Claro está que también en aquella época siguieron existiendo toda clase de jefes, directores y «Consejeros», quienes se convirtieron en tales, principalmente, debido a la diferencia de edad Y a lo que se llama «potencia esencial», exactamente del mismo modo que en todos los puntos De todos los planetas del Universo habitados por seres tricerebrados de grado variable de autoperfeccionamiento; y no ascendieron hasta estos niveles, ni por derecho hereditario ni por Elección de sus semejantes, tal como sucedía con anterioridad a aquella feliz y agraciada Época Ashiariana y como volvió a suceder, una vez disipadas las Santas enseñanzas del Sacrosanto Ashiata Shiemash.
Todos estos jefes, directores y consejeros se convirtieron en tales, de acuerdo con sus méritos objetivos, personalmente adquiridos y que podían ser verificados realmente por todos cuantos les rodeaban. Así es como cómo se llevaban a cabo estos ascensos:
Todos los seres de aquel planeta comenzaron entonces a trabajar entusiastamente, a fin de
Adquirir en sus consciencias la Divina Función de la Auténtica Consciencia y, con este
Propósito, como en todos los demás puntos del Universo, transubstanciaron sobre sí mismos lo que se conoce como los «Esfuerzos eserales obligolnianos», que consisten en los cinco Siguientes:
Primer esfuerzo o deber: Adquirir en la vida eseral ordinaria todo lo realmente necesario para la satisfacción del cuerpo planetario.
Segundo deber: Adquirir una constante e irrenunciable necesidad instintiva de auto-perfeccionamiento en el sentido del ser.
Tercer deber: El esfuerzo consciente por conocer cada vez más acerca de las leyes de la
Creación del Mundo y de su mantenimiento.
El cuarto: El deber, contraído desde el principio mismo de la existencia, de pagar por el
Nacimiento y por la propia individualidad lo antes posible, a fin de estar ya libres para aliviar
todo lo posible el Dolor de nuestro PADRE COMÚN.
Y quinto: El deber de ayudar siempre a los demás seres en el rápido perfeccionamiento de sus presencias, tanto a los semejantes a uno mismo, como a los pertenecientes a otras formas, en el grado del sagrado Martfotai, esto es, hasta el grado de la autoindividualización.
En esa época en que todos los seres tricentrados terrestres vivían y trabajaban
Conscientemente, en conformidad con estos cinco deberes, muchos de ellos, gracias a ello,
Alcanzaron valiosos resultados objetivos, perfectamente perceptibles para todos los demás.
Claro está que estas conquistas objetivas «atrajeron la atención», según se dice, de todos los que los rodeaban, quienes, a continuación, hicieron que aquellos que las habían alcanzado Sobresalieran del nivel general, rindiéndoles toda clase de homenajes; así, se esforzaron Entusiastamente por merecer la atención de estos seres prominentes y de recibir sus consejos e Indicaciones a fin de lograr ellos mismos un grado similar de perfección.
CAP. 27 RELATOS DE BELSEBù A SU NIETO- LIBRO PRIMERO capitulo - 27 G. GURDJIEFF - COLECCION GANESHA - HACHETTE