Querido Karlos:
Cuánta razón tienes a ese respecto: "Cada quien tiene
sus propios problemas, y cada uno debe resolverlos, de la manera mas justa y
práctica que tenga, siempre por si mismo".
Es una frase justa, pero encierra mucho Trabajo, mucha observación, esfuerzos y
luchas incesantes para realizar esa posibilidad.
¿Conocemos nuestros propios problemas? ¿Los hemos ya observada tantas veces
como para decirnos: "esta es mi situación actual"?
Se dice que desde Sócrates se ha indicado eso: "Conócete a ti
mismo....". Pero a través de los siglos la seguimos escuchando cientos de
veces por año, y seguimos en las mismas...
Y siento que aquel que sinceramente lo intenta, intenta observarse para
estudiarse y un día llegar a conocer sus propios problemas, encuentra varios
impedimentos perniciosos que frustran sus incipiente deseos e intentos. Sobre
todo la Identificación, ese creer que yo soy mis propios problemas, ese apego
emocional a lo que sentimos ser, con todas las máscaras que utiliza para pasar
desapercibida: justificantes, mentiras, consideraciones, emociones negativas,
etc.
Bueno, aquel que haya logrado lo anterior: conocerse a él mismo, conocer a su
propia personalidad funcionando por ella misma a través de los tres
instrumentos, es como para ponerse de pie. Ya dio muestras de un cierto deseo y
una cierta iniciativa, con algo de determinación y persistencia, y sobre todo
un poco de discriminación.
Al parecer, después de ese conocerse de uno mismo, que realmente sólo es el
conocimiento de la manera en que nuestras tres funciones trabajan de manera automática,
aparecería la Aceptación de eso.
Si mido 1:55 m. de estatura y soy moreno o güero de ojos azules, pues lo
acepto, porque comprendo que no puedo cambiar nada a ese respecto (y llegar a
conocer sus propias medidas y colores, entenderemos que muchos de nuestros
problemas parten de ahí, que me siento superior o inferior a los demás, etc.).
Igual con mi manera de pensar o de mis emociones, cuando me estudio a mí mismo
veo con asombro que no soy yo el que inicia ese pensar ni sentir, sino que son
figuras de autoridad de mi pasado que se expresan a través de mí, vivo imitando
a los demás, vivo reaccionando de acuerdo a sus actitudes, y algo en mí siente
que nada de eso me pertenece, que es un fardo que me cargaron encima de mí y
ahí voy yo por la vida defendiéndolo como si fuese mío. Y en ese
condicionamiento nadie es culpable, no hay a quien culpar al respecto.
Bueno, quizá después de observarlo Acepte que esa es mi propia situación
actual: "un ente no existente que sin saber ha imitado a los demás, y nunca
ha sido él mismo".
De repente comprende que sus problemas se deben casi en su totalidad a que
dentro de él hay muchos amos que se adueñaron de su ser. Y ese que lo ve, y que
comprende y acepta su propia situación, quizá sea lo único real que hay en él.
El que lo observa, y ve y comprende es auténtico, y lo que observa simplemente
es lo que no le pertenece.
¡Lo Acepta!!!
Pues quién sabe si podrá, porque querer rectificar o solucionar a partir de ese
mísero chícharo que sientes auténtico, luchar contra toda la jauría de lo que
no eres, es algo que conducirá al fracaso, salvo que una ayuda sea recibida y
puesta en práctica.
Y así es. Para muchos esperar ayuda es inútil, y es en vano. Prefieren seguir
confiando en todo aquello que los tiene prisioneros, en los tiranos, porque sin
ellos no se siente ser él mismo. Pero la ayuda real no viene de nada del
pasado, nada que esté obligado a imitar, sino que la ayuda quizá venga desde el
futuro potencial, desde lo que podemos llegar a ser real e individualmente.
¡Qué rara y tan misteriosa es la ayuda real!!!
Aquél que lo comprende descubre que es la única posibilidad: "La ayuda viene
desde un mundo libre". Comprende que la liberación viene de algo que no
esté prisionero en nuestro ser, de algo que esté más alla de lo condicionado y
de la imitación...
Gurdjieff nos indicó que esa ayuda viene: "desde el círculo de la
humanidad consciente".
Bueno, pues la fuerza o el valor pueden llegarnos desde ese círculo. Si hoy me
cierro la bragueta del pantalón antes de salir, porque fui consciente de ese
olvido, quizá el círculo esté comenzando a darnos la ayuda requerida. Si hoy
hago una taza con café bien hecha para ofrecerla al amigo, y no hay vanidad ni
orgullo en ese acto, pues quizá la ayuda esté ayudándonos.... Si hoy logro ver
que toda mi sapiencia es sólo un repetir e imitar lo que otros han dicho o
escrito, y conscientemente me obligo a permanecer callado, pues la ayuda ya me
contactó...
Los libros son como esos fantasmas en las carreteras, están ahi parados a las
orillas, y al parecer su función es para marcarnos y ayudarnos a no salirnos de
la ruta, como que nos marcan la dirección correcta para conducirnos a nuestra
meta. Los libros nos dan el principio de todo: los QUÉ. Son ideas, desde luego
no comunes, para evitar condicionarnos, y conllevan fuerza para indicarnos otro
camino diferente al que nos ha apresado, al habitual y común. Son mapas a
territorios desconocidos de nuestro propio mundo interior, que nos dicen:
"aquí está México con todo su folclor instintivo, allá esta Chile con sus
carretadas de sentimientos ancestrales, y por acá está España con sus nuevos
intelectos y maneras de pensar muy europeas....".
Pero una vez elegida nuestra meta, el Qué, nos faltaría el: "Cómo
alcanzarla", y más adelante el "Por Qué" de ese Destino....
Un abrazo de corazón para ti Karlos, y quizá esas piedras que tratas de
desechar de ti sean las que necesites para reconstruir tu nuevo ser, quizá haya
tesoros escondidos por ahí, que si los deshechas no te quedará más que vivir en
las ruinas de toda esa destrucción que pretendes...
Carlos
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