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De: M´ery (Mensaje original) |
Enviado: 10/08/2013 05:31 |
Dícen que esta historia sucedió hace ya mucho tiempo, al parecer de la época cuando Grecia era un país muy importante... Cuentan que un día, uno de los legisladores griegos del senado, muy afamado por su gran sabiduría, salió de viaje hacia uno de los lugares más pauperrimos de la gran peninsula... Se comenta que dicho viaje del legislador era para detectar directamente en ese poblado: ¿cuál era el nivel de ignorancia de su gente?, y así encontrar un métdo idóneo para acercarlos a la gran cultura helénica... El legislador, hombre muy ladino para visualizar y resolver problemáticas politicas, apoyándose en su gran experiencia, decidió ir al mercado de ese poblado, donde estaba seguro que encontraría a la persona más ignorante de todas; y una vez detectado el nivel más bajo de entendimiento de la plebe, partir de ahí para con su ayuda y sapiencia elevar el grado de entendimiento de todos los pobladores... Una vez en el mercado, nuestro legislador, que era un magnifico observador de aconteceres externos, detectó que una persona que fungía como el cargador oficial en el mercado, al que miró trabajar lo más parecido a una bestia de carga, podría ser considerado como el más inculto de todos los presentes... Nuestro legislador se dirgió a los diversos patrones que empleaban a ese cargador para solicitarles que le permitieran disponer de él por un día completo, y a cambio, él les remunaría a cada uno de ellos con el doble de lo que entre todos le pagaban por día; fácilmente logro ese acuerdo... Como ya era tarde, se dirigió al cargador para decirle que todo el día siguiente quedaría a su disposición, y que debido a que para él era muy valioso conversar con él, la mañana siguiente lo esperaba en uno de los restaurantes mejores del poblado para invitarlo a desayunar lo que gustara...; y que el sueldo de ese día se lo pagarían sus patrones íntegramente, y que él le regalaría otro salario igual... Nuestro cargador, a pesar de su bajo entendimiento, cuando escuchó que podría desayunar, bastó para aceptar la oferta... En la historia no ha quedado huella de lo que sucedió en ese desayuno, salvo esa parte final que quedó como corolario de ese encuentro tan dispar... Narra la historia, que una vez ya llena la panza del cargador y regordeandose al final con una taza llena de humeante y delicioso café turco, nuestro legislador dedició ir al grano directamente sin perdida de tiempo... - Amigo -dijo el legislador-, ¿cuéntame algo de tus padres? -¡Hace ya tiempo que murieron los pobrecitos! -contestó el cargador. Quedé huerfanito y a la mano de Dios desde los cinco años... -¿Y quién te crió entonces? -interrogó nuesrtro legislador. - Pues la calle fue mi casa, lo que encontré en los botes de basura fue mi comida, hablé de lo que oía decir a los otros pepenadores, mi colchón cualquier rincón era bueno, y por cobija el períodico me cobijó... Nuestro legislador estaba entusiasmado por su buena intuición, claro que ese cargador era el hombre más bruto del poblado. Y como todo legislador, decidió ayudarlo de una u otra manera para sacarlo de su ingnorancia manifiesta, no por su buen corazón, sino por el impacto publicitario que agrandaría su ya grande imagen... - ¿No te gustaría ser como tus patrones? -cuestionó el legislador. - ¡Claro que no señor!, mis patrones ganan mucho dinero pero nunca los he visto gozar de esta vida; yo soy el que baja toda la fruta que llega a sus locales, y ahí se queda almacenada hasta que llega un comprador o una señora por fruta y verdura, y yo soy el que la carga y las lleva a sus autos, y algunos de ellos me regalan una manzana, un platanito, y hasta cacahuates me han dado.. Yo huelo la fruta y la verdura, la toco y la siento entre mis manos, la como con deleite cuando me la regalan; pero nunca he mirado a mis patrones hacer eso, viven rodeados de fruta y verdura pero creo que ni la han saboreado nunca; yo sólo los veo sacar fajos de dinero, a veces lo reciben y en otras lo devuelven, y aunque ya traté de probar el sabor de ese dinero, me supó igual que mi cobija de perdiódico..., ¿y usted quiere que yo sea como ellos?, ¿acaso quiere que ya no pueda tocar, oler y disfrutar de la fruta? El legislador quedó pasmado, no esperaba ese tipo de prédica tan bien estructurada del cargador, pero no por eso sentió haberse equivocado con su intuisión... Y antes de que el legislador encontrará un hilo para seguir conociendo al cargador, lo oyó de pronto dicíendole: - Señor, la madre naturaleza nos regala esas frutas, llegan aquí por montones, de todos colores, tamaños y sabores... Muchas veces en guacales... Y yo merito soy el que levanta esos cajones pesados y batallo, pero una vez que puedo ponerlos sobre mis hombros, me siento hasta ligerito... rodeado y me siendo uno con sus diferentes aromas... Haber..., dígame usted señor: ¿recuerda algo pesado que desde el suelo usted haya podido subirlo a sus hombros? ¿Ha subido a camachito a uno de sus hijos o nietos?, ¿ha cargado sobre sus hombros o brazos a un amigo enfermo o herido?, ¿ha cargado sobre sus hombros un costal lleno de cartón para irlo a vender y sacar para la comida?, ¿ha cargado su propio dolor, hambre, frío y sus miedos? Nuestro legislador quedó estrupefacto ante ese torrente de inquisisiones directas pronunciadas por el cargador...; no podía encontrar lógica en lo escuchado del cargador, pero algo en él sintió que el problema era de él y no del cargador... Esta historia no es que concluya aquí, pero los papiros siguientes estaban tan deteriorados que sólo aquel que la haya vivido podrá conocer su contenido total, y nosotros estamos muy lejos por el maldito tiempo como para haberla saboreado... Pero si yo se las comparto, es porque una historia inconclusa es lo más parecido a nuestra propia vida, y es una manera de preservar esta historia para las generaciones venideras... Carlos de la Garza P.
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De: nuubluz |
Enviado: 12/08/2013 03:18 |
Primero me sorprendió leer la palabra colchón, luego periódico...para irme de espaldas con la frase... impacto publicitario... taza... botes de basura...dinero..o fajos de dinero.....pero la guinda del cuento, fue leer... "yo soy el que lleva la carga a sus autos"... y... bueno... puede ser que haya habido colchones o jergones en esos tiempos que se supone que se narra la historia... mmm quizá también periódicos.. entre decir causar admiración entre sus pares... decir impacto publicitario.... pero en la antigua Grecia... desde donde no quedó señal de lo que hablaron en el desayuno...después de la charla en los "papiros" en que se señala no ha quedado nada... no sé..me quedo con una duda ... PERO EL LEGISLADOR LEGISLADO, SI LO FUE, FUE POR LANA Y SALIÓ TRASQUILADO... el ignorante no solo sabía vivir bien con la vida que le correspondió, si no que también sacaba lo mejor de ella...
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