasos hacía el bosque llegó al lugar donde el recordaba que debía estar la cabaña, pero en vez de la cabaña y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy cambiado y bonito, habian árboles floridos, huertas labradas con trabajadores y maquinaria agricola, un trajin de idas y venidas de personas trabajando en distintas especialidades y alrededor de una gran y fructifera huerta una tremenda casa de ladrillos con árboles floridos, todo habitado, con coches, camiones y tractores en el garaje y algunos niños jugando en el jardín.
El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que haber vendido
Acelerando el paso, se acercó a un hombre muy simpático y le preguntó si sabía que había sido de una familia que vivía allí hacia unos cuantos años atrás y que vivían en una cabaña de madera y trapos. El señor le respondió que seguían viviendo allí, que la cabaña que el discípulo recordaba era de sus padres y que él mismo era uno de aquello niños que jubaban al rededor de la cabaña, años atráS.
Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita) : "¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?"
El señor entusiasmado le respondió:
"Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora
el terreno para sobrevivir.
La moraleja nos dice:
"Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra sobrevivencia, la cual convive con la rutina y nos hace dependientes de ella, y nuestro mundo se reduce a lo que la vaquita nos brinda".
Tú sabes cuál es tu vaquita, no dudes un segundo para empujarla por el precipicio. LLegó el momento de pasar a la acción y salir de la rutina cuanto antes!
A veces, por aferrarnos
a lo que tenemos no podemos
echar a andar...