Aunque a menudo le sucedía que se hallaba mezclado en acontecimientos que escapan al poder de los hombres y acarrean a la humanidad entera toda suerte de calamidades, pese a que tenia que sufrir casi siempre de parte de la gente que lo rodeaba manifestaciones sucias, que recordaban asombrosamente las del chacal, nunca se desalentaba, y sin identificarse con nada permanecía interiormente libre y siempre seguía siendo el mismo.
El hecho de que su vida exterior estuviera libre de todo cuanto quienes lo rodeaban consideraban como riquezas, no lo alteraba de ningún modo. Estaba pronto a aceptarlo todo, a condición de que no faltase el pan y que gozara de paz en las horas que consagraba a la meditación.
Lo que más le disgustaba era que lo molestaran de noche, cuando se sentaba fuera para mirar las estrellas.
En cuanto a mi, solo puedo decir hoy que deseo con todo mi ser llegar a ser tal como lo conocí en la vejez.
En razón de varias circunstancias de mi vida, por completo independientes de mi, no he visto con mis propios ojos la tumba donde descansan las cenizas de mi querido padre, y es poco probable que tenga alguna oportunidad en el porvenir de visitarla. Y por eso, al terminar este capitulo consagrado a mi padre, ordeno a aquel de mis hijos
-sea por la carne o por el espíritu— que tenga la posibilidad de encontrar esa tumba solitaria, abandonada a causa de acontecimientos debidos a esa plaga humana que se llama ≪sentimiento de rebano≫, erigir una estela con la siguiente inscripción:
YO SOY TU TU
ERES YO,
EL ES NUESTRO,
LOS DOS SOMOS DE EL,
QUE TODO SEA PARA
NUESTRO PROJIMO
Encuentros con Hombres Notables - Gurdjieff