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General: EL MITO DEL LABERINTO....
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De: LUISWAYUU - ASHSHUA  (Mensaje original) Enviado: 07/12/2017 01:44

LABERINTOS

El mito del laberinto es antiquísimo y, es común a todas las antiguas civilizaciones en donde se explica que es un pasaje difícil de recorrer, confuso, que hace perderse al Ser Humano por intrincados senderos. Esto es muy curioso, por cuanto la ciencia actual ha descubierto que generalmente, cuando estamos a oscuras y no conocemos el recinto en el cual nos hallamos, o cuando queremos salir de un sitio grande sin luz, la primera tendencia que tenemos es a caminar en círculo; y cuando nos perdemos, la primera tendencia que tenemos es también a caminar en círculo

Laberinto de creta: 


Se cuenta que Ares-Dionisos, desciende a la tierra. No hay nada creado, no hay nada plasmado; hay tan solo oscuridad, tan solo tinieblas. Pero, desde las alturas, a este Ares-Dionisos se le otorga un arma, el Labris, y se le dice que con ella ha de forjar el mundo.


Ares-Dionisos, en medio de estas tinieblas, comienza a marchar en forma circular y, con su hacha, va tallando la oscuridad y abriendo un surco. Cuando Ares-Dionisos, luego de tallar y tallar, llega al centro mismo de su sendero, descubre que ya no tiene el hacha del comienzo. Ahora su hacha se ha tornado pura luz; lo que tiene en sus manos es una hoguera, una llama, una antorcha que ilumina perfectamente, porque él ha realizado un doble milagro: ha tallado la oscuridad hacia fuera con un filo del hacha y ha tallado su propia oscuridad interior con el otro filo del hacha. En la medida en que hizo luz afuera, hizo luz adentro; en la medida en que abrió paso por fuera, abrió paso por dentro.

Laberintos encontramos en Inglaterra, También los encontramos en la India, donde fueron tomados como símbolo de meditación, de reconcentración, de retorno sobre el propio eje, en el Antiguo Egipto. En el Medioevo, en las catedrales góticas, tampoco faltaban laberintos. Uno de los más famosos, y que suele representarse en casi todas las ilustraciones, es el laberinto de Chartres, dibujado en las losas del pavimento de la gran catedral, laberinto que no es para perderse sino para recorrer, en una especie de camino iniciático, de camino de realización y de logros, que el candidato, el discípulo, aquel que pretende acceder a los Misterios, debe recorrer. Es dificilísimo perderse en el laberinto de Chartres; los caminos están perfectamente señalados, las curvas y los trayectos están a la vista, pero lo importante es llegar al centro, a la piedra cuadrada donde los clavos marcan las distintas constelaciones y donde el hombre, de una manera alegórica, ha llegado al Cielo, se ha incrustado entre las deidades.

Probablemente todos estos mitos de la Antigüedad, y aun los laberintos simbólicos que se trazaban en las catedrales, obedecían no tanto a una realidad histórica, sino tal vez a una realidad psicológica. 


Cotidianamente seguimos inmersos en un laberinto; aunque no haya monstruos, aunque no haya pasadizos, estamos perpetuamente atrapados.
Claro está que el mito nos ofrece una solución. Ares-Dionisos no entra con las manos vacías al laberinto:El hacha o la espada ha sido siempre un símbolo de voluntad. ¡Cuántas tradiciones medievales recogen todavía aquello de la espada clavada en la piedra que sólo el hombre de fuerte voluntad va a poder extraer!
Cuando se toma conciencia del laberinto, cuando se penetra en él, hay que concienciar también la importancia de encontrar la salida. El que halla la salida, destruye el laberinto.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la salida del laberinto no está fuera; la salida del laberinto está exactamente en el centro, en el corazón del laberinto.
Dicen los antiguos que el laberinto no se recorría de cualquier forma, que la manera ideal de recorrer el laberinto era danzando o realizando pasos de tal forma que todos estos pasos describiesen figuras; figuras en el suelo, figuras en el espacio, figuras rituales y mágicas. Nosotros, de alguna forma, deberíamos danzar a lo largo de la vida, llamando así al proceso de evolución.

Debemos despertar a Ares-Dionisos , darle vida, sacar ese héroe a la luz.
En todos nosotros existe un segundo nacimiento, que no es el de haber aparecido a la vida físicamente, sino ese otro en el cual nuestro héroe interior se manifiesta con sus mejores armas, con sus mejores fuerzas y cualidades.


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